Esborrany, bastant definitiu de la fitxa... falta polir una mica el historial :P
Atributos:
Físico: 7
Destreza: 9
Mente: 5
Percepción: 7
Advertir/notar: 3
Armas a distáncia: 3
Armas cuerpo a cuerpo: 6
Disfraz: 2
Buscar: 4
Cabalgar: 1
Callejeo: 5
Comerciar: 2
Escalar: 2
Esquivar: 5
Rastrear: 3
Reflejos: 4
Robar bolsillos: 1
Rumores: 1
Sigilo: 5
Trampas/cerraduras: 4
Dareus "Daganoctuna" es un asesino y sus servicios se pagan en sólido oro, a él poco le importan la piedra bruja o lo que quieran hacer con ella. Pero esta vez su cliente le ha solicitado que venga a Mordheim, la ciudad de desgracia y la muerte para un asunto.
En este mundo están los que mueren y los que viven un dia más. Dareus aprendió rápido esta lección en las calles. Ya de pequeño y sin familia tuvo que aprender a sobrevivir, pero con el tiempo vió que de ratero no iba a durar mucho, así que empezó su carrera de ladrón de casas. Se alejó del bullício de las calles y mercados donde arrancar una bolsa por unas míseras monedas y buscó la soledad y el silencio de la noche en casas ajenas. El riesgo era mayor pero las ganancias también.
Con los años su habilidad y sus actos llegaron a oidos de algunos señores de La Sombra de Altdorf, los dirigentes de un gremio de las sombras. Y le hicieron una oferta que no podia rechazar.
Le contaron que durante un tiempo le habian observado, en principio no sabian ni quien era ni les importaba, después siguieron sus actos y asaltos de casas, como los de otros tantos, en espera que de la justicia acabaria con algunos... y así era. Pero a él no... porque si alguien tenia la suerte de descubrirlo también tenia la mala suerte de acabar con una daga entre las costillas.
La propuesta era fácil, debía ingresar en La Sombra y pagar su parte si queria seguir trabajando... y viviendo. Dareus vivió un dia más y aprendió cuanto pudo bajo la protección de La Sombra.
Más tarde su habilidad para no ser visto, entrar en una casa y volver a salir de la misma forma le hicieron merecedor de una nueva propuesta: esta vez no tenia que robar nada, al menos nada material, tan solo la vida de quien le indicaron... el precio diez veces lo que habria soñado. Alguien no vio el siguiente amanecer.
Me gusta la historia, bastante lúgubre y ya tienes una misión encargada para cuando llegues a Mordheim y a sus alrededores, cuando tengas la ficha más definida te daré datalles.
Por cierto, te faltan repartid dos puntos de atributo. Se reparten 30 y he contado 28.
Saludos :).
Atributos:
Físico: 8
Destreza: 10
Mente: 5
Percepción: 7
Dote: Defensor +2 defensa
- Valores especiales-
Puntos de Vida: 32
Defensa: 22
Iniciativa: 12
Niveles de Salud: Normal (0-23), Malherido (24-31), Inconsciente (32-47), Muerto (48+).
- Habilidades-
Advertir/notar: 3
Armas a distáncia: 3
Armas cuerpo a cuerpo: 6
Disfraz: 2
Buscar: 4
Cabalgar: 1
Callejeo: 5
Comerciar: 2
Escalar: 2
Esquivar: 5
Rastrear: 3
Reflejos: 4
Robar bolsillos: 1
Rumores: 1
Sigilo: 5
Trampas/cerraduras: 4
Dinero: 55 co iniciales (24 actuales)
Equipo: Espada Corta, Daga, 2 dagas arrojadizas, armadura ligera
Tirada: 3d6(+50)
Motivo: monedas
Resultados: 1(+50)=51, 2(+50)=52, 2(+50)=52
Mordheim, también llamada la ciudad de los condandos.
Muchos eran los rumores que se escuchaban por el imperio acerca de esta ruinas, acerca de ellas y lo que había en ellas, la valorada piedra bruja. Al alcance de todo aquel con suficientes huevos o estupidez para irla a buscar, por no decir de que posiblemente hayan cosas interesantes entre las ruinas de las antiguas villas de los difuntos nobles que en Mordheim habían residido.
Hace cosa de un mes y medio la tierra tembló bajo el peso de la Ira de Sigmar según dicen esos desquiciados flagelantes que torturan sus cuerpos por las calles del Imperio, pero acaso un castigo de los dioses traería consigo la riqueza y los milagros que se les atribuye a los fragmentos de esa materia de la estrella que cayó.
En cualquier caso a ti lo que te interesa es lo que están dispuestos a pagar, quien tenga pasta para ello, por esos fragmentos. Forrarte y vivir a cuerpo de rey el resto de tu vida. Y dejar este tipo de vida que has llevado durante tanto tiempo, no has oído hablar jamás de un asesino que llegara a viejo, tal vez sea una forma de dejar el trabajo y los peligros que comporta.
Pero las tierras del Imperio no son tan seguras como para cruzarlas solo y mejor viajar en compañía por las carreteras que comunican las ciudades y que atraviesan, bosques y párramos. Desde que las diferentes provincias están alzadas en armas unas contra otras, el hambre y las desgracias abundan y no son pocos los que se dedican a la vida del bandidaje para malvivir un tiempo más.
Así fue como buscaste una forma de irte a Mordheim en compañía de alguien. Y que suerte la tuya conado en una posada viste el anuncio de un tal Omar Shinshin, un mercader que se dirigía a Mordheim y que buscaba espadas de alquiler para que guardaran la caravana hasta alcanzar la ciudad.
Sin dudarlo fuiste a ver al tipo este, resulto ser un mercader llegado de las tierras de Arabia, pero que hablaba con fluidez la lengua civilizada del Imperio, estaba acompañado de un guardaespaldas de aquellas exóticas tierras. Al llegar ante él por el anuncio, te soltó el rollo de que te daría 25 coronas más los gastos pagados acerca de las comidas. Pero algo en tu forma de mirar y de comportarte le hizo preguntar algo más.
- Dudo que realmente tengas que sacar tu acero de la vaina, pocos se atreverán a alzarse en armas ante una caravana protegida y acompañada por hombres armados. Pero creo que hay un trabajo que te puede interesar, pareces alguien ducho con el cuchillo.- Te mira esperando alguna reacción.- He oido hablar de un tal Daganocturna, que caza con tu descripción. Si fuera el caso tengo un trabajito para alguien como él. ¿Te interesa saber de que se trata?
- Vaya! así que mi reputación me precede. piensa Dareus para si. Esboza una ligera sonrisa, que insinua al mismo tiempo complacencia y un punto de peligro. - Deberé ir con cuidado, si llega a los oidos de demasiada gente, me costará hacer mi trabajo bien.
- Bien, podria hacer llegar vuestra oferta al tal Daganocturna. Si es suficientemente interesante... podremos llegar a un acuerdo. Contadme pues.
De echo esperaba pasar desapercibido hasta llegar a Morheim, pero un trabajo es un trabajo, y si a uno le gusta el suyo, pues mejor.
LLevava dias de viaje, siempre haciendose pasar por buscafortunas, ingenuo aventurero o mercenario a sueldo. Pero estaba claro que el tal ShinShin tenia o buen ojo o buenos contactos... o ambas cosas.
El mercader asiente satisfecho ante tal ofrecimiento y deterinación.
- Si estuvieras interesado, tengo otro trabajito por hacer, este es algo más delicado. Y tan sangriento como lucrativo.- La expresión del ancho mercader adopta un matiz hosco y un tanto tenebroso.- Hablamos de 150 coronas. ¿Te interesa escuchar más?
El mercader se acomoda en el amplio sillón, estudiando tu reacción, cuando parece que vaya a prolongar la pausa habla de nuevo, resoluto.
- Bien, se trata de un asunto personal. Hay un par de canallas, que hace tiempo me traicionaron, les pagué para que me sirvieran de escorta, pero los muy cretinos intentaron jugármela. El caso es que me ha llegado cierta información, de que esos tipejos se encuentran entre los campamentos que rodean Mordheim.- Su expresión va cobrando determinación a medida que va hablando.- Se llaman Marquand Volker y Ulli Leitpold. El peor es Marquand, un espadachín Marienburgués. Suele vestir bastante ortera, y usa cualquier comentario acerca de sus vestimentas como pretexto para enterrar un par de palmos de su acero en el cuerpo del bocazas. El otro, Ulli, es un Midenheimmer, un tipo grandote y fortachón, no tiene mucha iniciativa propia pero se lleva bien con Volker. Tráeme una muestra de que los has enviado al infierno y las 150 cornas serán tuyas. Si aceptas el trabajo, vigila, intentarán alguna treta para tomarte con la guardia baja, son unas viles y tracioneras ratas de cloaca.