Partida Rol por web

Cementerios espaciales

Historia del universo Fading Suns

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03/11/2009, 17:04
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Se expone en esta escena algo de historia del universo de los Fading Suns para que os ayude a la ambientación.

Quiero dar las gracias a Chemo por cederme los datos de su partida: Tormenta Azul 2: En la oscuridad

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03/11/2009, 17:04
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La Primera República

El sueño de la humanidad de un gobierno único para todo el mundo fue alcanzado por fin a comienzos del siglo XXII.

La Primera República nació de la unión de los más poderosos comerciantes, capitalistas impetuosos, que llegaron a la conclusión de que la guerra abierta, y el crecimiento consecuente de la anarquía, estaban estropeando sus propios beneficios. Agrupados para devolver un gobierno al mundo, la iniciativa partió de las Naciones Unidas. Estas corporaciones, llamadas zaibatsu, no tardaron en gobernar la República. Los representantes, inicialmente elegidos por los países miembros de la ONU, no eran más que unos inútiles a los ojos de las más poderosas zaibatsu, cuyo dinero mantenía con vida a estas mismas naciones. Finalmente, incluso la ilusión de los representantes electos fue disuelta y los debidamente emancipados líderes de la República fueron elegidos abiertamente entre los jefes de las corporaciones. Las políticas zaibatsu se conviertieron en política de stado. El sello de un gobierno estable y unido fue construido sobre los cimientos de unos vastos poderes policiales y unos derechos civiles fuertemente condicionados. Aun con todo esto, la Primera República llevó a la humanidad a las estrellas.

Ciertos visionarios dentro del gobierno reconocieron que era necesaria una nueva frontera para la canalización de las energías y agresividad de la población, y como provisión de nuevos recursos para cubrir las menguantes reservas de la hiperdesarrollada Tierra. Las corporaciones pusieron su vista en el espacio. El primer objetivo fue la Luna, y se estableció rápidamente una base permanente. Después le llegó la hora a Marte. Tras los primeros pasos llegó la colonización, así como las industrias de extracción masiva de minerales. El resto del sistema solar siguió el mismo camino en los siglos posteriores.

El aliciente de las estrellas aún más distantes inició un ambicioso programa a largo plazo: el lanzamiento de "naves lentas". Estas naves espaciales viajaban por debajo de la velocidad de la luz y tardaban generaciones en alcanzar incluso los sistemas solares más cercanos, sin embargo la gente hacía cola voluntariamene para estas expediciones en busca de nuevos horizontes. Aquellos que dejaban familia se despidieron de ellos sabiendo que probablemente nunca volverían a verlos, pero con la esperanza de que sus descendienes se encontrarían alguna vez en mundos lejanos. Las naves fueron selladas y lanzadas, y comenzó su viaje por el vací hacia luces distantes.

Entonces, poco después de pasado el siglo XXIV, se descubrió el portal de salto. Flotando en el extremo del sistema solar, pasado Plutón, había un sorprendente artefacto alienígena de una raza desaparecida mucho tiempo atrás.

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03/11/2009, 17:04
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El Portal de Salto

El portal de salto fue una curiosidad monumental. Fue el primer rastro de vida y tecnología alienígena encontrado por la humanidad. "Desconectado" durante siglos, el portal no mostraba ningún signo de actividad. Su función fue ampliamente debatida. Finalmente, un equipo de científicos consiguió insuflarle energía y activar el portal. El espacio del arco se torció mientras la luz se curvaba hacia dentro formando una espiral, abriéndose después para mostrar unas vistas alienígenas, la visión de un distante sistema solar.

Este fue el primer signo evidente para la humanidad de los Anunnaki y sus obras. El convencimiento de que los humanos no éran la única raza que alcanzaba las estrellas fue una experiencia de humildad, pero que permitió romper con rapidez el escepticismo de muchos. Las zaibatsu vieron una gran oportunidad mientras otros sólo sintieron pavor.

Rápidamente se recogieron muchos datos del portal activo y comenzó su estudio. Pronto hubo bastantes conocimientos teóricos sobre la tecnología de los portales para permitir la construcción de un proto-motor de salto. Montado sobre una sonda no tripulada, la República preparó su lanzamiento hacia un nuevo infinito. En un instante, desapareció, y comenzó entonces la espera.

Tres meses después el portal activo y la sonda flotaban de nuevo en nuestro sistema solar, transmitiendo sus imágenes captadas del espacio desconocido. Un sistema solar estaba esperando, con un planeta habitable similar a la tierra. No pasó mucho tiempo antes de que hubiera una cola de voluntarios a lo largo de todo el globo esperando por ser los primeros en ver el nuevo mundo. Se seleccionó una tripulación que, tras ser entrenada durante meses, finalmente estuvo preparada para el lanzamiento.

La intrépida tripulación partió, atravesando el fulgor del portal de salto alienígena. Nadie se atrevía a imaginar lo que vendría después. El nuevo mundo, más tarde conocido como Sutek, no contenía vida inteligente y estaba maduro para su colonización. Pronto comenzaron el éxodo y los conflictos. Se inició una guerra encubierta entre las zaibatsu en un vano intento de las corporaciones por el control de las enormes riquezas espaciales.

El progreso y la expansión seguían hacia adelante. Posteriores estudios del portal de salto revelaron nuevas rutas a nuevos mundos. La caravana dio comienzo. Con toda la gente dispersándose tan lejos y tan rápido, y las zaibatsu ocupadas en sus luchas internas, los descontentos e idealistas se marcharons hacia la noche espacial y se apropiaron de las estrellas. La nueva frontera de la Primera República se convirtió en su propio final. La Diáspora y la caída de la Primera República había comenzado.

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03/11/2009, 17:04
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La Diáspora

Los primeros colones eran en su mayoría trabajadores de las corporaciones encargados de la extracción de minerales, pero entre ellos estaban aquellos que buscaba escapar al control de las corporaciones y la centralización a la que durante tanto tiempo estuvieron sometidos en la Tierra. La Primera República se había convertido en una institución opresiva al servicio de los intereses de una élite, completamente sorda a los ruegos de sus ciudadanos. Pero una vez que el portal de salto permitió la entrada a otros mundos, cada uno de ellos con nuevas rutas de salto en dirección a una asombrosa red de más mundos, la Primera República no pudo controlar a sus ciudadanos por más tiempo. Eran libres en las estrellas.

La tecnología del motor de salto fue filtrada al público por una cábala de anarquistas y así, comunidades estrechamente unidas por intereses especiales marcharon en sus propias naves, comenzando una era de balcanización e independencia. En muchos de los mundos en que aterrizaron se pusieron en práctica nuevas formas experimentales de gobierno. La temprana homogeneidad cultural de estos mundos coloniales aseguró que algunos de estos experimentos funcionaran. Allí donde las condiciones fueron desfavorable o los colonos hostiles no se conseguiría, cayendo los mundos en un barbarismo de mera supervivencia, mientras la Primera República desoía sus peticiones de ayuda, demasiado ocupada en luchar por el propio control sobre el sistema solar terrestre. En muchos de estos mundos, los gobiernos crecieron fuertes alrededor de poderosos líderes individuales que entregaban las riendas del poder a su descendencia, creando linajes reales. Estas casas nobiliarias se convirtieron en la mayor causa de la caída de las zaibatsu, al comenzar pequeñas guerras en busca de los recursos espaciales de la Primera República, debilitándola poco a poco.

La ilimitada riqueza de alguno de los mundos permitió a los colonos crear pequeños imperios mercantiles bajo su cotrol. En el lado opuesto, otros lugares veían cómo los colonos luchaban en puntuales y violentos focos de conflicto por unos recursos más bien escasos. Todos deseaban su parte del pastel, un mundo que pudieran reclamar como propio.

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03/11/2009, 17:04
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El Profeta y su Iglesia

En medio de este exuberante caos, el Profeta comenzó sus sermones. Viajando de mundo en mundo, su figura religiosa de inmenso poder creó sin ayuda de nadie un nuevo monoteísmo.

El descubrimiento de razas alienígenas altamente avanzadas (los Ur, constructores de los portales de salto) cambió todo aquello que la humanidad había asumido siempre sobre su propio origen y su destino espiritual. La raza humana ya no sería más el único ser dotado de inteligencia y su capacidad en el manejo de herramientas. A la luz de estas pruebas irrefutables de vida inteligente en el espacio exterior, los líderes de las mayores religiones de la tierra quedaron completamente desfasados en su intento de llevar sus creencias a la nueva era del viaje espacial. Mientras los humanos partían hacia las estrellas, dejaban atrás sus dioses en busca de otros nuevos.

Durante la Diáspora, las colonias humanas rompieron sus lazos con el gobierno, sociedad y religión centrales. Las antiguas religiones y arcaicas formas de adoración resonaban huecas en el espacio. Se requería algo nuevo. Algo que pudiera encaminar tanto la esperanza como la aflicción, como lo hicieran las grandes religiones. En medio de esta falta de fe llegó el Profeta.

Se llamaba Zebulon, un sacerdote cristiano u ortodoxo fascinado por el nuevo potencial abierto por los portales de salto. Fue hacia las estrellas en busca de evidencias de su creador. Encontró algo realmente grande. En un mundo fronterizo, Zebulon fue bendecido por Dios con una visión mística de la Llama Sagrada que se encuentra en el Empíreo. Dios dio al Profeta nuevas palabras para llevarlos hacia una nueva era de exploración espacial. También recibió una visión del infierno, siéndole revelado que los demonios acechaban en la oscuridad entre las estrellas tratando de aspirar la Llama Sagrada. Los jefes de la Iglesia dicen que los soles se enfrían conforme los demonios y los pecados que despiertan en la humanidad bloquean la luz de la Llama Sagrada en el universo.

Zebulón comenzó a predicar su visión a través de la frontera, creando un nuevo movimiento religioso. Habló del mal oculto tras las estrellas, demonios cuyas sombras bloqueaban la luz de la Llama Sagrada. Explicó la necesidad de expansión y exploración, reuniendo las maravillas que fueran encontradas en catedrales. Predicó contra la carencia de alma de las máquinas y el efecto nihilista que tenían en la humanidad, desafiando el reino de tecno-fetichismo que imperaba entre los hombres de la Diáspora.

El Profeta buscó en los textos sagrados y las enseñanzas de la Tierra, así como en cualquier otro lugar de sabiduría, llegando al convencimiento de que sólo uniendo toda la sabiduría de la raza humana, la fe de los hombres superaría el reto de su presencia en el espacio. Conforme el Profeta revisaba sus enseñanzas, introdujo ideas de varias religiones. Llamó a Dios el Pancreator y reveló que éste era el mismo Dios nombrado en todas las religiones, y que solo ahora, una vez que los humanos habían alcanzado las estrellas, podía el creador del universo revelarles su gloria.

El Profeta murió en un accidente de salto mientras trataba de negociar una paz con los Vau, quienes estaban realizando una acción de castigo por la violación de su espacio. La Iglesia les culpó durante años, sin embargo muchos han comprendido que la última misión que el Profeta les encomendó era la de preservar la paz, y por tanto han buscado la conciliación.

La Iglesia Universal fue formalizada después de la muerte del Profeta por uno de sus seguidores, Palamedes, hijo de la Casa Alecto. Palamedes reunió a los creyentes juntos contra la amenaza de los Vau y los Ukar, cimentando la floreciente religión convirtiéndola en una fuerza política. Fue el lugar de Palamedes en la historia de la Iglesia el que más tarde ayudaría a Vladimir I para conseguir la ayuda de la Iglesia en su reclamación del imperio. El nacimiento de la Iglesia no fue de ninguna manera rápido o sencillo. Otros seguidores del Profeta marcharon en sus propias direcciones con sus propias ideas para una Iglesia. Al final, la religión de Palamedes venció, aunque con algunas excepciones.

La Iglesia guió a la humanidad a través de la Caída, aunque paradójicamente también fueron en parte motor de su inicio.

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03/11/2009, 17:04
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Primer Contacto: Los Shantor

En medio de las disputas territoriales de la Diáspora, la humanidad encontró la primera raza inteligente. Los Shantor de Shaprut eran una raza de apariencia equina que habían alcanzado un cierto grado de civilización aun a pesar de su limitada capacidad en la utilización de herramientas. Viviendo en las vastas praderas de Shaprut, tenían una cultura por la cual valoraban fuertemente los lazos familiares y las relaciones románticas, sin embargo esto también reforzaba un fuerte espíritu tribal que frecuentemente conducía a conflictos con otras tribus. De hecho la guerra entre clanes era común y los buenos soldados eran los más honrados miembros de una tribu.

Su mundo era rico en minerales pero sus culturas indígenas hacían frente a su explotación. En la Diáspora, la supremacía interplanetaria dependía de los recursos. Los sentimientos de los colonos de Shaprut eran que si ellos no cogían el botín, algún otro lo haría. Además, a los Shantor les resultaba difícil comunicarse con los humanos. Con demasiada frecuencia eran vistos como animales apenas inteligentes. Por estas razones, muchos humanos no se sintieron responsables del desplazamiento de los Shantor. Se veían a sí mismos como una influencia civilizadora necesaria sobre los equinos Shantor, facilitándoles trabajo en las minas, aunque frecuentemente en trabajos pesados y laboriosos.

Muchos Shantor se revelaron. Los que todavía vivían en las praderas dirigieron asaltos contra las grandes operaciones mineras de las colonias. Los grandes e inteligentes Shantor eran peligrosos cuando se les irritaba y las pérdidas de vida y propiedades que causaron motivaron las iras de los líderes coloniales. Ejércitos enteros descendieron en Shaprut para destruir a los rebeldes. Se formó una guerrilla, pero el resultado nunca estuvo en duda. Los derrotados rebeldes Shantor fueron agrupados y deportados, dispersados en reservas por todo el espacio humano, a veces en mundos hostiles a su forma de vida. Las familias fueron separadas, sus miembros jamás volverían a encontrarse.

La gran vergüenza del primer contacto humano ha obsesionado a muchos hombres durante siglos. El Profeta tan sólo había comenzado su búsqueda cuando la cultura Shantor fue destruida, pero habó en contra de esta tragedia: con nulos resultados porque todavía tenía pocos seguidores y carecía del poder necesario para cambiar el curso de la historia. Todavía hoy queda pendiente la restitución a los Shantor supervivientes. Cierta gente cree que si el Profeta no hubiera sufrido esa muerte inoportuna en el Espacio Vau, el destino de los Shantor hubiera sido diferente. Pero a Palamedes, primer Patriarca de la formalizada Iglesia Universal del Sol Celestial, le importaban poco las injusticias cometidas contra unas razas políticamente impotentes.

Y así el destino de muchas razas inteligentes encontradas por la humanidad fue similar al de los Shantor. A pesar de su tenacidad y grado tecnológico, pronto acababan bajo el dominio de los humanos. Mientras algunos viven en coexistencia con los hombres, como los Ur-Obun, Vorox y Gannok, otros resistieron ferozmente el abuso de los humanos. Los programas de reubicación forzosa y apropiación de tierras causarían también siglos de malas relaciones con la más avanzada potencia en el universo conocido: los Vau.

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03/11/2009, 17:04
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Los Vau

Un portal de salto recientemente descubierto llevó a la humanidad hacia un pequeño pero exhuberante mundo llamado Nueva Mónaco (ahora llamado Aphasia). Era el hogar de los G'nesh, una tranquila raza insectoide alienígena que pasaba la mayor parte del tiempo creando elaboradas y bellas esculturas de plantas y árboles unidas por redes orgánicas. Ignoraron a los nuevos colonos en un principio, pero cuando éstos expulsaron a algunos G'nesh de sus jardines y reclamaron la tierra para ellos, los insectoides se indignaron bastante. Naturalmente, los colonos se burlaron. Aquellos débiles jardineros no resultaban una amenaza para nadie.

Pero sus jefes sí lo eran.

Una gigantesca nave espacial apareció a través del portal de salto, una nave como nadie había visto antes. Utilizando una ran bola de energía de furioso plasma, el acorazado destruyó la flota humana que rodeaba Nueva Mónaco. Pequeás naves se separaron entonces del casco y bajaron raudas hacia el planeta, dejando allí su carga mortal: los soldados Vau.

Estos soldados comenzaron a eliminar sistemáticamente a todos los colonos humanos que encontraron. Las autoridades menores de las casas a cargo del planeta trataron desesperadamente de rendirse ante las superiores y superdesarrolladas fuerzas enemigas pero sus gritos fueron desatendidos. Los Vau exterminaron a todo el mundo.

Después volvieron con sus naves y se marcharon. Los G'nesh volvieron a sus jardines. Lo único que dejaron los Vau tras de sí fue un mensaje: "Dejad este planeta en paz. Es propiedad de la Hegemonía Vau. No continuéis más alla de esta ruta de salto".

Por supuesto, la humanidad continuó adelante en busca de retribuciones por sus pérdidas. Lo que encontraron fueron más mundos Vau, de una tecnología altamente superior. Pocos regresaron para contar la historia. Finalmente los Vau aceptaron a un diplomático humano, Benjamen Verden de la Casa Justinian. Benjamen regresó de su primera estancia sobrecogido por la superioridad de los Vau. Se sentía agradecido por na cosa de la que se convenció durante su viaje: los Vau no eran expansionistas. Su estructura política buscaba y deendía la estabilidad sobre todas las virtudes. Su imperio y manera de vivir han cambiado poco en los últimos siglos, siguiendo los dictados de su primer emperador espacial.

Benjamen descubrió que los G'nesh eran una raza conquistada. Los Vau trataban a sus súbditos de una manera muy diferente a los humanos. Los G'nesh ofrecieron una valiente resistencia contra los invasores Vau. En el momento de la rendición, el general de los G'nesh, habiendo comprendido profundamente la cultura Vau, exigió que éstos le dieran crédito antes de detener la guerra. Este es un importante concepto de los Vau: antes el honor y la dignidad que la vida misma. Por el general que de buena gana sufrió la vergüenza de una derrota los Vau también sacrificaron una cosa: dieron a los G'nesh una larga y pacífica vida a cambio de su sumisión.

Esta revelación fue de gran ayuda para la humanidad en los tratos con los Vau durante los siglos siguientes, pero por el momento, estos dejaron claro que no tenían interés en la pululante raza humana. Las relaciones fueron distantes y formales por mucho tiempo. Era obvio que mientras los Vau no quisieran que las ideas extranjeras infecaran su sociedad, tampoco querrían que la humanidad tuviera una visión demasiado próxima de su tecnología.

El encuentro con los Vau potenció el poder de la Iglesia, especialmente tras la muerte del Profeta en el accidente en un portal de salto del Espacio Vau. La humanidad tembló ante la amenaza de una raza alienígena de tecnología superior. La Iglesia de Palamedes los condujo unidos y alentó su confianza. La humanidad, después de todo había sido elegida para las estrellas. Era su destino. Dar media vuelta ahora sería fallar al Pancreator. Los argumentos de los sacerdotes dieron a los hombres un credo unificado, una doctrina universal de excelencia por la que había que seguir avanzando haciendo frente al desaliento.

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03/11/2009, 17:04
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La Guerra de los Ukar

Los Ur-Ukar habían luchado durante siglos en un conflicto interno en el interior de su inhóspito y subterráneo mundo para finalmente alcanzar las estrellas. Colonizaron dos planetas cerca de su sistema y estaban listos para expandirse más allá cuando encontraron a los humanos en Criticorum. Fue un odio a primera vista. Los vanidosos Ukar vieron un mundo para conquistar y una raza que embelesar: atacaron casi sin previo aviso, tomando la mayor capital de Criticorum. La respuesta humana fue igualmente fulgurante. Las familias de nobles de Shaprut y Nueva Estambul formaron una flota para reconquistar el planeta. Sobrevino una larga y encanizada lucha que tuvo lugar en prácticamente cada planeta o luna del sistema.

La revuelta se extendió cuando los Ukar se infiltraron en otros planetas y comenzaron las incursiones guerrilleras. Los humanos de una docena de mundos no tardaron en sufrir los ataques alienígenas. Los Ur-Obun, que fueron encontrados poco después de los Shantor, pronto reconocieron a sus antiguos hermanos y tomaron partido por ellos, uniéndose a los humanos y condenando las tácticas Ukar. Los discursos de los Obun les ayudaron a ganar el mayor status de soberanía que hayan disfrutado en los tiempos del Emperador Alexius.

Entonces un psíquico Ukar en Shaprut usó sus poderes psíquicos para forzar a los Shantor a la revuelta. Salieron de sus reservas y asaltaron los pueblos y ciudades que estaban asentadas en lo que una vez eran anchas praderas. La respuesta fue fiera y decisiva. Aproximadamente una cuarta parte de los Shantor fue muerta antes de que el resto se rindiera. Cuando se descubrió que un psíquico Ukar había sido el responsable, el Patriarca Palamedes levantó el puño de su recientemente formada Iglesia Universal.

Los poderes psíquicos se habían desarrollado mucho en la humanidad tras el primer paso a través del portal de salto, y la práctica creció lentamente, con nuevos poderes conforme pasaban los años y las generaciones. Sin embargo rara vez durante este tiempo se había visto a los psíquicos como particularmente peligrosos. Al contrario, la humanidad estaba fascinada por los nuevos potenciales revelados. Todo ello cambió con la llegada de los Ukar.

Los Ukar eran psíquicos avanzados desde su nacimiento, pero tenían pocos escrúpulos a la hora de hacer uso de sus poderes. Cuando emplearon trucos mentales contra los Shantor, los humanos comenzaron a temerles, sin esperar ya una solución pacífica al conflicto de Criticorum. La humanidad no podría descansar hasta que aquellos controladores de mentes fueran encadenados.

El Patriarca Palamedes utilizó los ataques para predicar contra los peligros de los alienígenas y la necesidad de unión de los humanos. Las palabras del profeta parecían misteriosamente diseñadas para este efecto, con sus advertencias de demonios y el mal oculto entre las estrellas. Nuevos conversos a la Iglesia llegaban todos los días, especialmente tras cada nuevo acto terrorista Ukar. Finalmente Palamedes reunió a los líderes de los mundos víctimas de los Ukar y los envió a tomarse una retribución directa.

Usando la información conseguida por una fuente desconocida, Palamedes envió la flota al mundo natal de los Ukar, cuya localización había sido hasta el momento una incógnita. Saliendo en espiral del portal de salto, la flota se separó y comenzó a atacar a cualquier naves que viniera a su través. Los sorprendidos y mal preparados Ukar retrocedieron y formaron una falange en torno a su mundo natal. Comenzó entonces un asedio.

Abajo, en el planeta, cundió el pánico y renacieron las viejas rivalidades entre los clanes Ukar. Mantenidos hasta entonces en jaque por el poderoso Jefe Supremo y su campaña expansionista, los enemigos de la casa gobernante al fin se levantaron, saboteando las defensas planetarias. Los pilotos leales a los clanes menores desoyeron las llamadas y rompieron filas, dejando el planeta indefenso frente al asalto. La flota humana flanqueó las defensas y comenzó el bombardeo de la superficie del planeta, sin darse cuenta de que la mayoría de las ciudades Ukar estaban situadas a gran profundidad bajo tierra.

La flota envió un destacamento terrestre para tomar la capital en la superficie, hogar del Jefe Supremo. Éste se rindió mientras los clanes rivales se ocultaban en las cavernas subterráneas, sabiendo que recuperarían el planeta una vez los humanos se hubieran marchado. Pero los humanos no se fueron, sino que acudieron en mayor número hasta que la resistencia Ukar fue aniquilada. Nobles y jefes mercaderes de numerosos mundos vinieron para asegurarse de que los Ukar no volverían a resurgir. Los mundos coloniales de los Ukar fueron conquistados y finalmente vendidos a nobles familias, mientras que por su parte, incluso hasta el mismo planeta natal fue adjudicado a poderosos consorcios mercantiles.

En los últimos tiempos de la Segunda República, los Ukar demandarían una mayor libertad de la opresión que venían sufriendo como consecuencia de sus actos erróneos, y tal libertad les sería dada, pero por entonces seguían siendo un pueblo sometido.

La victoria de Palamedes consiguió la seguridad del Espacio Humano, o eso predicaba la Iglesia. La audaz actuación fue pregonada a las gentes en mundos distantes de Ukar, pero sin embargo, todavía conservaba gran efecto. El miedo a una invasión alienígena inminente era generalizado y la Iglesia que había probado ser efectiva contra estos enemigos era un faro iluminando la noche.

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03/11/2009, 17:04
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Orden del Caos

La nueva tecnología progresaba rápidamente, conforme los científicos hacían sorprendentes descubrimientos a través de la observación de fenómenos naturales en otros mundos, o recogiendo los conocimientos de razas alienígenas (ocasionalmente compartiéndolo). Se lograron avances increíbles, pero no fueron repartidos equitativamente entre la mancomunidad de humanos. No existía una unidad central por la cual el conjunto de los hombres pudiera prosperar por el trabajo de varios mundos.

Conforme prosperaban algunos mundos (más frecuentemente aquellos con un fuerte liderazgo hereditario: los nobles) otros se anexionaban a ellos y pronto florecieron gobiernos interplanetarios. El corazón de todas estas actividades era, sin embargo, el comercio. Muchos planetas poseían ciertos recursos en abundancia mientras que otros carecían de ellos. El comercio era necesario para la mejora del nivel de vida en todas partes. Las poíticas egoístas y maliciosas de las zaibatsu y la nueva realeza no pudieron mantener por mucho tiempo un asidero firme en el nuevo caos en que se sumían lo mundos, allá donde existiera otra opción de gobierno. Finalmente los mundos se reunieron de nuevo. Apareció una nueva alianza mercantil con grandes ideales democráticos, silenciando temporalmente a la resentida nobleza por la simple fuerza de su número. Había nacido la Segunda República.

Resulta de nuevo irónico que fueran las enseñanzas de la Iglesia sobre una filosofía humana y ética las que trajeran el auge de una institución que eclipsaría el papel de la misma. De hecho, bajo la República, el anhelo de la humanidad por respuestas espirituales fue ahogado por una mezcla de confort material y estímulos sensuales al alcance de todos los ciudadanos. La Iglesia pronto revisaría su filosofía anterior, adaptándola a otra más severa a la lujuria humana.

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03/11/2009, 17:04
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La Segunda República

Hacia el final del siglo XX algunos pensadores opinaban que las democracias liberales eran la última etapa posible en el desarrollo de las formas de gobierno y que, después de que este sistema se convirtiera en universal, no podría darse un desarrollo posterior. Muchos ciudadanos del Imperio creían que aquellos pensadores estaban en lo cierto.

La humanidad había alcanzado su pináculo en la forma de la Segunda República, una era de rápido progreso y cambios sorprendentes. El nivel de vida medio aumentó en todos los mundos. La tecnología no conocía límites. Con los vastos recursos de otros mundos y un propósito único, todo era posible. Todas las metas serían alcanzadas.

Fue una época de ingeniería genética, curando muchas enfermedades y deformidades, pero llegando con frecuencia a la creacion de estrafalarias razas semihumanas. Una era en la que causaba furor la terraformación, pudiéndose fijar las condiciones planetarias de casi cualquier mundo para reproducir las de la Tierra, con hogares para la humanidad al precio de aniquilar los ecosistemas nativos, así como los habitats naturales de muchas razas alienígenas.

Un tiempo en el que la amenaza del daño físico fue un mito, y la muerte accidental una idea casi olvidada. Los deportes de alto riesgo se practicaban sin miedo alguno, ya que siempre había a mano un escudo energético personal o un avanzado botiquín para proteger o revivir a las víctimas de incluso los peores accidentes.

Los ciudadanos olvidaron pronto los traumas y los triunfos que habían logrado durante su vida. Viviendo en una perfecta burbuja de prosperidad, ignoraban lo que era ser humano, esforzarse, amar y sacrificarse. Incluso odiar.

La burbuja no tardó en reventar desde dentro. La República había llegado demasiado lejos y demasiado rápido en su maestría tecnológica. Muchas de sus maravillas fueron introducidas sin ninguna consideración sobre su efecto en el conjunto de la sociedad. Una gran cantidad de máquinas eliminaban la necesidad de mano de obra, y pronto no hubo necesidad de trabajar. Sin embargo, la economía no supo adaptarse a estos cambios y la gente todavía necesitaba dinero para vivir. Pero, ¿cómo conseguirlo? El sistema de bienestar de la República estaba garantizado, pero no había sido diseñado para hacer frente a la enorme cantidad de desplazados de sus trabajos por la tecnología o la barata mano de obra alienígena. Conforme se iba hundiendo la realidad, grupos terroristas desconocidos sabotearon la red central de ordenadores que controlaba toda la información sobre subsidios de desempleo. La anarquía brotó en mchos mundos a medida que se les negaba el dinero a los ciudadanos. Comenzaron entonces las revueltas.

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El Despojamiento

La nobleza de muchos mundos, débil pero todavía viva, vio su oportunidad. Comenzaron renegociando los acuerdos con el sobreextendido gobierno central de la República, buscando un mayor poder local para aplastar las revueltas a cambio de una subida de impuestos, al mismo tiempo que se negaban a invertir dinero en bienestar. Comenzó un período que los historiadores posteriores denominarían el Despojamiento, pues conforme la República condería poder, perdía más y más el control sobre la bestia burocrática en que se había convertido el gobierno. Finalmente, la corrupción masiva en el gobierno central, así como el incremento de la carga fiscal, hizo que los mundos remotos se separasen. Estos mundos rebeldes, típicamente bajo el control de familias nobles, eran demasiado costosos de recuperar. La República se vio forzada a pactar con ellos en sus propios términos.

Entonces las estrellas empezaron a oscurecer. Sólo cuando tres soles con planetas poblados se atenuaron notablemente comenzó la gente a darse cuenta de que el fenómeno de los Fading Suns no estaba desapareciendo. Pero, ¿qué lo causaba? Muchos descontentos encontraron sus propias respuestas: la República, los científicos, los alienígenas...

La Iglesia Universal comenzó a predicar, explicando la causa del fenómeno: los humanos estaban pecando y, en su soberbia desbordada, reclamaban como suyos poderes sólo al alcance del Pancreator. El todo creador había decidido arrebatarles sus poderes quitando la misma luz de los mundos. Este mensaje alcanzó las fibras sensibles de la gente y apareció el miedo al fin del milenio. La gente necesitaba motivos para odiar y un objetivo contra el que dirigirse. Aunque los padres de la Iglesia estaban realmente preocupados por las almas de una población mayoritariamente no religiosa, poco pudieron hacer al caer en viejos hábitos. Tomaron el descontento de la humanidad y lo condujeron contra la República, la fuente de los problemas para la Iglesia.

En un intento por conseguir un nuevo respaldo, la presidencia republicana hizo un pacto con la secta Ortodoxa de la Iglesia. En pago a la aceptación pública por parte de la Iglesia de la autoridad secular de la República, declararían a la Ortodoxia como la única secta de la Iglesia oficialmente reconocida. Esto provocó el comienzo de unas guerras religiosas conforme otras sectas y religiones independientes de la Iglesia Universal lucharon por sus derechos.

El conflicto alcanzó su punto álgido cuando ciertos mundos rebeldes, con el apoyo de razas alienígenas, llegaron a través del portal de salto de Byzantium Secundus para hacerse con el control del gobierno. Este asalto por sorpresa cogió a la República desprevenida y Byzantium cayó en manos rebeldes. Conforme la noticia se extendió por los mundos de la República, sobrevino un completo caos. Las más poderosas casas nobiliarias supierons que su oportunidad había llegado al fin. Aquello por lo que habían trabajado durante años, finalmente dio su fruto.

Diez casas unieron sus fuerzas, enviando una flota para recuperar Byzantium Secundus. Con su inmenso poder militar, reunido a lo largo de los años del Despojamiento, encontraron poca resistencia. Conforme se dispersaba el humo en el palacio presidencial, las Diez Casas izaron su propia bandera.

Se completó la Caída de la Segunda República y murió el progreso. La historia continuó su camino alcanzando un pico para caer de nuevo en un valle. Como proclamó la Iglesia, la humanidad sufría ahora la humillación de revivir sus errores pasados una vez más, en una suprema lección de orgullo para una raza caída.

Muchos recordaban los ideales del humanismo de la República y los conservaron cerca de sus corazones. La Liga Mercantil se negó a renunciar a ellos, incluso frente a la censura Inquisitorial de la Iglesia o el poder militar de las casas. Sin embargo, un ideal no es una realidad sino tan sólo una luz de guía. Este fue el destino de los ciudadanos de la Segunda República. Las luces se apagaban. La Nueva Edad Oscura había comenzado.

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03/11/2009, 17:04
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La Nueva Edad Oscura

Las diez casas nobles triunfantes se ganaron muy pronto el respaldo de la Iglesia, al revalidar (por motivos políticos) el reconocimiento de la República a la Ortodoxia. También aceptaron oficialmente el dogma de que la humanidad se hallaba en pecado y que la Iglesia tenía el poder sobre las vidas de los pecadores. A cambio, el Patriarca Ortodoxo apoyó a las casas, encontrando varios episodios en las escrituras que confirmaban la causa de los nobles contra los impíos senadores de la República. Además, los Mundos Rebeldes tenían muchos líderes sectarios entre ellos. No podía permitirse que construyeran un gobierno en Byzantium Secundus que pudiera refutar el nuevo poder de la Ortodoxia.

La Iglesia se movió rápidamente para imprimir su doctrina en todo lo que pudo. Su principal dogma era que la tecnología era el mal: había causado la caída de la humanidad, y por ello los humanos no debían conservarla o practicarla. Las casas nobiliarias aceptaron, viendo un método por el cual la nueva población podría mantenerse a raya. Naturalmente mostraron su rechazo al credo antitecnológico. La Iglesia se resistió y comenzaron décadas de disputas entre ellos. Se excomulgaría a todo aquel miembro de una casa que practicara tecnología y en respuesta la casa atacaría un mundo de la Iglesia, destruyendo una catedral como víctima de guerra.

Ambos bandos llegaron finalmente a un acuerdo de conveniencia. La Iglesia necesitaba también algún tipo de tecnología para sí y tuvo que conceder el derecho de utilizarla a las casas. Así la nobleza se concibió como una forma de penitencia extrema para "realizar las tareas pecaminosas en un acto supremo de compasión, librando al resto de los mortales de dicha mancha". De este modo, el uso de la tecnología y el ejercicio de los poderes del gobierno, fueron vistos como males necesarios y los nobles como mártires, buscando salvar al resto de la humanidad de su mancha. Pecado para unos pocos, gracia salvadora para las masas. La Iglesia también proclamó un papel santificador en esto, decretando que era tarea de los sacerdotes guardar a los comunes de la tecnología. Para este propósito, los sacerdotes debían ser capaces de reconocer la tecnología, pero si se mostraban suficientemente penitentes, sus almas permanecerían puras para el día del Juicio Final.

Pero la partición de poderes entre las dos fuerzas no era completa. Los miembros de los gremios que poseían algún tipo de conocimiento tecnológico perdido buscaban su propio poder. Formaron la Liga Mercantil entre los senadores republicanos supervivientes y jefes corporativos y rehusaron abandonar su conocimiento de la tecnología. Sin ella, las naves espaciales no podrían seguir funcionando, ni las armaduras de combate o las armas. Incluso las comunicaciones de la Iglesia se verían cortadas.

Las casas comenzaron un reinado de terror, cazando y encarcelando a todo aquel quue decía ser miembro de un gremio. La Iglesia comenzó excomulgando a los líderes de la Liga, forzando a los leales a negarles su ayuda. Con pocos resultados. La Liga tenía demasiadas naves y mundos de su propiedad, así como comercio. Sin sus mapas de salto y su conocimiento, el abastecimiento esencial de muchos mundos de la Iglesia y las casas se vería cortado. De hecho, muchos habían sellado ya a propósito sus portales de salto, desapareciendo en la larga noche de la historia. Los sacerdotes y nobles se vieron finalmente forzados a dar a la Liga un papel en el gobierno.

Así se formó un triunvirato que gobernaría la Nueva Edad Oscura, una difícil y fracturada alianza que frecuentemente se rompía en un conflicto abierto entre las partes, causando mucho sufrimiento entre el pueblo llano y los alienígenas. Las Diez eligieron a uno entre todos ellos como líder del consejo, pero estos líderes tenían siempre enemigos y rara vez gobernaban por mucho tiempo. Más aun, la pertenencia a las Diez era inestable. Las casas surgían y caían con el paso de los años, mientras sólo los más fuertes o habilidosos mantenían sus posiciones por mucho tiempo. El Patriarca de la Iglesia trataba continuamente de cimentar el poder político, con la esperanza de crear una teocracia que reemplazara al lamentable gobierno que actuaba en lugar de la Segunda República. En vez de ello, siempre había que aplastar antes a demasiados herejes y sectarios. Los gremios de la Liga trataron de hacerse con mundos insurrectos o los Mundos Rebeldes pero frecuentemente se les adelantaron los nobles.

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03/11/2009, 17:04
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Las Invasiones Bárbaras

Tras la Caída, las fronteras de los Mundos Conocidos se contrajeron. Algunos mundos perdieron su capacidad de alcanzar el espacio debido a las guerras civiles que habían destruído sus naves espaciales y las fábricas para repararlas. La mayoría de mundos estuvieron demasiado ocupados para ayudar a su propio vecindario y, tras años de lucha en sus propios conflictos, frecuentemente lo habían olvidado, o habían perdido las coordenadas de salto para alcanzarlos en las purgas masivas de datos de los Inquisidores de la Iglesia.

Ciertos mundos sellaron sus portales de salto, aislándose de la locura que les rodeaba por un espacio de tiempo indefinido. Aquellos con la capacidad tecnológica adecuada y un detallado conocimiento de los portales de salto podían sellar la puerta. Es decir, desconectar el viaje desde una o más direcciones. Sin embargo, una vez hecho, nadie podía controlar cuándo podría abrirse de nuevo el portal en esas direcciones. El sellado puede durar una semana o prolongarse durante siglos. Nadie lo sabe. El tiempo se controla por un mecanismo interno en el portal demasiado arcano para ser comprendido. Algunos de los mundos que se aislaron durante la Caída están todavía por reaparecer.

Incontables mundos fueron separados de la civilización central, algunos para ser redescubiertos más tarde, otros desapareciendo de la historia para siempre. ¿Quién sabe cuántos planetas perdidos en las profundidades del espacio todavía albergan vida humana? Además de los mundos de la Segunda República, alcanzables sólo a través de portales de salto, hay miles de sistemas solares sin portal, con un número desconocido de residentes. Algunas de estas estrellas, las más cercanas a la Tierra en años luz, fueron objetivos de la Primera República con sus naves lentas. Estas antiguas naves fueron olvidadas tras el descubrimiento de los portales, y ninguna ha alcanzado nunca los Mundos Conocidos. De hecho, poca gente en el Imperio presta atención a cosas tales como las distancias estelares, ya que dichos detalles fueron innecesarios con el descubrimiento de los portales, cuando el viaje entre vastas distancias se hizo tan rápido como un abrir y cerrar de ojos.

En este entorno de caminos cortados, no todos los mundos fueron reclamados por las casas de la nobleza, la Iglesia o la Liga. Muchos planetas olvidados comenzaron sus propios gobiernos independientes. La mayoría mantuvieron la hostilidad frente a sus vecinos, luchando durante siglos por feudos y las ansiadas riquezas del Mundo Conocido. Aislados del centro de la República, fueron perdiendo lentamente la tecnología, retrocediendo a los niveles de la Diáspora o todavía peor.

Unos pocos líderes de estos mundos abandonados que aún poseían naves fueron capaces de coaligarse y asaltar los Mundos Conocidos, seleccionando aquellos mundos en los que podían infiltrarse, saquear y escapar antes de que la ayuda llegase. Los bárbaros no estaban mucho tiempo en el portal, lo atravesaban veloces y se dedicaban al pillaje.

Las Diez sabían que el éxito de unos pocos bárbaros traería muchos más, pero sus disputas internas les impedían formar un frente unido contra los invasores.

Como se esperaba, los bárbaros regresaron en cantidades mayores. Dos grandes naciones estelares unidas para reclamar remotos mundos. Tuvieron éxito. Dieron comienzo años de ardientes batallas, allí donde las casas nobiliarias reclamasen sus mundos por unos meses y los bárbaros los reconquistasen de nuevo.

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03/11/2009, 17:04
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Vladimir Une Las Estrellas

El problema de un frente común contra los bárbaros resultaba muy obvio para Vladimir Alecto, el recientemente elegido líder de las Diez. Vio que la extensa y fracturada mancomunidad humana se derrumbaría pronto ante el poder de sus enemigos si alguien no tomaba las acciones adecuadas para unir los Mundos Conocidos. Naturalmente su primer objetivo era el poder. El bienestar de la humanidad podía haber sido secundario, pero importante de todas formas, pues era el combustible que le conducía.

En su compromiso por llevar a los Mundos Conocidos hacia la victoria y recuperar los mundos disputados, Vladimir comenzó reuniendo aliados. Siendo un genio militar, tenía fuertes seguidores entre las casas menores y cinco de las Diez. Se aseguró también el apoyo de la Iglesia y de la Liga, a quienes se ganó fácilmente ya que había almas en peligro y los bárbaros amenazaban el comercio, y prometió que los mundos recuperados se devolverían a sus antiguos dueños en vez de reclamarlos como propios.

Tras años de luchas, los bárbaros invasores fueron derrotados y forzados a retirarse hacia sus propios mundos. Por lo general, las rutas de salto de entrada a los Mundos Conocidos fueron selladas u ocultadas para prevenir futuros ataques. Sin embargo, Vladimir no cumplió enteramente sus promesas. Decidió quedarse con los mundos recuperados de aquellas casas que no le hubieran apoyado totalmente en su tarea. A consecuencia de esto, se desencadenó una guerra civil.

Los Gesar, Windows, Van Gelder, Decados y ciertas casas menores se volvieron contra él, así como muchas sectas y gremios mientras el resto de los Mundos Conocidos le permanecieron fieles. La guerra fue muy sangrienta. Años después de su comienzo, Vladimir aceptó la rendición de las casas rebeldes, autoproclamándose Emperador. Introdujo la Gran Carta por la que se instituía la autoridad de los electores, aquellos que podrían votar a su sucesor en el trono. Cada elector recibió del Emperador un cetro como signo de su cargo, para realizar el voto, siendo estos distribuidos entre todas las casas aliadas, la Iglesia y la Liga.

Se celebró una gran ceremonia de coronación en Byzantium Secundus cuando Vladimir llegó para tomar posesión del trono. Sin embargo, apenas colocarse la corona sobre su cabeza, brotó fuego de sus ojos y cayó muerto al suelo. Años para una victoria conseguida duramente  para terminar en unos segundos. Nunca se descubrió al autor de este magnicidio y muchos vieron en ello la obra de los demonios.

Los Gesar y los Windsor también se extinguieron, débiles como se encontraban tras su reciente derrota. Lo habían perdido todo y poco pudieron dar a sus hijos e hijas con lo que rehacerse. Van Gelder mantuvo parte de su poder y se convirtió en una casa menor tras su alianza con los Decados. Con este refuerzo, los débiles Decados, utilizando sobornos para influir a otras casas menores e incluso a la Liga, mantuvo su estatus real y entró en la carrera por un Trono Imperial. Las Diez eran ahora Cinco: Hawkwood, Decados, Li Halan, los Hazat y al-Malik.

Sin embargo los electores no pudieron llegar a un acuerdo. En vez de un Emperador eligieron a un regente durante un periodo de diez años en espera de llegar a un acuerdo definitivo. La figura del regente se prolongó más allá de lo que nadie había planeado, pues cuando pasaron los diez años, fue nombrado un nuevo regente, y otro le sucedería despues, convirtiéndose en la norma. Así pasarían siglos antes de que un nuevo emperador ascendiera al trono.

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03/11/2009, 17:04
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La Guerra Simbionte

La Segunda República había tenido sus secretos, y al menos uno de ellos regresó para atormentar a los Mundos Conocidos. No todos los ciudadanos de la República celebraron el masivo programa de terraformación, por el que todos los mundos fueron transformados lentamente en entornos humanos similares a los de la Tierra, con la consiguiente destrucción del medioambiente y razas alienígenas. La República sufrió las acciones de ecoactivistas y terroristas.

Una de esas cábalas de ecoterroristas, que sobrevivía en condiciones miserables en las junglas de Chernobog, lanzó un ataque inesperado contra las instalaciónes de la República en el planeta, matando a todos los ingenieros de terraformación. Tras un sabotaje particularmente efectivo de la maquinaria, retrocedieron introduciéndose en el territorio inexplorado de la jungla para evitar la persecución de las autoridades. Allí interrumpieron el descanso de una raza alienígena desconocidad hasta la fecha. Los Xolotl despertaron de su hibernación y comenzaron a infestar parasitariamente a los humanos en un intento por reproducirse. Dos de los ecoterroristas eran psíquicos y el resultado fue explosivo: una nueva raza de seres, ni Xolotl ni humanos. Algo nuevo, los Simbiontes.

Transformados en cuerpo y mente, imbuidos de un instintivo odio a los humanos, los dos Simbiontes se reprodujeron rápidamente, creando una progenie a partir de sus compañeros muertos y de las plantas y animales nativas de Chernobog. Tras reunir fuerzas y practicar con sus recién adquiridos poderes, asaltaron la capital humana furiosamente. Incapaz de resistir, o siquiera comprender, el armamento de los Simbiontes, la Segunda República se retiró de Chernobog, sellando el portal de manera que nadie pudiera entrar o salir del mundo contaminado. El gobierno ocultó las noticias del incidente a la opinión pública. Lo último que deseaban era una amenaza alienígena que causara mayor caos. Quienes argumentaron que esa amenaza era exactamente lo que se necesitaba para unir la fraccionada República se convirtieron en blanco de burlas y descalificaciones. Hicieron tan buen trabajo ocultando el desastre que el propio planeta Chernobog y sus residentes alienígenas fueron completamente olvidados. Los Mundos Conocidos entraron en la Edad Oscura completamente ajenos a la terrible amenaza que aguardaba en sus fronteras.

Aproximadamente un milenio después de la Caída, los Simbiontes regresaron. En algún momento durante el tiempo transcurrido habían logrado la capacidad de salto en sus naves orgánicas, aunque ni ahora los humanos logran explicarse cómo fue posible. Incapaces de romper el cierre del portal hacia Estigma, los Simbiontes se habían expandido hacia fuera de los Mundos Conocidos. El Ojo Imperial desconoce todavía cuantos mundos poseen los Simbiontes en el espacio, aparte de Chernobog.

Solo fue una cuestión de tiempo hasta que regresaron a su punto de origen. Una nave simbionte traspasó el portal de salto de Absolución y aterrizó en una remota ciudad. Su tripulación dio comienzo al asesinato sistemático de los residentes sin previo aviso. La tecnología orgánica simbionte era aterradora: naves, armaduras e incluso armas vivientes. La sola idea de estas creaciones producía la repulsa de los defensores, mientras iban cayendo frente al avance. Los simbiontes no capturaron el mundo, nunca fue su intención. Dejaron la industria de extracción en ruinas y la población humana con fuertes bajas. El ataque fue una advertencia. Pronto había más.

Daishan y Estigma, otros mundos fronterizos del Espacio Humano se prepararon para un ataque. Sin embargo, las fuerzas simbiontes no llegaron por aire. Utilizaron medios misteriosos, atacando desde el frente más inesperado: la propia flora y fauna del planeta vuelta en contra de los colonos humanos. Los simbiontes habían planeado su ataque durante años, rompiendo finalmente los códigos de salto hacia estos planetas. Alteraron en secreto ecosistemas enteros bajo la misma mirada de los colonos. Los humanos luchaban a duras penas contra bosques enteros o manadas de bestias depredadoras actuando en equipos para devorar exploradores.

Tal como se esperaba, los humanos recurrieron al bombardeo incendiario y la ecodestrucción para eliminar cualquier tipo de oposición. Sin embargo, esto no destruyó a los simbiontes. Sus semillas estaban a buena profundidad en las estructuras orgánicas de los planetas elegidos. La reforestación natural de los bosques tuvo lugar de una forma extrañamente acelerada, y esta vez con una fuerza mayor y una resistencia al fuego mejorada. Las fuerzas simbiontes del planeta habían aprendido de sus errores y crearon defensas contra ellos. Tras unos años, los colonos de Daishan se vieron obligados a abandonar el planeta, cediéndolo entero a los simbiontes.

Quedó claro que los simbiontes eran maestros de la guerra de guerrillas contra una fuerza tecnológicamente superior. No pudiendo conquistar inmediatamente un planeta para ellos, se aseguraban de causar a las defensas humanas costosas pérdidas que forzaban en última instancia su retirada.

El regente se movió rápidamente pare defender Estigma, el sistema por el que los simbiontes ganarían el paso para alcanzar el resto de los Mundos Conocidos. Fue enviada la Flota Imperial, y las batallas comenzaron. Las cosas no fueron bien para las fuerzas del imperio. Frente a un armamento superior, los simbiontes mostraron una gran tenacidad, y aunque no consiguieron muchos avances, tampoco se les pudo obligar a retroceder. La regencia organizó una nueva autoridad para dirigir la situación a largo plazo en que se estaba convirtiendo el conflicto, el Comandante de la Guarnición de Estigma, cargo de un ernorme contingente de fuerzas militares Imperiales.

Sorprendentemente y sin una razón clara, las tornas cambiaron en un área y las fuerzas simbiontes retrocedieron.

Una investigación descubrió a los dos principales responsables: Fray Berthold, de la entonces herética Orden Eskatónica y  Damiana, una comerciante Auriga. Ambos eran infrecuentes dentro de sus propios colectivos debido a su práctica del ocultismo: Berthold era un teúrgo y Damiana una poderosa psíquica. Habían reunido otros residentes locales montando una guerrilla de defensa contra los invasores Simbiontes, una rebelión que pasó desapercibida para la Flota Imperial. Las letanías del fraile y los poderes psíquicos de Damiana consiguieron lo que todo el poder ilitar no había logrado.

Habían descubierto la clave para combatir a los Simbiontes en algo parecido a términos de igualdad. Comoquiera que los poderes psíquicos, una vez alta ciencia de la República, estaban proscritos por la Iglesia, debió llegarse a pactos secretos antes de que pudieran ser aceptados. La Iglesia tuvo que intervenir y llevarse el mérito por lo ocurrido. La Orden Eskatónica hubo de ser aceptada en la comunida. Más tarde se convertiría en una de las mayores sectas, compitiendo con la Ortodoxia por el control de los recursos de la Iglesia.

Una vez quedó todo acordado, la Iglesia lanzó en Estigma a otros sacerdotes de la Orden Eskatónica y psíquicos, con la promesa de una absolución por su servicio. Fueron reclutados como Inquisidores, con el poder de limpiar cualquier mancha de cualquier manera que considerase correcta. Funcionó. Donde la ciencia se mostraba incapaz de vencer a estos parásitos, los psíquicos y teúrgos consiguieron eliminarlos. Desde entonces la Orden Eskatónica fue el heraldo de la teúrgia como sustituto de la cienca. Solo aquí podría el hombre mirar para ver maravillas, afirmaban, pero sólo los más penitentes de entre los sacerdotes podían lograr dicha magia.

Siglos después de su comienzo, la Guerra Simbionte alcanzó un difícil receso. Los simbiontes todavía dominaban algunos territorios y aun habían conseguido un poco más. La larga guerra de guerrillas en la frontera había terminado y un pesado silencio descendió desde el frente.

La magia se había ganado un lugar en la consciencia humana una vez más, uno que las casas, la Iglesia y la Liga pronto encontraron difícil de controlar. Las Asambleas, organizaciones secretas de los psíquicos, comenrazon a operar abiertamente, con planes que chocaban con los poderes gubernamentales. Ciertos individuos buscaron mayor poder por sendas prohibidas, pidiendo ayuda de entidades invisibles cuyos nombres sólo se menciona ne círculos secretos. Estos antinomistas arriesgaron sus propias almas y las de sus camaradas humanos en su búsqueda del poder, y no pocos de ellos fueron miembros de las Cinco Casas quienes buscaban poder garantizado contra sus enemigos.

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03/11/2009, 17:04
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Las Guerras del Emperador

La autoridad del regente no podía durar siempre. Aunque algunos intentaron alcanzar el título de Emperador durante la Edad Oscura, ninguno estuvo cerca de conseguirlo.

Cincuenta años después de la interrupción de la Guerra Simbionte, dejando a una tensa y temerosa población en espera de la siguiente expansión alienígena, la Casa Hawkwood hizo ofertas abiertas de aumento de poder a los electores de la Iglesia y la Liga a cambio de sus votos. Esto produjo una agitada lluvia de contraofertas de las otras casas, cada una en lucha por ganar mayor número de cetros. Comenzaron décadas de conflictos políticos, sociales y militares, que incluso llegaron a debilitar las fronteras del Imperio.

Las casas no eran las únicas interesadas en el Trono Imperial. El Patriarca, temeroso de otorgar demasiado poder a la nobleza, comenzó a ganar mundos para su propiedad, buscando el antiguo deseo de la Iglesia de una Teocracia. Quedo muy lejos de lograrlo, pero acumuló el poder suficiente para forzar a ciertas casas nobiliarias a reconocer la superioridad de la Iglesia.

La Liga Mercantil vio una oportunidad para incrementar su poder en medio del caos reinante. Años de guerra entre las casas había provocado la desconfianza de la población frente a las familias. La Liga utilizó este odio para expulsar a la realeza. Buscaban lograr suficientes mundos para segregarse y crear la Tercera República. Como la Iglesia, no consiguieron sus objetivos, pues una figura popular se alzó para apaciguar todas las fuerzas en disputa.

Alexius de la Casa Hawkwood, un maestro en diplomacia y táctica militar, retomó la labor de su tío Darius, donde éste la había dejado. Al final reunió suficientes apoyos entre los mundos de Vladimir para alcanzar el desafío definitivo. Con el forzado apoyo del Patriarca, que había visto hacia dónde soplaba el viento, y con el indeciso apoyo de la Liga, Alexius Hawkwood reclamó el Trono Imperial. Una breve y rápida batalla tuvo lugar en el Palacio de Byzantium Secundus, pero Alexius estaba preparado. Fuerzas de Hawkwood y flotas mercenarias ocultas salieron para sofocar toda oposición. Las casas contrarias se vieron obligadas a retroceder. En ese mismo día, Alexius Hawkwood fue coronado Emperador de los Mundos Conocidos, y ningún asesino pudo detenerle.

En un principio sólo la casa Hawkwood, los Li Halan y los al-Malik, estos últimos los mayores aliados de Alexius en la guerra, reconocieron al nuevo Emperador. La Iglesia y la Liga ya lo habían reconocido y poco pudieron hacer aparte de seguirlo. Sin embargo, los Decados y los Hazat rehusaron reconocer al nuevo jefe de gobierno y comenzaron años de lucha, esta vez más feroces que hasta entonces.

La Casa Decados abandonó antes de lo que se esperaba, sorprendiento a todos y haciendo dudar si al fin lo habían visto claro o habían organizado algún plan no revelado todavía. Una horda de bárbaros atacó las fronteras de los Hazat, debilitando las fuerzas de la familia lo suficiente para que, tras el reconocimiento del emperador por parte de los Decados, se vieran forzados a capitular. Dijeron reconocer de buen grado a Alexius en agradecimiento por su ayuda en la guerra contra los bárbaros y por haberles concedido el mundo conquistado.

Las Guerras del Emperador concluyeron finalmente, aunque habían durado demasiado. Casi dos generaciones de conflicto abierto habían dañado seriamente al Imperio. Los planetas habían sufrido fuertes estragos y muchas naves espaciales perdidas sin posibilidad de reparación. Aunque las fronteras habían permanecido estables, a un gran coste, las visdas de los ciudadanos del Imperio se llevaron la peor parte.

Donde existieran conflictos ahora hay estabilidad. Un Emperador está en el trono y aquello que decreta se cumple. No más discusiones ni estancamiento. Tal vez ahora, dicen los ciudadanos, las cosas se cumplan.

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03/11/2009, 17:04
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La Consolidación

Tres años después de la coronación, Alexius es el emperador indiscutible de los Mundos Conocidos. Su imperio no está completo, pues aun continúa la consolidación de algunos mundos. Hay mucho trabajo que hacer. El coste de las guerras ha sido muy alto. La sangrienta batalla por el trono ha dejado a mucha gente sin tierras o sin familias. Existe un gran resentimiento contra el que consideran un tirano. Un nuevo conflicto ha estallado fuera de las fronteras Hazat, una lucha por la propiedad de un Mundo Perdido entre los Hazat y una pequeña nación estelar llamada el Califato Kurga. Peor aún, hay indicios de que los Simbiontes están avanzando de nuevo, pues la actividad está creciendo en sus territorios de Estigma.

Sin embargo, la gente está satisfecha. Bajo un solo hombre, sus destinos vuelven a aparecer asegurdados. El Emperadode ha declarado una nueva era de descubrimientos y ofrece sustanciales recompensas e incluso títulos nobiliarios a los que reabran los caminos hacia los Mundos Perdidos y las riquezas de la Segunda República.

La Iglesia desaprueba esta actitud, viendo una vez más la marcha de la locura de la humanidad, pero la Liga Mercantil ve la oportunidad, e incluso la esperanza, de deponer a Alexius e instaurar la Tercera República en la cumbre de sus reformas. A pesar de todo, Alexius es fuerte y tiene muchos aliados que le apoyan totalmente.

Nunca desde la Caída ha habido una oportunidad similar de avance y poder para el común de los humanos. Rara vez ha estado el destino de los hombres en este equilibrio: retroceder o seguir adelante.

Y en esta situación es donde empieza la partida.