Bienvenido, bienvenido...pasa, no te quedes ahí, ¡hay mucho que hacer y muy poco tiempo! ¿Eh?¿Que quién soy? Soy Goblop, lutín como tú...o mejor dicho ¡tu superior! Sí, eso...¿Que por qué?¡Pues porque soy el Portador de la Campana de la Lllamada, por eso! Bufff..parece que voy a tener que hacer un esfuerzo extra contigo, ¡y eso que no estaba en mi contrato!
En fin, compañero, como bien sabes los lutines somos demonios, miembros de las huestes infernales como los bafometos, los necrófagos y las laruias, por poner algunos ejemplos. Tenemos fama de traviesos, de cambiar las cosas de sitio e incluso de robar, pero realmente no son más que rumores...en la mayor parte de los casos. Normalmente aparecermos en la Tierra para ayudar a algún mago a cambio de algo de espeacial interés para nosotros, certificando nuestro acuerdo con un contrato demoníaco. Así llegué yo aquí, así llegaste tú aquí y así llegarán todos los demás lutines que sirvan en la torre.
No llegaba conque acabaseis de llegar a esta torre extraña para servir al gran Mago Rudesindus, al que no conocéis, salvo por su fama. No llegaba conque no conocierais la torre, ni donde está cada cosa, sino que para colmo de males, el tal Goblop, que parece ser algo así como su lutín de confianza, os ha dejado una lista de tareas para hacer y se ha despedido de vosotros diciendo que estaría muy ocupado y que no lo moletarais. Dicho esto y sin esperar respuesta ni quedarse a atender a vuestras preguntas, se largó escaleras arriba y lo perdisteis de vista.
-¿Qué?¿Periodo de prueba? Pero mi contrato no pone...
-¡Tampoco dice lo contrario!¡Venga, a trabajar!