La noche había pasado, el grupo hizo más o menos guardias, la fortuna hizo que no fueran perturbados en este inclemente descanso, si bien Rod había logrado hacer algo de fuego, este no podía evitar la humedad y el frío que se filtraba de las piedras y el suelo. Eso unido a que la jornada anterior había sido tremendamente larga y agotadora hizo que algunos se levantaran pero de como se habían acostado.
Pero quien tenía peor pinta era la enigmática mujer tildada de bruja, se tez había cobrado una enfermiza tonalidad blanca, si bien tenía pulso este era simbólico... la vida escaparía pronto de su cuerpo si no era atendida adecuadamente. Al parecer la fortaleza, que había mostrado la noche anterior que tras las palizas y el maltrato tenía fuerza aún para mantenerse fiel a sus creencias, estaba casi extinta.
A parte de la mujer, Rod, Desmond y Enricco se sentían algo peor que magullados, sentían como el frío se les había metido dentro. De alguna forma el maltrecho Tymos no había empeorado, algo en su interior le hacía persistir.
Tras dar cuenta de las pocas raciones que pueron reunir entre todos, la mayor parte viniendo del saco mal remendado de Foyle, vieron que siguiendo por el camino que habían tomado, a una distancia bastante lejana, tal vez a un par de horas de caminata, había unos tímidos hilos de oscuro humo que se levantaban hacia el plomizo cielo encapotado.
Pero por encima de todo, lo que llamaba la atención de todos era lo que quedaba hacia el este... a bastantes horas de marcha se apreciaba la inmensa mole que eran las ruinas de la que otrora había sido la ciudad de Modrheim. Como si de un colosal esqueleto se tratara, unos pocos edificios desafiaban toda ley de la estabilidad, alzándose hacia el cielo cual costillas de hueso deslucido. Fragmentos de muralla permanecían en pie, pero muchos otros yacían derruidos en el suelo. Sin lugar a dudas era una visión sobrecogedora y triste.
Tirada oculta
Tirada: 3d10(+7)
Motivo: Stefanie Koufman
Resultados: 8(+7)=15, 5(+7)=12, 3(+7)=10
Tirada oculta
Tirada: 1d6
Motivo: Stefanie Koufman
Resultado: 6
Tirada oculta
Tirada: 1d6
Motivo: Stefanie Koufman
Resultado: 2
Tirada oculta
Tirada: 3d10(+7)
Motivo: Foyle
Dificultad: 15+
Resultados: 9(+7)=16, 5(+7)=12, 9(+7)=16
Exitos: 2
Tirada oculta
Tirada: 1d6
Motivo: Enricco
Resultado: 4
Tirada oculta
Tirada: 1d6
Motivo: Rod
Resultado: 1
Tirada oculta
Tirada: 1d6
Motivo: Desmond
Resultado: 2
Hasta que no descanseís en condiciones, Rod, Desmond y Enricco os quedaís con el dado inferior.
Sir Tymos, evidentemente acaecía de las heridas de la tarde anterior, pues era obvio que no iban a sanar con unas pocas horas ni seguramente con unos pocos días. A pesar de ello había pasado, más o menos, una buena noche. Su juventud recorrió la otra mitad de camino que faltaba para que el caballero despertara de mejor humor.
Sin embargo, el día empezaba y sus compañeros de viaje aún dormían, por lo que no quiso despertarles. Se levantó avivó un poco el fuego con lo que había juntado Rod al acampar y esperó.
***
Cuando el restó se despertaron, quizás algunos les pareció ver como si sus ojos reflejaran la escasa luz del alba, como si de un gato se tratara, pero en cuanto les vio esa luz se perdió con tan solo un instante tan efímero que no sabrían si decir si lo habían imaginado.
Lejos de dar señal alguna al respecto, el bretoniano les recibió con una sonrisa: -¡Buenos días, caballeros!- después señaló al horizonte. –No tengo ni idea de orientarme, y estaría más que perdido en un lugar como este sino fuera por nuestros buenos guías pero que me aticen si esas columnas no nos dan una muestra clara de civilización. ¿Qué creen respecto a ello ustedes?-
Rod se despierta calado y extrañamente cansado.-puedes perder tus fuerzas pero nunca las ganas de vivir, sinó estas acabado y no pienso acabar en este culo del mundo! Se reincorpora pronto con fuerzas aparentemente renovadas e intenta decidir la dirección seguir. -por allí, no está muy lejos- Luego responde a Sir Tymos con no tan buen humor.
- Sólo creo que debemos llegar a algun lugar decente y pronto. Comamos y partamos veloces, esta mujer no tiene buena pinta.
Rod se acerca a la mujer he intenta reanimarla un poco.- Oye mujer despierta..aguanta un poco más, pronto llegaremos. mientras, con un intento de delicadeza algo forzada, le humedece los labios con agua e intenta que beba un poco de agua con azúcar..
azúcar o algo más o menos soluble.. que de energía!; vaya salvadores que somos, jeje!
Desmond estaba de mal humor. El frio habia penetrado en sus huesos y se sentia como si le hubieran dado una paliza.
Mirando de reojo contesto con un gruñido los buenos dias de Tymos y se frotó las piernas en un intento de hacerlas entrar en calor.
Despues de cogió el pellejo y dió un largo trago de vino.
Al oir a Rod se volvió hacia la mujer y movió la cabeza apesadumbrado.
' Mira que si se nos muere esta después de todo lo que hemos pasado '
Mientras recogia sus cosas dijo en voz alta.
- Podriamos comer algo mientras viajamos . Si hay algun asentamiento prefiero comer bajo techo.
Antes de la llegada de la mañana, en la hora fría que precede al alba, Dareus se despertó. Las primeras luces eran bien recibidas, pues con ellas podrían avanzar más rápido que a oscuras.
Se desperezó cual gato, arqueando la espalda maltrecha por una noche al raso y mal recostado.
- Han dormido bien señoritas? Chanceó. Él almenos había conciliado el sueño, y eso lo despertó de mejor humor del que se acostó.
* * *
La preocupación por la salud de la chica no era de su incumbencia, aunque tampoco le deseaba ningún mal.
Si estaban allí, creía, era por su culpa. Si hubiera sido más lista no la habrían pillado y el salvamundos del caballero no habría tenido tanta faena para sacarla.
- Bueno, que tenemos por aquí? dijo al otear el horizonte que les revelaba las tierras cercanas. LAs ruinas de la ciudad condenada le quitaron el aliento un momento, durante el cual creyó en todas las fábulas y majaderías que se contaban de la misma.
Había un tema más apremiente y era el llegar a destino, así que dejó lo de la ciudad para más tarde.
* * *
- Seguimos, señores? Al parecer tenemos un lugar donde intentar descansar a la vista. Dijo al resto después de que hubieran dado cuenta de las pocas provisiones que traían.
Enricco no dijo nada al despertar, le dolían los husos y la herida. El frio de la noche se le había calado hasta el tuétano, y se encontraba de bastante mal humor.
Ya no era un jovenzuelo, y había pasado demasiado tiempo al raso, entre el barro y la niebla, durante las guerras en su juventud, mientras servía como soldado en los tercios viejos del rey. Por eso no le agradaba haber desperdiciado la oportunidad de dormir caliente aquella noche.
Aprovechó el momento para revisar sus armas de fuego, limpiarlas y cargarlas de nuevo. Pues sin duda la humedad habría hecho mella en la pólvora.
- Marchemos si hay posibilidades de mejor descanso y encontrar provisiones más abundantes, pero cuidado con los peligros que pueden aguardarnos...
-Vamos perezoso, es hora de levantarse.- Metió prisas el caballero a su primo. Mientras Mandívulas lamía la cara al maltrecho joven que intentaba regatear un rato de sueño más.
Y es que viendo que estaban todos más o menos de acuerdo, Sir Tymos empezó a recoger sus cosas, lo que no tardó mucho a tenerlas dispuestas. Y esperó a ver si Rod tenía mejor suerte en reanimar a la indefensa e fragil joven.
A pesar de que la mayor parte del grupo había dormido muy mal, algunos de ellos despertándose entumecidos y agarrotados, tenían que agradecer que por lo menos no habían recibido visitas nocturnas.
Perezósamente al inicio, el grupo se puso en marcha de nuevo, según comentaron Rod y Desmond avanzaban en dirección sur-sureste, igual que lo hicieran horas atrás durante la marcha nocturna.
El día era húmedo y frío, con una baja y densa niebla... pero comparado con el las vistas, este el menor de los problemas. La omnipresente mole que les quedaba a la izquierda les atraís las miradas de forma inevitable. Las ruinas de la que había sido una colosal urbe, a la altura de Nuln o Altdorf, yacían allí, a escasas millas a su izquierda. Mientras andaban por el camino, este lleno de profundas roderas de carretas y no pocos charchos, oían de vez en cuando los graznidos de algún cuervo solitario escondido entre la baja niebla que había a estas horas de la mañana.
Sin lugar a dudas, esta era una región inóspita y desolada, una cicatriz en la tierra.