La reina asiente ante las palabras del barón.
- Llevaos a la princesa con vos -dice la reina- Es necesario que este en un lugar seguro, y no se me ocurre ahora un lugar mas seguro que al lado del mejor amigo de su padre.
La princesa mira a su madre duditativa unos segundos pero va junto al barón sin rechistar.
El barón se dirige a vosotros.
- Vosotros acompañarais a la reina, Aldo vendra junto a vosotros. El destino del mundo y el deber de Onikyol recae sobre vuestras espaldas.
- Eso no es consolar, es negar la verdad. Aunque no seré yo quien diga que ignorar un problema no es buena forma de afrontarlo -dejamos que la reina se tome su tiempo para recomponerse- Aquí apenas he conocido a nadie, es la ventaja de llevar una vida errante y sin ataduras. Mientras los demás adoradores han perdido sus templos en la explosión, Olidammara seguirá como hasta ahora. Al menos espero que el Sumo Sacerdote Myrlo no esté entre los caidos -al rato, cuando aparece uno de los barones del reino, escucho sus palabras con cierto recelo- Aún está por ver si tenemos algo que decir en el destino del mundo, y los deberes de Onikyol, eran los deberes de Onikyol y debía terminarlos él; que no se hubiese dejado matar tán gratuitamente.
- En ese caso preparemonos y partamos cuanto antes, ya no hay nada más que nos retenga aquí -insto a mi acompañante, y a la reina.
Todavía no creía que Onikyol hubiera muerto, hasta que no viera el cadaver con sus propios ojos. Pero abandonaría el tema por ahora.
Para poder llevar el deber de Onikyol deberíamos saber cual és. Bien, yo estoy listo, aunque nos iría bien algo de comida para el viaje y lo que su majestad vaya a necesitar. Aunque creo que primero deberíamos mirar dentro, por si hay algo que nos pueda ser util. Dele recuerdos de mi parte a Nanuk, Barón.
Esperando ordenes más... concretas por parte de la Reina la dejo un rato a solas.
- El deber de Onykiol es detener a los Dragones del Ojo, por supuesto. Y por lo que veo de momento ha detenido a uno. No os preocupeis, las bajas han sido cero...o prácticamete cero -dice recordando a Onikyol- venid conmigo, tengo preparado todo lo que necesitareis para el viaje.