Partida Rol por web

Primero Hostawen acompañado por su lobo y después Alétheia, fueron llegando para hacer compañía al viejo, que continuaba vigilante apoyado en el borde de la barcaza.

La tormenta que se adivinaba en la lejanía no tenía pinta que fuese a causarles problemas, sin embargo Rakna, con los sentidos mucho más agudizados que el resto de componentes del barco, pareció inquietarse con algo ajeno a la vista de los demás. Resultaba preocupante ver como aquel lobo detectaba algún peligro y no tuviese la cualidad de poder decirlo con simples palabras. Sin embargo, más preocupante fue que al otro extremo del barco, Tanyl gritase a los cuatro vientos qué estaba ocurriendo… - ¡¡¡SHHH!!!Calla, muchacho…, le ordenó el viejo guerrero con el tono de voz justo para que consiguiese oírle. – Agachaos, agachaos…,comentó con el resto, - …puede que se trate de algún ataque…, dijo agachándose y haciendo bajar al lobo del bordillo con delicadeza.

- Pssshhh…¡pshhhh!, continuó intentando llamar la atención del hechicero. – Despierta a Walren, hay que moverse de aquí…¡YA!, concluyó gesticulando con la mano para que se diese toda la prisa posible.

El lobo se acercaba junto a su bípeda favorita. Aquella escuálida andante a dos patas le cuidaba bien y por eso obedecía lo que esta le decía. Tenía un talento innato para encontrar comida. Algo que sorprendía enormemente a Rakna, ¿cómo hacía eso? Sea como fuere por ello debía estar cerca suyo, nunca se sabe cuando podía sacar otro filete. Además de atender sus necesidades, rascaba su pelaje y llegaba a zonas donde incluso su pata trasera nunca había llegado. Aunque a veces parecía importunar al gran Rakna con intentos de táctica. El lobo no había pasado de liderar a dos de sus hermanos para aguantar aquellas tonterías y mucho menos en un ambiente hostil como era aquel terreno en el que era difícil mantener el equilibrio, ¿acaso la bípeda no se daba cuenta de que no le gustaba aquel ambiente?. La elfa iba y venía y el gran Rakna la miraba, casi le transmitía aquellos nervios. Cuando por fin pareció tranquilizarse y ponerse junto a un bípedo ajado y moribundo, un relámpago iluminó aquel basto horizonte de colinas azules. Una silueta llamó la atención del lobo e inmediatamente sus orejas se levantaron. Había que informar a la bípeda para que transmitiera la información. Rakna se giró y observó a la exploradora quien inmediatamente se acercó. Rakna continuó mirando la silueta. ¿Entendería la bípeda el mensaje?
 

La imagen de Rakna oteando el horizonte para luego mirarla le puso de anteaviso. Había visto hacer eso mismo con presas pequeñas cuando iban a cazar. Rakna tenía un olfato y una vista bastante acentuadas, no había que menospreciar ese gesto. Sus compañeros parecían estar en alerta y el más mínimo gesto del lobo saltaron como un resorte. Mientras Tanyl gritaba y Rhylen se preparaba, Hostawen vio lo mismo que acababa de ver Rakna. -No importa que grite, vienen directos.- dijo mientras cogía su arco, entonces vio la ballesta . -Un barco velero viene a gran velocidad. Maese Rhylen, aún tengo la ballesta que encontramos en la cripta. Deberías cogerla.- dijo mientras le ofrecía la ballesta con los virotes.

Togo se esforzaba por tranquilizarse, pero la advertencia del capitán Walrem le inquietaba en demasía . Y por su fuera poco, a lo lejos podía divisar las luces de la ciudad. Eso significaba que debería ingeniarselas para bajar de la Neblina Negra y seguir a los aventureros sin ser visto. Demasiada tensión para que el pequeño Togo pudiera conciliar el sueño fácilmente . Sin duda esa noche iba a ser especial. Sobre todo cuando, después de que unos lejanos sonidos sobresalieran por encima del silencioso crujir de la madera del carguero, Togo pudo discernir entre las sombras del anochecer, una pequeña embarcación que se dirigía rápidamente hacia ellos. ¿Serían los piratas de los que había hablado el enano? El mediano se puso nervioso sin saber muy bien que hacer. Miro hacia el timón , donde estaban la elfa y el señor Rylen con la esperanza de que ellos también la hubieran visto. De no ser así tendría que hacer algo para avisarles....

La esclarecedoras palabras de la elfa hicieron a Rhylen intentar localizar la amenaza entre la oscuridad de la noche. - ¿Dónde están?...

Tras ello, se volvió a Hostawen cuando le ofreció la ballesta y un puñado de virotes. – No, gracias, declinó. – No me llevo bien con esos cacharros. Dásela a Alétehia o a Tanyl, yo trataré de desbaratar cualquier intento de abordaje y si alguno consigue subir a bordo… le rebanaré la cabeza, sentenció mostrando su espadón con seguridad. 

'Barco' creyó escuchar Tanyl a Hostawen.

Salió corriendo como alma que lleva el diablo a reunirse con el resto del grupo, y de camino, despertaría al capitán.

Walren, Walren! Despierta! Un barco, se acerca un barco!- sacudía el semielfo al somnoliento enano.

- Trae pa´cá.- Cogió la ballesta rechazada por Rhylen como un mendrugo de pan cuando estaba famélica.- ¿Cómo va esto?- La Pitonisa manipulaba el mecanismo con tanta fuerza que lo hizo crujir.- Ah...ya está. ¿Ahora sólo apuntar y apretar el gatillo? Fácil.- Decía mientras oteaba, ciega, la oscuridad de la noche y la ballesta estirada evidentemente mal dirigida. Guiñaba un ojo para apuntar mientras se encomendaba al Débil pues su puntería dejaba bastante que desear.

- ¿Insinuáis que son piratas? No veo un pimiento.- Decía con sorpresa pero no con temor. Era más que le parecía extraño que osaran atacar la barcaza. Eso era porque no se imaginaban que la Pitonisa del Débil iba en el. ¿O si? Quizá su fama ya fuera tal que consideraran que su rapto podría traerles un buen ingreso de dinero fácil y rápido. No sabían lo mal encaminados que iban.- Les daré tal patada en el culo que desearán no haber salido del agujero infecto donde tengas su guarida.- Aunque su tono desprendía confianza la torpeza con la que manipulaba la ballesta no auguraba nada bueno. 

La sorpresa de la elfa fue mayúscula no cuando rechazó la ballesta Rhylen, pues era un guerrero chapado a la antigua y seguramente su experiencia le hacía reacio a usar ese tipo de armas, fue sorpresa cuando la pitonisa usando una jerga más propia de gente sin estudios cogió la ballesta con el arrojo con el que solía ella tomar las cosas. Casi apunto estuvo de disparar la saeta. -No, no disparéis. Sólo he visto un velero viniendo a toda velocidad. No tienen poque ser piratas.- matizó la elfa pues un ataque a otro barco desconocido podía ser motivo para un enfrentamiento y quien sabe de quien era aquel barco. -Cabe la remota posibilidad de que sean mercaderes que huyen de piratas o que atraviesan estas aguas ligeros por temor a un ataque. Puede que no nos hayan visto...- o eso quería pensar la elfa. Desde luego a tanta distancia había sido difícil ver aquel barco, no para Rakna, pero si para unos ojos expertos como los de la exploradora. Quizás no les habían visto. La noche con su manto lo tapaba todo y sólo los lejanos relámpagos habían delatado la posición de aquel barco, quizás ellos no habían corrido la misma suerte. -Apunta y no dispares a menos que tengas un blanco claro, estas armas son un enogorro recargarlas. Yo te aviso si son enemigos o no...-  dijo con una sonrisa a Alétheia. Pese a que esta dudase de sus habilidades con que tan solo tuviese la misma destreza como fe a su dios, tendría a un par de enemigos ensartados en sus saetas.

Las dudas de Togo fueron rápidamente resueltas cuando desde la proa del barco llegó la inconfundible voz del elfo hechicero como respuesta a unos intensos gruñidos de Rakna, el lobo que acompañaba a Hostawen.

¡¿HABEIS VISTO ALGO?! - Gritó a pleno pulmón para que le escuchasen los demás desde el otro lado del barco, y sin importarle si despertaba al capitán en el proceso.

Aquello servía para tranquilizar al menos en parte al pequeño mediano que veía como el barco seguía aproximándose.

 ¡¡¡SHHH!!!Calla, muchacho…-  Ordenó el viejo guerrero con el tono de voz justo para que consiguiese oírle. – Agachaos, agachaos…, continuó refiriéndose a los que le acompañaban, - …puede que se trate de algún ataque…- dijo agachándose y haciendo bajar al lobo del bordillo con delicadeza. Pssshhh…¡pshhhh!, continuó intentando llamar la atención del hechicero. – Despierta a Walren, hay que moverse de aquí…¡YA!- Concluyó gesticulando con la mano para que se diese toda la prisa posible.

Hostawen, que se había colocado ahora junto a la borda y oteaba el horizonte, se apresuró a contestar al guerrero. - No importa que grite, vienen directos.- Dijo mientras cogía su arco y su mirada bajaba hacia una ballesta que estaba junto a su equipaje. - Un barco velero viene a gran velocidad. Maese Rhylen, aún tengo la ballesta que encontramos en la cripta. Deberías cogerla.- dijo mientras le ofrecía la ballesta con los virotes.

Por el comportamiento de  los que serían sus compañeros no cabía duda de que no eran bisoños en absoluto.

¡Walren, Walren! ¡Despierta! ¡Un barco, se acerca un barco! - En un abrir y cerrar de ojos ya se escuchaba al hechicero vociferar en el interior del camarote tratando de despertar al capitán y, al momento, el semielfo apareció en la cubierta de popa mirando hacia todos lados.

Trae pa´cá.- Exclamó Aletheia cogiendo la ballesta rechazada por Rhylen como un mendrugo de pan cuando estaba famélica.- ¿Cómo va esto? - La Pitonisa manipulaba el mecanismo con tanta fuerza que lo hizo crujir.- Ah...ya está. ¿Ahora sólo apuntar y apretar el gatillo? Fácil.- Decía mientras oteaba, ciega, la oscuridad de la noche y la ballesta estirada evidentemente mal dirigida. Guiñaba un ojo para apuntar mientras se encomendaba al Débil pues su puntería dejaba bastante que desear. ¿Insinuáis que son piratas? No veo un pimiento.- Decía con sorpresa pero no con temor. Les daré tal patada en el culo que desearán no haber salido del agujero infecto donde tengas su guarida.- Aunque su tono desprendía confianza la torpeza con la que manipulaba la ballesta no auguraba nada bueno. 

No, no disparéis. Sólo he visto un velero viniendo a toda velocidad. No tienen poque ser piratas.- matizó la elfa, pues un ataque a otro barco desconocido podía ser motivo para un enfrentamiento y quién sabía de quién era aquel barco. - Cabe la remota posibilidad de que sean mercaderes que huyen de piratas o que atraviesan estas aguas ligeros por temor a un ataque. Puede que no nos hayan visto... - Viendo la elfa la forma en que la pitonisa sujetaba la ballesta prefierió acercarse hasta ella y asesorarla a toda prisa.- Apunta y no dispares a menos que tengas un blanco claro, estas armas son un enogorro recargarlas. Yo te aviso si son enemigos o no...-  dijo con una sonrisa a Alétheia.

Togo se quedó algo más tranquilo cuando escuchó que los viajeros había visto también la nave que se acercaba rápidamente. Sin embargo, la posibilidad de que fueran piratas hizo que su corazón empezara a latir a gran velocidad y el inquieto mediano, aprovechando los gritos del elfo, subió a lo alto de la carga para desde allí poder ver mejor la embarcación. Silenciosamente subió sobre los lingotes y preparó a Tremolina para la acción. Una vez arriba, se fijó con atención intentando saber algo sobre las intenciones de los tripulantes de la pequeña embarcación que se  acercaba  a gran velocidad  maldita sea.... si tuviera el catalejo ese que vi en la ciudad...

Que Fuzuli no estaba contento en el interior de aquel cascarón de madera era evidente y lo expresaba, como no podía ser de otra manera, haciendo lo que mejor sabía hacer: durmiendo. Los pocos ratos que se le podía encontrar despierto era cuando el ruido de los cubiertos y de los platos predecía la cercana hora de la comida. Sin embargo, tras dos días de viaje, el animal comprendió que los manjares que él había esperado recibir como recompensa por haberlo introducido en un sitio como aquel no aparecían por ningún sitio. Quiso reprochárselo en numerosas ocasiones a Tanyl pero al ser éste quien lo llevaba de un sitio a otro en su petate prefirió dejarlo pasar hasta que hubiese pasado el viaje. Tras las palabras de Tanyl acerca de sus compañeros el gato tenía su propia versión y opinión de cada uno de ellos. Lamentablemente, para ellos claro está, no contaban con el agrado del felino, pues los consideraba: ruidosos, vocingleros y extremadamente apestosos. Así pues el gato se veía obligado a lamerse continuamente su cuidado pelaje cada vez que por descuido, o por necesidad para marcar su territorio, se restregaba con las piernas de alguno de ellos. Además de aquello, no había tierra por ningún sitio, lo que realmente le incomodaba a la hora de tener que hacer sus necesidades y no poder enterrarlas. Aquello le había obligado a ir dejando sus restos en diferentes lugares del barco siempre alejados unos de otros.

Aquella noche fría sobre el regazo de Tanyl prometía interesante. Debido al hambre, aquel ratoncillo y otros que debían ser parte de su familia, habían comenzado a antojárseles más deliciosos. Puede que si cazase alguno, si es que conseguía pillarlos desprevenidos, dormidos o incluso ya muertos, lo compartiese con su compañero. Le demostraría así que él era quien realmente cuidaba por los dos. No obstante no tuvo oportunidad de hacerlo pues, antes de que alguna de sus futuras presas apareciese por la cubierta, Tanyl se incorporó de golpe y comenzó a gritar y a hacer aspavientos. En un abrir y cerrar de ojos se vio dentro de su petate al ser arrojado a toda prisa. Los movimientos en el exterior eran bruscos y molestos, lo que incomodó aún más al exquisito y consentido Fuzuli. Debía recordar todas aquellas afrentas para exponérselas a Tanyl cuando llegasen a tierra. Sí, así lo haría. Pero mientras tanto, debería dormir un poco si es que conseguía conciliar el sue…

¡POR LAS BARBAS MOJADAS DE MORRADIN! - Exclamó el capitán mientras trataba de escapar de la prisión en que se había convertido el saco de dormir. ¿DÓNDE? ¿CUÁNDO? – Gritaba a la vez que arrastraba en calzones hasta la puerta del camarote.

Mientras tanto, no muy lejos del barco, el velero comenzaba a hacerse más nítido a ojos de los allí presentes. Las dudas de Hostawen acerca de si los habían visto pronto fueron contestadas cuando la embarcación arrió las velas para acercarse aprovechando la propia inercia que a traían. El barco viró lo justo para que la corriente le llevase a la posición idónea que buscaba: colocarse paralelamente al Neblina Negra.

Unas oscuras siluetas se movieron por la cubierta y aquello no habría ocasionado mayor problema si Hostawen no hubiese distinguido en las manos de uno de ellos una ballesta. 

¡POR LAS BARBAS MOJADAS DE MORRADIN! - Exclamó el capitán mientras trataba de escapar de la prisión en que se había convertido el saco de dormir. ¿DÓNDE? ¿CUÁNDO? – Gritaba a la vez que arrastraba en calzones hasta la puerta del camarote.

Mientras tanto, no muy lejos del barco, el velero comenzaba a hacerse más nítido a ojos de los allí presentes. Las dudas de Hostawen acerca de si los habían visto pronto fueron contestadas cuando la embarcación arrió las velas para acercarse aprovechando la propia inercia que a traían. El barco viró lo justo para que la corriente le llevase a la posición idónea que buscaba: colocarse paralelamente al Neblina Negra.

Unas oscuras siluetas se movieron por la cubierta y aquello no habría ocasionado mayor problema si Togo no hubiese distinguido en las manos de uno de ellos una ballesta. 

-Maldita sea, niña, ¡aparta eso de mí!, exclamó el guerrero cuando Alétheia manejaba torpemente la ballesta en su dirección. El manejo de la ballesta por parte de la pitonisa no era precisamente tranquilizador, por lo que Rhylen decidió cambiar de posición.

Al incorporarse pudo ver por fin el velero al que Hostawen se refería, y no solo eso, también pudo ver como sus tripulantes portaban ballestas y comenzaban a hacer virar el barco para iniciar un abordaje.

-Esos cabrones no vienen precisamente a hablar…, comentó el guerrero. - ¡¡Preparaos para el combate!!, exclamó justo antes de salir corriendo a su nueva posición y cubrirse de los primeros virotes que estaban por llegar...

En la popa se había montado un gran revuelo. Hostawen decía algo de que eran mercaderes, pero él lo dudaba mucho, nadie con buenas intenciones se acercaría a un barco solitario en plena noche. Cuando fue llegando al grupo vió, para su sorpresa, como la enorme pitonisa recibía con torpeza de la elfa... UNA BALLESTA! Al parecer el ajado guerrero había pensado lo mismo que él al ver esa dantesca imagen pues salió corriendo de su posición frente Alé para buscar un mejor sitio para recibir a los atacantes (un sitio donde no le lloviesen virotes por ambos lados, supuso). Él, a su vez, también se preparó para el combate, moldeando la fuerza a su antojo y dándole la forma de un enorme escudo que flotaba, translúcido, frente al hechicero.

Viendo que la popa quedaba abarrotada, se decidió por seguir a Carsson y buscar una mejor posición donde pudiera ver al enemigo pero no le diesen los proyectiles que sin duda lanzarían desde el otro barco.

La elfa no podía ver de nuevo el barco cuando este estuvo más pegado a la Neblina Negra, sin embargo una pequeña figura le llamo la atención. -¡ESPEREMOS QUE LA CARGA NO SE MUEVA.- gritó la elfa tratando de llamar la atención del pequeño mediano. Si aquella carga se movía, con el abordaje, podía hacer que el barco ladease más de lo debido y se escorase demasiado. Una buena fijación era vital. Lo mejor era que toda la carga se quedase quieta.

Cuando volvió a mirar el lago el barco estaba casi a punto de abordaje. -Piratas.- confirmó.

Rakna raudo fue a acompañar a Rhylen a una posición más retrasada para evitar los virotes que con seguridad vendrían y porque parecía que sentía que aquel viejo compartía el mismo método de caza que él, cosa que no podía esperar de Hostawen. Por su parte la elfa se acercó a la barandilla. -Desde aquí tendrás posición de tiro Alé...-  dijo a su corpulenta amiga...