Mordheim, también llamada la ciudad de los condandos.
Muchos eran los rumores que se escuchaban por el imperio acerca de esta ruinas, acerca de ellas y lo que había en ellas, la valorada piedra bruja. Al alcance de todo aquel con suficientes huevos o estupidez para irla a buscar, por no decir de que posiblemente hayan cosas interesantes entre las ruinas de las antiguas villas de los difuntos nobles que en Mordheim habían residido.
Hace cosa de un mes y medio la tierra tembló bajo el peso de la Ira de Sigmar según dicen esos desquiciados flagelantes que torturan sus cuerpos por las calles del Imperio, pero acaso un castigo de los dioses traería consigo la riqueza y los milagros que se les atribuye a los fragmentos de esa materia de la estrella que cayó.
En cualquier caso a ti lo que te interesa es que el adentrarse en un lugar como ese puede ser una prueba de honra innegable, una gesta memorable. Sin duda hay que ser valiente para ir hasta esta ciudad llena de rufianes y maleantes.
Pero las tierras del Imperio no son tan seguras como para cruzarlas solo y mejor viajar en compañía por las carreteras que comunican las ciudades y que atraviesan, bosques y párramos. Desde que las diferentes provincias están alzadas en armas unas contra otras, el hambre y las desgracias abundan y no son pocos los que se dedican a la vida del bandidaje para malvivir un tiempo más.
Así fue como buscaste una forma de irte a Mordheim en compañía de alguien. Y que suerte la tuya conado en una posada viste el anuncio de un tal Omar Shinshin, un mercader que se dirigía a Mordheim y que buscaba espadas de alquiler para que guardaran la caravana hasta alcanzar la ciudad.
Sin dudarlo fuiste a ver al tipo este, resulto ser un mercader llegado de las tierras de Arabia, pero que hablaba con fluidez la lengua civilizada del Imperio, estaba acompañado de un guardaespaldas de aquellas exóticas tierras. El caso es que fue directamente al grano, 25 coronas, gastos de comida pagados para defender la caravana hasta su llegada a Mordheim.
- Dudo que realmente tengas que sacar tu acero de la vaina, pocos se atreverán a alzarse en armas ante una caravana protegida y acompañada por hombres armados. Pero si llega el caso espero que sepas blandir tu acero, caballero.
Al escuchar el comentario del mercader no pudo por lo menos dibujar una sonrisa y mirar divertido a su escudero, quién a la vez ya se reía en alguna clase de gorgoteo un sonido a medio paso del croar de la rana y el ronquido del cerdo.
Mandívulas, como si hubiese comprendido el motivo del jolgorio de Foyle, ladraba alegramente y movía la cola con entusiasmo.
-Buen señor Shinshin, mal asunto sería para mi y mi escudero, si vuestras palabras terminaran resultando ciertas. Pues más que las 25 coronas lo que nos anima a emprender esta aventura son las ocasiones que se ofrecen a nuestras personas de demostrar valor y coraje y, quién sabe si con ello, pueda yo obtener alguna coyuntura de ganar honra con la que enbellecer los pies de mi bella dama Pandora.-
Afirmó Sir Tymos sintiéndose muy seguro de si mismo. Sin embargo, en todo momento sus ojos mostraban un extraño, impreciso e indescriptible brillo que iba más lejos del que ofrece una simple seguridad.
El ancho comerciante asiente con una sonrisa dibujada en su gran rostro de cabeza afeitada y poblada barba.
- Sin duda un caballero busca siempre dejar clara su honro y gallardía. Pero eso no quita que deba comer él y sus siervos.- Sonríe complacientmente.- Y si lo que busca es demostrar vuestra valía no tiene más que quedarse en los alrededores de Mordheim, seguro que encontrará multitud de ocasiones en que mostrar su alta moral y nobleza, sir Tymos Fowlhust.
-Así lo esperamos, mi buen señor Shin shin, que los dioses sean benévolos escuchando y atendiendo vuestras palabras.- Añadió con tono solemne el joven caballero. -Y a agrado acceptamos lo que creaís justo ofrecernos, por nuestros servicios.- Terminó Sir Tymos quién jamás se encontraba dispuesto a regatear.
Mientras Foyle se distraía acariciando la cabeza del gran canino, el cúal seguía moviendo jovialmente la cola al disponer de aquellas atenciones.
El comerciante sonríe complacido, posando sus anchas manos en el fajín púrpura que adorna su ancha cintura.
- Me agrada saber que contaré en el viaje con vuestra presencia. Al parecer hay poca gente a la que contratar en estos tiempo de los que realmente uno se fiaría. Alguno de los mercenarios que he contratado son bastante lúgubres, de esos que andando por las calles una vez caída la noche, le harían a uno plantearse el cambiar de acera, no sé si usted me entiende.
A su lado, un poco retirado se encuentra el guardaespaldas de Omar. Un tipo silencioso, fornido y alto, con el cuerpo completamente cubierto por exótics ropajes de la occidental Arabia, a la vista tiene una extraña espada cuerva colgando de su cinto. En la zurda lleva ceñido un escudo de cuero y madera. Su mirada mira al frente, en silencio, sordo a lo que se está tratando.
Para él era algo difícil de comprender, pues Sir Tymos por nada cambiaría de acera al caminar. Más aún, si tenemos en cuenta que un choque entre caballeros puede ser causa más que justificada para demostrarse quién, entre ambos, goza del honor de servir a la dama más excelsa de entre las creaciones de este mundo.
-Difícil me es imaginar lo que decís.- Afirmó. -Pero, de buen seguro, que será para nosotros, una delicia contar de tan grata compañía, señor Shin sin. Así quizás dispongamos de alguna oportunidad de que regaléis a nuestros oídos con fantásticas historias de vuestra tierra, las cuales, lamento confesar, que desconocemos por completo.-
Sin perderse la evolución de la conversación, los ojos del “paladín” fueron a posarse al guardia silencioso, lo inspeccionó durante un rato, mientras el comerciante del oeste Omar hablaba animosamente.
-Así como, este buen mozo que os acompaña, quién tiene trazas de ser un guerrero espléndido, de buen seguro que es un buen ejercicio tener la suerte de cruzar alguna que otra estocada con él.- Dijo al fin maravillado.
El mercadaer se gira un instante ladeando el rostro.
-Él es mi guardaespaldas privado, se llama Iqbal, sin lugar a dudas teneís buen ojo, es un tenaz guerrero. Pero sus votos le hacen permanecer con el acero guardado a no ser que mi vida peligre. Es un custodio, entre nuestra gente existe una casta que formulan juramentos de honor para con sus ancestros.- Ampliando su sonrisa añade.- Fuí afortunado de ser el receptor de su juramento hace ya unos años.
Se gira un momento hacia una mesa auxiliar cercana al despacho en el que estáis sentado y se sirve unas copa de crital de una botella tallada exquisitamente.
- Os apetece tomar algo de mi tierra, sin lugar a dudas un hombre de vuestra condición lo sabrá apreciar en su justa medida.- Dice mientras se sirve una para él.- En cuanto al intercambio de estocadas, sin duda sería una espectáculo memorable, más no es su cometido y no me gustaría que antes de empezar el viaje que nos espera haya bajas y heridas inecesarias en el grupo.
Sir Tymos reflejó decepción y asombro ante las palabras de Omar en lo que a su guardaespaldas personal refería. Sin embargo, comprendía la sabiduría que ellas ocultaban.
Se mantuvo un rato absorto y reflexivo, hasta que decidió responder lentamente: -Será un placer poder experimentar nuevos sabores en cuanto a bebidas refiere. Señor Shin shin.- Y le dio las gracias mientras recogía la copa que este le ofrecía.
Vamos a ver que puedo aportar respecto a Foyle sin destripar aún ese vacío que falta (y que espero un día empezar a rellenar, pasandolo de la cabeza al papel):
Empezamos por lo que ya sabemos de él:
Cita:
Detalles de como era el padre de Foyle.
Cita:
Infancia, y donde empieza su historia.
Cita:
Cita:
Cita:
Hasta aquí su historia.
Cita:
Descripción y correlación de edad entre primos.
Cita:
Sus labores y afinidades con los animales.
A ver cosas a tener en cuenta, miro de ponerlo en orden pero seguro que lo dejo a medias y sigo mañana.
1. Lo mismo extraño e indescriptible que hay en Tymos, lo hay en Foyle ahora. Solo que con él despierta aún un mayor sentimiento de horror.
Cuando estos se exaltan el líquido negro ¿humor vitreo? de dentro de sus ojos arde, dejando un punto fugaz de luz en ellos. Son cosas sutiles, como reflejan un poco más la luz en la oscuridad, sin llegar aún a ver en ella.
Ambos tienen una marca (como un tatuaje) marcada en su espalda, y lo desconocen por completo.
La diferencia, en este rasgo, mayor entre ellos, es que solo Foyle comprende este aumento de poder y lo reconoce, mientras que Tymos se niega a él y cree que solo es irritación, nervios y ansiedad.
Desde que cambiaron Foyle se entrega cada vez más a su "lado oscuro" (si Diluvi también puede hacer alguna que otra metáfora de Star Wars XDDDDDD, aún sin verla), en cambio Tymos se mantiene en sus ideales.
2. Foyle tiene sangre noble y como tal "merece" el mismo respeto y derecho que cualquier otro de ellos. Aunque aún no se haya ganado las espuelas. Por lo que un caballero (o cualquiera de mayor rango) puede rendirse perfectamente a él para salvarse de la muerte. Como bien se verá en el vacío por rellenar.
3. Foyle a pesar de los cambios progresivos de actitud se mantendrá fiel a Tymos y viceversa. El perro Mandívulas reconoce al caballero, y hace poco más que tolerarlo pero solo es fiel y obedece a Foyle. Este último es un perro de agarre, supongo que si lo buscas puedes encontrar varias razas de ellas en internet. Cuando pueda concreto con mayor profundidad de ello.
4. Foyle empieza con los mismos ideales de caballería pero esos se van perdiendo bastante más rápido que en la mente de Tymos.
5. Foyle tiene una visión de la estética peculiar, realmente no piensa en claridad, es más bien animal que humano en su cadencia de pensamientos. Puede llegar a ser astuto pero no inteligente.
¿preguntas? Ya aclararé según se me ocurra. ;)
Voy a proseguir la história desde donde la había dejado. Abusando de la paciencia del buen máster añadiré en ella otro capítulo, que esclarecera hechos con nueva luz y enriquecera espero un poco más la historia.
Ante pero, repito el último post de história para que podamos reprender correctamente el hilo. :P
(Podrás quejarte de muchas cosas XDDDDDDDDD pero no de falta de interés....XD)
(...)
De las tres ocasiones de ganar honra: La batalla.
En el décimo cuarto día de su viaje, Sir Tymos y su escudero avistaron un campamento militar.
Subieron ellos, y sus monturas, a la cima de una colina, Mandíbulas iba con ellos trotando siempre al lado de Foyle.
Los caballeros, los oficiales y los soldados caminaban entre las telas como hormigas trabajando. Había muchos tenderetes, ordenados matemáticamente. En lo alto de una tienda, de mayor tamaño y ubicada justo al medio, ondeaba el blasón del tercer mariscal de campo del Rey. El perro de dos cabezas sobre fondo azur.
No es que el puesto lo hubieran encontrado por azar, ni siquiera el destino los había conducido a allí, sino más bien en el transcurso de los últimos días habían ido encontrado diseminados grupos de soldados que se dirigían al frente y les habían informado. De vez en cuando también se dejaba ver algún que otro caballero demasiado ocupado en los preparativos para aceptar las ofertas de ganar honra que Sir Tymos tenía a bien de brindarles. A medida que avanzaron en el camino esta clase de grupos iban haciéndose cada vez más frecuentes, hasta que casi todo el tiempo se veían empleados en saludar a diestra y siniestra.
Aquella mañana Tymos nervioso e ilusionado obligó a Bocadelobo abandonar el paso y entregarse al trote, sin embargo el animal se mostraba tan entusiasta como su jinete al poder ejercitar un poco los músculos, pero Foyle, quién disfrutaba del paisaje y del ritmo tranquilo, no compartía la opinión.
Sus enemigos eran combatiente de su misma nación, un sector descontento que ponía en duda la legitimidad del rey de ocupar su trono, pues un tío suyo reclamaba el lugar.
El tercer mariscal se disponía a canjear ese asunto en un solo golpe antes de que el asunto fuera a más.
Llegaron nuestros aventureros a las filas de los caballeros donde fueron acogidos buena y correctamente según su posición. Les salió al encuentro uno de los comandantes de campo Gortón el Halcón Rojo se les acercó moviendo y gesticulando vigorosamente sus brazos mientras hablaba:
-¡¡¡Por las barbas de mis ancestros!!! mirad, ¡mirad! ese blasón, los dioses bien saben que aún no había perdido toda esperanza de volver a ver el corazón en puño de plata sobre un campo de Gules de los Fowlhust en un campo de batalla. Vos no podéis ser otro que el hijo de Bermos el “Gran Sabueso”. Mirad (dijo, dirigiéndose a sus compañeros otra vez) ¡¡es el vivo retrato de su padre!!.- Rompió a reír y le dio un par de palmadas en la espalda, como no necesitara más confirmación que su rostro atónito y perplejo. -¿Cómo está tu tío Audley?-
Por lo visto Gortón no era el único quién recordaba las gestas de su padre, y no paraban de comentar las que aún hacía brillar su tío, el padre de Foyle.
Le sentaron con los altos cargos y le ofrecieron un lugar de honor en la batalla, aunque como es de esperar no a primera fila puesto que para ello, aún tendría que demostrar su valía.