Partida Rol por web

Horas despues, pasado el atardecer, con la oscuridad cerniendose de nuevo sobre el poblado, El Maestre de la XIV Capitulo de los Hijos de Ihvist os recibe en su carpa.

Dentro, os encontrais a Yorash, con mucho mejor aspecto, pero vestido aun con una tunica blanca, sin armas a la vista, esta bien claro que lo han cuidado bien. Tambien se encuentra Andrith, que espera respetuosamente, y ataviada con las galas propias de los Hijos de Ihvist, en su caso, la Orden Errante, Esto es con la brillante armadura de placas y mallas y la capa verde a su espalda, ambos, armadura y capa, con el grabado del simbolo de su Deidad, Un escudo protector rodeado de rosas.

A parte de estos dos, os encontrais tambien en el interior, al Propio Maestre, a la Simar del Capitulo, asi como una decena de otros Hijos de Ihvist, todos altos mandos del Capitulo (se distinguen por Franjas doradas que bordean sus capas, desde una que tiene la del Maestre del Capitulo, a otros de menor grado con cuatro o cinco franjas, mucho mas delgadas que las del Maestre)

Apartado del resto, veis en la sala a un Hijo de la Luz, como todos, de aspecto altivo y orgulloso, que os lanza una mirada desperciativa al veros entrar.

Describo al Maestre y a la Simar para Garland y Breielssa ya que no lo habian visto antes:

La Simar, de tez realmente palida, parece como si nunca le hubiera dado el sol, es una humana Osth (como el 95% de los Hijos de Ihvist) de una edad que calculais entre los cuarenta a cuarenta y cinco años. Alta para ser mujer, con la armadura puesta, incluida las reforzadas botas metalicas puede que sobrepase el metro ochenta, y de constitucion media, aunque de esto ultimo no estais muy seguros por la pesada armadura que la cubre.

Su largo cabello negro, al que ya empiezan a asomar algunas vetas blancas, enmarca un rostro serio y altivo, diriais que sus finos labios no suelen sonreir mucho. Sus ojos, castaños muy oscuros, casi negros os inspeccionan al milimetro mientras le ordena a Andrith que le cuente los motivos por los que pide reunirse de nuevo con el ocupado Maestre

Su plateada armadura una verdadera obra de arte, como corresponde a su rango, (dos gruesas bandas doradas rodean el contorno de su capa)

En cuanto al maestre es un humano Osth de edad avanzada, entre 50 a 60 años, pero que conserva todo el pelo de su juventud, eso si, ahora totalmente blanco como la nieve. De estatura media, su constitucion es dificil de adivinar pues al igual que la Simar de Capitulo, va ataviado con una armadura no menos hermosa que la de esta. Su piel es bronceada, al contrario que la de la mujer.

Sus ojos son castaños, con un ligero tono amarillento. Como otro detalle, un cuidado bigote blanco adorna su rostro. Tal vez os hubierais esperado encontrar una persona mas majestuosa, pero a pesar de que tiene cierto porte elegante, no encuentrais en el nada de otro mundo, sin contar claro esta con su armadura y la maravillosa espada de la que solo asoma el pomo, dorado y encintada en blanco.

Entro al lugar acompañada de mis amigos  sintiéndome aliviada al ver a Yorash Bien… al ver a un hijo de la luz me pregunto que hace aquí  ese tipo de gente… solo con verlo me da asco…

Saludos Maestre, gracias por recibirnos…

Ingreso al recinto con algo de temor, no miedo en sí pero una especie de sensación de sentirme pequeña, y eso es algo que no disfruto. El ver a Yorash hace que me sienta un poco mejor. Le dirijo una breve sonrisa, luego poso mis ojos en el maestre pero no los mantengo allí; sin quererlo veo al Hijo de la Luz, fijándose en nosotros con asco. Me muerdo el labio inferior para no decir palabra pero me repulsa verlo. Haciendo un esfuerzo, devuelvo la mirada al maestre, al que le hago una leve inclinación de cabeza como signo de saludo. No sé que decir así que callo para no hacer algo que quizá implique una falta de respeto de algún tipo.

"Maldito Hijo de la Luz, cómo disfrutaría verte sufrir bajo mi lanza..."

Física y moralmente recuperado en gran parte, Yorash saludó a los dos enormes bárbaros cuando por fin los vuelve a ver tras los últimos sucesos. Levantó una mano hacia ellos e hizo un gesto con su cabeza a modo de saludo. Podría decirse que sonreía, aunque pronto se llevó una mano a su boca, que parecía dolerle aún.

Se puso en pie y se sacudió las ropas prestadas para luego recogerse el pelo en una trenza que dejaba sobre su hombro derecho. Su aspecto aseado, arreglado y sano parecían algo atípico en él, y sin embargo más natural de lo que a simple vista se observaba.

Tprció el gesto sopesando sus acciones para finalmente acercarse al grupo apoyando tan solo la punta de sus pies.

- Gracias por sacarme de ahí, eh. Estaban muy locos... -murmuró poniéndose a su altura. Seguía haciéndole gracia su altura comparada con la de sus compañeros.

Garland, imponente como siempre entra por la sala con una amplia sonrisa, que se esfuma al ver a uno de los hijos de la luz...Su gesto se vuelve serio y su humor cambia por completo.

- ¿Que hace el aquí? ¿No ha tenido bastante?

Sahsnôt entra en la sala en silencio, saludando con un simple gesto a los presentes. Si bien no puede evitar mirar friamente al Hijo de la Luz, aparta rápidamente la mirada para centrarla en su compañero y en los anfitriones, aunque su rostro continúa tenso y su mandíbula prieta.
Calma Garland, Yorash está aqui, y está bien, escuchemos qué tienen que decir. - dice asumiendo que un Hijo de la Luz no faltaría al Maestre de la Orden en su propia tienda. Tras esto, desvía la mirada hacia el Maestre. Gracias por acojernos de nuevo - sonrie levemente - y gracias por habernos ayudado con... el incidente. Decid, señor, ¿qué necesitais de nosotros?

El aludido, ante el comentario de Garland, reaciona lanzandole una fria mirada, de desafio, pero sin abrir la boca.

Por mucho que les hayais cogido mania a los Hijos de la Luz, las mujeres del grupo teneis que reconocer que estais posiblemente ante el Humano (voy a poner entre parentisis Osth) mas hermoso, (de esas bellezas adultas, duras, de rasgos bien definidos) que habeis visto en vuestra vida.

De estatura media-alta para un humano Osth (alrededor de metro ochenta) larga melena negra, impecable, cayendolo por la espalda, sobre su inmaculada capa blanca en la que esta grabado el Sol y la Espada. Sus ojos son verdes, muy oscuros, casi como los de un felino, sus faciones perfectas y podeis imaginar que debajo de esa armadura tambien debe de lucir un cuerpo perfecto. (A las chicas os deberia llamar poderosamente la atencion, especialmente las dos Osth)

(Pasada esta descripcion sigo)

Es el maestre el que interviene para aliviar tension:

- Vamos, el hermano Allhean esta aqui para ayudarnos a todos, en especial a vosotros en vuestro cometido, y tambien, para asegurarse de que vuestro amigo viaja por el sendero de la luz... - Antes de que os de tiempo a replicar os dice... - Todos tenemos que hacer pequeños sacrificios, vuestro amigo esta aqui, y como veis, lo hemos tratado lo mejor posible, hemos cumplido con nuestra parte del trato... Ahora os toca vuestra parte, siempre y cuando vuestras palabras de ayer sigan en pie. De los Oshar nada puedo pedirles, pues ellos en ningun momento dieron su palabra de que harian lo que fuese por salvar a su compañero...

El Maestre espera vuestra confirmacion

Doy un paso hacia adelante, mantengo la mirada alta pero no altiva en mis gestos. No estoy tratando de faltarle el respeto a nadie, simplemente hacer una aclaración:

-Con todo respeto, no sé de qué se trata la misión encomendada. Creo que Garland tampoco. Pero créame maestre que sí estoy dispuesta a dar mi vida por un compañero. Sólo es que me gustaría saber de qué se trata lo que nos encomienda.

Dicho esto, vuelvo a dar un paso hacia atrás para esperar la contestación del maestre. Respecto al hijo de la luz, noto que está muy bien formado, si no fuera porque sigue repulsándome su orden de mequetrefes abusadores de poder, casi me parecería atractivo, pero por mucho prefiero a Garland que a ese idiota.

Evidentemente Maestre,  hemos hecho un compromiso que cumpliremos digo con seriedad mi intenciòn es hacer lo que este bajo mi poder para agradecer  a usted y a su grupo por escucharnos y por darnos la oportunidad  cosa que no hicieron los hijos de la luz de creer nuestra historia confiando en nuestra buena fé, asi que para mi este es un pacto irrompible.

Miro a Allhean y aunque es muy atractivo he de aceptar que Olon que los dioses lo cuiden tenia más atractivo a pesar de su cicatriz... como lo extraño

- Estoy con Breielssa, en que haremos la misión con el resto de compañeros, por ardua que esta sea...de hecho, mi hacha está aburrida de tanto tiempo sin trabajo...

El gran O'Shar no dejaba de mirar al hijo de la luz que estaba en la sala, preguntandose que era lo que le había llevado allí...De hecho, le hubiera gustado blandir su hacha sobre aquel maldito, pero no era el momento, tendría que esperar.

- ¿Que es lo que tenemos que hacer?

- Bien, me alegro que vosotros dos tambien esteis dispuestos a ayudar. Ahora os explicare de que se trata, acercaros a la mesa...

En mitad de la tienda hay varias mesas juntas con decenas de mapas unos encima de otros, muchos con reseñas hechas a mano.

- Como me imagino que sabeis, nuestra guerra contra los Hijos del Dragon cada vez esta peor, esto, - dice señalando a los mapas - Es la actual frontera que tenemos con ellos... como veis, la mitad de los Reinos de Erladam y Bheriam ya han sido conquistados (os encontrais en un pueblo del Reino de Erladam)

Andrith continúa en su puesto, observando y escuchando sin intervenir. Ella ya ha dado su palabra de que cumpliría con lo que el Maestre ordenase, de hecho lleva todo el día esperando unas órdenes que no parecen llegar nunca y comienza a impacientarse (aunque su semblante no lo deje relucir).

La cara de Marçao se volvió puro asombro cuando escucho que el hijo de la luz los acompañaria... si bien era un pequeño precio a pagar por la vida de un compañero Así que tu nombre es Allhean... bueno si estamos juntos en esta empresa no quedará más remedio que saber de tí, espero que hayas combatido alguna vez chico, esa larga melena y bonita cara no te salvarán de los hijos del dragón.

Acto seguido se giró hacia el maestre Si los hijos de la luz quieren asegurarse de nuestro buen hacer que lo hagan, estoy más que contento de demostrar nuestra valía, hablad maestre, que nos encomiendas...

Con las manos cruzadas tras la espalda, Yorash dirigió su mirada hacia los bárbaros, que parecían no haber querido ayudarle. Podía haberles recriminado algo, quizá gritarles, echárselo en cara, lo que sea. Y sin embargo no sentía nada de eso, pues en ningún momento esperó nada, ya que él mismo habría marchado habiéndolo dejado atrás. Por ello, con un gesto de asentimiento bastó para aprobar el gesto de todos los presentes. Tras eso miró de nuevo a cada uno con la duda en el rostro.

- ¿Hacer qué? ¿Qué es lo que tenéis... tenemos que hacer ahora?

- Chico? - Te pregunta el aludido molesto, notais que incluso su tono de voz es perfecto (por cierto calcular que tendra cerca de 30 años) - Lo unico que necesitas saber de mi es que estoy aqui en calidad de niñera, al parecer de unos barbaros ignorantes y sin modales, por orden de mi Maestre, yo no deseaba esta mision, pero respeto la decision de mis superiores.

- Vamos, vamos - Interviene el Maestre conciliador, interumpiendoos para que la cosa no llegue a mas

- Bien, me alegro que vosotros dos tambien esteis dispuestos a ayudar (dice refiriendose a los Oshar). Ahora os explicare de que se trata, acercaros a la mesa...

En mitad de la tienda hay varias mesas juntas con decenas de mapas unos encima de otros, muchos con reseñas hechas a mano.

- Como me imagino que sabeis, nuestra guerra contra los Hijos del Dragon cada vez esta peor, esto, - dice señalando a los mapas - Es la actual frontera que tenemos con ellos... como veis, la mitad de los Reinos de Erladam y Bheriam ya han sido conquistados (os encontrais en un pueblo del Reino de Erladam)

A no mas de 2 dias al Norte de toda esta linea (la cual tendra unos 300 km), se encuentran las Huestes de los Hijos del Dragon, estimamos que casi 100.000 guerreros sedientos de sangre, de nuestro lado desgraciadamente no llegamos ni a la mitad de ese numero, y eso contando con toda la ayuda que estamos recibiendo de otros Reinos.

Aun asi, de momento hemos conseguido detener o mejor dicho enlentecer el avance de las huestes enemigas.

Desgraciadamente desde hace unas semanas, los Hijos del Dragon han traido al campo de batalla una nueva arma. Un ejercito de muertos vivientes ha comenzado a formarse al Noreste de nuestra posicion, los sacerdotes oscuros que adoran al Shaunarkar Khamani tienen el poder de invocarlos, asi como los numerosos necromantes que figuran entre las filas de los Hijos del Dragon.

Contra esta nueva amenaza, poco pueden hacer los soldados corrientes, estos huyen aterrados al verlos, las armas tales como las flechas y otros proyectiles no tienen efecto sobre ellos, ademas de que no conocen ni el miedo ni el dolor. - Hace una pausa y os mira uno a uno para ver si os vais haciendo una idea de lo que os va describiendo.

Yorash escuchó con atención al soldado, o al capitán. Para él eran lo mismo, pero uno podía gritar más que el otro, esa era la diferencia. Su rostro era un poema, compungido y frustrado, reía nervioso ante la posibilidad de enfrentarse a muertos en vida. Ya se consideraba un inútil, aunque habilidoso con el arco, pero si no eso les hacía efecto...

Tragó saliva y se limitó a asentir. Era todo cuanto podía hacer.