Partida Rol por web

Swindon, 7 am.

Un día más te levantas, casi tropezando con el Señor Petersen, incapaz de encontrar una de tus zapatillas y con las noticias zumbando en el despertador a un volumen demasiado elevado. El día no parece que vaya a ser ni bueno ni malo, sino la mezcla rutinaria de grises que llevas viviendo las últimas semanas.

A decir verdad, hoy no tienes ni porqué madrugar. Hace días que resolviste el último caso, una trama de doble personalidad sin mucha complicación. Los muertos que habían quedado por el camino eran víctimas colaterales. Lo importante era haber capturado al doctor aquel, a pesar de haberlo hecho un poco más tarde. Pero después de eso parecía que los casos se habían quedado atorados y no llega nada interesante.

Las noticias siguen sonando atronadoras, pero no les haces demasiado caso. Especialmente cuando Petersen empieza a agitar sus malformadas y diminutas alas para llamar tu atención. Todavía dormido, cuando empieza a sonar el teléfono y los tres sonidos se juntan, tu cabeza está a punto de ponerse en huelga.

Patrick se apretó la cabeza con las manos y pronunció algo ininteligible con voz pastosa. Podía ser un juramento, una queja o un impromerio, pero el Señor Petersen no se amilanó. Tenía hambre y sabía que Patrick no era muy dado a la ira, sino a un sucedáneo más blando y tratable como es la autocompasión.

-Maldita sea, un momento -dijo a todo. Apagó el despertador-radio de un golpe, dos, tres, ahora (si seguía dándole así iba a romperlo), se arrastró hasta el teléfono y se lamentó por no haber podido comprar todavía un inalámbrico, que le habría permitido alimentar al Señor Petersen mientras hablaba-. ¿Sí? ¿Quién es?

El espejo de la entrada como siempre le daba los buenos días con una imagen ojerosa y cada día más calva de lo que en algún tiempo era un muchacho fornido y quizá en algún momento, según el espectador, con dos o tres copas de más, podía considerarse atractivo.

Al otro lado del aparato suena una voz amortiguada.

- Te has tomado tu tiempo. - contesta Angus Norrell , un compañero de Op. Esp. - ¿Has escuchado las notic... -

La pregunta queda en el aire porque se escucha de fondo una segunda voz. Te das cuenta entonces de que Angus debía estar tapando el auricular o hablando bajito para disimular. Las explicaciones de que está hablando con su tía abuela te acaban por confirmar que la llamada no es del todo oficial.

- Ehm, perdona. Decía que... ah, si, que si has visto las noticias. Ha habido un robo en la Bodleian, un manuscrit... - se vuelve a frenar y sube un poco el volumen - ¡Que si ha encontrado a su periquito, tía! - nuevo silencio - Uh, perdona. El caso es que pensábamos que nos iban a enviar de refuerzo y al final han cancelado la orden. Pero esto es grande. ¡¿Has desayunado bien?!- por el tono elevado de la última pregunta, deduces que vuelve a hablar con su tía ficticia.

-No, estaba dormido. Así que han robado en la Bodleain... Ya os dije que teníais que controlar más la zona: es como una tienda de chucherías para un tipo a dieta. Saben que no deben, pero... ¡ah, la tentación! -El Señor Petersen le dio un picotazo cariñoso en el dedo gordo del pie. Patrick soltó un grito-. ¡Au! ¡Si, sí, ahora te pongo el pienso! Dime, ¿qué se han llevado? ¿Qué tenéis?

Se oye un chasquido de réplica, la manera disimulada de mostrar desacuerdo de Angus.

- No, no. Ese manuscrito en concreto estaba con el nivel más alto de seguridad. - carraspeo y movimiento de objetos al otro lado - Eh, ah, si. Se han llevado La chanson de Roland. Realmente viejo, siglo XII creo. ¿Para qué querría alguien algo así? - se pregunta a si mismo - Hay cosas más importantes en la Boleian... - opina - En fin, de todas maneras, en Oxford están que trinan. Parece que ha sido un trabajo desde dentro, pero a saber. Es difícil saber algo, no nos llega información desde Oxford.

-Siglo XII, así es -contestó Patrick-. Detesto los cantares de gesta, pero el robo no debería quedar impune y menos si es un trabajo interno. ¿Qué clase de control llevan sobre los empleados? Menudos son en Oxford. ¿Puedo echarte una mano con eso?

Se oye un "uhum, uhum" afirmativo al otro lado y estás casi seguro de que Angus está asintiendo a lo que dices.

- De momento están interrogando a todos los empleados, profesores e investigadores incluídos. Como te imaginarás, no están demasiado contentos de que los tengan por sospechosos... - resopla - Creo que por eso tampoco han pedido refuerzos, aunque deberían. Eso, o hay algo...ya sabes, oscuro detrás de esto. - se escucha un nuevo rumor al otro lado del teléfono - Uh, tengo que colgar. Pero eso, que si puedes ir a allí y enterarte de algo. Extraoficialmente y todo eso. Eh, ¡adiós!

Patrick alejó al dodo con el pie.

-Hum... Sí. Gracias por todo. Hasta luego.

Patrick suspiró. El dodo siguió diciendo "ploc, ploc, ploc" hasta que fue hasta la cocina y le llenó el tazón de pienso seco. Luego, mientras la leche del desayuno se calentaba en un cazo, Patrick fue al baño a lavarse la cara y a orinar. Quizá debiera ducharse, pero tampoco le hacía mucha gracia. No es que fuese poco higiénico, es que cada vez que lo hacía, la pelota de pelo perdido en el desagüe era más grande. Más pelo en el desagüe era menos pelo en la cabeza. Mientras pensaba, la leche se puso a hervir. Cuando llegó a la cocina, la espuma se había desparramado por el quemador, manchándolo todo. El señor Petersen, en su regocijo, había tirado bolitas de pienso por toda la cocina y al pisarlos uno se resbalaba.

Así era como había que iniciar el día.

Media hora después, vestido y desayunado, Patrick estaba listo para salir en busca de La chanson de Roland. Y la primera parada sería la Boleain.

Bodleian library, Oxford 9:30 am.

Poner guardias en los establos cuando el ganado ya se ha escapado.

Así pensaste cuando recorriste en tu viejo utilitario las calles cercanas a la biblioteca; varios coches de la policía, tanto de la secreta, como de la normal, se encontraban aparcados en las inmediaciones. Puede que los policías situados a ambos lados del edificio impresionaran mucho a la prensa, que también merodeaba con sus cámaras, pero desde luego que no servirían para nada.

Lo que ya colmó tu paciencia fue ver a Penny Stuart y Randolph Bowles charlando con los curiosos y dándose aires de importancia en el exterior. Eran probablemente los peores detectives literarios que habías conocido, ¡los peores del departamento! Y ahí estaban, tratando de acercarse a los periodistas para salir en alguna foto mañana en la prensa... ¡Cuando Op. sec tenía que ser secreta!. Por lo que sabías Penny jamás había leído más que una revista y Randolph tenía el instinto investigador de un cangrejo, siempre caminaba hacia atrás.

Una cosa buena tenía todo aquello, no creías que te fuera difícil colarte a curiosear, o acceder a sus notas en un descuido. ¿Pero, dónde investigar primero? ¿En sus coches en sus bolsillos? ¿Preguntándoles a ellos? ¿Entrando en la biblioteca?.

Patrick encaminó sus pasos hacia los dos detectives que charlaban en el exterior. De manera casual, hizo ver que se sorprendía de que estuviesen allí.

-¡Vaya! ¿Qué estáis...? ¡Ah, claro! El robo. ¿Cómo va la cosa?

Patrick no es que fuese el mejor actor de Inglaterra, pero sabía levantar las cejas para expresar sorpresa. A veces hacía el payaso delante del espejo y... daba el pego y todo.

-Pero según "Hello" por aquel entonces se la estaba pegando con aquel otro futbolista, "Milovasic" o algo así se llamaba...

Interrumpiste la conversación de Penny con su compañero, a saber de que estaban hablando, y se te quedaron mirando como si fueras un perro verde o tuvieras un tercer ojo. Nunca les habías caído demasiado bien.

-Hola Benson... ¿Qué demonios estás haciendo aquí? ¿Tú no estabas suspendido o algo así?. Pues sí, estamos por el robo, tenemos ya un par de sospechosas.- Parecía muy ufana. -No te preocupes y vuelve a casa con tu pajarraco, esto está controlado.

Sería la primera vez que resolvían un caso, tu ya podías ver denuncias y denuncias de acoso de los testigos y de los sospechosos, una escena del crimen contaminada y un libro que jamás aparecería, en definitiva... un desastre.

Pat contuvo un gesto de exasperación al imaginarse todo aquello.

-Sí, sí, venía a leer un poco, a revisar un... Bueno, ¿y no me podéis chivar algo sobre esas sospechosas? ¿Vigilantes? ¿Bibliotecarias trepas?

-Patrick, Patrick, Patrick... ¿Vigilantes? ¿Bibliotecarias? ¡Hay que seguir el dinero! Estamos apretando los tornillos a la Catedrática de Medieval y a su hija, que también trabaja en la universidad. Ambas tenían acceso al libro y saben lo que realmente vale. Los Blake ¡Menuda familia!.

Menuda familia, desde luego, sabías que Mr. Blake era el dueño de un conglomerado editorial enorme. La Ms. Blake era catedrática de universidad y la hija, Mrs. Blake, iba por el camino de la madre. Ya era profesora. No salían en los medios de comunicación a menudo porque muchos eran suyos. Además tú sabías ésto porque tenían conexiones con la Goliath, al menos el padre.

-La policía ya las ha interrogado, luego iremos nosotros dentro de un rato. Creo que voy a hacer de poli mala... me vendrá bien.

Por un instante viste en tu cabeza al ejército de abogados de Mr. Blake marchando por Op Sec con lanzallamas, y sabías que algo parecido sucedería si no conseguíais unas pruebas irrefutables de la culpabilidad de las susodichas. Y la mujer que tenías delante sólo tenía vagas sospechas. Sin ninguna pista sólida.

-Ajá, ya nos hacen señas, guarda el fuerte como un buen soldado Patrick, que vamos allá...-Tanto Penny como Randolph se despidieron apresuradamente y se dirigieron a uno de los edificios anexos, donde un policía había levantado la mano, dispuesto a guiarles a algún despacho.

En tu caso, sólo con haberte acercado a los "Tipos raros del departamento interno especial" y que te reconocieran como uno de ellos ya habías conseguido traspasar el cordón de seguridad. Los policías no parecían incómodos de tenerte por allí. La puerta de la biblioteca se abría invitadora, pero claro, también estaban los curiosos de los alredededores ¿No decían que el criminal siempre vuelve al lugar del crimen? ¿O seguirías a los lerdos de Penny y Randolph a su entrevista? Ahora mismo estabas en el limbo porque no estaban seguros de tu estado legal en el departamento... pero si presionaban o telefoneaban ibas a meterte en un problema. Siempre podrías investigar a los Blake más tarde...

-Lo haré. Suerte -dijo Patrick con una sonrisa falsa dejando que se alejasen. Una vez lo hicieron, el investigador reanudó su camino hacia el interior. El criminal siempre volvía al lugar del crimen y, si todo era como pensaba, esta vez no sería diferente.

Patrick se escabulló de la recepción y el control de cualquier persona que intentase detenerlo y avanzó hacia la sala donde se encontraba hasta entonces La Chanson de Roland. A ver qué había por ahí.

Lo que había por allí eran un montón de medidas de seguridad que no comprendías como habían podido traspasar. La policía ya había estado hurgando y se había ido, igual que tus compañeros, el lugar estaba vacío, y por tanto podías comprobarlo todo de primera mano. Te centraste en la estación de seguridad que se ubicaba nada más entrar.

Investigaste los ordenadores y descubriste que el objeto robado se guardaba en un armario de seguridad, que mantenía la temperatura y humedad constantes e idóneas, además de tener una puerta transparente para que las cámaras registraran todos los movimientos posibles.

Pero comprobaste que las cámaras no habían grabado nada en los dos últimos dos días, que sólo había estática. Alguien había programado el sistema informático para que no guardase la información. El robo podía haber sido en cualquier momento. Y sólo se habrían dado cuenta de la falta cuando algún vigilante aburrido pasara fijándose con ese pasillo y viera el vacío donde tenía que estar el libro.

Desde la estación de control podías ver lo que grababan... o mejor dicho, captaban pero no dejaban grabado las cámaras... como el pasillo donde estaban los armarios.

Pasillo por el que viste a un operario de limpieza (llevaba el mono verde típico) bastante anciano.-por cierto ¿de donde había salido? no le habías visto en las cámaras que cubrían los demás pasillos.- Portaba una escoba, haciendo como que barría cada vez que giraba una esquina. Pero se acercaba al armario donde había desaparecido el manuscrito.

Así que, definitivamente, había sido un inside job. Perfecto. Ahora sólo tenía que recabar información sobre los empleados y averiguar cuál de ellos podía saber ocuparse de las cámaras y además tener dónde colocar el manuscrito. Sin olvidar su hijodeperrismo.

Mirando en derredor y preguntándose por los empleados se percató de la presencia del señor de la escoba. Aquello era una señal. Se encaminó a él con confianza. Había hecho aquello millones de veces.

-Disculpe, señor. Estoy investigando la escena del crimen. ¿Puede responderme a unas preguntas?