Partida Rol por web

No se puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si no se ha cenado bien.

- Virginia Woolf, "Una habitación propia"

Al día siguiente todos os reunís, esperando hasta que a primeras horas de la tarda, Roderigo y un ayudante llegan a la posada del Cordero Rojo para llevaros a los 13 invitados hasta la mansión Giovanni en dos coches atestados.

Los carruajes están lujosamente adornados, con apliques dorados, pero el opulento aspecto se estropea a causa de los pesados postigos cerrados sobre las ventanas

- Es para proteger a los pasajeros en caso de un ataque de salteadores de caminos

Explica el cochero de voz oxidada, mientras desatranca y abre los postigos para permitir que entre la luz y el aire.

Luego, uno a uno os ayuda a subir a bordo:

Vlad, Paolo di Stefano, Mariana, Javier Lara, Guillerme du Paris, Francesco de' Madico y Fernando Vilarte en el primero de los coches;

y el resto: Ank Vor, Aricia Mytros, Diego, Giani Vitello, Lady Alisson y User Kuk en el segundo.

Cuando todos estáis acomodados dentro de vuestros respectivos transportes, Roderigo añade con cortesía

- Me tomaré todas las molestias para asegurarme de que el viaje resulte lo más cómodo posible

Y cumpliendo con su palabra, se preocupa cuidadosamente por la comodidad de los pasajeros durante todo el viaje, disminuyendo la velocidad en los tramos más abruptos.

El despertar fue intranquilo, del mismo modo que el sueño, debido a que todos los recuerdos de la noche anterior no paraban de dar vueltas por mi cabeza... Bajé a la sala de las mesas en la que nos habíamos reunido la noche anterior para tomar el desayuno y esperar. Me dediqué a dejar pasar las horas, buscando algun quehacer o yendo a mi cuarto a estudiar de algún libro (en la intimidad, ya que sabía que aunque en mi casa estaba muy bien visto, los ojos ajenos no verían bien que una mujer estudiase). Así pasaron las horas, hasta llegar el cochero. Agradecí mi compañía en el carro, sobre todo la del señor User Kuk, pues parecía la persona más diplomática de todo el lugar.

Pose los pies en el carro y busqué un asiento libre junto a una de las ventanas, para poder ver el paisaje. Y allí me quedé, perdiendo mi mirada...

El camino se hacía algo largo y, aunque intimidada por la presencia de tantos hombres, me decidí a entablar conversación con el exótico extranjero.

Y bien, señor User Kuk - digo, pues todavía no tenía claro cual era el nombre y cual el apellido, o si los dos eran nombres, o lo que fuera - ¿gustaríais de hablarme de vuestra tierra? Me han hablado de la belleza del Sol de oriente y la blanca arena de los desiertos, pero siempre viajeros que exageran lo bello, nunca un nativo. - mas me quedo un momento intimidada, algo que veo por la ventana no me encaja del todo bien...

Me siento tranquilo en ese coche de caballos por fn voy a conocer a nuestro anfitrion, la verdad es que su cochero ha logrado impresionarme, ¿el hara lo mismo o habre puesto el liston demasiado alto?

Que paisaje tan terriblemente hermoso y cruel, como adoro todos los lugares que atraviesas la cordillera de los carpatos.

Poso mi mirada en Mariana, la verdad es que las mujeres me suelen dejr bastante indiferente, pero ver el terror en su cara como resultado de los lacayos de nuestro anfitrion me produce una agrdable sensacion, me quedo mirandola impavidamente a los ojos.

La chica finalmente sube al carruaje, sus pequeños ojos demuestran el cansancio producido por la evidente falta de sueño. Se había pasado la noche dando vueltas en la cama. No se sentia tranquila, como si en cualquier momento en medio de la noche alguno de aquellos extraños tubiera que irrumpir en la habitacion y abalanzarse sobre ella poseído por los espiritus diabolicos provinentes de la mansion cercana.

Ahora dentro del carruaje no se sentia mejor, rodeada solo de hombres extraños. Uno de ellos de tez palida no le quitaba los ojos fríos de encima; ella se sentía inquieta y no sabia donde mirar. El nerviosismo impidio que pudiera fijarse en cualquier cosa extraña a su alrededor mas que aquellos ojos que la atravesaban

- ¿Hay algun problema señor?

Dijo del tiron agarrandose las ropas de su vestido con los puños y la mirada fija en el suelo de la cabina.

Ninguno señorita, solo estaba contemplando el mas bello de los paisajes que nos dejan ver los carpatos, no estaba acostumbrado a ver crecer rosas en estos parajes.

Dijo Vlad con la voz mas convincente y refinada que se podia escuchar, a la vez que intentaba escrutar los pensamientos de la joven con su magnetica mirada.

Ademas tiene caracter, estupendo, penso, tal vez Giovanni no sea lo unico interesante aqui.

Guillerme du Paris ha bebido demasiado y a dormido demasiado poco para poseer todas sus capacidades en perfecto estado, la misma luz del sol no hace mas que molestarle mas que su pequeño dolor de cabeza. Ya no parece el mismo hombre que bebia con jubilo sino mas bien un viejo cascarrabias con mas años que los que aparenta, durante un segundo antes de meterse en el carruaje observa a su alrrededor con la sensación de que algo se le pasa y que no le para de hacer creer que se esta metiendo en la boca del lobo.

Diego mira hacia el exterior atento a posibles ataques. Apoya una mano sobre s y su frente y pone un gesto de dolor. No parece tener muchas ganas de hablar y se queda contemplandoal resto mientras ajusta el guantelete de la armadura que al parecer no tiene bien encajado.

Al despertar por la mañana tengo el cuerpo totalmente dolorido y la cabeza embotada. Sin duda alguna, por lo poco que recuerdo, todos mis sueños han girado alrededor del mayordomo de nuestro anfitrión. Una sensación de terrible desasosiego me invade cuando miro la mano que él lamió esperando alarmado ver el rastro de su saliba aún. Toda una noche de sueños y todo alrededor de un gesto tan extraño como simple.

Musitando unas leves palabras al posadero, desayuno algo de leche y queso en silencio.

Cuando nuestro cochero aparece, me introduzco en el carromato con unas palabras de agradecimiento mientras deposito en su mano una pequeña cantidad de monedas, algo humilde pero de esta manera me siento mas confortado, y me dispongo a combatir el frio de la mañana arropado con mi capa.

una vez dentro del carromato, libero el talabarte de mi cintura y deposito la espada a mi lado, apoyada en el propio carro y a mano por si fuera necesaria, dejando aún en el cinto la daga

la noche solo me habia dejado un sabor amargo de terror. cuando al fin logre conciliar el sueño me encontraba transido por el frio y todo lo ocurrido. las heridas de mis manos no se habian cerrado y al alba me encontre envuelto en una mortaja formada por las sabanas hechas jirones y el colchon cubierto de sangre. pesadillas y mas pesadillas...realmente abrir los ojos y tenerlos cerrados era aterradoramente similar.

el viaje en coche no me proporciono mayor sociego, pero agradeci que el cochero fuera tan solicito. al menos mirar el paisaje me distraia.

dentro del pequeño claustro rodante escuche la voz de la bella mujer, pero no capte si me hablaba a mi o a otro de los ocupantes...

La noche fue extraña, el aposento donde Francesco se le antojaba incómodo, no por el estado de la misma, sino por lo impersonal y sobrio de la estancia.

Se desvistió y tomó un batín y se introdujo en la aún fría cama, esperando que Morfeo se adueñase de él rápidamente. Y así ocurrió, aunque hoy Morfeo no se sentía indulgente con él, su sueño transcurrió mezclando sucesos de su pasado y pesadillas bañadas de sangre, casi agradeció que el posadero le despertase de una manera itempestiva, gritando en medio del pasillo que los carruajes ya estaban preparados.

Se aseó, vistió tomó un trozo de pan y subió al carruaje dando los buenos días a sus compañeros de viaje, haciendo de tripas corazón por la mala noche.

Despues de un reparador sueño me reuni con el resto de invitados y espere junto a ellos a que vinieran a recogernos. Cuando el coce de caballos aparece, mi cabeza parece protestar por los excesos del dia anterior.

Una vez en el carruaje me dejo caer sobre uno de los asientos y me preparo para el viaje, rezando por que no sea muy largo

Mientras mirais por la ventana, el escarpado paisaje se torna en densos y oscuros bosques a los que os adentrais mas y mas, es entonces cuando se cruza en vuestra mirada una dura e inquietante imagen:

Diego reacciona al ver la escena entre los arboles.-¡Alto cochero! ¡Inocentes en apuros!-. Se acerca a la puerta del carruaje dispuesto a correr hacia las figuras oscuras.