Partida Rol por web

incrédulo ante la respuesta de Robert Con todos mis respetos señor de Scofferishire!... pero igual que usted se debe a la seguridad de sus aldeanos yo me debo a su seguridad espiritual... y no lo tome como ofensa, si le digo que nada tiene que ver con ranas, sapos o culebrillas, ¡este tipo de sandeces son las que las brujas y los herjes usan como artimanya para confundirnos! inventando historias, y contándonos leyendas!

Gallos, sapos, ranas, culebras… ¡Menudo repaso a la fauna autóctona tan singular, aquel del que estaba siendo testigo la cortesana! Descripciones de ceremonias infernales a base de sangre de gallos nacían de la boca del padre Wibbert, mientras que su propio padre disertaba abiertamente sobre la escasa proliferación de sapos en el feudo. Estaba atónita. Si Dewekinus hubiera estado allí, como buen estudioso del pensamiento humano, seguramente se hubiera manifestado en contra de todas aquellas diatribas y se hubiera escandalizado de la ausencia de sentido común, pero Ghela no lo hizo, puesto que conocía a Leradine, la “tejedora de destinos”, aunque no se imaginaba a aquella mujer arrojándose piedras sobre su propio tejado.

Padre Wibbert, no es que mi padre infravalore vuestro juicio, pero el feudo ha sufrido mucho en los últimos tiempos, vos lo sabéis más que nadie, ya que como buen guía espiritual que sois, habéis constatado el descanso eterno de decenas de sus gentes, observó la reacción del sacerdote ante el recuerdo del sufrimiento ajeno, aunque ni por asomo la muchacha estuviera recriminándole nada en absoluto a aquel buen hombre, quizás demasiado dolor reciente como para atraer a una figura de tan excelsas dimensiones hasta aquí , mejor era no ofender a nadie, dar coba funcionaba francamente mejor, su llegada generará desconfianzas y el terror ante la presencia de una bruja entre los habitantes del feudo llenará de controversia y acusaciones unas tierras que ahora mismo todavía están cicatrizando sus últimas heridas… sus palabras fueron amables y llenas de sincero pesar a su vez, deseaba salvaguardar la paz y la tranquilidad de un feudo que podría verse azotado de nuevo, aunque fuera por distintas razones.

De golpe y por añadidura, otras imágenes invadieron su retina, si un juez de la Iglesia aparecía por allí, ya se podía ir despidiendo de un elevado número de sus amados libros, aunque se guardó muy mucho de mencionar esto último en voz alta. Siempre he admirado vuestra preocupación por nuestra seguridad espiritual y vuestro buen juicio, eso os honra, pero... ¿qué os parece si lo investigamos a fondo y descartamos primero cualquier otro origen? Calmar los ánimos del padre Wibbert sin ofenderle, eso era infinitamente mejor y además de todos era bien sabido que las disputas vecinales a veces llegaban a precipitar el mal ajeno.

el padre Wibbert parece indignado ante aquella muchacha que pone a prueba su propio juicio. esta chica lee demasiado... Escúseme mi señora, no es mi intención llevarle la contraria pero... usted cree que mis ojos son ciegos? cree que no puedo ver que hay detrás de ese infernal escenario? empieza a alzar la voz, cada vez más enherbado He guiado a esta comunidad tan bien como he sabido! Y la he guiado caminando por los senderos de Dios! nuestro santísimo padre! Y ha llegado el momen... GRHHTCJJKK tose de forma tremenda Y ha llegado el momento! su mano se posa rápidamente sobre su pecho, ha callado y el terror puede verse plasmado en su cara. Los ojos del padre salen de sus órbitas para caer desplomado e inconsciente al suelo.

Llamad a Marchorys! Traedlo ahora mismo! exclama Sir Robert levantándose de su silla ¿Has visto hija? esto es terrible!

Aquel sacerdote era más terco que una mula y no iba a ser tan fácil conseguir apaciguarlo, se podría decir que estaba que se le salían los ojos de las órbitas. Hasta aquel día habían logrado mantener a los jueces de la iglesia apartados del feudo, pero parecía que aquellos tiempos de solaz estaban a punto de llegar a su fin. Si una de esas figuras aparecía por allí, más les valía espabilarse o iba a rodar más de una cabeza y probablemente equivocada.

De repente, el padre Wibbert cambió de color… pero de manera literal. Se ahogaba tras un ataque de tos y cayó fulminado al suelo. Cualquiera diría tras sus palabras que sí, que era el momento que tan tozudamente enarbolaba, pero no para lo que él requería, sino para otra cosa bien distinta, para pasar a mejor vida. El susto que se llevó la cortesana fue digno de mención, se agachó y se la oyó elevar la voz desde su posición arrodillada junto al clérigo, ¡¡¡traigan algo de agua y unos trapos, rápido!!!… ¡A ver si iba a resultar que lo que había que solicitar al final era un nuevo párroco! ¿Padre, se encuentra bien?... ¡Vaya pregunta más tonta acababa de soltar! Ya que obviamente no lo estaba, pero sumida en tamaña confusión y preocupación, fue lo primero que se le vino a la testa a la muchacha.

Si aquel hombre la palmaba, quizás su padre no hiciera caso a sus peticiones, así que por una parte casi que hasta les arreglaba el asunto, pero Ghela no podía evitar desear que el pobre anciano se recuperara y que aquello no pasase de ser un mero susto para todos. El padre Wibbert era un buen hombre, fehaciente y pertinaz, pero bueno y de todo corazón la cortesana esperaba verlo de nuevo en pie. Además, bien pensado, igual si se iba para el otro barrio, el asunto iba a peor y se llegaba a rumorear que le habían echado mal de ojo. ¡Cómo estaba el temita! Ella de allí no se marchaba hasta que apareciese el tal Marchorys, el cual, por cierto, ni era médico, ni veterinario, ni herborista, ni nada que se le pareciese que ella supiera, pero que si lo había llamado su padre, bien llamado estaba. Alzó la vista hacia su progenitor desde su posición y murmuró, pobre hombre…

Marchorys llegó tan rápido como pudo. Ya en la sala estaban las cortesanas, Dewekinus y algunas criadas. déjenme pasar! déjenme pasar! el alquimista se arrodilla al lado del cuerpo del sacerdote y posa su oreja en el mismo pecho de éste. Niega con la cabeza suavemente. [B]ha fallecido se queda mudo tras decir esto.

dios santo! qué contratiempo! se levanta sólo nos faltaba esto! golpea con su puño el breazo de su silla. bien, que nadie se altere, volved a vuestros quehaceres. Dewekinus, Ghela, quedaos. esperando a que se marche el resto. Marius! encargate de que se lleven al sacerdote a la capilla. Dewekinus buen amigo, debes hacerme un favor... y tu también hija... Quiero que con una escolta os acerquéis al campamento. Primero iréis a casa de este hombre... el granjero Rether y quiero que observéis y habléis con él respecto lo que ha pasado. Que los guardias lo limpien todo. Volveréis al castillo con Lucas, a quien recogeréis de la iglesia ya en la vuelta. Ghela esta noche quiero que medites sobre lo que has visto ahí y me notifiques tu veredicto, creo que eres la persona con mejor juicio de todo este feudo.

Marchorys llegó y en escasos segundos puso palabras a los pensamientos de todos los allí presentes, certificando lo imaginable, que aquel hombre había pasado a mejor vida inevitablemente y de manera fulminante. De hecho, si al padre Wibbert le hubiera caído un rayo encima, el acontecimiento hubiera sido más aparatoso, pero no más rápido. En resumen, que sí, que le había llegado el momento y que sus días de atención espiritual a los feligreses de aquel feudo habían terminado para él, cosa francamente lamentable, puesto que había sido un hombre respetuoso y no en exceso exigente, ni tampoco creído de su influencia. Estaba por ver si quienquiera que retomara su labor en el futuro, conseguía atesorar bajo su manto similares calificativos.

Ghela se alzó apenada, dejando de acompañar al difunto y lamentando la pérdida, para encarar a su progenitor y las decisiones que este tomó en consecuencia respecto a los hechos que acababan de acontecer, las cuales consistieron, ni más ni menos, que en confiar en el criterio de la propia cortesana y su maestro.

Aquellas últimas palabras que su padre le acababa de dedicar quedaron grabadas en el interior de la muchacha y atesoradas como un bien preciado, no era que Ghela no fuera consciente de la alta estima que su progenitor le brindaba, sino que fueron los términos exactos en los que éste se expresó, los que la conmovieron. Así lo haré, padre… se despidió de él y abandonó la sala junto a Dewekinus con idea de reunirse con la escolta y partir de inmediato.