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La misión comienza con los Acólitos siendo reunidos para recibir instrucciones de su Inquisidor.
La Colmena Desoleum alberga muchas herejías y horrores, y habéis sido reunidos por uno de ellos. Hay reportes cada vez más frecuentes acerca de horribles muertes en los niveles superiores de la Colmena, con extraños objetos posiblemente de origen xenos o arqueotecnológico siendo encontrados junto a cada cadáver.
Los nobles han relatado que esas muertes fueron precedidas por brotes de comportamientos erráticos y problemáticos, y están preocupados acerca de que un noble de la colmena llamado Lans Guljian ha exhibido muchos de los mismos comportamientos.
La misión consiste en investigar las muertes y posibles conexiones con cualesquier artefactos ilícitos, determinar si hay peligros potenciales de naturaleza más amplia, y acabar con su distribución. Recuperar y contener cualquier objeto descubierto, para evitar que puedan corromper a otros.
Llevar la Luz del Emperador a través de la Colmena, pues hay poca iluminación apropiada en este decadente edificio ancestral. Desoleum se balancea en el filo de la navaja de la condenación y una herejía más podría precipitarla hacia el abismo.
“¿Habéis oído las últimas noticias de Lans? Por mis juramentos, parece que cada ciclo hay otro señor perdiendo su engranaje.”
El comportamiento del noble Lans Guljian ha sido errático en los últimos tiempos, a menudo dando la impresión de no ser consciente de quienes le rodean, y hablando en acertijos extraños y sin sentido. Los nobles del Ápice están escandalizados por el poco esfuerzo que ha hecho Guljian últimamente por cuidar su apariencia, a menudo apareciendo con ropajes arrugados o incluso harapientos. Siendo como son nobles, han convertido a Guljian en un tema principal de cotilleo, lo que no ha escapado a la atención del Inquisidor Eisengaard.
La familia Guljian es actualmente una mera sombra de su anterior gloria, habiendo perdido mucha riqueza y posición a los ojos de otros nobles. Lans Guljian reside en una mansión situada en el nivel más bajo del Ápice, lo que significa que a ojos de la mayor parte de la nobleza, apenas es algo mejor que los príncipes mercaderes y gentiles ricos de la Colmena Superior.
- Escena para narrar el comienzo de la primera misión del Equipo de Investigación Principal del Séquito del Inquisidor Haldane Eisengaard.
Lazarus fue mandado llamar por el nuevo inquisidor Haldane, allí en la casa franca se encontró conque ya se encontraba Caradoc y poco después llego el Tecnosacerdote Dakka Cantus, también se encontraba por allí Jaq Flair que parecía empeñado en estar pegado a ellos como su sombra. No sabía como había entrado a formar parte de la pandilla salvaje a la que perteneció, pero solo con imaginar lo que había hecho dentro de la misma. Cuando tuviesen algo más de calma trataría de averiguar algo al respecto.
El inquisidor llego al cabo de un rato y les informo sin rodeos de unas muertes extrañas en la que se estaban viendo envueltos nobles del ápice. Al parecer en todos los casos se encontraba en la escena del crimen o cerca un artefacto Xenos. La misión les dijo, consistía en averiguar como había pasado, recuperar los artefactos y limpiar las huellas.
Como información de la que poder tirar para iniciar las investigaciones les dio el nombre de un noble de la familia Vuljan que estaba comportándose de manera extraña como alguno de los nobles fallecidos.
Tras averiguar la dirección del noble y con una documentación falsa axial como unas ruedas dentadas que les hacían parecer originarios del planeta, mejor aun tras un apaño del hábil tecnosacerdote, se encaminaron a la casa del noble sin contratiempos. Una vez allí un nervioso criado les abrió la puerta y tras intimidarle consiguieron acceder a la vivienda, descubrieron que el noble se estaba autolesionando. Sin embargo un mercenario bien armado les trato de bloquear el paso, no se esperaba una carga rápida en respuesta y aunque logro impactar a Lazarus no les bloqueo por mucho tiempo.
Al llegar donde el noble estaba autolesionándose y sobre el escritorio había una esfera extraña y que no parecía de este mundo. Caradoc y el Dakka Cantus pronto se sintieron indispuestos y cuando Lazarus llego arrojo un trozo de cortina sobre la esfera e inmovilizo al noble, sin embargo acabo muriendo de un infarto sin que pudieran hacer nada salvo conseguir unas pocas palabras del noble que sonaban en idioma extraño y solo pudieron salvar “La rueda que chilla”, “niño pálido”, “orbe”. Registraron la casa y por un descuido acabaron pegándola fuego, pero al final resulto útil para limpiar huellas.
Investigando “La rueda que chilla” acabaron descubriendo tanto Caradoc como Lazarus que se refería a La rueda aullante, un garito de una banda de gente de rostro blanco. Fueron a tratar de sacar información allí, tras dejar el orbe en la caja fuerte de la casa franca dentro de un maletín y a su vez envuelto en la cortina, pero al parecer el porte de Lazarus no les inspiro confianza y se fueron sin caer en la trampa.
Mas tarde lo volvieron a intentar con Jaq Flair que como tenia aspecto de pandillero quizás no desentonara, Lazarus se quedo descansando de la herida sufrida con el mercenario. Sin embargo, al parecer esperaban algo así y se monto un tiroteo del que salieron bastante airosos todos menos Caradoc que recibió impactos de los pandilleros.
La victoria fue del grupo que consiguió hacer huir al jefe y capturar a uno de los pandilleros. Este se negaba a colaborar y tuvieron que avisar a Lazarus que tenia mano interrogando. Una vez que llego donde el prisionero tardo poco en confesar.
Les dio una dirección y un nombre que era quien les pasaba el material. Tras explorar la zona con la ayuda de la caza recompensas descubrieron que la casa cuartel donde se escondía el susodicho tenia fuertes medidas de seguridad tanto en modo de mercenarios como de alarmas de proximidad. Intentaron una maniobra de distracción frontal para que Jaq Flair y Fatal entraran por el lado contrario y se hiciesen con el objetivo.
Los defensores estaban fuertemente armados y tras acabar Jaq Flair con la mayoría de la retaguardia con su motosierra ayudado por los disparos de Tanda, fueron conscientes que tenían poco tiempo para encontrar al objetivo. Fueron rápidamente por los pasillos y llegaron a una oficina donde un servidor de combate ataco a Tanda que cayo inconsciente por una brutal acometida. Los disparos en vanguardia cesaron y Jaq no tuvo otra opción que replegarse con el resto de sus compañeros para ver como proceder.
Dakka Cantus
Informe de Misión
Nos fue encomendada la misión de investigar unas extrañas muertes en el ápice, lugar de residencia de los nobles del planeta. Unos extraños aparatos de los Xenos, habían sido encontrados en los lugares que se hallaron los cuerpos. Gracias a los engranajes de identificación, unas modificaciones de rutina que tuve que hacer y la información de mis compañeros, tuvimos acceso para investigar el ápice. Una vez allí y según la información que nos habían dado, fuimos, el Arbitrador Lazarus Enoch, Caradoc Noctine y yo, hasta la mansión del noble Lans Guljian, que al parecer tenía los mismos síntomas que los demás nobles que fallecieron.
Una vez en la casa, llamamos a la puerta para pedir una audiencia con el noble, pero al parecer, el mayordomo de este, no estaba por la labor de molestar a su señor. Tuvimos que recurrir a la lógica para que nos permitieran acceder a la mansión, pero una vez dentro un mayordomo mas preocupado por su trabajo que por su señor y un guardaespaldas, que se encontraba en la misma condición que el sirviente, intentaron evitar nuestro paso, mientras el noble chillaba de dolor en su estudio. Nos vimos obligados a abrirnos paso de manera algo brusca, en nuestra obligación de evitar mas muertes en el ápice. Unas vez llegamos a la habitación, hallamos al noble en un completo estado de locura. Se había extraído las cuencas oculares con un abrecartas y decía palabras sin sentido. Después de varios segundos en los que tuve que recuperarme por la extraña escena que percibían mis ojos, pude levantarme finalmente, apartándome de los fluidos mecánicos que había expulsado mi cuerpo.
Una vez dentro de la habitación y después de que consiguiéramos asegurar el artefacto alienígena, Lazarus, inmovilizo al noble, para evitar que se hiciera mas daño. Aunque su estado de locura era demasiado para decirnos algo coherente, conseguimos distinguir dos frases: “La rueda que chilla”, “el niño pálido”. El noble falleció por una parada cardiaca, a lo que nos vimos obligados a registrar el estudio y algunas habitaciones para asegurarnos que ningún artefacto mas, cayera en malas manos. Al final un trágico accidente en el estudio, por mi parte, provoco un incendio descontrolado que elimino por suerte las huellas de nuestra visita.
Una vez fuera y después de encontrar algunas armas que nos serían útiles, nos dirigimos a la casa franca para informar y seguir las pistas que habíamos obtenido. Una vez allí, guardamos en un lugar seguro el orbe alienígena y mis compañeros consiguieron la información del lugar donde se compraban esos aparatos tan peligrosos. Después de entregarle un arma nuevo a mi compañero Jaq Flair, que fue cedida voluntariamente por el cuerpo desconectado del guardaespaldas de la casa Guljian, nos adentramos en la zona intermedia.
El local que buscamos era realmente "La rueda Aulladora" y "el niño pálido" era realmente una banda llamada "Las caras de bebe". Intentamos hacer contacto como posibles clientes, para conseguir la información, pero al parecer esos tipos eran demasiado desconfiados para fiarse de nosotros. Así que los seguimos hasta zonas mas peligrosas y nos replegamos para equiparnos mejor y conseguir la información del proveedor mas tarde.
Enviamos a Jaq Flair, para que observara el local inicial y nos posicionamos Caradoc y yo en un vehículo, mientras Lazarus se recuperaba de las heridas sufridas. Nuestro compañero fue atacado por el grupo de pandilleros y tuvimos que abrir fuego contra ellos, eliminamos a uno y capturamos a otro para ser interrogado. Así conseguimos la información del proveedor, gracias a las artes interrogatorias de Lazarus. Se envió a Tanda Trix Fatal ha explorar el almacén "El descanso de las tres estacas" y trazamos un plan para hacernos con el líder.
Una vez allí, Tanda y Jaq, accedieron por la parte de atrás, mientras Lazarus, Caradoc y yo, provocábamos una distracción disparando en la parte frontal. Al acabarse la munición nos replegamos, pero del almacén solo salió Jaq. Al parecer Tanda había sido atacada por un servidor de combate, en persecución del líder, creyendo Jaq su muerte. Nos replegamos para equiparnos y volver a trazar un ataque.
La misión había fracasado, y él era un estúpido. Podía decirse de otro modo, y buscar otras formas de suavizar la realidad, pero no había duda que el resultado era ese. O sería ese salvo que lo impidiera el Sagrado Emperador, pues Caradoc Noctine, noble de la Casa Castess, Oficial Táctico del Gran Ejército del Soberano, licenciado con honores tras hechos gloriosos pasados, no tenía dudas del propio fracaso de su tan cacareada inteligencia.
Lo cierto, sin embargo, es que la misión había empezado bien, y que no consideraba que ninguno de sus compañeros hubiera realizado un mal trabajo. Por tanto eran sus habilidades de táctica y deducción las que no habían estado a la altura. Pero de nada iba a servir dejar que el derrotismo debilitara su fe y disposición. No era frecuente tener segundas oportunidades, y era necesario reflexionar sobre lo ocurrido, fríamente. La misión que el inquisidor les había encomendado era, de un lado, recuperar los objetos xenos implicados en la muerte de los nobles, descubrir lo que estaba pasando y su causa, y evitar que los crímenes siguieran produciéndose. El único dato para empezar: que los fallecidos eran nobles, y que habían empezado a actuar de forma errática antes de sus muertes, todas ellas horrendas. Y que justo en ese momento otro noble, Lans Guljian, había empezado a actuar también como si, como aquí dicen, hubiera perdido sus engranajes.
La misión, aun cuando era dirigida por el arbitrador, mi compañero, Lazarus Enoch, y aun cuando el otro miembro más activo y útil del grupo, el tecnosacerdote Dakka Cantus, era también más veterano en el servicio inquisitorial que yo mismo, si fracasó es en buena medida por mi insuficiente capacidad, puesto que como noble y táctico yo soy el que debía aportar las soluciones adecuadas para llevarla a buen puerto, lo que obviamente no sucedió.
Las investigaciones previas nos permitieron delimitar el objeto de nuestras pesquisas. Había doce nobles que habían fallecido, y si bien no disponíamos de suficientes datos, sí supimos que todas esas muertes estaban relacionadas con actividad xenos. Con objetos alienígenas más concretamente. La falta de trascendencia oficial de las muertes no parecía ser una pista definitiva, pues tales sucesos suelen ser silenciados, con buena intención, para proteger con la bendita ignorancia la mente de los fieles en los miles de planetas del imperio. Una rápida investigación nos permitió conocer que el objetivo primero de nuestras pesquisas, el noble Lans Guljian llevaba las últimas semanas sin salir de su mansión, rechazando hasta la visita de amigos y socios mercantiles.
El primero posible obstáculo era el derivado de nuestros engranajes, que daban sólo un acceso muy limitado y que, pronto comprendimos, no superarían un escrutinio severo. Sin embargo la habilidad, indiscutible y meritoria, de Dakka Cantus, logró solventar ese problema modificando los engranajes de modo que ahora aparentaba a la perfección ser propio de un arbitrador de alto rango (interpretado por Lazarus) y sus dos ayudantes. Con los engranajes modificados no fue complejo acceder al ápice... donde perdimos un tiempo precioso intentando localizar datos sobre las familias que habían perdido alguno de sus miembros. Así las cosas finalmente nos vimos forzados a dirigirnos, directamente, a la casa Guljian.
Allí las capacidades tanto del arbitrador Lazarus, como las mías propias, nos sirvieron para entrar en la mansión sin más problemas y, una vez en su interior, intimidar a uno de los criados que mostraba un evidente y delatador nerviosismo. Algo malo ocurría en la casa Guljian, algo peor que lo decrépito del edificio, que lo deteriorado de las pinturas, que lo deficiente del servicio. Apestaba a decadencia. El criado pudo ser adecuadamente conminado y, aunque trató que echarnos en varias ocasiones, finalmente se vio moralmente compelido a llevarnos ante su señor. Sin embargo cuando fue a dar cuenta de nuestra presencia llegó completamente aterrado. Tampoco quiso decirnos la verdad, haciéndonos perder un tiempo precioso con su estupidez, hasta que finalmente se atrevió a decir lo que ya sospechábamos: su señor se estaba autolesionando. Subimos para intentar salvarle sólo para ser interceptados por el guardaespadas del noble Guljian quien, no se si delictiva, o sólo estúpidamente, en vez de dejarnos franco el paso y ayudarnos, trató de eliminarnos. Dado lo que luego descubrimos, pienso que trataba de evitarse problemas por lo que había hecho antes.
Fuera como fuese su necio proceder provocó un combate, en el que los esfuerzos combinados de los tres, y sobre todo, los de Lazarus, lograron eliminarlo. Hubiera sido preferible atraparlo con vida, pero no fue posible. Mientras Lazarus terminaba con la amenaza, el tecnosacerdote Dakka Cantus y yo llegamos a la habitación. Tras un problema estratégico de Dakka con la puerta (como luego le expliqué, es mucho mejor primero comprobar que la puerta no tiene cerrojo antes de tratar de tirarla abajo, y menos doloroso) entramos y entonces...
Sucumbí. No es excusa que también lo hiciera el tecnosacerdote. Era, ciertamente, una visión horrible, pero yo debo sobreponerme mejor a tales cosas. El noble... no sabría como decirlo... se había arrancado los ojos de las órbitas, toda su cara estaba herida por el abrecartas que había usado en tan aberrante proceder. Gritaba, murmuraba palabras sin sentido... sobre la mesa una esfera negra, mate, inhumana, de pequeño tamaño. No la miré. Mis ojos no podían desviarse de las cuencas vacías llenas de sangre y...
No se el tiempo que pude perder sin ser capaz de reaccionar. Vagamente recuerdo a Dakka vomitando aceite mezclado con sangre y otros fluidos. Finalmente Lazarus llegó arriba y le presté mi espada para que pudiera cortar las cortinas y con estas, pudimos recoger la esfera sin tocarla. Yo, mientras, más repuesto, curé durante unos instantes al noble, lo bastante para que pudiera responder a mis preguntas sobre dónde había encontrado la esfera, respondiendo “La rueda que chilla”, y respondiendo luego a la pregunta de quien se la había dado “el niño pálido”. Aun siguió hablando, refiriéndose a dioses muertos que había visto con la esfera, o a ciudades extrañas y enormes, o a planetas distantes. Pero luego empezó a hablar en una lengua obviamente alienígena. Y finalmente, pereció. Eso fue... extraño. Bien es cierto que las habilidades médicas no son mi principal conocimiento, pero estoy seguro que, aunque aparatosas y desagradables, su estado no era suficiente para morir. Tampoco pareció morir de un paro cardiaco, puesto que aunque lo había sufrido, pareció remitir...
En todo caso, aun cuando desconociéramos el motivo, el hecho de la muerte era evidente. Constatado esta, empezamos a buscar más datos. Yo pude localizar el diario personal del noble fallecido. Y justo cuando estábamos en esa guisa se presentó el resto del servicio del noble. Afortunadamente pude lidiar con el mismo y aterrorizarles lo suficiente para que no fuera preciso matarles y guardaran secreto sobre lo que allí vieron. No me molesta matar, si es necesario, pero un desperdicio de vidas innecesario es perder vidas que pueden ser útiles al Emperador en otras circunstancias.
Desgraciadamente mientras registraban el resto de la vivienda, encontrando algunos bienes menores útiles para el combate, Dakka produjo un incendio. Era algo que habíamos decidido no hacer, aun cuando no fuera del todo una mala forma de cubrir nuestro rastro. Pero... ahora lo quisiéramos o no teníamos el incendio. Había sido voluntad del Emperador. Cuando salimos, me cercioné de borrar con éxito los datos de nuestra presencia en los sistemas de control.
Tras investigar el diario llegué a varias conclusiones, al margen de la absoluta locura en la que había caído el noble. En primer lugar, que había sido el mercenario muerto el que, buscando diversiones para su señor, había llevado a este a zonas alejadas del Ápice, siendo en una de estas donde había terminado adquiriendo un objeto alienígena. El segundo era que había adquirido el objeto hacia casi un año, aunque sólo hacía pocos meses había empezado a utilizarlo. El tercero, que había referencias al Gremio sin Rostros y al Gremio Sable. Posteriormente mis investigaciones concluyeron que el lugar en que se había producido la transacción era en un antro de la zona intermedia de la colmena llamado "La Rueda que Chilla", frecuentado por una banda de pandilleros de origen noble, una de las bandas llamadas de "Chicos de las Nubes". Más en concreto, la banda de las Caritas de Bebé. Banda, por cierto, aficionada a cuidar mucho su cara, caras nobles, pálidas... probablemente a ellos se refería el noble muerto al hablar del niño pálido.
Mis investigaciones, del mismo modo, nos permitieron determinar que las referencias al Gremio sin Rostros, eran a los comerciantes de objetos alienígenas, mientras que el Gremio Sable eran los malhechores del Gremio sin Rostros que actuaban en este planeta.
Tras informar a nuestro Inquisidor en la medida de nuestras posibilidades seguimos nuestras pesquisas.
Armados con tales conocimientos preparamos un disfraz para entrar en "La Rueda que Chilla" sin llamar la atención, haciéndonos pasar por un noble hastiado (yo), su guardaespaldas (Lazarus), y su hombre de confianza para asuntos tecnológicos (Dakka). Aun cuando creo que era un buen plan, y estuvo bien ejecutado, los pandilleros sospecharon casi instintivamente de Lazarus, con lo que se fueron sin dar información. No obstante reconocí a su líder como un miembro de la casa Havofast, un joven caído en desgracia llamado "El Despellejador" quien, a pesar del truculento nombre y de estar desterrado por herir a su propio hermano mayor, averigüé seguía teniendo tratos con su familia. Ello me llevo a investigarlos, pero tras un examen detallado, no resultaron evidencias de que la familia Havofast tuviera nada que ver con esta historia.
Por tanto nuestra única opción seguía siendo "La Rueda que Chilla", y era preciso adoptar medidas más drásticas y, habida cuenta que Lazarus llevaba herido desde nuestro combate con el guardaespaldas, decidimos que él se quedara en la base, mientras su puesto era suplido por Jaq Flair quien, al tener pasado de pandillero, desentonaría menos. El plan era que él indagara mientras a distancia visual Lazarus y yo esperábamos. Sin embargo, fue descubierto, lo que produjo de inmediato un tiroteo que, finalmente, vencimos, aunque yo gravemente herido. Esas heridas no fueron óbice para que consiguiera capturar a uno de los pandilleros que escapaban, reducirlo, y esposarlo. Posteriormente encontramos un lugar apartado, donde avisamos a Lazarus, quien lo interrogó.
Gracias a ese interrogatorio y a su éxito, obtuvimos un nombre, y un sitio. El nombre era el de Zax Holthane, y era un miembro del Gremio Sable. Él era quien entregaba a los pandilleros la mercancía alienígena. Su base estaba en un lugar llamado "El Descanso de las Tres Estacas". Decidimos que Tanda Trix Fatal explorase el lugar, localizando varios dispositivos de vigilancia, y señalando el número al que nos enfrentaríamos.
Era evidente que no podíamos entrar a las bravas, pues nos superaban en potencia de fuego. También era evidente que no podíamos intentar entrar disimuladamente puesto que los pandilleros nos habían visto y probablemente hubieran informado a Zax.
Mandamos un nuevo y breve mensaje a nuestro Insquisidor, y trazamos un plan. Una distracción que enviara a Zax Holtan a nuestras manos. O más en concreto, a las de Jaq y Trix que estaban en la parte trasera mientras, desde delante, fingíamos un ataque. Como era de esperar casi todos los guardias fueron a la parte delantera... no todos sin embargo. Cuatro se quedaron atrás y, aun cuando finalmente Jaq y Trix los derrotaron, Zax Holtan no estaba en la zona, debiendo haber aprovechado el jaleo para huir. Aun peor. Trix entró en la oficina de este, por lo que luego nos dijo Jaq, y fue eliminada por un servidor de combate.
La táctica preparada nos permitió abandonar el lugar sin más bajas.