Sonrío ante tu respuesta, maravillado al comprobar que aún hay parte de ti... De la Mariela que yo conocí.
Cita:
Te miro, conmovido, observándote... Puedo ver tu piel, más pálida, el brillo de tus ojos acentúado, y la extraña tristeza que te envuelve, como una nana eterna...
Y sin embargo, una parte de mi se sobrecoge... Estás preciosa... La vitae ha logrado capturar tu esencia, preservándola. Serás siempre así, Mariela, hermosa y perfecta, frágil y fuerte al tiempo, dual.
Con esa contradicción oculta en cada gesto que fue capaz de obsesionar a Diego.
Tu rostro me observa, sólo a mí, de un modo directo y concienzudo. Poco a poco tu esfuerzo se torna doloroso, sobrehumano, y no puedo sino preocuparme. Me agacho ante ti, buscando el modo de ayudarte...
Miro a Raphaël, confuso, deseando poder sostener tu rostro, proteger tus sienes del dolor...
Me miras, y tu nariz sangra, con las facciones lasas...
Siento como mi cuerpo desea encogerse, alterado... cuando pronuncias mi nombre.
Cita:
Mi semblante cambia... dulce... lleno de una ternura tan intensa y suave que apenas cabe recogida en palabras.
Mis ojos se iluminan, y se humedecen, de un modo limpio y cristalino... claramente humano.
- Mariela...
Mi voz resuena en tu cabeza levantando ecos del pasado... Con un timbre cercano y cariñoso... Un timbre conocido, que te arropa.
Mis manos buscan las tuyas, tomándolas, sintiendo el tacto frío de tu piel en contraste al mío, caliente y sudoroso, preocupado.
- ¿Me recuerdas?
Las manos del joven cogen una de las mias mientras con la otra me quito el hilillo de sangre que caía por mi nariz.
Sus manos son calidas, sudorosas... está vivo...no puedo hacer otra cosa que sentirlas y seguir dandole vueltas a la cabeza, estaba debil después del esfuerzo pero tenía que sobreponerme al mismo.
Cita:
Su voz retumba de nuevo en mi cabeza, haciendo que los flashes se vuelvan a generar, imagenes inconclusas y incoherentes otra vez, nada que me de más información... solo un nombre y un sentimiento de ternura y acercamiento.
- Ojala pudiera recordar más, solo he recordado tú nombre y imagenes sin ningún sentido en mi cabeza. -La agita ligeramente como negando levemente - Se que te conocía, que hemos hablado, que hemos estado cerca... pero... estoy echa un lio.
Sabe que quizás lo que va a hacer te siente mal, pero es lo único que puede hacer. Separa las manos liberandolas de las tuyas y apartando la mirada, sus facciones no demuestran para nada que esté contenta, es más parece que está en disputa con su interior, buscando algo que ha perdido... o quizás buscando lo único que ha encontrado.
- ¿Qué hacer cuando solo te quedan imagenes y retazos de un pasado que no sabes ni siquiera si ha existido?... solo me quedan residuos... lo siento... se que te conozco pero...
Pone en tensión de nuevo los musculos de nuevo buscando en su mente, intentando encontrar algo más, algo que pueda servir... de nuevo el hilillo de sangre brota de su nariz, se está esforzando inhumanamente...
Al poco tiempo relaja de nuevo las facciones...
- No consigo saber más.
Siento cómo me buscas en tu mente... Y los ojos quieren empañárseme... Daría mi vida en este mismo instante si lograse limpiar su influencia en tus recuerdos... Si pudiera devolverte a Diego... Tu memoria... Sus gestos... Su sonrisa...
El amor de mi hermano... que apenas conociste... que a mi me confesaba, entre dudas y explicaciones...
Le había oído hablar tantas veces de ti, que sentía sus palabras en mi cabeza, como un mantra... describiendo tus ojos... tu sonrisa... tus facciones angulosas y frágiles... tu fuerza... visible a través de tu mirada...
Al verte, como aquella vez supe, sentía que todas sus palabras eran reales...
Existías, tal y como él te describía.
Cita:
Me enternece tu búsqueda, y tu necesidad de respuestas... Me gustaría ser capaz de hacer algo... pero apenas podía imaginar lo que sentías, mucho menos arreglarlo.
Te apartas de mí y me mirada se entristece... aún más.
Imaginaba tu soledad, rotunda, sin recuerdos a los que asirte... ¿Cuánto tiempo llevarías dudando? ¿Viviendo en la mentira que Pedro había tejido? ¿Días, semanas?
Cita:
Vuelves a intentar recordar y ni siquiera tengo tiempo de impedírtelo, de decirte que no es necesario, no hoy, no ahora... tu dolor es más importante, nada debería justificarlo.
Tu sangre vuelve a brotar... haciendo que mi preocupación sea visible... Al fin paras, aliviando mi rostro.
Cita:
Mi voz es dulce cuando vuelvo a hablarte, tratando de apaciguar tu alma.
- No es necesario...
Mi mano busca en el chaleco, hasta sacar una pequeña cartera de cuero... Despacio... Reviso su interior, hasta abrirla por la mitad, mostrándotela.
Hay una foto, algo estropeada, pero real y visible... Tres rostros aparecen en ella... El mío, el tuyo, y el de Diego... Sonriendo.
- Volveremos a conocernos, Mariela... Volveremos a confiar.
La foto de nuevo hace que mi cabeza de vueltas, buscando el origen y la unión de todo lo que me bombardea. Todo son imagenes y vacios, lagunas y montañas, senderos y acantilados.
La foto me hace tener ganas de recordar en ciertos modo. La tomo de sus manos acercandome más a la vista, intentando que le de la luz más directamente y así poder observarla bien.
La veo, los tres... pareciamos felices... había una sonrisa en mi rostro, y en el de ellos...
Miro de nuevo a Alain, no había felicidad en sus ojos, había tristeza y seguramente frustración, a mi me quitaron mi pasado y el se siente impotente al no poder devolvermelo, pero hay cosas que no se pueden cambiar, y mi vida había sido robada por el mismo que me robó mis recuerdos.
Acaricio los rostros que me miran a través del papel, la tristeza me llena, pero ya no tengo lagrimas para seguir llorando, he llorado demasiado...
Alargo de nuevo la foto y se la devuelvo, era doloroso verte en lugares que no estaban en tú cabeza, con gente que sabias que había sido importante y que te la habían arrebatado.
Miro otra vez a Alain intentado sonreir de la manera más sincera que puedo...
- Yo también lo espero...
Observo los rostros de ambos jóvenes... En apariencia no demasiado alejados de mi propia edad, deseando que el tiempo me hubiera hecho más sabio. Me hubiera dado respuestas para esta situación.
Veo tristeza en ellos, veo a un Alain casi desconocido... Perdiendo el equilibrio de sus emociones, más humano que nunca...
Recuerdo las palabras de Diego en mi cabeza.
Cita:
Era cierto.
Tenías ese don...
Incluso Alain, acostumbrado a su propia tristeza, se contagiaba.
Observo cómo acariciaís la foto... Y me hiere. Me gustaría tanto poder hacerte recordar... Regalarte mi propia memoria, que pudieras verla, sentirla, recrearla...
Y ese pensamiento me regala una solución...
Ella... Ella y los suyos... después de tantos días...
Me maldigo a mí mismo por no haberlo pensado antes.
Os miro, nervioso, y sonriente, de un modo inexplicablemente hermoso. Sin dudas... Sin pesares.
Lograría devolverle a Diego su paz. Te devolvería los recuerdos... Lo lograríamos.
- Tengo una Idea. Creo que he encontrado la solución...
Tal vez sea pronto para hablarle de todo ésto a Mariela... Tal vez Alain no desee volver...
Pero cada minuto que transcurría, era un minuto en el que Pedro seguía robándote tu historia, tu memoria, mellando tu alma.
Observo cómo te miras en la foto... Y casi puedo sentir cómo se hiela mi corazón... No imagino la densidad de tu herida... El gran dolor que debe poseerte, teñido de vacío.
Dejo que tus manos la tomen, deseando que su contacto te devolviera parte de nuestro pasado. Parte de Diego... de lo que él te daba, de su amor.
Cuando me miras, mi rostro triste y dolorido parece recobrarse... Puedo sentir tu empatía, sentir cómo te duele mi tristeza.
Tal vez te habían borrado la memoria. Tu esencia, tu interior, tu espíritu, eran exactamente igual que entonces. Seguías siendo tú. Cálida y cercana, un refugio, un alma comprometida con todas las almas.
Acaricias nuestros rostros, y casi puedo sentir tus yemas en mi piel. De un modo amoroso y perfecto... tan dulce...
Me conmueves, llegando hasta mi corazón.
Tratas de devolverme la foto, y mis manos no te lo permiten, tocándote de nuevo, apenas un minuto, haciendo que la guardes tú. Ésos éramos nosotros. Ésos habíamos sido. Y éramos parte de ti.
Deseaba que si no lograbas recordarlo, al menos pudieras imaginarlo, a través de nuestras sonrisas.
Cita:
- Estoy seguro...
Mi voz es tan suave como una nana, emotiva y directa, y mi mirada parece querer perderse en ti. Con una promesa prendida.
Sin embargo, la voz de Raphaël, presente durante todo nuestro encuentro, y silenciada, brota ahora de nuevo.
Cita:
La certeza con la que afirma haber encontrado la solución sólo puede tener un origen... Un origen que yo tampoco había imaginado...
Magia...
Magia Verdadera...
Un escalofrío me recorre... hiriéndome, haciéndome sentir la pérdida de un modo ingrato y áspero. Y sin embargo, al tiempo me llena de esperanza.
Magia... con la que alimentar tu mente, con la que liberar tu espíritu.
Magia...
Mi mirada se cruza con la suya, en silencio, con una sonrisa profunda, y algo quebrada.
Las palabras de Rafael suenan y resuenan en mi cabeza incluso una vez después de que ha terminado de decirlas, y ya no queda a nuestro alrededor ni el aire con las que lo ha dicho.
Cita:
¿Una solución? Las palabras sonaban extrañas en mi mente, quizás ellos supieran algo que yo no sabía. Algún metodo, pero según tenía entendido no podía recuperarlos... pero claro también toda la información que tenía era de Pedro... y Pedro... bueno...
Busco a Alain con la mirada, quizás tenga la misma cara de sorpresa que yo. Al fin y al cabo el es humano y no tiene porque saber demasiado del mundo de los vastagos y de los demás sobrenaturales. Pero su rostro está en cierto modo alegre, aunque hay algo que no se y que parece que le está recarcomiendo por dentro, royendo su felicidad momentanea.
Busco a Rafael de nuevo con la mirada, intentando encontrar la suya propia.
- No entiendo como... no se como podrías conseguir eso...
Me miras, y después buscas a Raphaël... Pero no puedo evitar ser yo quién te conteste en primer lugar. Necesito sentir esa primera reacción, tan hermosa, tan fresca, tan dulce... La incredulidad que da inicio a la aceptación.
Mi voz brota, sin ser esperada, compartiendo parte de esa complicidad que busco, con Raphaël, compenetrándonos como desde la primera vez que me salvó la vida. Desde entonces, siempre en continúa deuda "kármica" el uno con el otro. Debe ser a lo que he oído decir a Verso, alguna vez... Avatares fragmentados.
Tal vez todos tengamos trozos de nosotros mismos, en otros cuerpos.
- Mariela... ¿Crees en la Magia?
Nosotros sí creemos...
Magia. M-agia. Real, brutal, insonsable. La Magia que yo he visto, y que sin embargo no me pertenece. La Magia que moldea el mundo y la realidad.
Mi mirada se refleja en los ojos de Raphaël, deseando que sea él quien retome mi pregunta, quién teja las respuestas, como siempre. Con su voz, capaz de hacer entender imposibles.
Sonrío, sin poder evitarlo, sin sentirme triste esta vez... Comprendiendo que lo que a mi se me niega, puede devolverte tu vida y tu pasado.
Me miras, con esa mezcla de confusión que se niega a besar la esperanza. De nuevo me conmueves... Tan perfectamente cabal, tan humanamente consciente. Templada... Incluso ahora.
Haces que ame aún más el recuerdo de Diego, por haberte elegido, y que mi pecho odie a Pedro con una fuerza mayor, capaz de desgarrarle... y sin embargo atada, sin poder desatar una guerra...
Pero ya había encontrado el modo de arreglar éso... Y lo haría... Después de devolverte lo que te han robado. De darte tu propia vida, y tu identidad... Con su ayuda... Volviendo a ver su rostro...
Salvarte me salvaba, Mariela. Salvarte me permitía volver a verla, ir a su encuentro.
Mis ojos brillan, vivos... llenos de dulzura.
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Mis labios te sonríen, pero antes de que empiece a contestarte, Alain se adelanta, vigoroso como siempre, latiendo.
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Mi sonrisa se amplifica.
Si no crees... creerás. Porque hay maravillas en este mundo que no pueden ser negadas. Porque a veces, Dios nos ilumina, con un Don tan único, tan especial... que no puedes ignorarlo.
Porque ella es capaz de hacerte creer... Con la misma luz con la que abrió mis ojos.
- La noche no es tan oscura como imaginas... Y no estamos tan sólos, tan perdidos, como podría parecer... Hay poderes en la sombra, que nos guarecen, Mariela. Que saben, que conocen, y buscan el bien, para todos.
La Tal'mahe'Ra...
Lo único que me resultaba más necesario que ella... para el mundo, por el mundo. Por el futuro.... nuestras vidas eternas esperarían... Días, semanas, meses, años... No importaba.
Creíamos en lo que hacíamos. Y en nuestro amor. Esperaríamos... Siempre. Nos esperaríamos.
- Hay una luz intensa que aún no has conocido. Magia... Magia Real, Mariela. Magia que algunos usan, como nuestros aliados... Ajenos a este mundo de sangre, abriendo más sus mentes.
Mariela escucha atentamente la conversación de los dos hombres a sus espaldas, mientras su mirada se pierde en algún punto lejano.
magia...
Las palabras de Alain la sacan de su ensimismamiento...
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Se queda pensativa mientras sopesa la repercusión que pueden tener esas palabras, lo que significaría eso en la vida de cualquier ser humano.
Rafael sigue hablando explicando un poco más la situación.
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Tanta información conseguía que se sintiera ligeramente abrumada.
Piensa un poco más, mientras con las manos se levanta ligeramente el pelo para que el aire le golpee el cuello desnudo a veces era una sensación placentera y relajante.
Después mira a sus anfitriones aquella noche.
- ¿Creer?... ¿y porque no?, no porque la gente no crea en los vampiros estos dejan de existir... aquí estamos robando vida para poder seguir viviendo... la magia al menos la utilizarán para bien la mayoría de las personas, si ellos pueden ayudarme, ire a su encuentro. Confio en tú palabra Rafael, si dices que son aliados... lo serán también para mí.
Después no es posible ocultar una sonrisa dulce mientras mira a ambos varones.
- Realmente, ojala pudiera recordar a Diego como el os hablaba de mi. No me creo merecedora de tantos cuidados, os lo agradezco.
Observo cómo te enfrentas a esta nueva reallidad, curioso y lleno de fe. Siento en ti que puedes abrirte a ésto. Que puedes aceptarlo. Eres tan especial...
Sonrío, orgulloso, y a la vez comprensivo y cómplice, lleno de una fuerza nueva, capaz de hacerme encarar nuestro nuevo futuro con optimismo. Lo hemos logrado, Mariela. Hemos encontrado una solución.
Tan obvia y a la vez tan maravillosa, que casi se me escapa de las manos.
Cita:
Tus palabras me llenan... y a la vez nos condenan. Sonrío de nuevo, algo entristecido.
- ¿Te pesa tu presente, Mariela? Aún es pronto para que decidas, pero si finalmente deseas abandonar tu condición, te ayudaré. Los míos te ayudarán. Puedes volver a ser humana, Mariela.
Aunque no olvidarás este presente... no olvidarás la sangre. La culpa habitará tu alma, como aún habita en la mía, por siempre. A pesar de comprender mi naturaleza, nocturna y diferente a mi cuna, la culpa siempre seguía ahí... Nos hacía verdaderamente humanos, más allá de la inmortalidad, con retorno o sin él.
- Puedes recuperar tu pasado, y tu vida. Hacer que tu corazón lata, si éso deseas.
Mi mirada se vuelve dulce, inmensamente dulce.
- Y será un placer poder concedértelo.
Devolverte lo que Diego no pudo darte. Hacerte libre de nuevo.
Tus nuevas palabras hacen que me sienta incluso más cerca de ti. Más unido a tu interior, que ni siquiera tú conoces, pero habla a través de tus labios, limpio, abierto, cordial.
Cita:
- No es necesario que recordemos a Diego para sentir que eres especial, Mariela. Lo irradias... Hay una dulzura que no han logrado arrebatarte. Tu templanza emana, y nos acaricia.
Sus palabras resuenan en mi mente segundos después de que el aire se apage y los sonidos con el.
Cita:
¿Ser humana de nuevo...?¿Es eso posible...?
Pero al momento de que la idea llega a mi cabeza la desecho a su vez, dejandola a un lado para contestar a Rafael.
- No estoy segura de querer perder lo poco que he conseguido desde que soy un vastago. Realmente la vida que tenía antes no era nada del otro mundo... monotonía y trabajo, un trabajo de mierda en una vida de mierda.
La tristeza viene a mi rostro a la vez que vienen los recuerdos del pasado, del antes del vampirismo.
- Agradezco el ofrecimiento, y te tomo la palabra... pero creo que todavía intentaré acostumbrarme a esta vida, seguro que puedo conseguir que sea algo mejor que la anterior. No todos son demonios en el infierno.
Les digo sonriendo, Después miro a Alain.
- Disfruta de tú mortalidad, de tus sentimientos, de tus reacciones... realmente no te pierdes nada... solo intenta no acercarte a mi cuando tenga hambre.
Con ese chiste malo intenta calmar un poco los animos, y la tristeza que se acopla en su corazón...
Hago chistes para ayudarme a mi misma... que patetico...
Dejo caer mi ofrecimiento, sin segundas intenciones, puro y directo, sincero. Y sin embargo tu reacción es tan dulce... Me complace tanto observar tu alma, tu corazón, bravo y en lucha.
Eres perfecta. Lo que la Noche necesita. Lo que la Estirpe se merece. Lo único que me daña es que es esta Secta aborrecible la que no está a tu altura... Y no puedo cambiarlo. No puedo ofrecerte nada mejor... No puedo revelar mi verdadera lealtad, mis verdaderos pensamientos.
Soy el Obispo de Méjico... Porque así lo ha decidido mi gente, los míos, en los que de verdad creo. Aquellos que conocen las sombras y la luz, que guardan los secretos.
Cita:
Te sonrío, con una vitalidad casi sorprendente. Con comprensión y templanza, con orgullo. Tal vez no pueda darte el destino que mereces, directamente. Pero te ayudaré a lograrlo. Te abriré todas las puertas que conozco.
Cita:
Eras su elegida... La elegida de mi elegido. Mi nueva ahijada.
- A veces la vida, las horas, no nos hacen mérito, Mariela. Sólo algunos aprendemos a ver el interior de las personas, su alma. Tú mereces la pena. Puede que hasta ahora tu existencia te parezca valdía, pero sé que poco a poco hallarás la belleza en la noche, y la chispa de la vida, que no se nos niega. Somos inmortales, para aprender de nosotros mismos, para aprender del tiempo, de los demás.
No puedo evitar que como siempre, mis ojos se iluminen levemente. Siempre he sido un romántico, un idealista... Pero el mundo es tan hermoso cuando amas. Yo sabía verla a ella en todas partes, en todas las personas. Sus gestos, su mirada, el tono exacto de su voz al pronunciar algunas palabras... La opinión que lo que veo originaría en su alma.
La amaba tanto, que no podía dejar de amar el mundo, el tiempo, las horas, la eternidad.
Esperaba con toda mi alma, que la tuya se llenara del mismo amor, intenso, capaz de dar sentido a la existencia.
Escucho a Raphaël con el mismo respeto que siempre ha despertado en mí. Su comprensión, su temperamento paciente y cálido, su ternura. Era tan extraño conocerle tan bien.
Sé que muchos de los "míos" jamás entenderían. Pero él, sólo él, era mejor que la promesa de una Magia que nunca llegaría. La verdad que ellos me contaron, la que él me desveló, es la certeza más sólida de mi vida.
Tal vez sólo sea un Custo de la Mano Negra, un mero mortal que conoce los secretos de su mente... Pero mi alma es fuerte, y digna. Y Raphaël siempre ha sabido verla, al igual que yo intuyo la suya.
Cuando le miro creo que los vampiros también son necesarios en este mundo. Que su sabiduría y su constancia velan por nosotros. Siento que en la Oscuridad también hay luz. Héroes que retienen a los monstruos en el armario.
Por éso estábamos aquí. Por eso había bebido su sangre una única vez, callando los posibles susurros que hablarían de mi alma libre. Por eso le acompaño, siempre, desde que me salvó la vida, deseando devolverle la razón de vivir que me regala cada día.
Al oír a Mariela siento lo mismo. Lo mismo que Diego me hacía sentir... Mi hermano, abrazado por Raphaël por propia voluntad. Como te dije el día en que nos conocimos, tu serías mi familia. La "hija" de mi hermano. Éso eras.
Mi sangre... a pesar de no llevarla en tus venas.
Sonrñio cuando me miras, y me hablas directamente, cercana, como aquella noche.
Cita:
- Me planteé ser como tú hace algunos años. Y sin embargo, no he querido dar ese paso. Al menos, no aún...
Mi risa surge, espontánea.
- Alguien tiene que describiros los amaneceres.
Después, sigo tu broma, con un brillo nuevo en la mirada.
- ¿Éso es una proposición? Ya me han "besado" un par de veces...
Río abiertamente, mirando a Raphaël.
Su mirada se torna triste aunque sabe que tú última frase ha sido completamente bromeando, pero era lo único que la generaba dolor en esa vida que le había sido entregada.
- El hambre... es lo peor que puede tener un vastago, saber que cada vez que necesitas alimentarte tienes que quitarle su propia vida, del interior de sus venas a otra persona... a veces pesa.
Mira a Alain mientras dice su última frase.
Cita:
- No es besarte lo que debes temer, es el hambre... la bestia que se descontrola en nuestro interior y que nubla la mirada a cualquiera que no pueda soportarla, y a veces no se puede... creeme lo único que deseo es no hacerte daño, por eso mi advertencia.
Después me llevo ligeramente las manos a los hombros.
- Siento algo de frio, ¿podemos volver dentro?
Sabía que era simplemente un residuo de cuando era mortal, pero a veces esas simples actitudes la ayudaban a no volverse loca y poder seguir adelante.
Te escucho, sintiendo tu angustia en mi pecho, empatizando contigo.
Cita:
El Hambre... Ya conocías el pesar que provocada el delirio sediento en nuestro cuerpo. Conocía tu miedo, tu sensación de angustia, tu temor ante la pérdida de control.
Lo compartía...
Por éso había decidido no estar nunca sediento. Por éso había encontrado amigos que comprendían mi necesidad, y había comprado un banco de sangre. No sufrirías ese miedo si yo podía evitarlo.
- Mariela, si lo deseas, puedes alimentarte de plasma. Lo fabrican en un planta química que me pertenece. Es clonado. Nadie sufre para que nosotros vivamos... Es una oferta que no caduca, tenlo en cuenta. Todo lo que esté en mi mano es tuyo, siempre.
Mi voz suena trémula, emocionada. Deseaba cuidarte como él te hubiera cuidado...
- Eres una de los nuestros. No estás sola, nunca lo olvides.
Cita:
Me incorporo sin necesidad de un sólo gesto más, ofreciéndote mi mano como apoyo.
- Por supuesto.
Sonrío, mientras tu mirada se iguala a la mía.
- Entremos, aún tengo que contarte un par de cosas.
Te escucho, sintiéndome extraño... Inadecuado. Tal vez te he hecho daño con mi broma, he tocado una herida reciente.
Lo siento tanto...
- Perdona, Mariela. No quise restar importancia a lo que sientes.
Mi mirada te busca, seria y tierna.
- Os he visto... Diego era mi hermano, y fue abrazado. Corrimos ese riesgo, juntos. Juntos decidimos no temer, confiar el uno en el otro. Sé que no puedes controlar el Hambre, ninguno de vosotros puede... Pero podeís alejarla de vosotros, satisfacer vuestro apetito, y controlar vuestro rumbo. No debes renunciar a la Sangre, Mariela.
Mis manos buscan la tuya.
- Sé que puede parecer que es injusto... Pero no es cierto. Vosotros podeís ser protectores del hombre. Inmortales velando por nosotros... Podeís cuidarnos, observarnos, salvaguardar nuestra cultura. Elige tu destino, Mariela. No temas tu interior, acéptalo, compréndelo y dómalo. Cuando te miro sé que puedes hacerlo.
Raphaël llena el silencio que deja mi voz.
Cita:
Sonrío, porque como siempre, se anticipa a las necesidades de los demás, ofreciendo todo lo que tiene, lo que posee, lo que es. Él encarna al protector que imagino en cada vampiro. Él ha hecho de la maldición una bendición.
Tú también puedes. Tu alma es pura, ha sido pura siempre.
Mi mirada se dulcifica cuando te incorporas, y me uno a vosotros yendo hacia el local.
Cita:
Poseer ese tipo de cosas en México debía ser un trabajo muy duro, este vastago debía poseer bastante más poder que cualquier otro que hubiera conocido, de todos modos. Era una buena oferta, era innegable.
- Gracias por la oferta, la tendré en cuenta. Nunca podemos saber donde están nuestros amigos y nuestros enemigos en esta vida pero me alegra que estés de mi lado, acompañandome, dandome luz en la oscuridad
Cita:
Miro al joven con cierta melancolía y con ligera dulzura, me aviva su esperanza y su fe en las criaturas que llenan la noche como nosotros.
- Alain, ojala yo pudiera prometerte esas cosas. Darte alas a la fe que llevas dentro, pero he visto a algunos de los de esta raza hacer barbaridades y dudo que haya muchos como los que hoy estamos aquí que promuevan la paz, y luchen porque así sea.
Comienzo a caminar hacia el edificio sin separar las manos de Alain de la mia, intento que el ligero calor que hay en ella se transpase a mi piel, como si realmente pudiera hacerlo.
Miro a Raphael mientras caminamos.
- ¿Qué es lo que falta?
Cita:
Tu voz hablando de la luz que te ofrezco hace que mi mirada se abra, limpia y clara, detenida en tu mirada. ¿En verdad sientes éso? ¿Puedo ofrecer éso aún a personas como tú? Sólo ella me hacía sentir cálido y puro. Pero ahora, tú me permitías estar a tu lado. Incluso estabas agradecida.
- Compartimos la luz de la esperanza, Mariela.
Mis labios sonríen de forma natural, tal vez verdaderamente alegres, tras muchas noches de Oscuridad. Puede que realmente todo sea tan fácil... Que encuentres el lugar que necesites, que te descubras junto a mí y los míos. Ya eres una de ellos. Tú, por ti misma.
Ni siquiera tengo que recordar a Diego. No es necesario, cada mirada y cada frase tuya te demuestran digna. Eres como yo, es tu naturaleza, puedo sentirla... Aún humana.
Caminamos, y oigo como el joven Alain ve en ti lo mismo que supo ver en mí hace tiempo. Sonrío, con dulzura, recordando su rostro... Ahora diferente. En él el tiempo si transcurre.
Cita:
- No te escuchará. Es un creyente... Y ahora tiene fe en ti. Estás perdida.
Río, desenfadado...
A veces es su Fe la que me ha salvado, la que me ha hecho no abandonar este camino.
Me alegra ver que no abandonas su mano. Ojalá supíeramos estar realmente cerca de ti, acompañándote en la soledad interna de tu alma.
Cita:
Os señalo el interior de la sala y os indico que os adentreís, siguiéndoos.
- Falta encontrarte un hogar, Mariela.
Me acerco hasta la silla, apoyando mis manos en su respaldo.
- No puedo llevarte conmigo. No puedo explicarte todos los detalles sin ponerte en peligro, pero trataré de ser sincero. Te lo debo por todo lo que has pasado.
Acaricio la superficie de madera mientras mi mirada se evade en la estancia.
- Soy un... Sangre Débil. Así nos llaman... Recibí esta segunda oportunidad de un vástago joven, hace tiempo. Otros nos consideran indignos. Tú no lo eres, y no deseo ese trato para ti, Mariela.
Mi mirada busca ahora la comprensión en tus ojos.
- Además... Mi posición en esta ciudad, y en esta Secta está comprometida. Pronto aprenderás a ver que no todos son como tú, Mariela. En nuestro mundo nuestra humanidad es casi una lacra... Desean olvidar lo que fueron, convencerse de que son monstruos, dejar atrás su pasado...
Suelto la silla, enfatizando la vehemencia en mis palabras.
- Yo no. Yo quiero recordar quién fui, y seguir siendo ese hombre. Quiero elegir y pensar, cada noche de mi existencia.
Avanzo unos cuantos pasos tratando de no mirar a Alain, a sabiendas de que en su mirada se dibuja el odio que siente hacia el Sabbat... en el que ahora debemos convivir. Órdenes y promesas que nos han guiado hasta un infierno terrenal.
- Mi reputación puede perjudicarte. Deseo un nuevo comienzo para ti, con mi ayuda y sin mis cargas. ¿Lo comprendes, Mariela?
Escucho sus palabras, tristes en cierto modo. Aún en un mundo como este las distinciones y las marginaciones están presentes... siempre unos creen ser mejor que otros...
- No te preocupes, yo no distingo entre gente de honor y bondad. Da igual lo que te llamen, o lo que te considere el resto del mundo al final lo que realmente importa es como te consideras tú y también como te considera la gente que de verdad le importas.
Me apoyo en la pared, con un pie y con las manos sintiendo el frio que ellas transmite mientras sigo pensando en tus palabras, inconscientemente golpeo la misma con el puño cerrado haciendo que vibre ligeramente, en mis ojos hay rabia y soledad...
- Camines entre los vivos o entre los muertos, nada cambia... todo es sociedad y clases... todo es estar más arriba o más abajo... todo en el fondo... es un asco.
Doy unos cuantos pasos y de nuevo me detengo.
- Yo te acompañaré en estas noches si me dejas, prefiero alguien realmente puro que alguien que engaña con serlo. Además... el nuevo comienzo lo tuve en el momento que alguien de esta estirpe vertió su sangre por mi garganta convirtiendome en lo que soy ahora mismo, en una vampira, en el fondo... a todos nos une la sed... aunque la gente se empeñe en hacer distinciones.
Después parece volver a la realidad y ver que su pasión está desbordando hasta limites insospechados, agacha la cabeza con sentimiento de decepción.
- Lo siento, a veces me dejo llevar demasiado por la pasión. Además, por mucho que yo diga aquí esta noche nada va a cambiar, los reyes son reyes y los esclavos... bueno, simplemente esclavos.
Me muevo un poco más por la habitación como si estuviera nerviosa hasta por fin acabar en medio de ninguna parte, callada y apatica.