La mujer que hablaba con el tipo oprimido era la de antes, la mujer de rojo (la misma), y la estaban tomando a ella también.
Me mantuve atento al nuevo espectáculo, aún mejor et más interesante incluso que el que celebrábase ya en el escenario. Aproveché de paso para ver si por allí veíase al tal "Padre", pues por aquel habían llevadome mis pasos a la plaza, et sin finiquitar el trabajo non iba yo a volverme de vuelta.
Me mantengo de momento atento al espectáculo con los alguaciles y el tal ladrón, mirando de paso a los por allí presentes en busca del "Padre". Me fijo también en el aspecto de la persona que está en el escenario y es señalada y acusada por el hombre.
Me fijo también en el aspecto de la persona que está en el escenario y es señalada y acusada por el hombre.
Señala al escenario, pero entre el movimiento por los golpes y debido a que se abalanzan sobre él, no sabes a quién se refiere (si es que se está refiriendo a alguien).
- ¿Que opinades de aqueste improvisado espectáculo?. - Pregunté al "caracortada" mientras non quitaba ojo a los alguaciles y al extraño individuo que en breve harianle preso.
Por unos segundos quedeme prendido de los ojos de aquella bella dama y, sin desatender las palabras de mi nuevo acompañante, la seguí con la mirada hasta ver donde. Pero la inoportuna llegada de los alguaciles pusome nervioso, intenté ocultar mi rostro y así pasar inadvertido pero dime cuenta que iban directos hacia la mujer y su acompañante. El revuelo que se montó a continuación no pasó desapercibido para nadie y parecía que tenía que ver con lo que acabábamos de escuchar... algo del robo de una joyas.
- Qué será mucho mejor que nos alejemos de este alboroto no les vaya a dar a estos por apresar sin ton ni son a cualquiera. Aunque una lástima ver prendida a tan hermosa mujer.
El tema de las joyas rondábame la cabeza, allí parecía que sí había negocio... mas yo tenía que atender otros asuntos, encontrar al tal Flortu y saber qué negocios tenía en mente el italiano.
- Y dígame vuesa merced ¿a quién habría que aliviar de los sufrimientos deste mundo?
- Caminemos pues. - Dixele al "caracortada". - Más non alejémonos troppo, pues a quien ando buscando debiere dejarse ver por aquesta piazza. Trátase del encargado de los prostíbulos, un fulano al que chiaman "El Padre". -
Et mientras fablaba con aqueste, non quitaba yo ojo de las gentes de la plaza, no fuere que aparescierase el tal "Padre" et escaparasenos cual gorrino "espantao". - Bolsa bien rechoncha et prieta cual teta de cameriera esperanos si finiquitamos el asunto, por non fablar de que "La Señora" nos tendrá muy a bene. -
- Et decidme, ¿a vos que asunto os atañe?. -
Hasta los del espectáculo cómico-teatral, que ahora estaban en pleno número con una jaula (que en su interior albergaba una especie de cuadrúpedo aderezado con atrezzo bastante realista, por cierto...), detuvieron su número, tapando la jaula y deteniéndose a observar como los alguaciles oprimían a la mujer que vestía de rojo y al hombre. Y en éstas que la bella dama, al grito de "suéltenme", le propino con ligereza y sin cobardía alguna una senda patada en las nobles partes de uno de las mangas verdes, el cual se llevó sus manos a ésta zona (dejando de sujetar a la atacante) y cayendo al suelo, constriñéndose de dolor.
Entonces la mujer emprendió huida en medio de la plaza de San Salvador, a la vista de todos, y la Fortuna o el mismo Demonio quiso que ésta se topase, justo cuando miró hacia atrás un instante en plena carrera, con tres tipos que andaban allí viendo en silencio lo que pasaba. Uno, que era rubio, parecía mirar mucho (y con rabia )a uno de los comerciantes del lugar; otro pareciera que hubiera salido de galeras, con una ropa bastante hedionda y con cicatriz de malos hábitos en plena cara; e que el último parecía una sombra cautelosa, un tipo con el que mejor no cruzar acero, pues medio palmo de guardamano pudiera clavarte en los higadillos de un estoque...
Y que ninguno de ellos pudo evitar el embisque, que la mujer chocóse con los trés, y cayó a de bruces a los sus pies, y las manos de algunos de éstos ayudaron a levantarlas, mientras que la dama de buen rojo miraba de nuevo hacia atrás. Pero... ¡¡AYYY!! ¡¡QUE AHORA ALGUIEN OS GRITABA A VOSOTROS TRES, Y NO ERAN SINO LOS ALGUACILES DE ESPADA QUE HABÍANSE DEJADO HUIR A LA CHICA!!
Fue lo que gritaron éstos, siendo aquello la fórmula para pedir ayuda al resto de alguaciles y llamar al órden en las calles de la Villa Imperial y Coronada.
¡HE AHÍ LOS CÓMPLICES! -señaló uno de los alguaciles-. ¡APRESADLOS!
La mujer ya huía a vuestra espalda, trastabillada, sólo quedaba huir o luchar.
Postead ya para los tres.
Mire al "caracortada", et en su rostro vi la misma sorpresa que cargaba en el mio.
- ¡Andiamo, veloci!. - Exclamé al tiempo que me disponía a iniciar carrera en el sentido opuesto de aquellos alguaciles et en el mesmo sentido que marchaba la dama.
¿Qué hay en la jaula? ¿Es un animal? ¿Podría llegar Hans a intentar abrir la jaula para causar revuelo?
PD: ¡Feliz año de paso! :)
No, están en el escenario, y dos de los cómicos teatrales ya lo tapan y resguardan ante el incidente.
Igualmente ;)
Große Scheiße!¡Ay! ¡Parezme a mi que el bacalao acabose para aquesta boca!. Con lo bien que pintaba la mañana parece que la cosa iba a peor. Ahogué un quejido y en esas estaba, casi arrastrando los cuartos por el suelo por culpa de la mujer y los dos pisaverdes con los que quiso la Fortuna toparme, que de no haber medido casi dos metros ya estaría yo de bruces en plena plaza.
Corría la guardia y corría el italiano, pues su acento le delataba. En crueldad, Italia lleva la gala, se decía en los Tercios. El otro, severo semblante, parecía presto a hacer lo mismo. No sabía si sería buena idea juntarse con gentes de aquella calaña cuando los mangas verdes apretaban pero no había otra que tomar las de Villadiego a riesgo de ser apresado. Por otro lado correr implicaba asumir culpas, y de esas, vive Dios que no tenía. ¿Y si los detenía? No. Sus blancas parecían usadas y además no los creía culpables de nada.
Todo eso y más le dio tiempo a mis sesos para devanarse, pero mi cuerpo actuaba con inercia propia. Di un salto para ganar espacio e indicar la mejor ruta a los fugitivos, que si bien parecían seguir las faldas de la vil mujercilla, que corría liviana, pero era causante del escándalo, quizás por allí no era la mejor forma de dar esquinazo a los guardias. Apretándome la pierna coja bien que corrí como si me llevasen los diablos.
Intentando aprovechar sus conocimientos de Madrid, Hans, busca la mejor ruta para indicársela a estos y a la mujer. Quizá es mejor alejarse de la plaza en dirección a la Plaza de la Paja, perdiéndose entre las calles que hay entre ésta y la calle Sacramento.
Por lo demás corro (lo que pueda) :)
Nota: la mujer de rojo parece saber muy bien por dónde ir. De hecho echa a correr calle Mayor alante, hacia el este de la ciudad, sin dudar en ningún momento por donde ir.
- Pero qué coj...
Ni tiempo tuve a terminar la frase cuando la guardia lanzose sobre nosotros. Aquello parecía una macabra burla del destino, muchos eran los pecados que pesaban sobre mi alma mas aquel en concreto no era uno de ellos e iban a prenderme por un robo que no había cometido. Maldita sea mi suerte, quién me habrá mandado aparecer hoy por estos lares.
Sin perder un segundo en más disquisiciones eché a correr como alma que lleva el diablo en pos del italiano y la mujer, sin dejar de lanzar miradas a mi retaguardia para comprobar si poníamos distancia por medio y, un tanto sorprendido, pude comprobar que uno más se había unido a aquella desesperada huida. ¿De dónde diablos había salido aquel gigante rubio y cojo?
Seguía tan ciegamente a la mujer que ni por un instante me planteé que me estuviera llevando a alguna trampa, aunque ¿qué podía ser peor que ir directo de cabeza al calabozo?