Partida Rol por web

[VIENE DE LA ESCENA "LA HABITACIÓN DEL CAPITÁN NBOD", PÁGINA 6]

Al atravesar el portal, el uno en pos del otro y cuando vuestros ojos se habitúan a la escasa luz, descubrís una gran piscina en mitad de la habitación donde aparecéis. El agua es turbia y sucia; parece que hay algo vivo dentro, a juzgar por las ondas que aparecen de vez en cuando en su superficie. Ese algo, sea lo que sea, debe ser muy peligroso. Colgando sobre la piscina, de una cadena, hay una jaula de hierro que contiene un esqueleto humano al que la carne le ha sido arrancada hasta el hueso. Algunos restos de piel y cabello restan aún pegados a lo que queda de la infortunada víctima.

Vuestros ojos siguen en un instante la cadena hasta que esta se pierde en las sombras del techo, pero la encontráis de nuevo cuando desciende hasta una gran manivela que hay en la pared este. Este muro, como los otros, está decorado con murales que representan a frívolas ninfas bailando entre feos centauros. Las figuras son tremendamente realistas y tienen un nivel de detalle asombroso.

Al otro lado de la piscina, unos escalones llegan hasta el agua. Quizás alguna vez desconocidos bañistas disfrutaron aquí, pero ahora no podéis menos que preguntaros acerca de qué oscuro horror aguarda al final de esos escalones.

O sí. Porque no estáis solos en la habitación. El Capitán Nbod o al menos alguien que se le parece mucho, está huyendo en dirección a la pared del fondo, donde casi una docena de puertas, todas iguales, parecen esperarle para que elija una. Mientras corre, hace gestos con el brazo a otras tres personas de la sala, señalándoos a vosotros. Estos tipos son hombretones grandes y fuertes, de aspecto desastrado y poco cortés, que llevan en sus cintos porras de madera bien recias tachonadas de clavos. Se vuelven hacia vosotros y sus miradas no son amistosas.

Tras entrar en la sala, Jathor observa al huidizo capitán, y a los matones que pretende que les detengan. Frunce el ceño, pues tan solo quería hablar con el marinero.

Eh, Nbod!- grita el bárbaro, mientras comienza a correr hacia el capitán- ¡Tan solo queremos hablar contigo, maldita sea!

Cita:

¡Pero no te vayas corriendo sin más, bárbaro descerebrado! ¡Que son cuatro y nosotros sólo dos!, grita Theonius, exasperado, mientras reza porque el resto del grupo aparezca por el portal, al tiempo que desenvaina, de mala gana, la espada.

A tavés del brillo del portal una figura hace su aparición. Se trata de Ellidian, lista para la acción, aunque de momento intenta acomodarse a lo que ve.

Antes de que "Nbod" pueda reaccionar a las explicaciones que acaba de dar Jathor, uno de sus matones ya ha cruzado la sala y se ha lanzado contra el príncipe Thelonius. Su garrota describe un arco de experto y golpea la cabeza de su blanco. La sangre, escandalosa, empieza a manar de la herida profunda.

Entonces Nbod, que parece entender por fin al bárbaro, se vuelve y alza las manos, dando instrucciones a sus hombres. -¡Alto, alto! ¡Esperad!-

Esto es lo que has visto al entrar: Al atravesar el portal, descubres una gran piscina en mitad de la habitación donde apareces. El agua es turbia y sucia; parece que hay algo vivo dentro, a juzgar por las ondas que aparecen de vez en cuando en su superficie. Ese algo, sea lo que sea, debe ser muy peligroso. Colgando sobre la piscina, de una cadena, hay una jaula de hierro que contiene un esqueleto humano al que la carne le ha sido arrancada hasta el hueso. Algunos restos de piel y cabello restan aún pegados a lo que queda de la infortunada víctima.

Tus ojos siguen en un instante la cadena hasta que esta se pierde en las sombras del techo, pero la encuentras de nuevo cuando desciende hasta una gran manivela que hay en la pared este. Este muro, como los otros, está decorado con murales que representan a frívolas ninfas bailando entre feos centauros. Las figuras son tremendamente realistas y tienen un nivel de detalle asombroso.

Al otro lado de la piscina, unos escalones llegan hasta el agua. Quizás alguna vez desconocidos bañistas disfrutaron aquí, pero ahora no puedes menos que preguntarte acerca de qué oscuro horror aguarda al final de esos escalones.

O sí. Porque no estáis solos en la habitación. El Capitán Nbod o al menos alguien que se le parece mucho, está huyendo en dirección a la pared del fondo, donde casi una docena de puertas, todas iguales, parecen esperarle para que elija una. Mientras corre, hace gestos con el brazo a otras tres personas de la sala, gritándoles que se detengan. Estos tipos son hombretones grandes y fuertes, de aspecto desastrado y poco cortés, que llevan en sus cintos porras de madera bien recias tachonadas de clavos. Uno de ellos acaba de golpear a Thelonius en la cabeza, mientras su jefe tiene a Jathor casi encima.

Al ver que Nbod da el alto a sus hombres, Jathor detiene la marcha, sin ser consciente de que a sus espaldas Thelonius ya ha recibido una buena bienvenida.

Eres Nbod, ¿verdad?- pregunta el bárbaro, con el hacha bajada, pero sin dejar de agarrarla con fuerza por si tuviese que reaccionar.

Thelonius ve venir el garrotazo pero no consigue apartarse a tiempo de su trayectoria, encajando un fuerte golpe, que coincide con la legada de Ellidian.

Se prepara para responder con la espada, pero al oir a Nbod dando el alto a sus hombres, se limita a permanecer en guardia por si caen más golpes al tiempo que reprende al matón: ¿No has oido a tu jefe? ¡Que te estés quieto, cónnio, o le digo a esta amiga mía que te trinche!

Y retrocede un paso, sacando un paño del bolsillo y apretándolo contra la herida sangrante.

Entro un tanto aturdida, mirando hacia los lados y por un momento arriba, pero el movimiento en la sala me hace reaccionar, trato de hablar intentando el combate, alzando la voz para intentar parar al ¿capitan?

No huyas, solo queremos hablar y asegurarnos de que estas bien. Estan preocupados por ti aunque siguen cuidando a Esmerelda

Hablo con voz tranquila, incluyendo la referencia a esmerelda para intentar dar a entender que al menos vamos desde donde le conocen

Uno a uno, e resto del equipo va entrando a través del portal, casi golpeándose unos a otros la hacerlo y ser transportados al mismo sitio. Cuando vuestros ojos se habitúan a la escasa luz, descubrís una gran piscina en mitad de la habitación donde aparecéis. El agua es turbia y sucia; parece que hay algo vivo dentro, a juzgar por las ondas que aparecen de vez en cuando en su superficie. Ese algo, sea lo que sea, debe ser muy peligroso. Colgando sobre la piscina, de una cadena, hay una jaula de hierro que contiene un esqueleto humano al que la carne le ha sido arrancada hasta el hueso. Algunos restos de piel y cabello restan aún pegados a lo que queda de la infortunada víctima.

Vuestros ojos siguen en un instante la cadena hasta que esta se pierde en las sombras del techo, pero la encontráis de nuevo cuando desciende hasta una gran manivela que hay en la pared este. Este muro, como los otros, está decorado con murales que representan a frívolas ninfas bailando entre feos centauros. Las figuras son tremendamente realistas y tienen un nivel de detalle asombroso.

Al otro lado de la piscina, unos escalones llegan hasta el agua. Quizás alguna vez desconocidos bañistas disfrutaron aquí, pero ahora no podéis menos que preguntaros acerca de qué oscuro horror aguarda al final de esos escalones.

O sí. Porque no estáis solos en la habitación. El Capitán Nbod o al menos alguien que se le parece mucho, está cercano a la pared del fondo, donde casi una docena de puertas, todas iguales, parecen esperarle para que elija una. Pero está vuelto de espaldas a ellas, flanqueado por dos hombretones armados con gruesas estacas cruzadas de clavos. Su actitud parece preventiva, no agresiva y parece a punto de hablarle a Jathor, que está cerca de él.

Un tercer matón está muy cerca vuestro, mirando a Nbod nervioso. Su porra gotea un poco de sangre y Thelonius, sobre quien casi habéis caido al pasar el portal y que tiene el estoque desenvainado, se tapa una herida en la cabeza.

El supuesto capitán ya ha alzado las manos. Observáis que va armado con un cuchillo tan largo como una espada corta, exótico, sin duda de procedencia extranjera.

-Si, soy Nbod. ¿Quiénes sois? ¿Qué queréis? Nunca había visto.. ¿qué hacéis todos ahí dentro?-

Urik intento aprovechar la escasez de luz para ocultarse entre las sombras y así si la cosa se torcia atacar desde la sorpresa .

Cita:

Pues verá, capitán, empieza Thelonius. Con gusto le explicaremos lo que hay, en cuanto la herida que me ha hecho aquí el gorila, mira con rencor al matón, deje de sangrar. Mientras tanto, ¿no hay un lugar más cómodo para una charla, en lugar de esta piscina?

Nbod niega con la cabeza. -Lo siento, pero no sé quiénes sois ni lo que queréis. De momento esta piscina me parece el lugar más seguro para mí. Ya veremos. Ya veremos. Para que veáis que tengo buena fe, os diré lo que hacía yo en la habitación: busco algo de mi propiedad que se quedó en la habitación. No he tenido ocasión de recuperarlo hasta ahora.-

Hitmol se adelantó con la mano derecha dentro del saquillo que colgaba en el cinturón donde, como sus compañeros sabían, guardaba celosamente ordenados los componentes que utilizaba para llevar a cabo sus conjuros.
- Sólo queríamos saber qué había al otro lado del portal- respondió el mago que, pese el extraño se presentó como tal, no acababa de creerse que se tratase realmente del capitán-. Investigábamos la habitación de la posada.

Pese a que el semielfo parecía seguro de sí mismo, no dejaba de pensar que el esqueleto que colgaba en lo alto de la piscina debía de pertenecer a alguien que, como habían acabado de hacer ellos, hubiese llegado hasta allí al sentir curiosidad por qué habría al otro lado.

-¿Por qué.. qué buscábais en ella? ¿Quién os envía?- Tan pronto Hitmol ha mencionado que registrábais la habitación, Nbod se ha puesto repentinamente tenso y su tono de voz se ha vuelto apremiante. Los matones se miran entre sí, notando el cambio en su "jefe".

- Nadie nos envía- dijo rotundamente el mago mirando con sorpresa el nerviosismo del capitán cuando mencionó el encargo que estaban llevando a cabo. ¿Quién podría hacerlo? Por cierto... ¿dónde estamos?

Hitmol era consciente de que había dado bastante información a Nbod por lo que parecía más predispuesto a ser ahora él quien preguntase y el que diese explicaciones.

Todavia sin enfundar el arma aunque con ella todavia baja escucho al supuesto capitan sin perder de vista a sus matones

Nosotros tambien actuamos de buena fe, la gente en la posada le da por desaparecido y como pasaban cosas extrañas nos pidieron que investigaramos, ademas estaban interesados en lo que le pudiera haber pasado, a usted y a su barco el Maryllin