Desmond obsevo en silencio la transaccion de la entrada.Aunque estaba deseando encontrar refujio y comer caliente, se sorprendio sospesando el armamento de los guardias apostados en la puerta.
Hay habitos que no se pierden ni en diez vidas. Penso para el sonriendo.
Enricco siguió a la comitiva al interior de la muralla. La idea de poder descansar y secarse en lugar caliente le alegró el corazón, pues empezaba a hartarse del mal clima del camino.
Un baso de buen vino, y un plato de comida caliente era justo lo que necesitaba, y tal vez, ir a ver al cirujano para que limpiara y remendara la fea herida de la cadera.
Rod habla para si mismo mientras mantiene su sombrero aguardando su faz de miradas indiscretas. - ya.. lo mismo digo yo. No montéis jaleo y las cosas irán bien.
Cuando pasan por el portón, de un salto pone sus pies en el fango y se dispone a ayudar a cerrarlas a ese penoso hombre preso de leyes inverosímiles.
- Si me lo permitís os ayudo soldado.
No es ayuda es salvar mi pescuezo.
El tipo que había recibido las monedas de Omar estaba cerrando la puerta cuando Rod, se ofrece. El guardia lo mira ceñudo, tomándose a mal el ofrecimineto del mercenario.
- No, gracias.- Pronunciando duramente el 'gracias', tal vez por la sorpresa del gesto.
- Las puertas las abrimos y las cerramos los guardias de la ciudad. Está prohibido que personas ajenas a la guardia las abran o las cierren.- Dice menos mordaz, pero cerrando la puerta él mismo, reforzando sus palabras con el gesto.
El caballero siguió la caravana fortaleza adentro, observando como Omar se movía y hablaba entre aquellas gentes, siempre veía cosas nuevas para deleitarse y aprender. Y no parecía ser el único a emocionarse con tanta novedad pues Mandivulas corría de un lado para otro gozando con tanto ajetreo, pero precavidamente Foyle le mantenía a su lado
En cuanto a dormir comodamente en una posada a sir Tymos no es que le preocupara pasar otra noche a la intempérie, pues él y su primo pasaron más de una y de dos en peores condiciones, pero estaba claro que agradecería el cambio y el sueño deque conlleva un buen descanso, esperaba que con suerte sentiría de nuevo el olor del pelo de Pandora movido por la brisa en sus ensoñaciones nocturnas.
- tu mismo.
Rod observa como cierra el portón y el resto de muro improvisado; quizás buscando algo, luego se gira y sigue la caravana con cara de pocos amigos. -Maldito desagradecido. Espero que almenos aquí se pueda estar seguro.