Partida Rol por web

Mientras estaba tranquilo allí, escuchó los quejidos del guerrero.

Sin mas dilación, su cuerpo y su mente desaparecieron del lugar con un chasquido de dedos. La materia se hizo visible una vez mas en el territorio, al lado de los gemidos del muchacho.

Sus labios formularon un hechizo de autoprotección que haría que el goblin al mantenerse golpeando con el contraataque atravesara una barrera de plantas y enredaderas venenosas, capaces de inmovilizarle primero, y luego caer a merced del mago para ser estrangulado si así lo deseaba, o envenenado y morir con una muerte lo suficientemente dolorosa como para que nadie mas se atreviera a atacar a un humano. Sus iris habían cambiado de color. Ahora mostraban un destello esmeralda, y las alas a su espalda brillaban con mas fuerza de lo normal. Aquello lo había hecho explotar. Y ahora predecería la muerte lenta y dolorosa del Goblin si no retrocedía. Nunca mas volvería a admitirlo en su grupo después de aquel ataque sin explicaciones. Además, envolvió sobre una capa de protección su cuerpo, poniendose delante de aquel guerrero.

-Esto es...¡Inadmisible! Bolg, explícame ya porqué quieres matar a este hombre.

Vio como la llamarada iba hacia ella... y chocó contra el escudo de protección de Seryu. Syara suspiro aliviada y agarro la mano del joven en un acto instintivo.

Acto seguido se teletransportaron fuera del lugar.

- Bueno... era lo que él queria... -no sabia que decir, habia escuchado el "problema" de Seryu, era algo bastante bonito pero sin embargo problematico y realmente no sabia si eso hacia feliz o infeliz a su compañero. No sabia si, de estar en su situación, eso le haria feliz a ella.

Estaban alejados, no obstante oyo los gritos del mercenario y le parecio distinguir la palabra "goblin". Miro a Seryu, el parecia haber oido lo mismo, y sin darle tiempo a reaccionar... desapareció de nuevo.

Desde su escondite Nauj pudo ver cómo el goblin saltaba furioso a terminar la tarea que aquel dragón, amansado por una música que el encapuchado no sabía de dónde provenía, había dejado sin terminar.

Seryu y Syara habían desaparecido mágicamente y, tras unos instantes, el joven mago regresó de la misma forma para luego interrogar imperativamente a Bolg.

Parecía que sólo Nauj conocía los motivos que impulsaban al piel verde y, precisamente por ello, se quedó quieto sin inmiscuirse ni delatar su presencia. El factor sorpresa podía ser útil en caso necesario.

Seryu se colocó entre el guerrero, indefenso, y el goblin. Frente a él, un enrredo vegetal de raíces que antes estaban pacíficamente bajo el suelo se agitaba enfurecido, habiendose animado para defender al mago. El goblin había visto aquello venir, debía confiar en ser lo suficientemente fuerte como para zafarse de aquellas plantas y avanzar o podía intentar alejarse...

Por su parte, Iznar se quedó perplejo ante aquello, ya que desde su pocisión podía ver perfectamente el destello de las alas.

De repente Seryu apareció de la nada, lanzando hechizos e improperios al pobre Blog. Unos horribles zarzales aparecieron de tan rápido como lo había hecho el mago, algo divino parecía haber en aquel humano.

El goblin giró sobre si mismo para esquivar a aquellas plantas, pero no tubo tiempo de evitarlas con efectividad, las plantas se le enredaron en las piernas, sujetándolo y causándole sangrantes heridas.

Los ojos de Blog miraron al mago con odio. Su enemigo estaba a su merced, y aquel ser se le había ocurrido convertirse en la verdad absoluta. Bolg escupió a los pies del mago. - ¿Porque te metez donde no te llaman?¿Quien eres tú, para que te tenga que dar explicacionez? El goblin no dejaba de mirar hacia Seryu e Iznar, mientras cortaba con su espada las plantas que agarraban su pierna. - ¿No fui yo quien te zalvó la vida frente a aquel Ogro? ¿Azí me lo agradecez, eztúpido patazlargaz? Zalvando la vida de ezte dezconocido. ¿Te merece mayor compazión que yo? ¿Porque? Y miró a Seryu con el ceño fruncido de rabia, pero en lo profundo de de ellos, se podía ver decepción. Decepción hacia Seyru. Es verdad que siempre lo había tratado de forma condescendiente, y que se comportaba como envuelto en un aura de superioridad, pero la mirada de odio hacia el goblin, Bolg no se lo había esperado. No después de demostrarle que podía confiar en él. - ¿Porque él es humano? Y señaló con su daga hacia el mercenario caído. - Ez un azezino. Bolg emitió una especie de silbido.- Loz humanoz ziempre oz creéiz por encima de laz demáz criaturaz. ¿Zabez que? No zoiz loz únicoz que abitáiz este mundo, y vuestra verdad, no ez absoluta. Bolg dibujó una enorme sonrisa, pero nada divertida. - Vamoz "amigo" zi tienez que hacer algo, hazlo ya. Se revolvía agazapado, intentado salir de entre las fuertes enredaderas. - Porque Bolg no dezcanzará hazta que eze azezino de goblins muera entre zuz manoz. Mátame, o déjame acabar lo que e empezado.

Iznar levantó la vista hasta el goblin y avanzó solo un paso. Ya no estaba asustado ni en pocisión desventajosa, pero por primera vez parecía demostrar algo de respeto.

-¿Asesino? Yo no soy un asesino. Solo trabajo para gente con buenos fines y eliminando criaturas peligrosas, o buscando mascotas perdidas -comentó, mirando al dragón como haciendo incapié en él- no se de donde te conozco, pero los goblins han labrado su mala fama. Siempre robando y saqueando a los "patazlargaz" como dices tu que no pueden defenderse. Mujeres o campesinos que ni se enteran de la guerra o no quieren saber de ella.

El humano soltó un chistido de desaprobación, aunque estaba ligeramente encorvado por su herida.

-De todas formas supongo que no tengo credibilidad, pero es la verdad. Mi verdad al menos. El día que vea a un grupo de goblins cultivando un campo o ganandose el sustento sin saquear... De todas formas venir a atacar a alguien desarmado y por la espalda...

No completó la frese, mirando al goblin con el ceño fruncido. Estaba enfadado si, pero a la vez confundido por sus acusaciones. Hacía grandes esfuerzos por mantenerse correctamente, pero el veneno hacía mella y le empalidecía, dandole un aspecto enfermo. Sus ropas y parte de la nieve a su alrededor estaban tornandose carmesí conforme pasaba el tiempo.

-Esto...gracias...- murmuró apenas audiblemente, aunque Seryu alcanzó a escucharle. No parecía tener reparo en agradecerle, pero si se mostraba algo avergonzado quizá por haber tratado al muchacho de enclenque antes.

- Ja, zucio baztardo. ¿Que sabez tu de los goblins? Y escupió en el suelo, de modo desafiante. - Zin embargo, yo también buzco a criaturaz peligrozaz, en ezte cazo tú. Señalando al humano con la espada corta. - ¿En que noz diferencia ezo? ¿Amigo Seryu? Y lanzó una mirada penetrante al mago. - Yo te lo diré, que él ez como tú, y Bolg solo un rastrero goblin, ¿Verdad? El agudo tono de voz del goblin, sin duda escondía ironía.

- Deja de ezconderte traz el mago, mercenario. Lucha, ¿O a cazo tienez miedo de ezte pequeño goblin? Sonreía ferozmente, enseñando su larga fila de dientes.

-Por supuesto que no, deja que saque el espadon del pie de ese dragón y con gusto aceptaré tu desafio, goblin. No me escondo tras de nadie.

El humano le devolvió la mirada de forma firme, respaldando sus palabras. Realmente parecía dispuesto, si se daba, a tomar aquella batalla.

-Y yo no estoy tan seguro de que ambs seamos tan iguales como tu crees - sonrió levemente, pero no dijo nada mas.

Escuchó pacientemente la retahila der palabras de Bolg. No era su intención dejar a su merced al pequeño goblin, pero había sido necesario.

-No tengo intención de hacerte daño, Bolg. Ahora responderé a todas tus preguntas... Esto no tiene que ver con la raza que seas, Bolg. Esto tiene que ver con que estaba en peligro y tu querias eliminarlo. Te equivocas...el no es como yo.

Se arrebató la túnica que llevaba. Dos alas trasparentes de un color algo celeste brillaban a su espalda: Alas de mariposa, que despedían una belleza extraña, mágica. Miraba aún sin ningun rencor y ya sin furia a Bolg.

-Yo soy un silfo. No soy un humano. Los silfos, al igual que tu tienes tus costumbres, tenemos por costumbre salvar a la gente cuando podemos hacerlo. Si hubieras sido tu quien está en peligro, Bolg, yo te hubiera tratado de ayudar. Pero en este caso has sido tu, y en este caso he estado yo cerca.

-Así que, ya ves. No voy a dejarte matar a nadie, ¿Sabes porqué? Por dos razones, concretamente. La primera: Es un individuo del mundo. Se merece la vida tanto como tu o como yo. En segundo lugar, ¿Te rebajarías al nivel de alguien que mata por dinero? Se que tu ira te ciega, pequeño goblin, pero eso no nos dará mas que quebraderos de cabeza. Ahora me vais a escuchar los dos. Voy a escuchar vuestras versiones, y llegaremos a un acuerdo entre los dos bandos. Sin derramamientos de sangre, sin ira y sin fuerza bruta de por medio, ¿Comprendeis?

Miró a ambos. Luego volvió a cojer aire y miró primero a Bolg.

-Primero, tu turno. Tu tribu, el lugar en el que vivias, robaba, segun tengo comprendido. Y no solo robaba, sino que perpetuasteis un odio y miedo racial hacia los humanos, un odio y miedo que perpetúa así también el de los humanos hacia vosotros. ¿Cuando acabará el ciclo de la serpiente que se muerde la cola? ¿Crees que conseguiras algo perpetuandolo? No, lo unicoq ue conseguiras es que alguno de los dos, criaturas que la naturaleza ha puesto en este mundo, fallezca, y la propia tierra tenga que prescindir del mismo. ¿Comprendes? Entre todos podemos cambiar esto. Entre todos lo conseguiremos, pero el primer paso es saber mantenerte cuerdo.

Luego observó al guerrero.

-Tu, mercenario: Tu trabajo es el mas despreciable del mundo. Eliminas a personas y animales, seres de Gaia, de la naturaleza, que han sido colocados aquí por cierto motivo, a cambio de dinero. ¿Hablas de ser respetable con respecto a los goblins? Al menos ellos no tienen cazarrecompensas o mercenarios que cobran matando humanos ¿Entiendes? ¿Porqué disfrutas matando a gente? ¿Porqué no te da asco y respulsion simplemente destruir criaturas que muchas veces no han hecho nada a nadie? Criaturas cuyos motivos no conoces. Criaturas como tu o como yo. ¿Crees de verdad que eso hara que el mundo sea mas libre, mas bueno para todos? No, eso no es verdad. Estás haciendo un mundo lleno de rencores, de odio, de estereotipos y prolongando el odio de muchas razas hacia la humana. Vuestra mentalidad se vio tiznada en el mismo momento en el que visteis acosado vuestro imperio. Pero hay tiempo para rectificar. Hay tiempo para perdonar y que todo lo hecho tenga realmente un sentido y una redención. Buscate una forma digna de ganarte la vida, que no tenga que ver con la guerra, y veras recompensado tu trabajo con algo mas que con sangre y con la certeza de que algun dia seas tu la cabeza por la que cobran una recompensa.

El privilegiado espectador de todo lo acontecido escrutó su mente y sus sentimientos para tratar de decidir quién tenía la razón en aquel conflicto. Uno siempre debe estar del lado de sus amigos, concluyó. Entendía las palabras del recién revelado silfo, pero no acababa de estar de acuerdo con ellas y no estaba seguro de que todas las criaturas de Gaia, tal como él las había llamado, tuviesen el mismo derecho a la vida. Aquellas cuyo corazón ennegrecido guiaba sus pasos estaban, sin lugar a dudas, mucho mejor muertas. El mundo lo agradecería sin duda.

Por otra parte él no había oído hablar nunca de los silfos y esa costumbre suya de inmiscuirse en todos los asuntos donde hubiese una vida en peligro le resultaba curiosa cuando menos, y totalmente inconveniente en muchos casos.

Nauj no quería juzgar al mercenario por su trabajo; le parecía un oficio bajo y rastrero pero tenía parte de razón en sus argumentos. Y luego estaba Bolg; comprendía los motivos que arrastraban al goblin. De hecho era al que más entendía de todos los allí presentes. El problema para desbloquear la situación era que el pequeño goblin no aceptaría ningún argumento que le apartase de su sed de venganza y no admitiría ni sus propias culpas, ni las de su pueblo.

Esto es algo entre el mercenario y Bolg, decidió Nauj. No sabía cómo intervenir; estaba convencido de que con palabras no convencería a Seryu de que les dejase en paz y tampoco se veía capaz de desafiar a su magia, si no era atacándole frontalmente. Indeciso, su cabeza comenzó a pensar cuál sería la mejor forma de desinmiscuir al alado repartidor de justicia de la pelea entre el humano y el piel verde.

-Me conmueven tan profundas palabras, silfo. La verdad no creía ver una criatura de las fábulas de esta forma -el muchacho comenzó a hablar, seriamente- vale, es fácil sojuzgar a alguien como yo, que trabaja por dinero. Pero al menos yo no me rebajo tanto como crees, solo acepto los trabajos que me permiten tener la conciencia algo tranquila. ¿Y si un monton de ogros atacan una pueblo? Pues para defender a la gente que vive allí se mata a los ogros. Y si una manada de lobos merodea en los alrededores matando a los vecinos de una villa? Pues se mata a los lobos para evitar que causen mas daño. Lo mismo para una pandilla de goblins que intenten arrasar pueblos y gente. Son criaturas que de ningun modo entenderán con palabras. Me parece noble y paladinesca tu postura, pero es muy dificil de llevar a cabo...

El cazador apoyó la punta del espadón en el suelo nevado, y con ayuda de este se sentó a duras penas se sentó. El viento aumentaba por momentos, haciendo parecer la nevada mas copioso de lo que en realidad era. A lo lejos se escuchó el aullido de algun animal, aunque no era nada sorprendente debido a la región en la que estaban.

-¿Buscarme otro trabajo? Sería dificil ya que lo único que se hacer bien es brindar mi espada. Y lo aprendí hace 7 años cuando una panda de barbaros violaron a mi madre delante de mi. Nada pude hacer en ese entonces, pero ahora mismo si puedo evitarle a alguien mas algo semejante, lo haré. Incluso sin cobrar una moneda.

El mercenario no mantuvo la vista fija ni un segundo.

-Yo no buscaba bronca con el piel-verde, ni tampoco tengo intención aunque ya me perforó la espalda como un queso. Pero si me vuelve atacar, defenderé mi propia vida. ¿Consideras eso malo?

El goblin estaba furioso, aquella charla no llevaba a ningún sitio. Y su oportunidad, después de tantos años buscándola, desperdiciada. Se maldecía a si mismo por haber ayudado al mago.

La ventaja que había conseguido con la primera embestida, había desaparecido con la intromisión. Dos contra uno, aquello no entraba en los planes de Bolg.

Con los ojos inyectados en sangre, retrocedió. - Volveremoz a encontrarnoz mercenario. Te di caza una vez, y volveré a hacerlo. Y entoncez, no tendráz a nadie que te cambie el pañal. Dio media vuelta, y desapareció entre la nieve y los matorrales.

Antes de hacer nada más, quería ver una vez más a su nuevo amigo. Y se dirigió donde momentos antes se había ocultado junto a Nauj.

El ver de nuevo a Bolg sano y salvo tranquilizó a Nauj y detuvo el torrente de pensamientos que anegaba su cabeza  tratando de dar una solución al conflicto.

¿Estás bien Bolg? le preguntó. Los demás quedaban lo suficientemente lejos como para que fuera casi imposible que oyeran sus palabras.

Miró al goblin y comprobó que se encontraba perfectamente, si se exceptuaba la contrariedad que mostraban sus ojos por no haber rematado su misión. Levantó la cabeza y vió a lo lejos al humano apoyado en su espadón y al silfo revoloteando, mirando hacia donde estaban ellos ocultos en la maleza.

Creo que te comprendo amigo. Y estoy de tu lado, si se me obliga a estar en alguno. Hizo una pausa y continuó. Sé que has oído demasiados discursos y moralinas hoy, pero no me quedaría a gusto si no escuchases la mía. Nauj sonrió amigablemente e hizo auténticos esfuerzos para que esa sonrisa sobrepasase el umbral de su capucha. El silfo tiene su propia naturaleza y ésta se muestra demasiado extraña para nuestro entendimiento; sus motivaciones parecen proceder de un sentido de la justicia demasiado elevado para los pobres mortales.

Los humanos y los goblins tienen la suya propia, demasiado común en muchos aspectos. Estas tierras son a menudo demasiado pequeñas para la convivencia pacífica, pero piensa que la diferencia entre el mercenario y tú se podría medir con el grosor del filo de una espada bien afilada.

Ambos defendéis a vuestra raza, aún a costa de las otras. Ambos habéis visto a demasiados congéneres morir en manos de los otros como para olvidar el odio generado, pero precisamente eso es lo que os da la razón a ambos. O lo que os la quita a los dos.

Nauj observó la cara del goblin. 

Lo siento Bolg. Si hubiese encontrado a tiempo la manera de distraer a Seryu y que hubiéseis podido solucionar vuestro problema a solas lo habría hecho, pero me temo que la magia del silfo es demasiado poderosa para mis pobres trucos, terminó, espantado por haber pronunciado tantas palabras juntas.

Hizo una pausa como para sopesar cuál era la mejor opción en estos momentos y, sin saber si acertaba o no, acabó diciendo: Creo que aquí no nos queda nada por hacer. Se dió la vuelta y dijo ¿nos vamos?

El goblin miró a Nauj, y este no parecía reprenderle ni juzgarle por sus acciones. Cosa que reconfortó el airado corazón del piel verde.

Bolg creyó entender lo que su amigo intentaba decirle, pero no dijo nada. Aun necesitaba calmar sus ánimos, ante el fracaso de su misión. Tan cerca y a la vez tan lejos. El goblin suspiró pesadamente.

- Zi, zerá mejor que noz vayamoz de aquí. Habrá otra oportunidad, lo preziento. Echó la vista atrás durante unos segundos. Contemplado la escena, con el dragón, ahora manso, y las figuras del mago y el mercenario de pié delante de la bestia. Escupió en el suelo, y emprendió el camino junto a Nauj.

Blog y Nauj se alejaron del lugar, dejando nuevamente a Syara y Seryu, aunque ahora estaban acompañados del mercenario...y un dragón "amistoso" o al menos calmado. El silfo y la chica les han perdido de vista, por lo cual la companía de los 4 llegó a su fin, y era hora de poner en claro los proximos destinos que seguirían los pasos de cada uno.