Partida Rol por web

 ¿Se habían ido? ¿quien iba darle santa sepultura a Terence? me sentí ligeramente mareada, cada noticia buena, había tres malas. Me apoyé en lo primero que pille y traté de respirar - Guillaume tenéis razón deberíamos ver con quien contamos y cuantos pueden proteger el castillo - miré a Marie - ¿No hay nada cerca? ¿ni si quiera un convento? alguien tienen que oficiar a Terence - me dolía pensar que su alma quizás no pudiera ir al cielo porque nadie le daba misa

- Aunque fuera un novicio - jadee casi con desesperación - Guillaume, encargaros de ver con quien contamos y si tenemos mas bajas o traidores, yo misma me encargaré de buscar a alguien que guíe el camino de Terence hacia las puertas del cielo - 

Aunque no compartía su preocupación por el velatorio de Terence, al fin y al cabo ya había fallecido y después de haber visto lo que vi en las cruzadas había perdido mi fe, pero respeté una vez más su decisión sin decir nada.

Tomé su mano y la miré a los ojos - Me pongo con eso, pero no salgáis del castillo, por favor, es por tu seguridad, mandad a quien queráis – mis ojos le suplicaban, en tiempos de paz no me hubiese importado que saliese a donde quisiera

 Solo me hizo falta mirarle a los ojos para saber lo que realmente quería y lo mal que pasaba por saber que quizás incumplía sus consejos - No saldré, lo juro - dije totalmente segura, no quería hacerle mas daño y después de todo no era mi intención que la cosa se complicara mas - Mandaré a alguien pero estaré haciendo cosas por el castillo - le tomé de la mano - Venir a buscarme a la biblioteca cuando podáis, necesito buscar unos documentos - dije cavilando la manera de vengarme 

- Está bien – le sonreí, había conectado con ella y le creía.

Le hubiese dado un beso de amor ahora mismo, pero no quise hacerlo en presencia de Marie, aún estaba técnicamente casado con otra mujer y no sabía que pensaría la sirvienta.

Cerré los ojos asumiendo la pena de no poder besarla pero me acerqué a besarla en la mejilla – Tened cuidado

Sin alargar más el momento salí de los aposentos de Helena y me dirigí a la puerta del castillo buscando alguno de los guardias que custodiara la puerta