Partida Rol por web

"¿Qué destino?" Pensé para mis adentros cuando miré atrás y vi que nadie se había quedado para parar aquella amenaza "Yo solo quiero largarme de aquí y perderos a todos de vista"

Miro a los tejados de mi alrededor pero no veo a nadie. Luego me vuelvo de nuevo hacia mis compañeros

- Ezto parese una emboscada

Gruño entre dientes

- Será mejor que no nos zeparemos. ¡Anfall!

Hago un movimiento de avance con el brazo que tiene un aire muy militar

- ¡hasia donde dice Alexander!

Me echo a correr hacia la calle perpendicular poniendo todos los instintos de supervivencia alerta

Lo más fácil habría sido dispersarse des de un principio, las probabilidades de ser cazados se habrían multiplicado exponencialmente, pero ahora no quería que me arrinconaran en una ratonera sin salida. Si trataban de rodearnos lo mejor sería movernos en pelotón con un mismo objetivo.

Llevo algo de tiempo en esta ciudad- contesta- por lo que si, se moverme por ella. Y si, lo mejor será que lleguemos a la tetería cuanto antes. 

En un principio había salido en una dirección diferente a la del resto, pero en algún momento han debido de girar, porque al llegar a una plaza me encuentro otra vez con todo el grupo, aunque sin rastro de los nuestros perseguidores.

Visto lo visto, si continuo corriendo por mi cuenta, es posible que la próxima vez no me encuentre con mis "compañeros" sino con los enemigos, así opto por seguir al grupo. Así, si nos descubren, por lo menos seremos más para defendernos.

Veo que la mayoría siguen a Alexander, así que hago exactamente lo mismo, sin mucho pensar ni analizar, corro como si se tratara de otra persona andante, a decir verdad es como si me estuviera viendo en tercera persona desde un Angulo alto y distante, correr por los callejones hasta la plaza, y de allí por donde Alexander dirija los pasos.

Manteniéndome reservado en un segundo plano sigo a Alexander pacientemente hasta que alcancemos nuestro destino. Más que muchas preguntas lo que más me urge es una imperiosa necesidad de que alguien explique llanamente que diablos esta pasando y si en esa teteria encontramos una buena historia todo esto será más soportable. Aunque las cosas pinten mal, saberlo lo hará más agradable.

Según os dirigís al otro extremo de la plaza, unas risas retumban en el lugar. Parece provenir de todos los rincones debido a la reverberancia que provoca

Justo al principio de la calle, cae un cuerpo. Se levanta y os mira sonriendo

Camino equivocado

Tras vosotros, otro golpe sordo anuncia la caída de algo.

No hay un camino correcto, me parece

Ambos vástagos van vestidos de la misma manera: Camiseta negra, pantalones de pinzas negros y unas deportivas del mismo color.

Cada uno de ellos porta una barra de hierro, de unos 50 cm.

¿Os venís por las buenas? Os dice el que está a vuestra espalda

No lo creo contesta el otro Además, si lo hicieran, me perdería la diversión

Sus intenciones estan claras. Se acercan poco a poco a vosotros, dispuestos a pelear

- ¡Scheiße! Lo sabía...

Miro hacia delante, luego hacia atrás. Eran solo dos y los ganábamos en número; pero quien sabe cuantos más podrían aparecer o que fuerza tenían estos. Esta vez tan cerca de la libertad no pensaba dejar que volviera a ocurrir lo mismo que con aquel cabrón de Lebronch.

"¡Esta vez lucharé con todo lo que tengo!" Pensé mientras comenzaba a concentrarme en mi propia vitae. Aquel truco me había costado años de perfeccionamiento y no me gustaba enseñarlo por cualquier tontería

- Lass mein blut die kraft, meine feinde zu unterwerfen werden

Susurre tales palabras como un mantra una vez tras otra hasta que las venas se me empezaron a marcar negras bajo la piel, podía notar el flujo recorrer mi cuerpo con fuerza, alimentando mis músculos.

Aquello había sido una clara traición de la mascarada, en respuesta no tenía intención de demostrar piedad

Vamos a tener un poco de diversión- dice al ver a los dos vástagos aparecer en la calle- acabemos con ellos cuanto antes- sin mediar palabra Alexander se mueve con una rapidez sorprendente, colocándose en un abrir y cerrar de ojos al lado de su enemigo, y lanza un poderoso golpe a la cabeza de uno de ellos. 

Al parecer, se acabó el correr. Ahora la única forma de salir de aqui va a ser peleando.

Viendo la situación, mi mano va al bolsillo donde todavía tengo la pistola aturdidora que le quité al guardia. Nunca he usado una de éstas antes, así que no se qué efecto tendría sobre un vástago, aunque si el guardia la tenía, debería resultar bastante efectiva.

De todas formas, no soy muy bueno en las peleas cuerpo a cuerpo, así que por el momento me quedo en el centro del grupo, dispuesto a defenderme si vienen a por mi, pero evitando participar actívamente en la lucha si es posible.

Me coloco junto a Salvatore, y saco las estacas que tengo en mis bolsillos mientras saco mi lengua bífida tratando de atemorizar a los agresores. Sabía que no lo conseguiría, seguramente nos conocían a todos y sabían nuestros puntos fuertes y débiles. Algo me decía que la encerrona y el juntarnos no había sido pura casualidad.

No era muy experto en el combate cuerpo a cuerpo, si al menos tuviese un arma, pero no, estaba allí acorralado en la plaza, al menos mis aliados parecían querer enfrentarse a ellos. 

Yo me coloqué junto a mi compañero y sujetando ambas estacas con las manos me dispuse para atacar a aquel que me intentase atacar.

Aceptado el desafió no hay nada mas que hablar. Me acerco a la pareja de enemigos caminando a paso firme y rasgando la pared produciendo un crescendo chirrido con una mano que empieza a quedar convertida en unas afiladas garras salvajes.

Para enunciar formalmente mi entrada en la pelea rujo por lo bajo lo más intimidatoriamente y grave que me es posible, llamando su atención. No confió en que estos individuos se den por aludidos cuando han salido en aparente desventaja pero si avio a uno no quiero que se diga que aproveché un descuido o una guardia baja.

A los humanos se les puede dar caza. Los vástagos, por infames que sean, merecen al menos un enfrentamiento más noble.

Cuando observáis a vuestros enemigos, os fijáis que son idénticos, como si fueran gemelos

Los dos, al unísono, comienzan a concentrarse emitiendo un leve grito, y algo en vosotros dice que ha utilizado el poder de su sangre para algo.

Alexander, que no se deja intimidar, se mueve con gran velocidad hacia el enemigo que tiene enfrente mientras también se concentra en su poder. Al llegar al lado de su enemigo, en un visto y no visto, le golpeó con todas sus fuerzas a la cabeza. Pero el golpe hace que el vástago gire levemente su cuello, sin que, aparentemente, reciba daño alguno.

Salvatore, junto con Anubis y Roy, se quedan en el mismo lugar, vigilando a cada uno de los enemigos, estando preparados para el ataque.

Nkrumsh camina con lentitud hacia su otro enemigo mientras sus manos se van transformando poco a poco en unas garras mortíferas

Mientras tanto, Crhristoph empieza a susurrar unas palabras en un idioma que no llegáis a comprender, y veis como las venas de su cuerpo se marcan de negro

Me fijo en detalle en los movimientos que hacen aquellos vástagos, su uso de disciplinas me resultaba familiar.

Ahora sentía el poder de la sangre recorrer todo mi cuerpo; si conseguía más sangre sería capaz de destrozar a aquellos vástagos como si fueran ramas secas.

Eche un vistazo a mi alrededor. Bien, el número de compañeros a mi lado jugaría a mi favor. Me mezclaría con ellos y des de la distancia recolectaría sangre con el tiempo que me pudieran dar hasta hacerme indestructible. No iba a permitir que me pusieran una mano encima aquello bastardos.

Rápidamente abrí mis palmas y traté de concentrarme en el primero de mis objetivos hasta conseguir que un hilo de sangre cruzara el campo de batalla hasta mi boca.

Pasé la lengua por mis labios satisfecho y luego busqué al otro. Me centré en las moleculas que se concentraban alrededor de todo su cuerpo, pero algo raro ocurrió y sentí una punzada en mi cabeza. ¿Qué era aquello? Sentí como mi magia se disipaba y la sonrisa malévola que esgrimía se desdibujó de mi cara. Sabía perfectamente lo que había ocurrido. No era la primera vez. Un ataque de ira empezó a florecer silencioso dentro de mí.

Continué expectante, mis dotes vampíricas no servían de nada en estos casos, además de que no había sido preparado para estos combates más pertenecientes a animales o bestias salvajes que a una estirpe como la nuestra. A pesar de ello seguí en guardia, y con la lengua fuera tratando de impresionar a aquellos que trataran de acercarse en lo más mínimo a mi.

Alexander tenía enfrente a su enemigo: no necesitaba moverse y buscar a su rival. El primer golpe había sido infructuoso, no obstante eso no iba a ser motivo suficiente para desistir. Alexander volvió a la carga, lanzando dos rápidos golpes

Christoph, desde su posición, no sólo observaba la pelea, sino que ayudaba a que se decantase a favor suya.