Partida Rol por web

 Escena para Terenthius. 

 Unas voces resuenan en tu mente azotandote sin piedad

Yo te maldigo shalafi, te malgido a que jamás puedas regresar a tu hogar, a que jamás puedas dormir en tu lecho, a que jamás logres el poder que ansias. Te destierro de este mundo hacia el mundo para la gente como tu. De ahora en adelante tu hogar será la tierra de las brumas

Estas tirado en el suelo, de esa parte eres consciente. Una voz familiar te llama

- ¿Terenthius? ¿Eres tú?

Estas tirado de bruces en un suelo embarrado. No es muy propio si tenemos en cuenta que Silvermoon esta adoquinado por completo. Te duele la cabeza y tienes el estómago muy revuelto. Una mano te toca el cuello para comprobar si tienes pulso. 

Qué tontería... se decía Terenthius. De pronto todo comenzó a dar vueltas a su alrededor. Veía diferentes colores, como en un túnel que giraba sin parar en un viaje psicodélico.

Al despertar, con la cabeza hundida en el barro y escuchando una voz conocida, sólo se le ocurrió pensar que quizás habría tenido una mala noche, habría bebido demasiado y ahora tendría que soportar las burlas de unos pocos vecinos. Que, por supuesto, acabarían por suplicar clemencia por unas risas en apariencia tan inofensivas.

Terenthius trató de darse la vuelta...

- Eh,... ¿Qué?... - Sentía el cuerpo a punto de... El vómito manchó el suelo, justo donde antes había estado puesta su cabeza, y el elfo tuvo que hacer aún más fuerza para no caer de bruces contra lo que antes contenía su estómago.

 Unas manos fuertes te sujetaban por los hombros lo que facilitaba tu tarea de no caer de bruces sobre el vómito. Poco a poco te vas recomponiendo. Estás demasiado débil como para poder caminar, por lo que notas como te recuestan contra una superficie, supones que algún árbol.

Un frío te invade. Pero no es otro de esos viajes de un plano a otro, sino algo más sustancial. La luz se abre camino en tu mente y vuelves a ser consciente, te han echado agua en la cara, bastante fria por cierto, pero asi te espabilas en un momento. Eckthelinar esta delante tuyo. Estás al pie de una montaña y hay una niebla que lo cubre todo en varios pies a la redonda.

- ¿Estas ya mejor?

- ¡Eck... Lord Eckthelinar! - dijo Terenthius a la vez que trataba de incorporarse. Después del esfuerzo y de ver que no lo conseguía, se dejó caer sobre el árbol con un suspiro - ¿Qué hace aquí, milord?

Seguía sin prestarle atención a su alrededor. Ni siquiera sabía donde estaba, pero en cualquiera de los casos, no debían estar en el mismo sitio, al menos eso pensaba el alto elfo.

- Sien... siento mi aspecto, debo de estar horrible  - Las apariencias siempre lo eran todo para los refinados elfos de alta cuna.

- Eso es lo de menos ahora mismo chico. - El mago se sienta contigo en el suelo y te ofrece un odre de agua fresca y algo de comer. - Toma, mientras comes te explico lo que nos ha pasado y la situación en la que nos encontramos, que me da que es la misma. Hemos sido desterrados de Azeroth, tu por una causa y yo por otra pero el caso es que ahora estamos aqui, en un plano distinto. A mi me cogieron unos que decian ser la guardia de la ciudad y yo pense que se trataba de la guardia de Stratholme, como fue allí el último lugar de Azeroth que visité. Al decirles quien era y que me pusieran transporte hasta Silvermoon dijeron que estaba loco y me encerraron en una cárcel. Ayer mismo salí por la fuerza de la magia, y ahora estoy escondido en el bosque. No se que hacer, pero al encontrarte aqui la cosa cambia, porque entre los dos tal vez encontremos la forma de volver a nuestro hogar. ¿Tu como has terminado aqui?  

La ira fue poco poco floreciendo en el interior de Terenthius. Por un lado sentía unas ganas enormes de coger su puñal y clavárselo a Eckthelinar en el corazón, pero la cabeza templa siempre las emociones y, ésta vez, Terenthius tenía que utilizar de nuevo al mago (igual que él pensaba hacer con el propio elfo) para poder salir de ahi.

- Muy bien, Lord Eckthelinar. ¿y cómo piensa hacer eso? - dijo. Mientras la comida hacía que se recompusiera un poco.

 - A veces me pregunto si me escuchas cuando te hablo. No se como hacerlo para volver, pero he dicho que entre los dos podremos intentar hacer algo al respecto. Prepárate porque tengo algo en mente. Tal vez si logramos abrir un portal al torbellino inferior podamos una vez dentro salir a nuestro mundo. - Eckthelinar tenia un destello en los ojos que te intimidaba sobremanera, más que nada por que reconocías ese destello, es la mirada ausente y sádica de alguien que ha perdido el juicio. Realmente hay que estar muy loco para querer meterse en el torbellino inferior. Ni el mismisimo Illydan haría tal cosa. 

- Si, claro... ya entiendo... - dijo Terenthius perdiendo de pronto el interés. Se giró y se puso a andar. Si Lord Eckthelinar creía que le necesitaba, seguramente no sería la última vez que le vería, y eso suponiendo que no le siguiera.

Tenía que averiguar dónde estaba. Y una vez hecho, averiguar como salir de allí, pero sin hacer locuras suicidas.

 -¿Adonde vas?- la voz de Eckthelinar sonaba contrariada. 

- No lo sé - dijo el alto elfo sin volverse. Eckthelinar era un mago poderoso y en ese estado era muy peligroso, pero ya pocas cosas le importaban a Terenthius, su vida había llegado al colapso. Y en el fondo, sentía que para Eckthelinar su aparición había sido algo más que una brisa fresca, y no sólo porque le "necesitara" para salir de allí...

 - ¿Y porque no vienes conmigo? ¿porque te vas sin mi? No te entiendo Terenthius.- El tono de voz de Eckthelinar parecia quebrarse, como si su vida poco a poco se fuese agotando.- Terenthius... - Oyes un ruido a tu espalda y ves a Eckthelinar desplomado sobre el suelo, con un virote clavado en la espalda, pero no ves a nadie que lo haya disparado.

Terenthius iba a ignorar al que habia sido "su maestro", cuando la voz ahogada le detuvo. ¿Va a ponerse a llorar? Justo cuando se gira, el alto elfo ve como Eckthelinar se desploma, y entonces, el virote de su espalda.

Preocupado más de sí mismo que del viejo diablo, el mago se coloca en posición defensiva listo para conjurar si fuese necesario. No sabís donde estaba, pero si habían matado al viejo con tanta facilidad, quizás estaba realmente en peligro.

- ¿Quién anda ahi? - pregunta en un tono alto en el idioma común.