A la segunda vez que escucharon aquél ruido no hubo ninguna duda, alguien se acercaba a ellos. Raúl no se lo pensó mucho miró a sus compañeros, ellos también parecían haberse apercibido, no era muy sensato quedarse allí en mitad del camino así que saltó sobre unos arbustos y se fundió en un abrir y cerrar de ojos entre la vegetación como si nunca hubiera estado.
Posiblemente eran asaltantes mejor prepararles una emboscada que no al revés.
- Lo mejor de nuestro reino... Murmuró el juglar irónico, mientras seguía con la mirada al joven Raúl esconderse en la espesura.
Aun con todo, Nuño siguió al crio en la espesura, nada más este desapareció en ella. Pues aunque su lengua era afilada, y su música punzante cuando era menester, poco le gustaba a Nuño cruzar hierro.
Utilizar el arco era otra cosa, pero para ello, no hacía falta que los posibles bandidos lo tuvieran localizado.
Iasana escuchó el sonido que provenía del este pero antes de que alcanzara a comentar algo, Raúl ya estaba metiéndose entre los arbustos y Nuño lo seguía. Y con ellos tengo que cazar un basilisco? vaya compañía me ha tocado.
Guardándose sus pensamientos miró al capitán... se suponía que él tenía que organizar lo que fuera que fueran a hacer. El ruido parecía indicar que algo o alguien se acercaba. Pero no sabían qué... o quién... o quienes... Aguardó unos instantes pero al ver que el hombre permanecía impasible, se sentó en el carro, intentando aparentar ser una joven inocente e inofensiva. Si se trataba de bandidos, los descubrirían de cualquier forma, ya que esconder la mula y la carreta sería casi imposible. Y tal vez, que Nuño y Raul no estuvieran a la vista podía darles alguna ventaja.
Motivo: Cuantos son?
Tirada: 2d6
Dificultad: 9+
Resultado: 9(+5)=14 (Exito)
Wiiiii... sale! si es que llego a lanzarlo a tiempo XDDDDDD
El capitán puso de forma instintiva la mano en la empuñadura de la espada, preparado para hacer frente a cualquier imprevisto hostil. Si eran bandidos o maleantes, como hombre del lord de aquellas tierras era su deber el hacerles frente.
Su gesto se endureció mientras escrutaba la espesura. Tan solo se limitó a lanzar una mirada de desprecio a los dos tipejos que abandonan su lugar para meterse entre la espesura.
- ¿Qué es eso, algún tipo de deserción? ¿Otra vezTrapero?- La voz se tornó muy cortante en la última frase.
La joven que acompañaba al grupo empezó ha abstraerse, dibujando arcanos gestos en el aire, a la vez que murmura ininteligibles vocablos. Cierra los ojos para centrarse en el entorno, agudizando sus sentidos mediante cerrar los ojos que la pueden engañar ante peligros ocultos...
Por su lado el hombre venido de tierras lejanas saca, con un desagradable sonido, el machete de su funda. Mostrando una basta y hosca hoja que mucho parece con la que se pudiera encontrar en un matadero.
***
El tiempo pasa, la tensión crece en el grupo, de vez en cuando se escucha el ya detectado desprendimiento de tierra que llega entre la espesura. el capitán se descuelga el escudo y saca la espada dispuesto a hacer frente a cualquier amenaza. El tiempo parece detenerse, sin avanzar, eternizándose los minutos...
Abstrayéndote de todo lo que te rodea, poco a poco sientes como ese sexto sentido que de el Arte va extendiéndote de tu ser para ir sondeando la zona que te rodea.
Sientes a tus compañeros, o acompañantes mejor dicho, el capitán, a Jack, al juglar, al chaval... también distingues muy nerviosa a la mula... poco a poco tu percepción se va desplegando como si de una sonda se tratara... vas notando las casi insignificantes presencias de los animalitos propios de un bosque... conejos, ardillas, pajaros... un tejón... tu percepción va difuminándose por el entorno...
Finalmente, a unos treinta metros en medio de la espesura sientes una... cosa, algo que no habías detectado anteriormente. Se mueve, se relaciona, pero no parece ser un ser vivo como todo lo demás. Te desconcierta. No es la primera vez que experimentas esa sensación, pero no logras identificarla.
¿Será un demonio? No lo crees, pues suelen ser más erráticos y movidos, dispuestos a sembrar el caos, a cualquier escala... ¿Será un... no muerto? No encaja, en esta región... no sabrías que es, pero a pesar de ello parece ser que no resulta una amenaza en sí misma.
Mientras el capitán y Jack se preparaban para un enfrentamiento armado contra lo que fuera que se acercaba, la hechicera se sumió en un ritual arcano, que a los ojos de un no iniciado resultaba complejo por la cantidad de símbolos que trazaba con sus manos al tiempo que sus labios murmuraban palabras en una lengua extraña.
Tras algunos minutos de tensión, en los cuales la ansiedad podía sentirse en el aire, la mujer relajó su semblante y dejó caer los brazos a los lados aunque enseguida se puso a estirar los músculos de la espalda, como si hubiera estado sometida a mucho ejercicio.
-Capitán puedes bajar tu arma. Tu también Jack- luego, dirigiéndose hacia la espesura por donde se habían ocultado los otros dos, llamó en tono jocoso, casi burlón. -Ya pueden salir ustedes dos también... no hace falta una emboscada.
Como sabía que ninguno de los hombres aceptaría su palabra de que no había peligro inminente de buen grado, Iasana decidió que era bueno que supieran lo que había hecho para averiguar que nada malo ocurriría si continuaban por el camino.
-Capitán... Liam- dijo con familiaridad. -Mientras ustedes se preparaban para enfrentarse a lo desconocido, yo realicé un pequeño hechizo que me permitió ahondar en las conciencias del bosque. No son seres humanos los que se acercan. Es alguna clase de bestia que si no la molestamos, resultará inofensiva. Mi consejo es que prosigamos camino, dejándola en paz. No he llegado a ver qué es y preferiría que ahorremos fuerzas para cuando tengamos que vérnosla con el basilisco y el rescate de ser Hugo. Pero por supuesto, tu tienes la última palabra- con esa última frase dejó patente que, aunque no le debía obediencia, lo aceptaba como lider y que si ella confiaba en él, esperaba que él pudiera hacer lo mismo con ella.
Qué alegría, que algazara. El corazón de Nuño volvió a latir al oír las palabras de la hermosa dama. Casi con un gesto de alivio destensó el arco, y volvió a guardar la flecha en su carcaj.
- Así que no hay peligro alguno? Empezó a decir Nuño mientras salía de la espesura y se acercaba al resto del grupo den el camino.
- Es una suerte contar con vos. Y sacándose su emplumado sombrero, hizo una reverencia galante y teatral hacia Iasana.
- Pues nada, si nuestro capitán está de acuerdo, sigamos sin mayor dilación. Añadió sonriente el bardo, que se notaba aliviado de no haber tenido que entablar combate alguno.
- ¿Tal vez una canción para relajar el ambiente? Preguntó mientras sus manos buscaban el laúd.
El capitán miró como Nuño reaparecía arco en mano, cuando Iasana informó de que no había peligro. Se sorprendió exhalando profundamente el aire atesorado.
- Si no es un peligro será mejor retomar la marcha. No quisiera que un golpe de mala suerte nos merme por meternos donde no nos llaman.- Dando un vistazo al resto se colgó de nuvo el escudo a la espalda y envainó la espada.- Ya hemos descansadao suficiente, en marcha.
Tras la advertencia de Iasana y salir Nuño de la espesura, no tardó en sonar la voz poderosa del capitán ordenando proseguir. Fue entonces cuando Raúl sacó la cabeza de en medio de un arbusto y sin decir o hacer nada saltó de un salto hacía el camino, de la misma forma en que había "emboscado".
Silvando tranquilo de saber que no tendría que salvar el pezcuezo al resto por ser descaradamente expuestos.
Por unanimidad el grupo de puso de nuevo en marcha tras estos momentos de tensión, que Iasana puso fin tras sus palabras.
El camino prosiguió como en el último trecho, pero por fortuna en esta ocasión no habían más árboles caídos en medio del camino, pero casi por casualidad pues en distinas zonas se ven varias docenas de árboles caídos fruto de ese vendaval de días atrás, son sorprendentes la cantidad de destrozos que puede causar algo tan inócuo, al parecer, como el viento.
***
Finalmente cansados y hartos de la maldita mula, ven como la predicción del trapero es acertada. Pues el grupo alcanza el claro donde se aprecia, a cierta distancia la cabaña de caza usada por la familia de los Torquemar, junto con las primeras estrellas que despuntan en el firmamento tintado de azul marino, del astro rey ya ningún rayo se ve, postrado tras los montes boscosos.
Y a la orden del apuesto capitán, Nuño se dispuso a continuar el camino.
Y como nadie se había opuesto a que amenizara el viaje con una alegre canción, Nuño se sintió con libertas de entonar una ligera cancioncilla.
Era una alegre tonada que hablaba de un bravo caballero, de tierras lejanas, dispuesto a enfrentarse a la muerte. Casi parecía que estuviera escrita para ellos, pues bien podrían morir en aquella aventura que habían emprendido.