Llego al cementerio vestido con un traje negro, camisa blanca y corbata igualmente negra, el pelo recogido en una coleta, recién lavado. Aunque la cosa no va conmigo, admito que no puedo evitar sentir cierta cercanía no sólo por Altair, Akira, Lyon y Sarah, sino también por el difunto, Samuel. Esto se debe, sobre todo, a la única similitud entre él y yo que conozco: él era el líder de su equipo, igual que lo soy yo del mío.
Aún con todo, la principal motivación que me lleva allí es dar todo mi apoyo, aunque pueda resultar frío, a Altair, quien no deja de ser mi padre adoptivo y, a decir verdad, el único que ha hecho méritos para serlo.
Por eso me acerco hasta donde está él y apoyo la mano sobre su espalda, observando la lápida con respeto, silencioso. Acto seguido, le doy un par de leves palmadas y acudo junto a Diokles, cruzado de brazos, dándole un leve toque con el codo en el costado, simplemente para que sepa que estoy ahí. Quizá después podamos ir a hablar con Altair para presentarle nuestros respetos como es debido. Siendo que no nos ha hablado mucho de él, calculo que debía ser alguien muy importante en su vida...
Sé que no debería... Sé que es irrespetuoso e irreverente... Pero hay cosas de mi propia naturaleza que, aunque sean algo repugnantes, no puedo evitar. Y soy consciente de que mi sed de conocimiento roza la frialdad e, incluso, la monstruosidad, por hacer cosas como, precisamente, la que estoy haciendo: enfocar mi vista en el suelo bajo la lápida, en busca del ataúd de Samuel Lorenz, para mirar en su interior. Pero mientras sea algo que quede únicamente entre el difunto y yo, no habrá ningún problema... ¿no?
Tirada: 1d100
Motivo: Percepción
Dificultad: 180-
Resultado: 51 (Éxito)
Llego vestida con un vestido negro, de casualidad, por que se encontro por los pasillos un cuarto de hora antes con Darla cuando estaba vestida de blanco, como es lo tradicional, y hubo tiempo de solucionarlo, por que habria sido un cantazo horroroso
Quiza por esa razon llevo una vara de incienso en la mano, pero todavia no me he atrevido a acercarme a dejarla, lo hare mas tarde
La verdad es que se nota afectada, por una parte es un recordatorio de algo que poco a poco habia olvidado, despues de que las misiones hayan ido saliendo bien quiza habia perdido un poco la percepcion de lo en serio que va todo esto, de como nos la jugamos cada vez que salimos.
Paso un momento por delante de la lapida, con la cabeza algo baja, y la expresion de Lyon tambien me afecta, para lo que para otros pueda ser solo una leve expresion, se que esta bastante afectado. Por un momento le apoyo la mano en el brazo y despues me aparto, volviendo al segundo plano
Al escrutar entre la tierra del cementerio, ves que bajo la lápida no hay cuerpo ni ataúd. Aunque es algo que de primeras te extraña demasiado, luego imaginas lo lógico, que las tumbas simbólícas pueden no ser tan raras, y menos entre la Orden. Pueden haber incinerado el cuerpo, pueden tenerlo en otro sitio, incluso puede que la forma en la que murió impidiese tener un cuerpo que enterrar...
Los maestros agradecen vuestra presencia en la pequeña visita a la tumba de su antiguo amigo.
Aunque todos presentan expresiones compungidas y tristes, con apenas alguna sonrisa de alivio dirigidas y gracias a vosotros, Lyon y Akira son los que parecen más afectados en ese momento. Incluso la pequeña Rain no puede evitar soltar unas pocas lágrimas ante aquel ambiente, una estampa que os parece romperos el corazón, aferrándose a la cintura del frío e impasible Dirge, hundiendo su cara en su túnica.
Fenris, Lord Evan, su esposa Isabel e incluso Gianna la amestra de Amalben dan su notable apoyo a los cuatro grandes maestros.
Tras ese breve tiempo silencioso y pesanumbrado, todos(En especial los 4 maestros) tienden su atención hacia vosotros, dispuestos a deciros algo...
Sarah Glory, la antigua sublíder del antiguo grupo, parece tomar la palabra, siendo la que aparentemente mejor lleva la la melancolía.
No os hemos traído aquí sólamente para que compartir nuestro dolor con vosotros... - Empieza explicando, con voz suave. - ...Pasado mañana iréis a realizar el examen de acceso a miembro de Unidad. Os estáis convirtiendo en estupendos guerreros Hazes, y estamos muy orgullosos de vosotros... Estamos más que seguros de que aprobaréis el examen sin problemas...
Baja la cabeza un momento, tras una breve pausa.
Al veros ahora, no podemos evitar vernos a nosotros mismos hace tiempo. Es posible que al final, en algún momento, tengáis que separaros, pero recordad esto, pues es nuestra última enseñanza como maestros vuestros que hemos sido hasta ahroa. - Dice en una actitud más seria. - Lo más importante en el mundo no es ascender en la escala de la Orden, ni los combates que se ganan o se pierden, ni siquiera... la propia misión por la que se lucha en la Orden. Lo que debéis tener siempre en cuenta es creer en vosotros mismos. No os encadenéis. Seguid vuestro propio camino y, sobre todo, mantened siempre vuestra amistad. - Aunque fuesen unas palabras que pudieran resultaros de lo más cursis, la seriedad de la maestra y los demás junto con la situación hacen que aun así os cale más hondo de lo que pensáis.
La maestra Sarah hace una breve pausa mirando d reojo a la lápida.
Creedme, es mucho más importante de lo que podéis imaginar.
Vuelve a mirada hacia vosotros de nuevo, con porta más serio.
Ya no sois los niños que entrenamos hace tiempo, ahora mediréis vuestras fuerzas frente a toda la Orden y demostraréis de lo que sois capaces a todo el mundo tanto a nivel físico como espiritual. Estamos orgullosos de vosotros... - Sarah hace una breve pausa en sus palabras, en la que una sonrisa en un gesto compungido aflora inusualmente en ella. - Así que... ánimo... - Añade por último, incluso con alguna dificultad.
Llegado un momento, el mismo Fenris, de la emoción de contemplar semejante escena no puede evitar secarse las lágrimas con un pañuelo mientras contempla la escena ahora con su usual sonrisa en el rostro. Lord Evan también muestra un claro gesto de satisfacción y comprensión, al igual que su esposa, la cual tiene los ojos vidriosos.
Akira, aunque con un orgulloso gesto altivo, casi no es capaz ya de contener su gesto compungido. Altair, con una expresión directa y burlona de ``No, estos renacuajos no pueden verme a mi llorar´´, se tapa los ojos momentáneamente con el antebrazo esbozando una socarrona sonrisa, mientras que a Lyon por primera vez se le ve una sonrisa en la cara. Incluso Gianna resulta algo conmovida. Todos mirando a sus respectivos pupilos.
Las breves palabras, las expresiones de vuestros maestros que casi han sido padres y madres para vosotros, incluso realmente lo han sido para algunos, cargadas de sentimientos inusuales en ellos, no pueden evitar haceros mella en vosotros, haciendo que os afloren también sin quererlo sentimientos hacia ellos que algunos reprimíais demasiado, sintiendo más ganas que nunca de lanzaros a abrazarlos hasta asfixiarlos. Incuso aunque hcierais tremendos esfuerzos por reprimirlos.
Seguramente los verdaderos sentimientos sean sentimientos por eso mismo, porque son incontrolables...
Ethan es el primero en reaccionar. Casi siempre lo era. Tan joven y alocado, el mas impulsivo de todos los del equipo. Se había prometido mantenerse serio, mantener el control sobre sus emociones, pues estaba seguro de que eso era lo que quería su maestra, que supiera cuando y como comportarse... Nunca llegaba a cumplir ese tipo de promesas. Si no hacía caso de las advertencias de Sarah, ¿Por qué debería hacerle caso en otras tantas cosas?
La emoción que sentía era demasiado grande ya. Aunque hablaba para todos, Ethan creía que las palabras de imperturbable mujer estaba dirigidas solo a él. Maestra y alumno habían pasado muchos años juntos. La conocía desde siempre, desde que los hombres de su familia habían muerto hacía tantos años en una misión. Tenían su propia tumba, su abuelo, su padre y sus tíos... incluso su hermano mayor... aunque nunca las había visitado. Ahora que por fin había ascendido a los cielos y formaba parte de su propio Silfarion, las buscaría para dejarles también el ramo de flores que se merecían todos ellos... Y para que vieran el hombre, en Haze, en que se había convertido el último descendiente varón de la familia. El legado de los Hex brillaría con fuerza sobre los cielos de su generación. Su nombre sería leyenda y no caería en batalla. Sarah se sentía orgulloso de él... Eso le daba las fuerzas necesarias para llegar a ser el mejor. Y sus compañeros con él. Como un equipo, como amigos. Otra vez pensaba en Córen y en todo lo que se había perdido. Ojalá hubiera sido de otra forma.
Se adelanta y se echa en brazos de su maestra, a la que abraza sin poder contener un llanto tenue y algo infantil, mas propio de un adolescente que de un guerrero. Echaba de menos a su familia, a todos ellos... Y por una vez estaba dando rienda suelta a todas las emociones contenidas en su corazón.
Solo Sarah lo sabía. Cuando Ethan buscaba la soledad de las praderas de Australia y ahora la de la amplia extensión de terreno del Silfarión... era para llorar por su pérdida. Era la primera vez que lo hacía en público. Y quizá fuera la última.
La situación ya habia conseguido tocarme bastante, quiza todas las preocupaciones que habia conseguido apartar durante meses de la cabeza y ahora han vuelto todas de golpe.
Pero si hay algo que de verdad me marca es ver la expresión de Lyon, tanto tiempo y tanto me he acostumbrado a ver lo poco expresivo que suele resultar, viendole asi se perfectamente que esta afectadisimo, justo antes de que comience a hablar ya estaba tratando de encontrar un pañuelo, que sin duda me hace falta en cuanto comienza a hablar Sarah, que mientras habla no puedo evitar tener que limpiarme las lagrimas
La verdad es que pese a lo poco que querria dar un poco el cante, pero si tuviera algun reparo, la accion de Ethan ya consigue hacerme olvidar los reparos y dando unos pasos me abrazo a Lyon, sintiendo que era algo que me faltaba desde hacia meses, desde el dia de reyes quiza, dejando por fin escapar las lagrimas por un momento
Diokles sigue impasible, guardando las formas y escuchando atento las palabras de Sarah así como no quitarle ojo a los demás maestros. Se aflojo un poco el nudo de la corbata mientras miraba al suelo tratando de ser lo mas respetuoso posible. Le costaba empatizar el dolor de todos los maestros, pero le era imposible hacer aquello... Lo sintió por ellos y su sufrimiento, pero no iba a ponerse a llorar una perdida que no era suya... Solo se limito a seguir en silencio y cogerle la mano a Himeko al notar que su novia estaba bastante peor.
Las palabras specialmente emotivas de Sarah Glory consiguen afectar a Mike. En ese ambiente, con pensamientos profundos rondando por la cabeza de cada uno y con ese discurso es dificil contenerse. Viendo a todos los maestros y a sus compañeros de equipo no puede evitar volver a recordar a la gente de su antiguo silfarion. Los recuerda a todos, sus caras sus actitudes, su amistad...Le gustaría poder bromear con los compañeros de su antiguo grupo, vacilar a sus antiguos profesores y encandilar a las chicas. Pero todo eso ya es imposible, su silfarion fue destruido dejándolo como único superviviente...
Automáticamente se le ocurre que podría pasar lo mismo en Lunaestrella...
No...no volverá a ocurrir. Otra vez no. No lo permitiría...moriré protegiendo mi hogar y a mi gente si ese es mi destino...
Uno por uno observa a sus compañeros de grupo y sus reacciones ante las palabras de Sarah. Después clava la vista en la tumba y finalmente la alza al cielo.
No volverá a pasar. Aqui no.
Una ligera sonrisa aparece en la boca de Mike, y sus ojos empiezan a brillar acuosos.
Estas sensiblerías me pueden...jeje
lentamente mete su mano en el bolsillo del pantalón y saca su preciado collar, el que lo mantuvo con vida. Sin esperar más se lo pone en el cuello sintiendo como las lágrimas que estaban a punto de salir desaparecen.
Sarah debuelbe el abrazo a su pequeño pupilo, en el fondo gustosa y enternecida por ello.
Lo mismo hace Lyon con su pequeña discípula, aunque receloso al principio, acaba por envolver a ésta con sus brazos doblando un poco su espalda para ello.
Mientras Altair, acaba por alzar una voz suave pero afectiva.
Oh, ¡Qué mierdas! Venid aquí renacuajos. - Dice mientras estira sus elásticos y fuertes brazos, cogiendo por el cuello a Adrastos y a Diokles, y acercárlos a él en un abrazo paternal sin burlonería, sólo cariño.
La última lección de los maestros... Creer en nosotros mismos y mantener siempre nuestra amistad. De brazos cruzados y con la vista baja, fija en la tierra junto a la lápida, sopesé la fuerza de esas palabras con una expresión amarga en el rostro. Era extraño lo que estaba ocurriendo... Por un momento se me pasa por la cabeza la idea de que Sarah Glory haya utilizado alguna clase de poder, pues siento cosas, emociones, que hasta ahora no habían tenido lugar. Es por mi estúpida actitud... Mi puñetera ausencia habitual de emociones... Mis amigos son muy importantes para mí, como también lo es Diokles... Pero, ¿se habrán dado cuenta de eso, o simplemente me verán como un manipulador de armas, que me creo que ellos también son armas? Porque no es así. No lo es...
Dejo que el flequillo caiga sobre los ojos, tapándolos. La boca una fina línea, seria e imperturbable. Pero, aprovechando que estoy junto a Altair, una de mis manos busca una de las suyas, igual que cuando tenía cuatro años y, también, buscaba la protección y el apoyo de su mano fuerte. La aferro con fuerza, estrechándome hacia él, procurando que no haya mucha gente que lo vea. Sí... Sarah ha tenido que usar algún tipo de poder empático, o algo por el estilo... De lo contrario nunca... ¡Bah, a la mierda! ¿Por qué siempre tengo que estar analizándolo todo? ¿Cada sentimiento, cada emoción, cada cosa que me gusta? El mundo no es un jodido mecanismo que se mueva en mi contra, o en favor de una secreta manipulación que recae sobre el Silfarion Lunaestrella y, concretamente, sobre mí. Puto ego... Siento cómo los ojos, bajo el flequillo, se humedecen.
Prácticamente agradezco silenciosamente que a Altair le haya entrado la emoción y se decida por abrazarnos, porque así puedo ocultar el rostro en su hombro. Uno de los brazos abrazándole también, mientras que el otro permanece rígido, cerrado en un puño. Y, así, aprovecho para desahogarme, protegido por el hombro de mi padre, pues probablemente esta sea una de las únicas veces que tenga posibilidad de hacer algo así.
Disculpad por el retraso, pero ayer no llegué a postear demasiado, xDDD