- ¿Destino? Un sin fin de mundos, tantos como nos alcance el tiempo y siempre que estos tengan algo que ofrecer a la expedición. ¿Misión? Hacer buenos negocios que nos permitan a todos salir de este viaje con más bienes de los que comenzamos.- Dante no deja de gestipular dando cierto aire de teatralidad a la descripción que anda haciendo acerca del proyecto.-Sin embargo, no tienes que preocupar por esos detalles, serán responsabilidad del capitán y no estarán abiertos a cuestión.- Da la resanción de que en todo momento busca que la chica se sienta ya parte de la expedición.
-De ti se espera que cuides el Carguero Independiente Clase A. Por ellos se te pagarán 2.000 créditos cada treinta días de servicio y una mensualidad extra al concluir nuestro viaje. La manutención y cualquier pieza que pudieras necesitar correrían a cargo de la nave. La verdad, es que vas a disponer de mucho tiempo para ti misma durante los nueves meses.- Las palabras se suceden seguras, la oferta parece correcta y medida. En ningún momento se da pie a negociación abierta. También es verdad que estando en Regina, el planeta que posee el mayor excedente de especialidades aeroespaciales, poco sujetos son dados a rechazar o si quiera discutir una oferta. Además, en este caso concreto las dos personas se tratan amigablemente.
-Tómatelo como un viaje de placer a gastos pagados, en el cual podrás divertirte jugando con una nave a placer y viendo nuevos lugares. Para cuando concluya habrás ahorrado un buen dinero y podrás reenfocar tus aspiraciones. Las posibilidades son muchas y… por cierto, ahora que lo pienso, aún necesito a una persona más. ¿Sabrías de alguien… de confianza claro, que pudiera unirse a la expedición para reforzarla en el plano físico? Ya sabes, un tipo que de en qué pensar, yo no conozco a demasiados elementos que encajen con esa descripción por desgracia.- Peculiar pregunta esta última.
Mil disculpas por mi irresponsable tardanza. Creo que en el próximo mensaje acabamos, le digo donde tenemos que encontrarnos y listo. Lo siento una vez más.
Un viaje de placer... con los gastos pagados.
Bien, Vic no es tan ingenua como para creerse eso a pies juntillas. Pero, por otro lado, ¿por qué no...? Si hay algún componente de misterio tras esa oferta, mejor que mejor. Y, si no lo hay, la sola perspectiva del cambio, ya es de por sí lo suficientemente atractiva como para aceptar la propuesta. Y para reconocer, en su fuero interno, que no podía haberle llegado en mejor momento.
Mientras paladea la decisión que está a punto de tomar, o mejor la respusta que está a punto de dar a una decisión ya tomada, Dante pide algo más. Alguien más.
-¿Qué quieres decir? ¿Reforzarla en el plano físico...? Es decir, mi querido amigo... que prevés problemas, y necesitas músculos. O peor aún... ¿armas...?
No lo dice con sarcasmo. O no con demasiado, por lo menos. Digamos que sopesa la posibilidad de que la propuesta no sea tan trasparente como el viejo zorro (que no viejo pero sí zorro) le ha querido hacer ver. Puede que eso sea un aliciente. O puede que no. En realidad una sensación ambivalente la va invadiendo, mientras en su mente, sin quererlo, sin buscar, se perfila la imagen de alguien muy concreto.
Sí, sé quién puede interesarte. Pero, ¿me interesa a mí, me sigue interesando...? Tendrás que tentarme...
La sonrisa socarrona se vuelve más marcada si cabe ante la previsible reacción de la joven. No es raro que aquellos que no han tratado en demasía el comercio entre mundos se echen las manos a la cabeza al ser conciente de los variopintos preparativos. Este no ha resultado un caso diferente.
-No lo enfoques por ahí, Vic. No estoy pidiendo ni lo uno ni lo otro. Por lo que pregunto es por algo bastante más cotidiano para los comerciantes, no precisamente lo que tú sopesas.- dice Dante en tono sincero y conciliador.
-En este tipo de viajes, cuando un joven capitán tiene que hacer negocio, todo apoyo es bienvenido. Es mucho más fácil hacerse respetar en los tratos si un tipo rudo aguarda a un metro tras de ti. Mismamente, son esos tipos rudos los que en ocasiones allanan el camino sonsacando un dato de aquí y otro de allí antes de que comiencen los negocios. Son pequeños detalles que pueden marcar la diferencia en el oficio.-
Parece una explicación bastante razonable, no debería saber a chanza. Un chaval joven tiene poca autoridad frente a perros viejos, sin embargo, si este mismo chaval goza de la escolta adecuada es seguro que sus palabras serán oídas con mayor atención.
-Te garantizo que así hemos comenzado todos en mi oficio. Algunos quizá… ya estemos de vuelta de estos trámites. No obstante, siguen siendo útiles para los que comienzan, y a mi protegido no voy a negárselos.-
Es entonces, cuando en el rostro del hombre se encoge sensiblemente la brillante mirada, tratando con ello de escrutar los pensamientos de la chica. -Juraría que… tras esa mirada se esconde un nombre. ¿En quién andas pensando?-
Una rápida sucesión de pensamientos, y de decisiones. Vic no ha sido nunca una mujer dubitativa. No, más bien ha pecado de impulsiva, y a veces con graves consecuencias. Pero, no es ese tipo de persona a la que las experiencias duras hacen pusilánime. A veces a su pesar, pero tampoco recuerda dos veces para arrrepentirse.
Y ésta es una de esas ocasiones en que se deja llevar por la intuición, el regusto de aventura, más que por el razonamiento o el sentido común. Asiente. Dante ha ganado, y ambos lo saben.
-Hum. Espero que aceptar tu propuesta sea lo mejor que haya hecho en años. En cuanto al nombre... al hombre... sí, tengo uno rondando en mi cerebro. Se ha presentado en mi recuerdo como si estuviera allí a la espera de que le convocaras. Porque hace años que no sé de él. Es un tipo duro. Y de toda, toda confianza. Creo que... -sonríe ampliamente, alegremente- me gustará volver a verle.
Y a continuación le habla de Jared, de lo que sabe, y de lo que recuerda.
Lo dejo así, porque en realidad tampoco nos hemos explayado con la relación entre Jared y Vic, así que cuenta tú lo que quieras contar, Cala.
Yo creo que Dante le bastará saber que Jared parece ser el típico buscavidas tan capaz de meterse en problemas como en salir de ellos, con mucho carisma y aguante. Vic le ayudó en cierta ocasión a esquivar a unos matones y desde entonces se mantuvieron poco en contacto, pero ella ha sabido de él con cierta regularidad por conocidos comunes. A juicio de Vic es el tipo de persona que se mete en problemas más por su buena fe que por otra cosa y más de una vez ha tenido que entrar en lugares ajenos, partirle la cara a alguien o ganar en una timba de poquer para ayudar a un amigo.
Con esa información tengo suficiente. Ahora si eres tan amable de facilitarme una escena en la que hablar con Jared creo que podríamos terminar el tema: reclutamiento. De cualquier modo, y si os parece a ambos, podemos dar ya por terminada esta charla para abreviar. Únicamente restaba fijar los últimos pormenores que son estos:
-Nos veremos dentro de cuatro días en el espaciopuerto central de Regina. Allí deberás localizar el Carguero: Emperatriz Nicholle. Al capitán te lo presentaré in situ y el equipo lo podremos tratar sobre la marcha.-
Por mi, perfecto. A por el principio de la partida, creo que ya estamos más o menos dispuestos.
"-Emperatriz Nicholle... buen nombre. Un tanto pomposo, si quieres mi opinión. Pero, no todo está perdido: no deja de ser el nombre de una mujer... Y se alejó de él, guiñándole un ojo."