Te sientes afortunado después de haber sobrevivido a la noche pasada... eso sin contar en la pesadilla vivida en el barco que intentas dejar apartada en un lugar muy muy escondido de tu mente. Una parte de ti solo quiere pensar en el siguiente paso y ahora te preocupa como el cansancio te ha hecho dormir hasta tan tarde y de forma tan profunda.
Estás colocándote la mochila en la espalda, donde has guardado todo lo que has podido recoger de la casa, cuando oyes voces en la entrada y el llanto de un bebé. Las voces parecen airadas, discutiendo, pero no eres capaz de entender las palabras por estar la puerta cerrada, lo que es seguro es que son gallegos.
- A miña nai! El mundo ha perdido el sentidiño
Desde que bajé (bueno, lo de bajar es un decir) del barco no dejo de repetir estas palabras como un mantra. Pero ¡qué carallo! es cierto. Homes y mulleres lanzándose al cuello unos de otros. Pero bueno, al menos aquí hay espacio para correr. El simple recuerdo de las noches pasadas en la cabina de mando cae como frío orballo sobre mí.
Recojo lo poco que he podido encontrar de utilidad en la ya de por sí saqueada casa y bajo las escaleras pensando cuál será mi próximo paso. Me acerco hacia el pequeño zaguán que precede a la entrada de casa cuando escucho un llanto.
- ¿Eso es un neno?
Me parece mentira. Después de lo vivido en el barco y desde que pisé tierra no pensé que volvería a oír algo tan inocente y esperanzador como el llanto de un bebé. Acompañando este llano y, por lo que parece, provocándolo se oyen varias voces discutiendo acaloradamente. ¡Gente! Y parece viva... ¡Por fin!
Sin darme tiempo a pensarlo mucho, abro la puerta.
- Bos días!
En el salón ves acurrucada a una mujer sujetando a un bebé envuelto en mantas, está en una esquina con la cara llena de lágrimas y una clara señal de haber recibido un golpe recientemente porque parte del ojo izquierdo está hinchado. Frente a ella, dándote la espalda, ves a tres hombres vestidos con lo que parecen hábitos con actitud amenazante, uno de ellos lleva en la mano un cuchillo de dimensiones más que respetables.
Esta gente está en la misma casa en la que estabas tú descansando. Tú estabas en una de las habitaciones y el ruido venía de fuera, las puertas de las habitaciones son de madera recia y por eso no se escucha bien.
- Pero qué carall... ¡Ey, ¿qué fai?!
Mis ojos van de la mujer al grupo de ¿monjes? intentando comprender lo que está pasando. Al cabo de unos instantes, lo doy por imposible, no consigo saber qué es lo que está sucediendo aquí. El llanto del bebé me devuelve a la realidad y me hace decidir por qué bando tomar parte.
Doy un par de pasos pequeños, lo justo para entrar en la habitación.
- No sé qué hacéis pero creo que deberíais dejar a la muller y al neno. Vamos, anda. Id a conseguir lo que queráis a otro sitio.
Como el que no quiere la cosa llevo mi mano a la cadera donde llevo mi cuchillo de pesca, pero sin sacarlo solo por precaución. Lo cortés no quita lo valiente y esas cosas que dicen...
Me tomo la licencia de que tengo un cuchillo, el desptripador le llamo. Lo he usado desde más joven para sacar las entrañas de los peces al limpiarlos.
Si no te parece bien que lo tenga, lo omitimos y santas pascuas.
¿Eres siervo del maligno? Uno de los monjes se gira hacia a ti, es un hombre de barba negra y poblada y mirada penetrante, sus dos acompañantes siguen vigilando a la mujer ignorándote.
Esa pecadora quiere destruir nuestra comunidad y ha secuestrado al bebé de una de las seguidoras de la verdadera fe. ¿Eres uno de esos seres salidos del infierno que pretende ayudarla?
Ven, si eres un hombre de buen corazón con nosotros, síguenos y te mostraremos un lugar donde refugiarte y conocerás a la madre de esa criatura.
Si me hubiera encontrado un atún de color rosa fucsia bailando una muñeira no me habría quedado tan sorprendido como después de oír las palabras de ese personaje.
- A miña nai! ¿Siervo del maligno? ¿Seres salidos del infierno? Manda carallo! No tenemos suficiente con los "nocturnos" como para andar con caralladas entre nosotros. A ver - doy dos pasos prudentes hacia la chica y con calma me interpongo entre ella y los tipos de hábito - Está claro que los que estamos aquí estamos todos vivos, o sea, en el bando de los buenos. ¿No tenemos bastante con los "nocturnos" como para enfrentarnos unos con otros? Así que, por favor, señores, no pierdan el norte. Son una muller y un neno. Nada más. Así que, por favor, déjenla tranquila y sigan camiño.
El tono ha sonado suave pero firme en la medida de lo posible.
Qué merda es esta. A ver si voy a echar de menos el barco y todo...
Cuando el monje va a contestar se oye una voz potente en el exterior, es una voz de hombre:
_Escucha, no tienes por qué tener miedo, venimos a ayudar. Escuchamos gritos y pensamos que alguien podía estar en peligro. Escuchamos al bebé. ¿Podemos ayudar en algo? Dinos dónde te encuentras.
La mujer parece reaccionar y empieza a gritar AYUDA!!! AYUDA!!!! SOCORRO!!!! uno de los monjes que estaba a su lado intenta llegar hasta ella para hacerla callar y el otro se dirige directo hacia ti.
Ni me planteo quiénes puede ser los que están detrás de la puerta pero me juego mi barco (bueno, lo que queda de él) a que no pueden ser peores que estos tipos que tengo delante.
- ¡Ayuda! Hay tres y quieren matar a la muller!
Mientras que grito esto intentando orientar a quien carallo esté ahi fuera saco el "destripador" y lo blando delante del tipo que se acerca a mí. Espero que la simple visión del mismo le baste para amilanarse un poco.
- ¡ Hala, fuera de aquí, entre los de fuera y los de aquí tenéis las de perder! Mejor salid antes de que sea peor!
El monje se lanza hacia ti sacando un cuchillo de entre las mangas, mientras que el otro intenta llegar a la mujer. El que hablaba se gira y empuja uno de los sofás hacia la puerta para que le sirva de protección.
Motivo: Iniciativa Monje
Tirada: 1d6
Resultado: 6 [6]
COMBATE
1) Se lanza iniciativa Reacción + Intuición + 1D6 y se mantiene todo el combate (los PNJs tiran por cada grupo/tipo diferente)
- En caso de que haya un combate (con distancia) entre alguien con arma de fuego contra un rival sin arma de fuego, el portador del arma de fuego gana la iniciativa (van primero los disparos y después el resto)
2) En cada ronda de combate se pueden realizar dos(2) acciones, a elegir entre:
* Preparación
* Movimiento
* Ataque cuerpo a cuerpo
* Ataque a distancia
* Acciones de reacción
INICIATIVA MONJES: 6
Veo cómo la habitación se sume en el caos rápidamente. Un monje bloquea la puerta aunque es el que menos me preocupa ahora mismo. Mi cerebro bastante tiene con el monje que si dirige hacia la chica y el bebé y sobre todo el que viene lanzado a por mí.
No he atacado a nadie con un cuchillo en la vida pero, desde que el mundo se fue al carallo... Nuevas normas, parece.
Afianzo mis pies en el suelo y lanzo un tajo hacia el monje que tengo ya casi encima.
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d6
Resultado: 5(+2)=7 [5]
Motivo: Ataque con cuchillo
Tirada: 2d6
Resultado: 9(+3)=12 [6, 3]
Lanzo iniciativa
Reacción: 1 Intuición: 1. Es decir 1d6+2
Si lo he hecho bien tengo un 7.Así que roleo si te parece.
Tirada de CaC:
Coordinación: 1
Pelea: 2
2d6+3 - (defensa del monje) A ver qué pasa.
No es la primera vez que en un puerto perdido en las islas británicas, algún isleño confiado, ha buscado las cosquillas a algún marinero español. No sería la primera vez que ese marinero fueras tú. Bailar con cuchillos, bien pegados, no es nuevo. Hacerlo con alguien sin intercambiar insultos si que lo es y eso hace que casi te pille desprevenido.
Dejas pasar su ataque por un costado y aprietas su brazo entre tus costillas y tu propio brazo, con la mano libre amagas con un corte al cuello y cuando, de forma más que previsible, alza su brazo para evitarlo le metes tu cuchillo entre las costillas y le sueltas. Con suerte, para ti, habrás hecho bastante daño para que se quede quieto y con mala suerte, para él habrás tocado el pulmón y eso sería un triste y doloroso final para el tipo del que no sabes ni como habla.
Motivo: Daño
Tirada: 2d6
Resultado: 5 [4, 1]
El daño del cuchillo es 1D6 tirado dos veces y cogiendo el resultado menor. A eso se le suma la Fortaleza.
En armas grandes (hachas, palas) se tira directamente 1D6 y se suma fortaleza.
En cuanto veo caer al monje, musito una plegaria rápida, rogando que esté lo bastante escacharrado como para no levantarse de nuevo.
Sin pensarlo dos veces y con la adrenalina golpeando en las sienes grito al hombre que se estaba dirigiendo hacia la mujer.
- ¡Eh tú! Mejor coge a ese antes de que se desangre e idos de aquí de una vez, carallo.
Lo digo con el cuchillo por delante porque ya se sabe, Dios dijo hermanos, no primos.
Tras el forcejeo con el primer monje se oyen dos disparos en el salón que retumban en la piedra que decora las paredes, de forma inconsciente mueves la cabeza y ves a un joven que aparta la cabeza justo cuando acaba de impactar una bala donde la tenía y a una mujer rubia y escultural, una auténtica belleza, que también agacha su cabeza al oír los disparos.
Tus palabras se pierden en el ruido del revólver.
¡A miña nai! Pero qué carallo...
Me agacho lo máximo que puedo dada mi considerable estatura. Intento identificar rápidamente quién está disparando y por dónde han entrado la mujer y el joven.
La mujer y el joven, a destacar que la mujer también es joven, ambos rondan los veinte años, han entrado por la puerta que da de la calle al salón y han sido recibidos a balazos por el monje que te habló y que se ha parapetado detrás de uno de los sillones para estar a cubierto.
Me pego más al suelo e intento ir gateando hacia la pared mientras el monje está pendiente de los recién llegados. Con un poco de suerte podrán entretenerlos lo suficiente para acercarme a él por un lateral
Al agacharte has salvado la vida, un disparo aún más potente que el anterior hace temblar los cristales y ves como una lluvia de perdigones sobrevuela tu cabeza. En la puerta han aparecido un joven de rostro pálido, gafas caídas sobre la nariz y empuñando una escopeta de caza que ahora humea y a su lado un hombre más maduro, de barba cuidada en su día, mirada fría que se ha lanzado hacia el monje que iba a por el bebé pero el mismo movimiento hecho por el primer joven que apareció les ha hecho chocar entre ellos y caer al suelo.
El monje escondido tras el sillón suelta el revolver y sale corriendo hacia un lateral del salón donde empuja con el hombro una puerta que estaba oculta tras unas cortinas, el otro monje viéndose solo le sigue los pasos sin mirar atrás.
-¡Carallo, pero qué trapallada es esta!
Antes de incorporarme vuelvo a guardar el cuchillo y, por si las moscas, me levanto lentamente y con las manos claramente abiertas y a la vista.
- Menos mal que habéis llegado. Eso toxos venían con malas intenciones. A todo esto...¿Quiénes sois?
El primer joven que entró se levanta quitándose de encima al hombre con el que chocó - Pues, somos un pequeño grupo de gente que está intentando sobrevivir a esta pesadilla en la que se ha convertido el mundo. ¿Tu mujer y tu hijo están bien? ¿Por qué os atacaban... Unos monjes...?
La joven rubia se acercó corriendo a la mujer y al bebé. tan pronto los monjes se fueron -¿estáis bien? ¿El bebe esta bien?- Con un rapido vistazo comprobando que estaban bien, se volvió hacia el hombre -yo soy Laura, el chico del rifle es Tyler, aquellos dos Gonzalo y Nacho y él es Artai- dijo presentandolos, pensaba que era mejor presentarse ellos.
Al escuchar su nombre el hombre de la barba, Nacho, levantó una mano en señal de saludo, y fue a buscar el revólver que había dejado el monje.
Auch!
Vio que Nacho se encargaba de recoger el revolver y saludó a los rescatados:
Hola. Me alegrou de que sois bien, dijo con un más que marcado acento estadounidense.
También miraba con desconfianza la puerta por donde huyeron los monjes.
Te he añadido a la escena general por comodidad. Ya estáis juntos.