Partida Rol por web

Cuando Gunther se aproximó amenazante, Gideon instintivamente desató un ataque veloz con su garra de sombra dirigido hacia su adversario. En el preciso instante en que la oscura garra cortaba el aire, una emanación gélida envolvió al guerrero, infiltrándose hasta lo más profundo de su ser. La sensación de un frío glaciar se apoderó de él, llevándolo a experimentar una debilidad más intensa de la que ya aquejaba. El cuerpo de Gideon respondió con un estremecimiento involuntario ante la intensidad del choque térmico, y una sonrisa maligna se dibujó en su rostro. Seguro de su victoria, desafió con la mirada al guerrero.

Gemme rodeó a Alder tratando de evitar la garra oscura que acababa de golpear obre Gunther y se situó adyacente a Teugen. Acto seguido descargó un fuerte golpe con su martillo tratando de dar fin a la vida del consejero. Sin embargo, la suerte estuvo de parte del cultista, pues por muy poco evitó el golpe.

- ¡Alder, libérate de la garra! - Trató de darle ánimos.

Johannes Teugen se movió sin tener en cuenta a su nueva amenza en forma de pelirroja acorazada, dejando a Adso en la zona de la grasa y a Alder apresado por la garra. Sabía que la verdadera amenaza era Gunther y sobre todo, el daño que podía causarle a Gideon.

- ¡Atrás, escoria! - Le gritó a Gunther, mientras escupía por la boca.

Tras aquello, lanzó una estocada certera que se incrustó entre las costillas del guerrero. Gunther sintió la punzada como fuego internándose dentro de él. El dolor fue muy intenso y notó como su vida se escapaba de forma definitiva. Sin embargo, se mantuvo en pie dispuesto a dar un último golpe que podría desencadenar su propia muerte.

Alder libró un encarnizado enfrentamiento contra la garra, desplegando toda su destreza y fuerza hasta conseguir liberarse con éxito de su férreo agarre.

- ¡A por él! - Gritó a sus compañeros. - ¡Ya son nuestros! ¡Sigue así Gunther! - Alentó a sus amigos.

Steinhäger siguió avanzando a regañadientes hasta la embarcación. Se apoyó en la baranda dispuesto a saltar al interior bajo la atenta mirada de Chester y su ballesta lista para soltar un virote nada más accionar el disparador. A Franz parecían no quedarle más opciones que obedecer. Se encontraba entre la ballesta y la pared y así como había quedado tras la pelea con Alder, no estaba en condiciones de iniciar hostilidades. 

Joseph seguía en el interior de la nave. Nadie sabía que estaba haciendo e imperaba un silencio absoluto, sólo roto por los sonidos de pelea que se estaban dando en el duque junto al almacén y unos preocupantes sonidos de cascos de caballo acercándose hacia la zona

Por fin Adso le demostró a Teugen su error de darle la espalda. No se puede obviar a un artista marcial aunque no sea tan potente como Gunther. De esta forma le dio dos certeros puñetazos uno en una parte vital y otro en una parte del cuerpo más protegida, aún así en la cara del monje se mostraba un halo de satisfacción.

—Muy bien, Franz, lo estás haciendo estupendamente. No te importa que te llame Franz ahora que somos amigos, ¿verdad?

Busco a Joseph en la cubierta de la embarcación, pero no le veo por ninguna parte.

—¿Todo bien, señor Jota? Si te vienen bien un par de manos extra en alguna parte, nuestro amigo Franz seguro que está dispuesto a ayudarnos. Cuanto antes salgamos de aquí, antes podrá él volver tranquilamente a su casa.

Gunther lanzó su último golpe a Teugen cortando al medio su cabeza, y si bien aprovechó el impulso para intentar derribar a Gideon el golpe salió elevado al caer él mismo al suelo.

- Lo siento caballero. - Dijo Joseph sacando a un greñudo marinero en ropa de cama de las bodegas del barco. - Le repito que la nave quedará estacionada en el pantalán. Es preciso que nos la preste...

El dueño de aquel barco tenía muy mala cara. La cara que a uno se le queda cuando alguien le despierta a punta de espada invitándole con muy buena palabra a abandonar su propia embarcación, con la promesa de ser devuelta en el momento en que uno pueda llegar hasta otra nave ancalda en el mismo puerto.

- Me alegro de que estés aquí. - Le dijo Joseph a Chester. - ¿Él también viene? - Le preguntó mirando de arriba abajo a Franz. - Estaremos estrechitos. - Sonrió.

- ¡Teugen! - Gritó el nombre del consejero.

Con los ojos inyectados en llamas, Gideon volvió a tratar de alcanzar a sus enemigos con las garras de pura oscuridad. Las dos garras fueron a golpear sobre Gemme, quien sintió su frío abrazo. Por suerte y aunque trataron de agarrarla, la sigmarita pudo zafarse de la presa.

- ¡Aquí! - Gritó el presunto demonologista. - ¡Han matado a Teguen! ¡Rápido, rápido!

Los cascos de caballo acercándose cesaron. En cambio, pasos de botas a la carrera empezaron a ser totalmente perceptibles por ellos y vieron como en la parte alta del dique, algunas sombras empezaban a rodear el almacén a la carrera directas en su dirección y sin duda armadas con filos que relucían por las escasas luces de la ciudad.

Gemme, cargada de rabia al ver como Gunther había caído inerte al suelo, trató de darle un golpe terrible a Gideon. Con todas sus fuerzas lanzó su martillo contra la cabeza del arcano y aunque parecia que iba a golpearle, finalmente en el último suspiro, Gideon logró agachar la cabeza y el martillo golpeó contra la pared haciendo saltar algunos guijarros de piedra.

- ¡Sigmar, no me abandones! - Imploró.

Alder avanzó para seguir atacando al arcanista. Trató de ensartarle con su espada larga, pero milagrosamente, pudo esquivar el ataque. Acto seguido intentó un segundo ataque con la zurda y esta vez sí, provocó un corte en el muslo del demonologista.

- ¡Ríndete Gideon! - Le ordenó sin demasiada convicción.

- ¡Avise a la guardia! - Le dijo Franz al adormilado marinero. - ¡Soy Franz Steinhäger, miembro del consejo de gobierno de Bögenhafen!

Dicho aquello saltó al interior de la barcaza, bajo la atenta mirada de Chester. Era evidente, que a diferencia de Teugen, él si apreciaba su vida, pues no había hecho un solo movimiento que pudiera haberla comprometido y el mago que le tenía secuestrado, no se había visto forzado a apretar el disparador.

Adso no esperaba que Gunther atacara a Teugen primero, lo lógico hubiera sido que hubiera atacado a Gideon que era el principal enemigo. Se quedó asombrado de ello, de todas formas partió por la mitad a Teugen, ¿acaso eso hizo que se corrigiera el culto?, ¿no era el verdadero enemigo Gideon?, coger otro como Gideon hubiera sido difícil, pero otro como Teugen... Adso miró a los demás que quedaban con cara de arrepentimiento por lo que estaba a punto de hacer. 

Adso se retiró del combate dejando a sus camaradas allí en la situación tan precaria en la que estaban... El sonido de botas corriendo, botas militares hizo ver que estaban atrapados. Así que huyó...

—Ya lo ha oído, el mismísimo señor Franz Steinhager, miembro del consejo de gobierno de la ciudad, requiere su embarcación. No se demore y avise a la guardia de que es importante que no se preocupe por esta nave ni su tripulación —urjo al propietario del barquito—. Le doy mi palabra de que, si hace lo que le decimos, recuperará muy pronto su embarcación sin un solo rasguño. Bögenhafen le está muy agradecido por su contribución. Y ahora, corra, no se demore.

Con un poco de suerte, ganará para nosotros unos valiosos minutos hablando con los guardias de la ciudad y explicándoles lo que acaba de pasar, con independencia de si cree o no cree que estamos actuando en nombre del Consejo local.

Escucho gritos anunciando que Teugen está muerto y no puedo evitar sentir un escalofrío recorriendo mi espalda. De verdad, ¿qué necesidad había de matar a nadie? Esto solo va a complicar nuestra huida...

—Franz, por favor, baja a la bodega —le pido a nuestro "invitado"—. Allí estarás a salvo en caso de que alguna flecha perdida vuele en esta dirección.

Lo último que necesitamos ahora es más consejeros muertos o pidiendo auxilio desde la borda.

¿A qué esperarán los demás para venir? No vamos a poder esperarles mucho más tiempo.

Jospeh estaba listo para zarpar y se puso a los mandos del timón. Por su parte, el porpietario de la embarción ya estaba en tierra firme, sin demasiadas ganas de sonreír. No respondió a Chester, simplemente se quedó de brazos cruzados mirando hacia las personas que le estaban sustrayendo su barco, el cual además de su casa, era su método de vida. Había quedado despojado de todo y ahora tan solo conservaba su traje de dormir.

- Tenemos que zarpar... - Le dijo Jospeh a Chester con cierta preocupación. - Hay que soltar ese cabo. - Señaló con el dedo hacia la última soga que mantenía el navío anclado al dique. - Cuando tú veas... - Le dejó la responsabildiad a Chester. 

- ¡Muere zorra impía! - Le conminó Gideon a Gemme. 

Acto seguido sus dos garras de pura oscuridad arremetieron contra la joven pelirroja. Ésta notó el frío adueñarse de su cuerpo hasta casi desfallecer. La garra trató de agarrarla, pero no lo logró. La determinación de la sigmarita evitó que fuera atrapada. Gideon no sonreía. Aunque parecía muy seguro de su supervivencia, Teugen había muerto y algunos de los responsables estaban escapando habiendo raptado a uno de sus acólitos.

- ¡Atrapadlos! - Gritó. - ¡Se van en la barcaza! - Alzó de nuevo la voz.

Los pasos de un numeroso grupo de encapuchados, resonaban en la parte alta del dique, ya llegando al final del almacén y a punto de doblar la esquina y llegar junto a Alder, Gemme y el moribundo Gunther.

- ¡Debemos huir! - Le dijo la sigmarita a Alder. - ¡Nos matarán o nos apresarán y sólo nosotros sabemos lo que están tramando! 

Dicho aquello, la pelirroja intentó emprender la carrera tratando de alejarse de Giden camino de barco. Fue entonces cuando la garra de oscuridad, alcanzó a Gemme, quien volvió a sentir el frío apoderándose de ella. La joven sigmarita, ya sin fuerzas avanzó lentamente separándose lentamente de Gideon.

- ¡Yo te cubro! - Le dijo a Gemme. - ¡Huye, huye, ya vendré! 

Alder atacó son saña a Gideon. Hincó su espada entre las costillas de Gideon, el cual aulló de dolor. Sin embargo, no iba a ser suficiente aquel espadazo para acabaro con él. El bueno del espadachín, lanzó un segundo ataque con su espada corta, pero éste pasó rozando la capa del cultista. Alder dio un paso atrás, tratando de acercarse al navío.