Partida Rol por web

Aquel hombre no pudo reaccionar a tiempo para evitarla presa del drow, y ahora estaba en una posición bastante peligrosa...había altas probabilidades de que con cualquier movimiento en falso aquel cazarrecompensas le rajara la garganta con premura. El resto de sus camaradas se quedó en tenso silencio, inmóviles. No parecían dispuestos a arriesgar la vida de un compañero, lo cual era una ventaja fundamental que aprovechaba el elfo oscuro. Una actitud cobarde a ojos de muchos sin duda, pero bastante inteligente para las mentes mas retorcidas.

Bolg dibujó una media sonrisa ante la rápida acción del drow. Sin duda una buena jugada, pues era difícil imaginar que los demás humanos pusieran en peligro la vida de su compañero.

Por otra parte, el guerrero goblion, podría haber intentado abalanzarse contras el drow, pero no tenía ganas que dijeran que el humano había muerto por su culpa. La cosa no era tan importante como para pasarse algunos años en una cárcel humana de mala muerte.

En algún momento el drow tendría que soltar al humano, solo era cuestión de esperar el momento propicio. En cuanto soltara al desdichado guardia, sería el momento de perseguirlo. Aunque en aquella gran ciudad el don de Bolg se veía mermado, debido a la gran cantidad de olores diferentes, el pequeño guerrero estaba convencido que podría rastrar el olor del drow. Por eso sonreía.

Nauj tomó rápidamente una decisión. Aquello sería su prueba de fuego, y nunca mejor dicho. Se concentró cuanto pudo y tan velozmente como pudo. Con las manos en la espalda trató de captar toda la energía del ígneo elemento que sintiese a su alrededor, y con ella fue amasando una pequeña esfera incandescente.

En apenas un pestañeo, el encapuchado adelantó su brazo derecho y de la mano salió despedida la bola de fuego, con destino a la mano del drow que empuñaba el arma. Claro que, quizás no con la precisión que se hubiese deseado en tales circunstancias, pero Nauj aún era torpe en estos lances.

El drow de repente sintió una terrible quemazón en la mano, como si estuviera en contacto con una hoguera. De repente esta estalló en llamas, por lo que por acto reflejo empezó a sacudir la mano dejando caer el cuchillo, olvidandose completamente de su rehen en pos de apagar la piel que sufría la agónica quemadura. Poco tiempo tuvo de mas nada ya que enseguida tanto el ahora libre soldado como sus compañeros se adelantaron a apresarle. En cuestión de instantes le habían colocado las manos a la espalda y las habían fijado allí con una cuerda corta que uno de ellos sacó del cinturón.

-Bastardo así que cazarrecompensas ¿hm? Mejor empieza a rezar al dios en el que creas, porque lo mas probable es que te echen a la bestia del castillo. Si es que contengo las ganas de darte tu merecido antes, bah no puedo del todo...

El guardia que había sentido el acero contra la piel asestó un merecido puñetazo sobre el rostro del asesino.

Vociferó con rabia luego de recibir el golpe, viendo como un maldito conjuro había acabado con su libertad y como un miserable humano osaba levantarle el puño de esa forma.

-¡Mil rayos os partan, cerdos! Tu, el del vestido, ¡te acordarás luego!

Forcejeó en bano, tenía cuatro gorilas aferrados a su cuerpo como garrapatas y no pudo evitar que le amarraran. Había oído algo sobre la bestia que protegía al clérigo de la ciudad, ¿así que realmente era cierto que los condenados a muerte iban allí? Al parecer lo averiguaría...

Aclarada la situación, y con el drow a buen recaudo, Nauj señaló el cartel que uno de los guardias tenía en la mano.

- ¿Quién era ella? -preguntó- ¿Qué interés podía tener D'Thyre en su muerte?

Todo aquél que fuera digno de la atención del tirano le interesaba a Nauj, como esta mujer asesinada o como aquella chica extraña del cartel que arrancó Bolg de un árbol cuando se encontraron con el silfo y la inúe. Quizás fueran detalles importantes para dar forma a su misión.

-Jane Gray...

El guardia suspiró, y los demas parecieron bastante apesumbrados con la noticia.

-Parece que estan yendo de forma implacable tras los mas valientes. Jane era bastante conocida por aqui se dedicaba a planear ataques relámpago a las caravanas de prisioneros que se transportaban a Alanku, como también a las que transportaban cosas de valor al mismo sitio. Incluso desmanteló una con una escolta de élite ella solita, esa vez transportaban esencias.

Negó levemente con la cabeza. Y mientras uno de sus compañeros, mas corpulento, agregó:

-Parece que todos los peces gordos estan teniendo problemas, se cuenta en las calles que también pillaron a la de la capa blanca en Shrae. Ya hace un tiempo mataron a Sarella, vaya tría de mujeres bravas... -comentó con una leve sonrisa- pero dos ya estan muertas al parecer. Mañana a primera hora unos fisgones abrirán un teletransportador temporal en las afueras de la ciudad para ir directo a un pueblito llamado Ivere cerca de donde dicen que le vieron, ya me gustaría ir. Panda de crios...solo van a conseguir que los maten.

-Me gustaría bastante ir a echar un ojo también, pero no podemos irnos si nos da la gana dejando nuestras tareas descuidadas -esto lo dijo otro de los servidores.

-Bueno, que tenemos al elegido de los dioses en la ciudad. Nosotros también podemos ayudar ayudandole a él...

Parece que se habían puesto a conversar durante algunos minutos, aunque sin descuidarse del elfo ni un solo segundo.

Después de ver como se había resuelto la situación, Bolg miró a su amigo orgulloso de su rápida resolución, y de sus extrañas habilidades. Parecía que nunca dejaría de sorprenderlo.

Tras escuchar, como quien no quiere la cosa, la conversación de los guardias, el pequeño goblin se acercó a su compañero.

- Que tal zi echamoz un ojo a eze pueblo... La voz del guerrero era un susurro en el oído de Nauj. - Tal vez encontremoz algo que noz indique el camino a zeguir... Dejó de hablar unos instantes, y escrutó rápidamente a su alrededor, de forma nerviosa y desconfiada.

- No me apetece quedarme aquí para cavar zanjaz... No ze zi me entiendez...

La ocasión que se le brindaba de ir en busca de aquella extraña muchacha atraía enormemente a Nauj. Sin embargo, algo más rondaba por su cabeza, así que después de que Bolg le hablara, le contestó:

- A mí tampoco me apetece en exceso quedarme a cavar zanjas o a cuidar refugiados, Bolg. Esa será misión para otras gentes.

Pero venir hasta Seiní no ha sido en vano. Dos puertas se nos abren para tratar de reunirnos con nuestros destinos. Una ha sido el conocer la dirección donde vive la madre de tu mercenario, quien tal vez te pueda devolver de nuevo su rastro. La otra es un portal que nos puede poner en la pista de esa chica, que tal vez sea clave en el porvenir del mundo, a juzgar por el interés en ella que muestra D'Thyre. 

Nauj vió cómo las orejas del goblin se afilaban y el rostro se endurecía al oir nombrar al mercenario.

La tuya se abrió primero. Y el portal no se abrirá hasta mañana al amanecer.

Hizo una pausa y finalmente añadió.  Yo creo que aún tenemos tiempo de cruzar las dos.

Los guardias se habían llevado ya al drow, que se retiró obligado y maldiciendo en su lengua natal. El día aún estaba joven y tenían bastante tiempo para explorar los alrededores o hacer lo que les apeteciera. El cachorro sin embargo, aún seguía con ellos aunque estaba echado y con ganas de hacer nada por lo que percibía Nauj. Propio de una depresión.

- Bien. Murmuró Bolg ante las palabras de Nauj. - Zi aun hay tiempo, me encantaría encontrar el rastro de mi "amigo", zi, zi. El entusiasmo parecía haber vuelto al rostro del guerrero.

- Vamoz a ver a eza humana, a ver zi podemoz zacar algo en claro... Antes si quiera de mover un polo pié, Bolg miró a Nauj. Parecía que el guerrero estaba pensando que palabras utilizar y como hacerlo, y tras unos instantes de silencio, se decidió.

- Nauj... Un hilo de voz, casi apesadumbrado salió de la garganta del goblin. - No quiero cauzarte máz problemaz de loz que ya te he cauzado... En la mente del goblin resonaban aun las imágenes del conflicto con el mago blanco. - Así que te agradecería que tu hablaras con la mujer... Agachó la cabeza, pero en sus ojos se podía percibir la ira de la venganza. - Temo que si veo a esa humana, no pueda contenerme, y me lance a su cuello una vez tenga la información que necesito... Estaba claro que le estaba costando mucho contenerse ante la simple idea de matar a la madre de su enemigo, sabiendo que esto le haría sufrir.

Alzó la cabeza y volvió a mirar a Nauj, esperando su respuesta.

Nauj se despidió de los guardias, no sin antes preguntarles el lugar exacto donde, a la mañana siguiente, se iba abrir el portal. Satisfecho al ver cómo se llevaban al traidor, siguió conversando con Bolg.

- No hay problema Bolg. Yo hablaré con ella. -dijo refiriéndose a la madre del mercenario-  Vayamos a la zona este.

Antes de emprender la marcha, Nauj se acercó al joven perro, que yacía en el suelo con los ojos repletos de tristeza. Nauj habló con él, suavemente, y trató de reconfortarlo. Le explicó que su ama ya estaría allí donde van los héroes al morir, al paraíso de los grandes guerreros. Y que, además, se había hecho justicia y el responsable de su muerte pagaría por ello. Se levantó, le pasó suavemente la mano por la cabeza y se dio media vuelta, dejando al cachorro abandonado a su suerte.

Nauj sentía un pequeño peso en su corazón cuando la pareja de amigos comenzó a andar, y no llevaban sino unos cuantos pasos, cuando el humano le preguntó al goblin.

- Esto ... Bolg ... -titubeó- ¿te molestaría mucho que tuviésemos un perro de compañero?

Caminaron por las calles de Seiní, deteniéndose a preguntar algunas veces y a comprar comida en un puesto ambulante en otra ocasión. A Nauj le preocupaba que cada vez escaseasen más las monedas. Deberían tratar de encontrar alguna forma de ganar dinero. Mientras paseaban y hablaban de lo emocionante que debía ser cruzar un portal temporal, o comentaban entre ellos todo el asunto del drow que acababan de vivir, Nauj le preguntó a Bolg dónde opinaba que sería mejor pasar la noche. Nauj le propuso que volvieran al campo de refugiados, tratando de ser lo más ahorrativos posible.

Finalmente la encontraron. A pocos pasos suyo, un cartel rezaba "La Vorágine" y los cestos y cajas de frutas y verduras se agolpaban junto a su entrada.

Escucharon pasos acercandose, y al mirar por encima del hombro se llevaron una sorpresa quizá poco esperada. Devulviendoles la mirada, Inzar y Syara estaban a corta distancia. Al parecer, la joven también había logrado arribar a Seiní y acompañada. Aunque a Seryu no se lo veía por ningún lado.