Partida Rol por web

¡Comienza vuestra segunda cita! Los concursantes evitan a la pareja puesto que una vez encontrados, debían ser ignorados al igual que ellos habían de ignorar al resto de concursantes.

Raquel se había quedado en el banco y sólo quedaba uno libre.

Como siempre, nadie se acerca a mi primero, me ven gorda y asquerosa... pensó deprimida la pobre Raquel. Se secó las lágrimas con un pañuelo que se metió en el escote, aprovechando para sacar un poco de chocolate.

Hola... dijo tímidamente al joven ¿te apetece algo de chocolate?

Brad miraba las estrellas cuando la voluptuosa mujer se acercó a él ofreciendo una barra de chocolate. No tenía muy claro si seguir observando las estrellas o aquellos hipnóticos movimientos.

- ¿Chocolate? Me temo que no - preguntó Brad. - Soy diabético. Tengo que controlar el azúcar que tomo.

Oh, no te preocupes dijo Raquel mientras se daba la vuelta. El chico no la conocía, no era plan de que viera dónde guardaba sus provisiones. De su escote, sacó una tableta nueva y se giró para compartirla con Brad.

Este chocolate es especial para diabéticos. Lo llevo porque, bueno, me gusta su sabor dijo mientras le tendía la tableta y se ponía roja.

¿Chocolate especial para diabéticos? Mmm, ¿de verdad es chocolate?

- Probaré un poco, pero no me gustan las cosas con el sabor dulce, ya sabes... - cogió un trocito de la tableta y mordió, percatándose de que estaba parcialmente derretido. - Por cierto mi nombre es Brad. - dijo Brad con extraña confianza. - Veo que te gusta el chocolate, pero deberías guardarlo en algún lugar donde conserve la temperatura, - enseña el trozo haciendo destacar la zona donde está flácido. - está un poco derretido.

Esta chica tiene un problema de salud serio, pero por experiencia, recomendar que vayan a un médico no les sienta bien. ¡Encima que me preocupo! 

El calor siempre le da un sabor distinto a las cosas dulces dijo encogiéndose de hombros un poco incómoda. ¿Qué quería ese hombre, que cargara con una nevera portatil para sus gustos y placeres?

Mi nombre es Raquel soltó tras su presentación.

Esta cita no va bien... pensó deprimida. Estoy destinada a estar sola, y sólo por tener unas curvas maravillosas.

Movió las brazos demanera inconsciente, dejando que columpiaran solos.

¿Qué te apetece hacer, Brad?

¿Qué hacer? Ojalá fuera tan sencillo...

- Podríamos dar un vuelta por el paseo marítimo, podría ser entretenido. - sugirió con escasa convicción.

¿Qué se puede hacer con alguien al cuál le gusta el chocolate?

- Busquemos por allí una heladería - añadió.

Se ajustó un poco las gafas con la mano en un gesto de alguien acostumbrado, aunque de algún modo se lamentó de hacerlo.

¡Oh, una heladería! dijo Raquel satisfecha por la proposición. Y si nos dejan, podíamos alquilar una barca y salir a mar abierto... Allí no se me escapa

Para Raquel, si le habían propuesto ir a una heladería, significaba algo más. Quizá no le pediría matrimonio, pero eso surgía con el tiempo. Se ajustó el vestido que llevaba puesto y sacó a relucir su gran escotazo.

Vamos, seguro que encontraremos una buena heladería. ¿Un granizado quizá? Da igual, veamos qué nos depara la noche añadió mientras se agarraba de su brazo y empezaba a tirar de él.

Brad tragó saliva, pero el nudo de su garganta le impedía el paso a esta, haciendo el gesto un tanto incómodo para él. Sonrió al entusiasmo de la chica y asintió.

Miró arriba, a las estrellas que se dejaban ver entre las nubes. Quizás debiera haber seguido mi camino hasta allí.

- Por la noche no alquilan barcas, esos lugares cierran de noche por el peligro que puede conllevar. - meditó unos segundos. - Quizás haya algún barco de pasajeros que de una vuelta por el mar de noche.

Ohh... soltó Raquel apenada. Ya se había imaginado la escena. La luna en el horizonte, gigante. Ellos en una barquita con forma de cisne. La parte de ella más hundida en el agua, él casi volando a su lado...

Oh, qué romántico y bonito hubiera sido pensó reprimiendo un suspiro.

Sí, podemos pasear por el puerto a ver qué hay. Los puestos de allí son muy interesantes. Una vez quise que me pusieran el pelo lleno de trenzas, pero vino la policía. Me lanzaron contra ellos y salieron corriendo.

La policía se estuvo riendo de ella después, porque la usaron de barricada, pero eso prefirió no decirlo.

- Es la idea - dijo con una sonrisa ligeramente nerviosa. ¿La lanzaron contra los policías? - Es posible que haya gentes haciendo esculturas en la arena, podría ser entretenido.

inmediatamente se imaginó una escultura de Raquel en la arena, agitó la cabeza, aquello no podía ser sano, aquellas curvas no podían plasmarse sobre arena fácilmente.

¡Son maravillosas! dijo Raquel entusiasmada ¿Sabes que no son todas de arena? En el interior, tienen cajas y otras cosas, para facilitarse el trabajo comentó pensativa. Aunque parece trampa, no creo que lo sea. Esas esculturas que hacen son asombrosas.

Los "trabajadores de la arena" siempre la pedían que se alejara de sus obras si se acercaba demasiado. Una caída tonta podía destruir cualquier cosa.

¿Tienes tatuajes, Brad?

- ¿Tatuajes? Ninguno, no tengo cosas de esas. No me acaban de convencer. - dijo algo incómodo. - ¿Por qué lo preguntas?

Tatuajes... Estábamos hablando de esculturas de arena, ¿verdad? Con qué facilidad cambia la conversación.

Algunos realizadores del programa aparecieron interponiéndose entre ambos concursantes con la misma indiferencia ante la charla y lo que hacían como lo haría alguien incapaz de entender de lo que hablaban.

-Se da por finalizada la cita, según las normas han de seguir su camino por el paseo marítimo hasta encontrar una nueva cita del programa. No pueden comunicarse desde este mismo instante.