Partida Rol por web

Me giro y avanzo hasta el guerrero que ostigaba a renegado a regañadientes, la hechicera era mia... Al menos podre pagar mi frustación contigo. Pienso mientras detrozo la espalda del guerrero con mi espada haciendo saltar sangre sobre mi coraza.

El golpe fue con desgana pero poderosisimo, las magias del enano me habian dado una fuerza sobrehumana. Me quede mirando el cadaver mientras esperaba que los sonidos de la batalla se acallaran, habiamos vencido.

Damon abatió salvajemente al último de los guerreros Que-Shu volcando toda su ira sobre él y prácticamente mutilando su cuerpo. Anteriormente, la asesina había acabado con el guerrero que un se encontraba ciego y perdido por el campo de batalla. Ahora, sólo la hechicera Bárbara permanecía en pie. Los rayos aun relampagueaban en el cielo, pero ya no descendían hacia sus enemigos, simplemente permanecían ahí, esperando que le llegara el final a quien los había convocado.

La hechicera obvió por completo al draconiano y clavó su mirada sobre los hombres y mujeres allí presentes. Su mirada no estaba llena de furia, como se podría esperar, si no de tristeza, tristeza por todos sus hermanos caídos, tristeza por su esposo, tristeza por no haber podido despedirse de su hija como hubiera deseado antes de su muerte y tristeza por haber podido observar como gentes de Ansalon vaciaban su sed de venganza contra las gentes que antaño pudieron ser sus hermanos, amigos o compañeros…

- Que Mishakal nos tenga en su gloria.- murmuró para sí mientras agachaba la cabeza esperando su muerte, dejando su cuerpo en calma y su alma en paz con su señora…

Sonrío con una mueca cruel en el rostro al observar a la bruja cejar en su terca resistencia. Su cabeza doblada, su mirada que vagaba por los cuerpos sin vida de los que fueron sus seres más queridos, en definitiva, su alma rota. Ese era el verdadero poder de Ella, no el poder de matar, si no la capacidad de doblegar la voluntad de los débiles humanos y sus ridículas aspiraciones.

- Pronto, muy pronto, tu querido dios será otro trofeo más en el templo de la Gran Reina. Este es un ejemplo de la penitencia que pagarán todos los que se atrevan a desafiarla.

Las palabras atrapan la mirada de la hechicera para mi satisfacción, pudiendo así contemplar en sus propios ojos el reflejo de la muerte. Sin apartar la vista de su cara mi brazo toma impulso y descarga con toda su  fuerza la pesada maza en el orgulloso rostro Tearsong. Su cuerpo queda inerte en el suelo, entre el barro y la sangre que mana de sus heridas, y los relámpagos que poblaban las nubes mágicas se van apagando a la vez que la vida de la madre de Goldmoon.

Salgo de mi agujero y me dirijo hacia donde está la lanzarayos y el jefe, mis intenciones son bastante obvias, una vez muertos, toca saber que puedo sacar de ellos, de momento al minotauro no lo toco, no quiero cabrear a Kitana, los siervos son bastante irracionales y las mujeres el doble...

- Ha acabado. Otro glorioso día que honra con otra victoria a la gran Reina Takhisis. - Pronuncio solemne cuando cae el último de los enemigos.

Guardo el arco en la espalda y paseo por el campo de batalla, buscando alguna posible víctima más que no ha encontrado el camino a la muerte y necesita de mi ayuda.

Los rayos del sol que comenzaban a aparecer por el horizonte iluminaban la maza del Draconiano mientras que el cuerpo sin vida de Tearsong se desplomaba en el suelo. El campo de batalla, teñido de rojo, se tornaba en calma de nuevo. Solo los lamentos de algunos hombres a los que aun les quedaba un hilo de vida podían escucharse, lamentos que poco a poco se fueron apagando gracias a Renegado.

Raven utilizando unos de sus encantamientos, comenzó a barrer el campo de batalla en busca de magia, magia que si encontrarían en los cuerpos sin vida de los líderes Que-Shu. Mientras tanto, el resto se recomponía de la batalla, mientras que el cuerpo del minotauro aun yacía en el suelo, aunque por poco tiempo, ya que Kitana mandó a algunos de sus hombres que retiraran el cuerpo del hombre toro.

Una vez todos se hubieron reunido de nuevo, Kitana se acercó a sus compañeros. – Bien, una de las peticiones de Verminaard ya ha sido cumplida, el resto del ejercito volverá a la fortaleza mientras que nosotros continuaremos nuestro camino hacia Xac Tsaroth. – Lanzó una fugaz mirada hacia el cuerpo de Kromm. – Si alguno queréis despediros de él hacedlo rápido. –

Me acerco a Tearsong y recojo las espadas haciendo un poco de fuerza -suéltalas maldito, ya- procediendo con el saqueo, le quito la armadura, me acerco a la bruja y le quito los componentes de conjuros y lo que vea útil. Puedo?- Señalo el cuerpo de Kromm, su mochila y su arma- a él ya no le sirve.

el anillo lo he recogido cuando le quitaba las espadas de la mano ;)

ya me dedicaré a saber que hace cada cosa.

PD: escuela de magia de los conjuros de las armas y nivel de lanzador (detectar magia) a ver si puedo deducir que hacen ^^

Observo con satisfacción apagarse las últimas voces de los heridos, el fuego y el humo que suben desde los restos del poblado y las huestes draconianas formando preparándose para partir. Una victoria contundente. Fácil, pero ejemplar. La Reina estará contento.

Sin mucho más que hacer allí y sin ningún apetito por los miserables objetos que hayan podido dejar los caídos busco mi montura y me preparo para continuar el viaje.

No tenía nada que decir ante la muerte de mi compañero, por lo que busqué entre los despojos una armadura que me quedara bien y monte de nuevo en mi caballo dispuesto a continuar nuestro camino.

Poco a poco las energias magicas abandonan mi cuerpo, volviendo mi cuerpo a su ser... Absorto al resto del grupo realizo algunos movimientos marciales con la espada acostumbrandome de nuevo a mi cuerpo. Termino con un golpe seco que limpia la mayoria de la sangre de la espada y enfundandola coloco mi escudo a mi espalda.

Rompio la formacion desobedeciedo mi orden cuando intente organizar a este "grupo" si bien es cierto que era otra la que deberia haber hablado. Miro de reojo a Kitana. Como jefe es nefasta, esperemos que sus habilidades compensen su falta de liderazgo, o el minotauro no sera el unico en morir durante esta mision.

Camino casi de manera insconsciente hacia el minotauro mientras el enano saquea los cadaveres como una rata haria en un almacen. Al final moriste con honor y de alguna forma ayudaste en la victoria de hoy, tienes mi respeto por eso, pero cuando estas en el campo de batalla la estrategia es siempre más importante que la fuerza bruta. Has pagado el precio mas alto, pero podras ir con la cabeza alta frente a tus ascentros. Me cuadro y saludo al cadaver del minotauro con un saludo militar (los mas atentos veran que es un saludo militar solamniano) y me retiro siguiendo al sacerdote, entonces un tropiezo me hace retorcerme de dolor... Mis heridas necesitan atencion, o descanso, el ejercito draconiano tendra curanderos. Aguantandome con la mano izquiera la herida que tenia peor pinta camino hacia la retaguardia del ejercito en busca de curacion.

- Ant, ¿podéis hacer algo por Damon?, no quiero perder a otro hombre por morir desangrado. – comentó Kitana al reunirse con el resto del grupo. Había estado observando cómo se comportaban sin perder detalle sobre todo del enano y del explorador, que parecían disfrutar con la rapiña. – Si no, no hay más tiempo que perder. Debemos partir de inmediato hacia Xac Tsaroth, aun queda más de una jornada de viaje y no hay tiempo que perder. -

Asiento con respeto a las palabras de Kitana y detengo la montura para que Damon me alcance. Entono una breve oración de gratitud con la cabeza gacha y los ojos cerrrados e invoco el poder de La Reina. Unas llamas azuladas brotan de mi mano y toco el hombre del guerrero.

Cargo las cosas que he cogido, miro al explorador muevo la cabeza en señal de resignación. Tú, si quieres ponerte una armadura decente ponte esta...y le lanzo la armadura del jefe, este también me servirá...vivo. Las espadas las guardo en sus correspondientes vainas y las guardo en el carcaj (compartimento arco) y el cetro también (compartimento jabalinas). Me monto en el caballo que tengo asignado y espero a que mi cuervo se vuelva a posar sobre mi calva, tiene un descanso bien merecido.

Asiento ante las palabras del enano en símbolo de agradecimiento y acepto la armadura que me ofrece después de dar un vistazo buscando armaduras. No creo que la necesite, pero ese Bárbaro a estado cerca...

- Sí Daga Oscura, os seguimos. - Contesto a Kitana mientras me subo al caballo dejando la armadura en mi macuto.

Agradezco el gesto del clerigo asintiendo con la cabeza y me pongo en formación sobre mi montura junto al resto del grupo, listo para partir a las ordenes de Kitana.

Si podemos hacer noche sin más contratiempos puede que mis heridas sanen del todo.