Atrevido el muchacho. Nada por allí entonces, debía buscar en otro lugar. Me dirigí hacia el exterior de la posada, ignorando a mi vez al muchacho espadachín. Ya había perdido el interés como diversión y como posible fuente de información.
¡Muévete, vamos! Quieto no conseguirás nada
Comencé a registrar las calles con la intención de captar algo extraño, la presencia del insufrible Fizban y el soldado. Tal vez siguieran vivos
Fuera seguía lloviendo y nuevamente se volvió a empapar. Era dificil buscar con la poca visibilidad que había, aunque quizá fuese conveniente revisar el establo de la posada para comprobar si estaban allí los caballos tanto de él como del otro comandante. También podía optar por revisar las casas cercanas, aunque probablemente armaría alboroto si no tenía mucho cuidado.
Comencé a registrar las caballerizas, esperando encontrar a aquel corcel... ¿Argénteo, se llamaba? Lo mismo daba, el caso era que lo necesitaba. Aquel patán, esperaba que fuera capaz de haber continuado el camino, o al menos de haber llegado hasta allí
Las caballerizas estaban apenas mejor iluminadas, con alguna farola de aceite. Había un jovenzuelo resguardado de la lluvia cuidando los caballos, procuró detenerte pero tras darle a entender que tu intención no era robar caballos simplemente te dejó paso, aunque observandote.
Y diste con lo que buscabas en breve: Tanto Argénteo como tu montura, Diablo, estaban allí descansando. Este último, como siempre, con su temperamento impertinente. Si estaban aqui quería decir que Shadar también, probablemente en algún lugar de la posada, pero...¿donde?
Salí del establo, buscando alejarme de aquel mozo de cuadras para que su corazón no se desbocase al convertirme en murciélago. Mi objetivo era encontrar un apoyo en la segunda planta, en la zona donde se situaban las habitaciones, y adentrarme allí sin ser visto con la forma sombría. Tal vez lograra un poco de regocijo al sorprender de nuevo a Shadar, tal y como sucedió en nuestro primer encuentro
Lamentablemente tu intento de cambiar de forma no terminó de funcionar, lo cual te llenó de furia. Estabas sediento desde hacía horas y cansado por andar bajo el sol y a pie durante todo el día para llegar hasta Ivere, no tenías suficiente energía. La única opción pausible era subir por las escaleras y buscarlo por tu cuenta, o pedir ayuda a los empleados para que te indicaran la habitación correcta.
Volví a entrar con expresión de ira en el rostro, volví a acudir al mozo que estaba en la barra para pedirle que me llevara a la habitación de Shadar, atendiendo a su descripción.
- De piel morena, una pequeña melena de color rubio pajizo, ¿donde está? ¿Cuál es su habitación? - pregunta con rudeza
La sangre... la necesitas tanto como yo.
Con un movimiento de cabeza intenté ahuyentar las voces, intenté prestar atención a la indicación
Aquel mozo de la barra negó con la cabeza, aunque con temor al ver que ya estabas con semblante iracundo.
-Señor, yo solo sirvo bebidas. Las habitaciones estan en la parte superior, no se cual le asignaron pero si vi a alguien parecido agenciarse la llave de una. Es en el otro mostrador donde asignan las llaves.
Me encaminé hacia allá, esperando por fin dejar de dar vueltas inútiles. Repetí el proceso en el otro mostrador, con el propósito de que me hicieran llegar. Alegando ser un compañero habiando quedado para reunirme con él, esperé no tener problemas para llegar
-Ah...habitación 14 de la planta alta, señor...
Uno de los empleados le contesó rápidamente, con la intención de que se alejara pronto. Le señaló las escaleras de madera, que se ubicaban a unos cuantos metros de su pocisión invitandole al siguiente piso. Ansioso y de mal humor, te dispusiste a ello.
Pasa a la escena "Revelaciones".