Hey vamos, no digas esas cosas
Sigo mirandolo preocupada
Venga, al final salio todo bien ¿no? Animate un poco
Coren no dice nada. Simplemente se queda mirando el techo e inmerso en sus propios pensamientos...
Tras unos segundos esperando respuesta y ver que no va a llegar me vuelvo a dejar caer en la cama, con una ligera cara de fastidio
De verdad que seco es, ni que le cobraran por palabra como los telegramas
Yo por mi ya no digo nada, cuando estemos recuperados avisa que podemos salir que me ire a darle la charla a los otros a ver si son mas receptivos xD
Tras un rato te encuentras mejor Himeko. Tienes fuerzas para levantarte y andar.
Tras un poco me siento, todavia me duele algo la zona del golpe pero ya puedo andar
Me levanto y me acerco un momento a la cama de Coren
Venga, Coren mejorate
y sin mas me dirijo hacia la puerta
en breve psot en el pasillo
Despiertas en la enfermería.
Lo último que recuerdas es estar distrayendo a ese Sheene sombra volador en pleno combate.
Dana está a tu lado, parece que acaba de sanarte...
Enfoco la vista sabiendo al instante qué es lo que ocurrió. Me atacó tan rápido que ni siquiera pude verlo, centrado en mi idea inicial, mi golpe de intuición, que tendré que comprobar si es cierto...* Llevo la mano a la cabeza, cerrando los ojos y apretando los labios. Éste tipo de cosas me enfurecen mucho... Los errores, los fallos. Debería ser jodidamente infalible. IN-FA-LI-BLE. No debería haberme tocado, ni siquiera rozado. ¿Qué cojones falló, entonces? La ronda de ataques... Ahí tuvo que estar. No le di con ninguno de ellos... Necesito más entrenamiento, mucho entrenamiento, no me puedo permitir ni un maldito descanso. Los fallos de los demás son tolerables. De hecho los tolero a la perfección... Los que no puedo soportar son los míos. Tengo que hablar con Altair. Tengo que conseguir más putas armas... Joder, somos una puta sociedad de guerreros... ¿¿Y NO TENEMOS ARMAS??
Tranquilo, Adrastos, no eches el muerto a otros, que aquí el único culpable eres tú.
-Gracias... -Digo a la enfermera, por pura y simple cortesía, porque lo que menos me apetece ahora mismo es hablar con nadie. Seguidamente me pongo en pie (o lo intento) con tozudez, dispuesto a ir hacia la sala de entrenamientos ya mismo, sin tiempo que perder.
*Que lo fue, aunque no pueda demostrarlo xDDDD
Inmediatamente después del entrenamiento con Akira, te vas a la enfermería para que Dana te trate las contusiones que has recivido hoy malamente.
Ya habías ido algunas veces, la enfermera, Dana, tiene el poder de donación de vida a un nivel bastante alto. Lo raro de esa persona es que precisamente parecía más un robot que una persona. Con una actitud completamente asentimental y fría como el hielo que en parte te llegaba a poner los pelos de punta.
Recuéstate. - Te señala Dana a una de las camillas, sin más emoción, sabiendo por tu aspecto y el sitio de donde venías que no sería por otra cosa.
Entro en la enfermería, mi aspecto no es que sea demasiado bueno, no lo es para nada... y como si lo supiera, nada más verme, Dana me indica que me recueste en la camilla. Asiento con la cabeza y me tumbo, doliéndome de las costillas por el último golpe recibido... Aiisssss, buenos días Dana, parece que solo venimos a verte cuando estamos jodidos eee. Digo tratando de sacar algunas palabras, quizá alguna sonrisa, algo, lo que sea... pero que me de pruebas de que es humana.
Además cuando no habla tengo incluso miedo...
Tranquilo. - Dice sin más, con un tono tan inexpresivo como su cara, mientras te abre un poco el kimono de entrenamiento y deposita sus manos, frías como un cubito de hielo, sobre tu pecho.
Entonces, auqnue no puedes evitar que tu cuerpo, aún caliente por el entrenamiento, de un ligero espasmo al notar el hedor de sus manos, sientes cómo poco a poco el dolor y la fatiga empiezan a desaparecer, hasta que lo hacen casi por completo.
Una vez recuperado, Dana retira sus manos de tu torso y con la misma carencia de expresividad te vuelve a dirigir la palabra.
Listo.
Esa sensación de frío sobre mi pecho, esa falta de... ningún tipo de afecto por parte de Dana, sin duda era una mujer rara de cojones... y no puedo evitar siempre que me ha curado, el sentir como si en una de esas fuera a sacar un cuchillo y a rajarme cual psicópata enfermiza. No obstante, el no terminar de entender el porque de su comportamiento llevaba carcomiéndome ya desde la primera vez que fui atendido por ella.
Una vez estoy atendido y curado, me siento en el borde de la cama cerrando el quimono de nuevo, apoyo los pies en el suelo y de un pequeño salto me levanto de la cama... No podía creer lo que estaba apunto de decir, pero bueno, si finalmente saciaba mi curiosidad me daría por satisfecho... Oye Dana, que te parece, si un día de estos ¿quedamos para tomar algo?
Dana se disponía a sentarse de nuevo en la silla de la mesa que hay, pero al oír tus palabras se detiene. Azla la cabeza, mirando al frente, pero de espaldas a ti. Se queda unos segundos en silencio, no le ves el rostro, pero te imaginas que lo tiene como siempre lo ha tenido, igual de serio y asentimental.
Tras esos segundos que te parecen interminables, Dana por fin contesta con breves palabras.
Yo... Tengo mucho trabajo. - Dice bajando de nuevo la cabeza y snetándose en la silla.
Llevo mi mano a la cabeza disimuladamente tras escuchar sus palabras... Maldita sea, no puedes ser tan fría nadie es así... no puede ser joder. Doy un paso hacia ella, pero me detengo pensativo, el siguiente paso es obvio, supongo que es lo correcto y no debería pensar nada raro... Solo espero que no se gire y me clave algo o me de un puñetazo que me mande a la otra punta de la enfermería...
Así pues vuelvo a dar otro paso y otros dos más hasta estar justo detrás de ella. Apoyo la palma de la mano en la mesa y agacho mi rostro hasta su mejilla... Gracias por curarme... y tratarme tan bien, eres un cielo Susurro suavemente, mientras beso su mejilla. Finalmente levanto la mano de la mesa y me retiro si no me dice nada. Al levantar la mano, ha quedado sobre la mesa una pequeña tarjeta en donde se puede leer mi nombre y un número de teléfono...
En efecto, no te dice nada en ningún momento. Lo único que notas en ella es un ligero respingo y levantamiento de sus párpados al darle el pequeño beso en la mejilla, aunque no tarda mucho en recuperar su expresión original
Mientras caminas hacia la entrada no puedes verla, pero gira su cabeza un momento hacia ti, para que al terminar de irte volver a lo suyo. Como siempre, sin golpearte ni clavarte nada por la espalda.
Desde luego, te resulta imposible saber qué se le podría pasar por la cabeza a una chica así.
Finalmente salgo de la enfermería. Madre mía, esta chica es rara de cojones... quizá debería mimetizarla la próxima vez que la viera, a lo mejor de esa forma podría comprender... niego con la cabeza de forma brusca...No, no debes adueñarte de la vida y poderes de otras personas... al final siempre acaban molestándose. Para variar la idea de copiar a la muchacha y descubrir sus poderes y quizá el motivo de su personalidad queda descartada... Si hay algo que Amalben odia es usar sus poderes sin el permiso de los demás...
A paso presto se encamina hacia su habitación para descansar, al fin y al cabo aunque se encuentra bien no puede evitar sentir el cansancio mental de toda la clase...