Partida Rol por web

Llegado a la biblioteca, me acerco a la mesa escritorio y enciendo la luz de la lámpara, saco mi estilográfica de plata y busco algún papel donde poder empezar a redactar las tres cartas de disculpa a mis compañeros de bridge.

Cita:

Acabada la exposición y solicitando encarecidamente las disculpas de sus señorías, busco tres sobres y plasmo en ellos las direcciones correspondientes.

Me levanto y comienzo a curiosear por la mesa y las estanterías en busca de algún libro apartado o alguna temática reiterada en los títulos de los libros que allí se encuentran.

Pues yo también me voy a ir a dormir ya. me dirijo a mi habitación.

Se termina el ultimo de los panqueques y se levanta, limpiándose el almíbar de los labios...
-Me retiro, tengo ganas de volver a caminar por estos pasillos como en los viejos tiempos.... con su permiso primos y primas

Se levanta y se dirige hacia uno de los pasillos que esta mas cerca de el

Abanico una mano delante de mi para apartar el olor del tabaco de Jeffrey, y digo:

- Yo estoy demasiado cansada para hacer otra cosa que irme a dormir. Supongo que podemos ocupar nuestras antiguas habitaciones.

Sonrio ante el recuerdo, pero vuelvo rápido al presente:

- Bueno, nada más, nos vemos mañana al desayuno. Y me retiro a mi habitación.

Se despide de los primos que se marchan, y después de la frugal comida (come como un gorrión) pide al mayordomo una copita de brandy.

Se limpia con la esquina de una sevilleta los bordes de los labios, pintados perfectamente de un rojo intenso, incluso después de comer. Enciende un cigarrillo, y se queda esperando la copita, mientras mira a Sydney de reojo. -Secretaria? Vaya... en qué trabajas, Sydney? -dice, con mirada recelosa, y sonrisa ligeramente burlona.

En la biblioteca no hay ninguna mesa escritorio. Solo los sofás y las estanterías repletas de libros. En consecuencia no encuentras material para hacer las cartas.

Por el otro lado, la biblioteca es una conglomeración extensísima, famosa por contener más de mil quinientos volúmenes de todo tipo y género. Mirando por encima los libros, te encuentras con títulos que abarcan casi todo, desde enciclopedias, a novelas, libros de historia, filosofía... una cantidad ingente de información capaz de entretener a cualquier erudito o curioso indefinidamente.

¿Qué haces?

Maldita biblioteca de mierda. ¿Dónde escribía mi querido tío Tímoty, en las nalgas de la sirvienta?

Desesperado y desconcertado voy al recibidor en busca de los mayordomos para que me indiquen cuál es mi habitación.

Me retiro a descansar.

Disfrutando del sabor de un puro abano observaba como uno a uno todos le dejaban solo con la unica compañia del ruido del reloj de mesa y una nueva copa llena.
Pero la suave voz de una de sus primas al mencionar su nombre le obligo a girarse a donde su vista no alcanzaba, y sonrio con descaro al saber quien le importunaba.
-Ah... Nuestra dulce Elizabeth pasan los años pero sigues tan despistada como siempre.-Le dijo antes de dar una nueva bocanada a su abano.-Como bien menciono el abogado de nuestro amado Tio; que en paz descanse, soy Doctor. Un Medico reconocido con consulta propia el Boston.-Hizo una pausa.-Pero me cuesta creer que no lo sepas. ¿No te llegaron noticias de mi? Al menos me han publicado en dos ocasiones e incluso hago ponencias en las grandes ciudades. Ademas te invite a la boda con mi querida Mary.-Le dijo sin dejar de mirarla y mantener su sonrisa.

-Aunque creo que de quien menos sabemos es de ti querida, ¿Que es de tu vida?-Le pregunto sin aparente interes real.

Desde me antigua habitación, que tantos recuerdos me trae, aún me llegan las voces de los que están hablado arriba. Me sirvo una copa de whisky, me enciendo un cigarrillo y me pongo a pensar en todo lo que ha pasado.

Tumbada en la cama, con una mano posada en el vientre, espera a que el sueño se apodere de ella. Sonrie despacio, convencida de que el testamento la sacará de todos sus problemas actuales, y mira al techo de su habitación de antaño.

De lejos le llega el rumor de las conversaciones de los demás, cuando empieza a quedarse dormida.

Eventualmente los sobrinos van abandonando el salón para dirigirse a sus habitaciónes, dejando a los criados la edificante tarea de recoger la mesa. La mansión dispone de seis dormitorios, uno de los cuales es ocupado permanentemente por la pareja de mayordomos, y otro por el difunto tio. Eso os deja cuatro habitaciones disponibles, dos grandes en el piso inferior -un dormitorio muy espacioso con dos camas amplias que ha sido acondicionado para las tres chicas; y otro ligeramente más pequeño con una cama grande de matrimonio que se cede a Jack y al Doctor- y otras dos en el piso superior -dos dormitorios lujosos con una sola cama, uno para el noble inglés y otro para Harvey-.

Dormis pesadamente: el cansancio acumulado por el viaje, las tensiones por la lectura del testamento, la cena y el acogedor ambiente de vuestro antiguo hogar de vacaciones, donde en cada habitación arde una crepitante chimenea mientras fuera la tormenta se desata con toda su furia hacen que la noche pase rápidamente. Las sábanas huelen a limpio y están recién puestas. La buena de Henrietta siempre igual.

Las horas pasan, y recuperais fuerzas. Parece que el fin de semana transcurrirá con rapidez.

Sin embargo...

No ha amanecido todavía, pero el diluvio continúa. La chimenea ha dejado de arder dejando unos brillantes rescoldos cuando tus ojos se abren, somnolientos. Te la la impresión de que algo te ha sacado del sueño. Te incorporas, y vuelves a oir unos golpes en la puerta.

-¿Señor Sydney? -oyes la voz de Jamison al otro lado,intentando no hablar muy alto para que no despertar a nadie más, pero obviamente muy nervioso y asustado. El timbre de su voz, tantas veces escuchado en otros casos de tu vida de doctor, hace que temas una desgracia.

Te levantas, te pones encima un batín y unas zapatillas y abres la puerta con cuidado. A tu lado, Jack parece dormir profundamente, sin despertarse. La cara de Jamison está pálida, y su expresión es de preocupación.

-Señor Sydney, por favor, creo que ha ocurrido alguna tragedia. El señor Turner, el abogado... He ido a la cocina a comenzar mis tareas cuando he visto algo por debajo de la puerta... Parece sangre, señor. ¡Dios me libre! Como usted es doctor, si quisiese echar un vistazo... -termina con una obvia súplica, para no tener que verse él mismo en el brete de tener que abrir la puerta...

Parecen ser alrededor de las seis de la mañana. Jamison ya está vestido. Fuera se oye un trueno especialmente fuerte.

...abres los ojos con la sensación de que ha ocurrido algo. Parece muy temprano y no ha amanecido todavía, aunque la lluvia sigue cayendo con fuerza. Los truenos continúan atronando la finca.

Un golpe. Te ha despertado un golpe. O una exclamación nerviosa. Oyes unos pasos rápidos y nerviosos pisar las tablas del pasillo adyacente a vuestra puerta. Algo te dice que ha ocurrido alguna desgracia.

Oyes pasos en el segundo piso. En tu habitación, el fuego ha dejado como resto un montón de rescoldos anaranjados. Aparte de eso, está completamente a oscuras. Por la ventana no hay ningún rastro de luz exterior por las rendijas de la ventana.

No tardas en descubrir que las otras dos mujeres de tu habitación también están despiertas.

...abres los ojos con la sensación de que ha ocurrido algo. Parece muy temprano y no ha amanecido todavía, aunque la lluvia sigue cayendo con fuerza. Los truenos continúan atronando la finca.

Un golpe. Te ha despertado un golpe. O una exclamación nerviosa. Oyes unos pasos rápidos y nerviosos pisar las tablas del pasillo adyacente a vuestra puerta. Algo te dice que ha ocurrido alguna desgracia.

Oyes pasos en el segundo piso. En tu habitación, el fuego ha dejado como resto un montón de rescoldos anaranjados. Aparte de eso, está completamente a oscuras. Por la ventana no hay ningún rastro de luz exterior por las rendijas de la ventana.

No tardas en descubrir que las otras dos mujeres de tu habitación también están despiertas.

...abres los ojos con la sensación de que ha ocurrido algo. Parece muy temprano y no ha amanecido todavía, aunque la lluvia sigue cayendo con fuerza. Los truenos continúan atronando la finca.

Un golpe. Te ha despertado un golpe. O una exclamación nerviosa. Oyes unos pasos rápidos y nerviosos pisar las tablas del pasillo adyacente a vuestra puerta. Algo te dice que ha ocurrido alguna desgracia.

Oyes pasos en el segundo piso. En tu habitación, el fuego ha dejado como resto un montón de rescoldos anaranjados. Aparte de eso, está completamente a oscuras. Por la ventana no hay ningún rastro de luz exterior por las rendijas de la ventana.

No tardas en descubrir que las otras dos mujeres de tu habitación también están despiertas.

-Que demonios... Ese estupido se abra resbalado con un bote de mermelada en la mano o alguna tonteria parecida.-Dijo molesto Sydney, por a ver sido despertado tan pronto, ¿Ni siquiera aqui, podria descansar de su agotador trabajo?

Pero la cara de preocupacion de aquel; quien fue durante mucho tiempo un hombre que le aguanto estoicamente en esa etapa de la vida dificil donde lo unico divertido era molestarle, le obligo a escucharle y aceptar su peticion.
-Esta bien Jamison, no se preocupe, vayamos a ver a ese hombre, seguramente ya esta de pie y limpiando el estropicio, de todas formas tengo mis utensilios en mi auto si es necesario. Vamos.-Dijo finalmente atandose la bata y calzando las zapatillas como es debido, atras dejaron a Jack y sus ronquidos.