Luego de tres largas semanas de viaje, empezaban a escasear un poco las provisisiones del goblin, al menos lasque llevaba almacenadas. Zanda podía llegar a ser un territorio irritante, siempre con sus lluvias, ventiscas y nevadas. La gente solía ser civilizada y hospitalaria en esas tierras, pero el ser goblin siempre resta confianza...especialmente cuando uno trata con pieles rosas u orejas picudas. Según en mapa de piel que traía consigo, había un pueblito de poco mas de una treintena de personas cerca de aquí. (Y por decir cerca, calculaba a vistas media o una hora de caminata). Mientras andaba, debía meditar varias cosas. Lo primero, era que hacer. Podía mendigar algo de comida en Pueblo Escarcha, que sí se llamaba el lugar. Podía intentar saquearlo, despues de todo era un pueblucho. O simplemente podía intentar negociar normalmente con algo de dinero que traía en la bolsa.
Además de esto hace tres días le había sacado algo de información de interés a un compañero de tribu con el que se había cruzado en territorio de Alanku, para su suerte, el maldito garrapato recordaba el favor que le debía.
Gracias a esto, pudo enterarse de que el humano al que le andaba siguiendo la pista era mercenario. En concreto, un cazador de mostruos como se hacía llamar, y su nombre era Inzar. Aparentemente, el humano había salido hacía dos días hacia Seiní por un trabajo, y le corría prisa ir tras su rastro. Sin embargo ahora, tenía que pensar en su futuro inminente en cuanto a la comida. A lo lejos vio un humanejo encapuchado, sentado en una piedra a un lado del camino. Ahora tenía otra opción, ir a incordiarle o dejarle en paz. Estaba mordisqueando algo, parecía.
Bolg meditó muy seriamente robar las provisiones que necesitaba a los aldeanos de aquel pueblucho al que se dirigía. Pero estaba solo, y un goblin solitario era presa fácil, si cometía algún error.
Un humano solitario en medio del camino era una presa mucho más asequible. Si no quería compartir su comida, siempre podría quitársela.
- Zi, mucho máz fácil. Se dijo para sus adentros.
Se acercó hacia el encapuchado, observando su reacción. Si se levantaba y huía, le dejaría el trabajo mucho más sencillo. Mientras caminaba despacio, husmeó el aire, buscando algún olor extraño. No quería tener ninguna sorpresa desagradable en forma de emboscada.
- Buenoz diaz buen hombre. Saludó el goblin con su aguda voz. - ¿No tendrá un poco de comida y bebida para poder compartir conmigo? Bolg se esforzó en no parecer amenazante. Normalmente un goblin no causaba buena impresión en los humanos.
El humano actuará por la escena "Piel-verde en la nieve". Postea allí hasta nuevo aviso :)