Con el capitán de su escuadrón muerto, prosigo con mi tarea de rescatar al ciudadano, rompiendo las ataduras que lo mantienen sujeto y llevándolo tras alguna cobertura.

Tranquilo… saldrás de esta…

Con mi Reductor todavía manchado de sesos de Marine, observo la situación del combate.
Dos de mis compañeros están bastante heridos y todavía quedan algunos enemigos.

Baldur se da cuenta que las cosas no van bien, y ve como a su lado sus hermanos están pasándolo mal...

Ponte las pilas chaval, este renegado tenía que estar muerto hace un rato...

Piensa esto mientras la espada sierra de su mano derecha desgarra el torso del marine del Caos después de una ráfaga de golpes salvajes al cuerpo del marine renegado. 

Cumpliendo las órdenes del líder, Azariah concentra su ataque sobre el mismo marine al que ha disparado Dargus. Las balas atraviesan la cobertura con violencia causando un agujero humenante en la columna y arrancando trozos de ceramita y hueso, dejando al marine del caos muerto en el suelo.

Por su parte, Euryaleph abre fuego sobre otro oponente, pero sus balas acaban en la columna que le hace de cobertura, al igual que Raziel, que disparando sobre el mismo, tiene una buena linea de fuego, pero los proyectiles arrancan parte de la columna para acabar rebotando en la armadura del traidor sin causarle daño alguno.

En el centro de la sala, Huss ataca al rival que mantiene entretenidos a Baldur y al lobo espacial, y en un descuido del marine del caos, una letal estocada separa la cabeza del traidor de su cuerpo, que cae separado de la misma.

Sólo quedan tres oponentes en pie, y dos de ellos se percatan de que en el centro de la sala, sin cobertura alguna quedan Baldur y Huss, abriendo fuego sobre ellos de forma despiadada... Pero El Emperador sonríe a los marines de asalto, uno de los oponentes observa enfurecido como su arma se encasquilla, y el otro, a pesar de tener un blanco fácil, se ve sorprendido por una potencia extraña en el retroceso que desvía los proyectiles de su blanco.

Por su parte, el último oponente centra su atención en Raziel, 

El combate se torna a nuestro favor. El niño está a salvo, aunque no puedo arriesgarme a dejarlo solo. Podría entrarle el pánico, salir corriendo, y ser derribado por una ráfaga de bolter perdida. Me quedo con él, tras uno de los pilares, protegiéndolo.

Huss carga contra el enemigo que fallo por el retroceso de su arma, dispuesto a ensartarlo, pero un instante antes de ponerse al alcance de un espada sierra, descarga el contenido de su bolter contra el pecho del marine del caos que esperaba recibir el impacto de una espada sierra.

Debido a la adrenalina del combate y las drogas proporcionadas por su servoarmadura, Raziel apenas noto el dolor de los impactos que le derribaron. Pero de inmediato supo que algo iba mal, el indicador de sus constantes vitales que se podían ver en su casco paso de verde a un rojo muy intenso en apenas un instante, la boca se le lleno de una sustancia espesa con un profundo sabor metálico, sin duda su propia sangre, y por si fuera poco las fuerzas empezaban a abandonarle. Apenas era capaz de seguir sujetando su bolter y ni mucho menos tenia fuerzas para poder incorporarse.

Raziel se maldijo a si mismo por haber sido tan torpe como para que ese traidor le pudiera alcanzar de forma tan clara. Mientras intentaba alcanzar una nueva posición a cubierto pensó si este iba a ser su final. En una pequeña escaramuza sin ninguna gloria y alejada de los grandes campos de batalla y derrotado por los sucios traidores. Rápidamente noto como la ira se iba apoderando de su maltrecho cuerpo, poco a poco noto como sus músculos iban recuperando la fuerza mientras pensaba: Tal vez este sea el final que el Emperador tiene preparado para mí, pero aunque así sea, no se lo pienso poner tan fácil a estos perros acabar conmigo.

Se volvió a poner en pie tras una nueva cobertura, preparo su bolter y abrió fuego de nuevo contra la escoria traidora. – POR LION EL’JONHSON!!!!

Siguiendo las órdenes del líder, los miembros de la Guardia de la Muerte deciden concentrar su fuego para acabar con los enemigos del Imperio. Con la intención de forzar a uno de los oponentes que quedan en pie a salir de su cobertura para ofrecer un blanco fácil al Devastador, Raziel abre fuego de forma despiadada sobre una de las columnas en el mismo momento en que el marine del caos se asoma para abrir fuego contra sus compañeros. El traidor se ve sorprendido por una lluvia de proyectiles que destrozan parte de la cobertura, su armadura y huesos y músculo, dejando a su oponente casi desnudo.

Por su parte, el Lobo Espacial, viendo la maniobra de su compañero se lanza contra el mismo, dando la sensación de que va a ensartarlo en su espada, girando en el último momento tras una columna, para asomar por el otro lado escupiendo muerte con su Bolter y reduciendo al ya maltrecho marine del caos a una masa sanguinolenta que rebota contra la columna que le hacía de parapeto, cayendo al suelo con un -plop-sordo en un charco de sangre.

Dargus mira al apotecario con una mueca de incredulidad imposible de apreciar por su casco, rehuye el combate para proteger a un niño. Muy loable si no fuera porque estan acribillando a sus hermanos en la escaramuza.- Asenoc, que estas haciendo, manten disciplina de fuego! - Espeta por el intercomunicador. No puede creer lo que esta viendo de un Adeptus Astartes. Reusa atacar a los enemigos declarados mas aborrecibles del Emperador y se salta las ordenes de seguir disparando, por un chiquillo.

Euryaleph maldice algo ininteligible que parece va dirigido a su bólter y lo golpea como si algo no fuera bien. Al recibir el impacto parece que vuelve a concentrarse de nuevo en el combate. Y abre fuego automático contra uno de los enemigos como instantes antes ha ordenado el líder del equipo.

Sin dudarlo un instante, Baldur se abalanza sobre uno de los dos marines del caos que todavía quedan en pie. El oponente, que se ve sorprendido por la repentina aparición del marine de asalto dentro de su campo de visión no acierta a parar dos ataques bien dirigidos. El primero contra la cabeza, que causa un profundo corte, y un segundo corte contra el pecho que parte armadura, huesos y carne salpicando la armadura de Baldur de sangre y dejando el suelo lleno de vísceras sobre las que se desploma el cuerpo inerte del traidor.

El combate acabó de forma tan brutal como había empezado, en cuestión de minutos los Marines del Caos estaban muertos y el portal había desaparecido. Y casi al instante las comunicaciones volvieron a la normalidad y la batalla que tenía lugar en órbita cesaba al huir los navíos del Caos.