-¡Mark, Mark! -Mi voz grita entre exhaustos jadeos a la par que abro las hojas del comedor de sopetón, deteniendo la pequeña carrera entre jadeos. Tras mirar alrededor y no ver a nadie en la sala, me dirijo lenta y silenciosamente hacia la puerta de la cocina, aproximando el oído.
-Mark, ¿está usted ahí? -Pregunto con intriga.
I'm back! };o)
Al acercarte a la cocina, la puerta se abre de sopetón, bañándote en tranquilizadora luz y el habitual camarero da un respingo al descubrirte alli:
-¡¡Sr. Toshack!! ¡¡Qué susto me ha dado!!- exclama el camarero recuperando el resuello -¿Qué hace con eso?- pregunta el tipo señalando al evidente bulto "ornamental" de tu costado.
Al ver la hilarante escena, a Mario le da un leve ataque de risa a la italiana, mientras exclama:
-¡Veramente siamo diventatti tutti siemi! ¡Jojojojojj!
Me miro un tanto avergonzado; con la "Pirámide" en la mano, y esta inquietud evidente... -Tengo que estar dando una imagen...
Pero eso ahora no importa, hay cosas mucho más urgentes.
-Oh, Mark, discúlpeme si le he alterado. ¿Qué hora tiene, y qué día es hoy? ¿Cuál es la próxima parada? ¿Hemos pasado ya Budapest? -Las preguntas se amontonan en mi cabeza a la vez que intento poner en orden mis pensamientos, y ruego para mis adentros para que las respuestas no sean tan trágicas como espero.
Ambos trabajadores ferrobiarios se miran confundidos, antes de que Mark hable para indicar:
-Señor Toshack, es miércoles ya, si se refiere al día entrante, y es algo más de medianoche. ¿Se encuentra bien?- dice Mark mientras te hace un educado gesto con las manos para que le entregues la figurilla.
Es que tiene pelotas la escenita...
-A Budapest ci mancha un pocco anchora...- añade el cocinero, igualmente sorprendido.
-¿Miércoles qué? ¿Qué dice de Budapest? ¿Y el señor O'Hare? ¿Y los demás?
-No deje deje, ya lo dejo en su sitio. -Respondo un poco ansioso, alejando la figura del alcance del camarero.
-Ufff no, no me encuentro bien, no. ¿No tendría una manzanilla para darme? Estoy un poco descompuesto, y desorientado. Creo que he tenido una pesadilla. -Mientras digo esto, intento sentarte en una de las sillas del comedor... sobre el suave barniz... me balanceo ligeramente en la silla moviendo la pelvis hacia adelante y atrás suavemente, notando el roce a través del pantalón...
-¡BASTA! Piensa en el tren, en los dos hombres, en todos tus compañeros... ¡Concéntrese señor Vanzetti!
Tío no tengo ni papa de italiano, pero por lo que he podido intuir y medio traducir...
"Budapest queda un poco atrás ya..."???
Mark asiente y le hace un gesto al cocinero, mientras dice:
-Marchando una manzanilla, Mario.- y acompaña al Sr. Toshack hacia una de las mesas en penumbra.
La mesa, se enciende, sin embargo poco después, cuando el hacendoso camarero activa el quemador de aceite. Entre tanto, Steve mantiene la compostura y "sus instintos más primarios" quedan en duermevela hasta que la luminosidad del candil los borra.
-¿El Sr. O'Hare...? Ah, se refiere al viajero que desapareció el año pasado con sus compañeros de vagón, ¿no?. ¿No me diga que intenta emularlo, o comenaré a sospechar de usted...?- responde afable el camarero -Lo del Sr. Lyndhurst ha sido claramente lamentable, pero debemos reponernos. Vamos, no se preocupe. Con esa manzanilla aromatizada que le va a preparar el gran Mario se le olvidarán todas estas cosas y dormirá como un niño.- termina Mark, dirigiéndose hacia la cocina y desdeñando las preguntas anteriores de Steve como verborrea sin sentido.
Tirada oculta
Tirada: 1d100
Motivo: POD x 10
Resultado: 9
Parece que ha pasado una eternidad cuando me quiero dar cuenta de que tengo la mandíbula colgando y la boca completamente seca, tanto que me duele la garganta al tragar saliva.
-Desaparecidos... -mascullo ensimismado. -Yo... creo que he tenido una pesadilla con eso. Lo del señor Lyndhurst... -El comentario sobre el señor Lyndhurst hace que me ponga en pie repentinamente, persiguiendo torpemente al camarero en dirección a la cocina. -¡Oh Dios, ¿qué demonios habrá ocurrido? -¿Cree que es algo muy grave...? -Pregunto torpemente, intentando encontrar las palabras más adecuadas. -Qui... quiero decir, ¿nos implicará eso a los demás? ¿Cómo están el resto de los pasajeros?
-Bueno, imagino que afectados, claro. Lo ciertoes que el viaje no será un camino de rosas tras el asesinato; eso por descontado. Pero confío en que las autoridades húngaras puedan solucionar el asunto con discreción y sin afectar mucho a quienes tan solo seamos mros espectadores.,,- explica el camarero.
-Esto es... es muy extraño... -Murmuro para mí mismo. -No, no puede ser.
Con actitud cansada, vuelvo al comedor y tomo asiento en una de las sillas, junto a una mesa. Dejo encima de ésta, a mi lado, la figura del águila, no demasiado lejos de mí.
-Señor Lyndhurst... ¿por qué me resulta tan familiar ese nombre?
Mi cabeza comienza a dar vueltas, pensando y pensando, hasta que una pequeña luz se ilumina en su interior.
-¡Claro! Patricia Lyndhurst, Virginia Toshack-Lyndhurst, pero... ¡oh Dios mío! -Comienzo a recapitular los supuestos nombres de mis compañeros. -No, no hay ningún señor Lyndhurst entre nosotros, gracias a Dios. Pero entonces, ¿quién? -En ese momento, vuelvo a tener los pies sobre la tierra, o eso creo. Tengo que averiguar qué ha ocurrido, y qué relación tiene o tenía con nosotros ese hombre, ese señor Lyndhurst. Intentando formarme una imagen mental de mis recuerdos, sitúo mi imaginación en el mismo tren en el que ahora viajo, y en el que aparentemente estuve un año antes. ¿Qué había en él? Mis ojos se desvían hacia la mesa, esperando encontrarse con una posible pista: los horarios de cenas.