En contraposición con Seryu, Inzar saludaba con ruidosa extroversión, aunque al parecer era correspondida por quienes le reconocían. Incluso en un momento sacó de entre sus cosas un bonito colgante de piedra rosa engarzado en una cadena de forma delicada, aventandolo a una chica de cabello negro y piel ligeramente mas oscura lo cual que señalaba que no era nativa de Zanda, que estaba saludandole con la mano.
-Te dije, que tendría un regalo de cumpleaños para ti, Tenye -comentaba radiante- ¡Despues hablamos, voy de guía!
Un gesto de coquetería sin duda, que parecía haberle encantado a ella. Inspiró aire fresco luego de dejarle atrás, y se le veía bastante feliz. Quizá, aquella actitud fuera un reflejo de lo mucho que se alegraba de estar vivo y en su ciudad. En eso, giró la cabeza hacia ellos.
-Bueno, mientras no nos metamos con el palacio podemos ir a donde quieran, asi que dirán si estan interesados en ver o hacer algo.
Sonreí al hombre agradecida de dejarnos continuar. La ciudad era preciosa, los paisajes llamaban mi atención, pero no tanto como los lobos.
Sonrío al percatarme de sus miradas. Me sentía feliz de alguna forma, tranquila y cómoda, como si estuviera en casa ¿Era esto normal?. Camino a paso lento, para así deleitarme con el paisaje, con los animales, con todo.
Suelto una leve risa al ver la actitud de Inzar. Se sentía muy cómodo de estar en casa, sería divertido si ahora mismo apareciera su madre. Llevo una mano a la boca para ocultar mi risa.
Pero ésta no dura mucho, lentamente abandona mi rostro al percatarme del repentino aparecer de la melodiosa voz de Seryu. Aún no me acostumbraba por completo a tan peculiar vínculo.
Giro la cabeza en su dirección. Mi boca estaba ligeramente abierta y mi rostro mostraba incertidumbre, curiosidad. Asiento como respuesta. En la noche creo que es el mejor momento, ya que no se me ocurre una excusa para apartarnos de Inzar. Respondo utilizando el vínculo. A veces resultaba útil comunicarse de aquella forma.
Aparto la mirada de su rostro y la fijo en Inzar, quien continúaba feliz y emocionado de estar en su territorio, pero, ahora yo no sonreía ¿Qué era eso que Seryu deseaba decirme? y ¿Que Inzar no podía formar parte de la conversación.
Miro hacia el suelo, pensativa, descifrando aquello que me diría ¿Sería algo bueno o malo? suspiro un tanto frustrada. La espera sería larga.
-No te preocupes. Solo te comentaré mis objetivos en la ciudad, las cosas que me parecen extrañas desde que entramos y mi investigación. No hay nada de lo que preocuparse en exceso.
El acceso telepático era algo agotador si se abusaba del mismo, por lo que largas conversaciones resultaban mejor en una conversacion normal que en una mental. Debido a ello, debían de establecer un horario para poder hablar con soltura sin que nadie los oyera.
-Entonces, esta noche hablaremos. No lo olvides, te esperaré.
Luego de aquello se separó del grupo
-Iznar, lo siento, tengo que ir a mirar una cosa, si me disculpas. Volveré, estoy seguro, y encontraré el lugar. ¡Hasta luego!
Despidiéndose marchó hacia otro lado, desviándose del camino de sus compañeros y volviendo a vagar solo durante unos minutos.
Su destino: El meteorito caido en la ciudad.
¿Porqué la gente se sentía feliz cuando un meteorito había caido y destruido un hogar? ¿De qué material era? Quizás simplemente fuera un fenómeno meteorológico, pero sin duda sería demasiado extraño. Por ello decidió desviarse del camino a observar tal suceso y a recabar información, de paso, sobre la jerarquia en aquel lugar y los nuevos sucesos acaecidos en todo el mundo.
Por la calle que tomó había mas personas, algunas con sus respectivos animales de companía. Hablando un tanto con algunas de ellas, descubrió que no parecían nada felices con el tema del meteorito. Sin embargo parecía que continuaban su vida lo mejor que les era posible. El proyectil en llamas, lanzado por una catapulta de Alanku, había caído en la zona central de la ciudad reduciendo a escombros una casa de buen tamaño a la que fue a impactar, y había dejado huerfano de madre a un pequeño niño humano de menos de nueve años. Aunque la gente agradecía que el daño no hubiese sido mayor, nadie estaba satisfecho con la muerte de una buena mujer y la exposisión de su cadaver a los ojos del niño antes de que alguien se acercara rápidamente a echarle una manta encima.
Conforme se fue acercando al lugar, averiguó algo mas sobre la piedra gigante aunque sin tanto interés. La habían cubierto de brea para potenciar el fuego, y amenazó con quemar parte de la ciudad aunque no llegó a ser debido a la rápida accion de la gente que estaba allí.
Podía vislumbrar ya desde mas cerca las ruinas de la casa, aplastada por el impacto de la roca que aún estaba encima de estas. Alrededor solo podía verse algo de gente picando parte de la roca, aunque les quedaba bastante trabajo por delante...
-¿Lo esperamos no?
Se rascó la cabeza algo confundido.
-Joder con el tio, ya podría haberme dicho donde quería ir y le acompañaba.
Puso los brazos en jarras mirando a Syara en espera de su respuesta. Despues de todo, estaba actuando como anfitrión así que eran la chica y Seryu los que mandaban en eso.
De momento solo para el dire hasta que vuelva Seryu, recordad xD
La indiferencia con la que trataban el asunto era realmente asombrosa.
Poco a poco llegó hasta donde el meteorito había caido: Los relatos de la gente sobre la mujer envuelta en el percance y su hijo lo había sobrecogido. Sin embargo, necesitaba mas información.
Tocó la piedra y trató de centrarse en las percepciónes. Una vez hecho esto, dió conversación a los que picaban la piedra. Se dirigió a una mujer y su tono fue educado y gentil.
-Discúlpeme... ¿Ha sucedido algo para que la gente se haya olvidado de este suceso tan extraño? Además.. ¿De donde vino el ejército que disparó este meteorito? No creo que simplemente os hayan atacado por no haber hecho nada...¿Conoce usted la razón por la que estos os intentan atacar?
-¿No eres de aqui verdad? -detectó inmediatamente, dejando de trabajar. Apoyó el pico en el suelo, aprovechando a tomar un respiro.
-No hace falta que nadie de aqui haga nada para que Alanku ataque. Como es una ciudad que no pueden tomar de ninguna forma por la fuerza, intentan hacernos decaer de otro modo...-y luego pasó a explicar, apesumbrada- Al menos yo no se de donde cayó esto, pero que es por la mano de D'Thire eso seguro. Apenas impactó esto el escudo de la ciudad se levantó, pero nos habló algún cerdo diciendo si nos gustaba que nos mataran día a día o algo por el estilo...
La mujer se dedicó a observarle ahora, esperando sus palabras.
Y no le di respuesta alguna a Seryu, solo asentí, eso era mas que suficiente. Sus palabras no me tranquilizaron, sentía curiosidad por sus preguntas, quizás debía tranquilizarme, pero, me era imposible.
Observo como se marcha. Nuevamente abandonaba el grupo y eso me irritaba un poco, por lo cual mi ceño estaba ligeramente fruncido, pero no debía sentirme asi, solo eramos compañeros de viaje, no tenía porque darnos explicaciones ni tenía que darle explicaciones.
Suspiro, intentando asi relajarme un poco y mirar las cosas desde otro punto de vista -estoy segura que él nos encontrará, Inzar- respondo a su pregunta cruzandome de brazos. Resoplo e intento relajar el rostro -continúemos- agrego al tiempo que comienzo a caminar -quizás podrías presentarme a tu madre- lo miro por encima del hombro y le sonrío con cierta malicia.
-Pues si, aunque conociendola creerá que eres mi novia. Tu lo niegas, ¿vale? Que sino se pondrá algo...melosa
Comentó algo turbado. Aquello resultaba cómico si, su imágen de tio duro quedaba bastante eclipsada por esa faceta suya.
No pude evitar soltar una risotada -pero, supongo que melosa contigo ¿no?- continúo riendo sin detener mis pasos -no te preocupes, haré lo que me pidas- le guiño divertida.
La imagen de Inzar en brazos de su madre me resultaba muy graciosa ¿Acaso también se pondría melosa conmigo?. Había recuperado mi ánimo, estaba entusiasmada de conocer a su madre -bueno, ¡pues en marcha!- digo entusiasmada -¡tu madre se pondrá feliz al verte!- la emoción se reflejaba en mi voz.
Avanzaron lo que tenían de trayecto hacia el este, lo cual era relativamente poco. Alguna que otra persona saludaba al chico como se había visto antes, y mientras andaban pudieron apreciar variadas tiendas. A lo lejos pudieron observar un extenso terreno usado a modo de terreno de acampada, que presumiblemente fuera el asentamiento de refugiados. La Vorágine, que así se llamaba la tienda, estaba poco mas adelante. Sin embargo ambos detuvieron el paso y se quedaron helados.
A unos pocos pies de la puerta de la frutería, estaban de pie Nauj y Blog, contemplando el cartel de la misma. Cerca de ellos, había un cachorro de perro rando vueltas.
De momento, a pasar a la escena "La vorágine"
-Hm...comprendo... Permitidme ayudaros.
Comentó, aferrando aún mas el bastón. La magia elemental sería util en algo como aquello... Definió un círculo alrededor de aquella esfera de piedra. A un golpe de su bastón, el suelo se abrió y la profunda luminosidad lo devoró. De un momento a otro, desapareció, instantaneamente, al igual que la esfera.
Miró de nuevo a la muchacha.
-La magia es muy poderosa, y en buenas manos puede facilitar el cambio del mundo hacia la paz...
-Necesito saber mas de Alanku, señorita, ¿Hay alguien que pueda ayudarme? Voy siguiendo sus rastros y sus acciones.
-Vaya...¡gracias! -agradeció bastante animada por librarse del trabajo. La demas gente de alrededor también parecía alegres por el hecho- Bueno, Alaknu es la capital de Kysuta como sabrás, y es donde esta instanado el "rey" o mejor dicho, dictador. La carretera carámbano conecta directamente con ese sitio, aunque es un camino laaaargo de recorrer...Claro que en manos correctas no solo la magia, sino muchas cosas pueden ser herramientas de paz. Pero también no, mira ayer el ataque relámpago que hicieron para con nos. Vinieron, dispararon la piedra en llamas y desaparecieron. La gente que va al combate directo contra ellos migra hasta la capital de Idu, así que aqui solo se quedan los que no pueden pelear, o no lo desean.
-Comprendo. Una cosa más y no la molesto, señorita. ¿Cuál es la próxima parada para ir hacia el reino? ¿Cuantos reinos conquistados?
Aquello era lo que mas le incumbía, y además aquella gente no merecía que tropas de D´Thir les atacaran de cuando en cuando. Sería posible quizás liberar algunas ciudades entre unos pocos. La capital de Idu..parecía que tendría que hacerle una visita antes de continuar. Poco a poco apreciaba que la maldad del corazon de D´Thir era por causas externas a el: Ningún humano podría haber sido corrompido de aquel modo de manera natural y sin ningun tipo de manipulación.
-¿Idu a cuanto queda de aquí?
-Algo lejos dependiendo del camino que tomes. Puedes ir hasta Alanku e ir por la salida hacia Idu. O puedes ir hacia el sur hasta cruzar Zanda. Al final saldrás a Idu si vas en linea recta. Oye, te debo un favor por lo de la piedra así que llevate esto.
Se pudo ver como rebuscaba en un bolsillo que estaba tirado cerca de donde trabajaba, tomando un rollo de pergamino de este.
-De momento no planeo ir a Idu en un buen tiempo, así que este mapa de allá no me sirve para nada. Quedatelo, ¡y buena suerte!
Dos caminos diferentes, dos planes. La mujer le había entregado un pergamino, que recibió con una cálida sonrisa
-Muchas gracias por la información y el pergamino. Espero que dentro de poco la paz vuelva a reinar en esta tierra. Hasta entonces, cuidaos y no decaigais.
Poco a poco se marchó. La activación de un hechizo resultaba instintiva. La mente de Syara transmitía una especie de rastro imperceptible para los humanos normales. El vínculo mental anteriormente creado daba señales de su posición, y así marchó hacia el lugar de donde provenía la misma.
-Bien. Tengo mucha información, quizás demasiada. Habrá que sentarse a discutir.
Fue sorteando las calles sin problema alguno, con paso veloz. Al estar a relativamente poca distancia su vinculo mágico le permitió perfectamente ubicarse, aunque conforme se iba acercando vió algun que otro chiquillo rebasarlo corriendo en dirección a donde se dirigía.
-Seguro que la señora Dhuftis le va a arrear de lo lindo...- alcanzó a escuchar.
Siguiente escena, La Vorágine.