Volvamos con Ludmilla y los otros dos, pero sigo diciendo que mañana antes de que amanezca deberíamos estar por aquí para impedir que el buen doctor haga lo que quiera con su sobrina.
Pues eso, malvado DM, que nos vamos con el resto.
Desandáis el camino hasta el habitual cuarto de reclusión, para encontraros una escena muy similar a la que abandonasteis.
Lo de los dos es a lo que la enfermera se ha referido como "debo guardar la intimidad de los opacientes", y ha decidido cerrarse en banda. No os quejéis al master, que los dados también tienen su punto de culpa. Aunque estando las cosas como estaban, poco remedio tenían...
A la 1A.