Seis días.
Seis.
¿Dónde habríase metido?
Sin duda alguna que ese tipo, nuevo llegado a la Villa, lucía una casa decente, y decían que era judío, aunque más bien parecía medio moro o medio alemán, cualquiera sabe. Si. "Mucencio"... ¿Quién diantres fueron sus padres que llamáronle así? Tal vez se llamara de otra forma y tal que sólo se bautizó así él mismo al llegar a esta gran Villa y Ciudad Coronada... Y sin duda alguna que si su nombre era horrible y poco común, su boca no lo era menos: todos los dientes en su fauce, si, pero ninguno blanco o tan siquiera amarillo de los "sarros"; que tuviera aquel "judio" (llamémosle así) toda la dentadura negra como el carbón, y tan mal olía por ende que buen negocio te valiera a ti por dos o tres años en la Villa, aun viviendo como noble en palacio de buena piedra.
¡¡POOM, POOM, POOMM!!, golpeabas a mano abierta su puerta en el centro del Barrio Nuevo (Judería)*, pues ya eran seis días desde que te dijo que iría a pagarte por sacarle tres apestoso dientes, aunque tu ya no te fiabas y ésta era la segunda vez que probabas suerte para ver si le cogías en su casa. Y es que en estando ya tu unos añitos viviendo en la Villa Imperial de Su Majestad, que te conocieras bien los "ultrajos" y actitudes de las gentes de las Españas: mucho prometer y poco pagar...
Delante de la puerta, allí no parecía contestar nadie. Era poco después de la amanecida. ¿Dónde habría ido ese truhán tan temprano? ¿Estaríate esquivando para el no pagar los dineros que te debía?
*: ver mapa en la ambientación.
Siendo hora tan temprana las tripas bien rugían demandando algo que yantar, y no era el paseo hasta la Judería un camino corto ni agradable, paticando entre el barro y la suciedad que acompañaba aquella ciudad tan pomposa como poco higiénica.
Hans, inconscientemente se llevó una mano a la tripa y otra a la faltriquera, ambas desiertas. Había de darle tiempo al truhán aquel de Mucencio para que se levantase del lecho si era menester o al menos que gritase un "Buendía ¿qué desea?". Pero como nada de aquello sucedió, el alemán golpeó de nuevo la puerta, paciente eso sí.
Aún a costa de despertar a los vecinos golpeó de nuevo la puerta y gritó:
- ¡Mucencio! ¿Está ahí, Mucencio?
No siendo muy amigo de rascar el lenguaje, Hans calló pronto, en espera de respuesta. Pero no se iba a ir de allí sin sus reales. ¡Bueno era él! Cabezón y a veces por desgracia de aquellos que por no torcer su brazo a torcer daba su cuerpo.
Cuando gritaste aún con el fresquillo mañanero recorriendo el barrio, la madera de la puerta chirrió con el sólo aporrear de tus nudillos, pues aquella puerta estaba en muy mal estado, tanto como la salubridad de la boca de aquel tipo. Tras aporrear en la entrada, algunas ventanas de los edificios contiguos se abrieron, no siendo sino algunas vecinas (de esas de las más fisgonas et curiosas que hay por doquier) y mirábante con más mala cara que un toro de los de las corridas a los sus saltadores... Pero claro... ¿Acaso ellas no podrían tales remedios si estuvieran en deuda de pago y no menos que a seis días ya ha?
¡¡¡BIIZZZZZ!!! ¡¡¡¡PPPPPAFFFFFFF!!!! -un sonido silbante abrumó a tus oídos, que a esas horas bien podríase oir una mosca, pues o los vecinos dormían la mona o dormían con las esposas...-, y aquel sonido no fue sino, transformándose al instante en chasquido al impactar contra el suelo, el de una teja cayendo desde arriba. Tras levantar tu vista (que la teja habíase caído a tus pies, que por poco te alcanza en la "mochera"), víste a un tipo en lo alto... ¡Mucencio estaba de pie en el tejado!
Allí estaba el desgraciado, aún con el camisón de dormir y sus sucias botas, con los pelos alargados y canososo tapándole la cara, y por supusto, el tal ni aguantaba el equilibrio sobre las tejas ¡y no bajaba del tejado! Se estaba resistiendo ahora para no caerse, puesto que las tejas comenzaban, poco a poco, a correrse hacia abajo, hacia el suelo, amenzando al tipo en caer de igual forma. Y no había explicación alguna que la de que El Judío "bocasana" salió por la ventana de su zaguán nada más que para escapar... de ti. ¡ET QUE ASÍ QUE LO HACÍA! ¡¡Que comenzaba a tenerle el pulso sobre las tejas y raudo ahora viajaba de tejado en tejado!! ¡¡El hideputa prefería andar cual gatuno felino a pagarte religiosamente los reales a tu buen deber!!
El tipo se va de tejado en tejado, muy lentamente, pero está haciendo "la del buitre" XDDD
¡Grosse Scheiße! ¡Será hideputa el judío! ¡No sólo me arriesgo a coger malos humores aspirando el hedor de su fétida boca sino que poco más me mata y salda la deuda! Ay, no sabe este Mucencio dónde se ha metido pues soy persona de hígados...
Todo esto pensaba Hans mientras no perdía de vista al "gato" deudor, que si había que sacar las blancas bien que se sacaban aunque fuesen por tres reales. Primero se ríe uno del sacamuelas y luego todo Madrid. Con el ceño fruncido y sin mediar palabra allá se va el cojo a dar el espectáculo matutino a las chismosas, agitando el puño mientras empuja la puerta para entrar en la vivienda del deudor. Claro que no antes sin quitarse el sombrero con rapidez y poniendo cara de no haber pisado lupanar alguno, dedicar una sonrisa a modo de disculpa a las chismosas de la corrala.
Poco tendrá este judío a lo que echar el diente, pero si hay oro o aquello que lo valga como tal, consideraría Hans su deuda saldada, así que de la que busca la ventana para subir al tejado no pierde ojo de las pertenencias del marrano. Un tullido y un moroso por los tejados de la Villa ¡buena manera de comenzar el día!
Lo dicho, se disculpa rápidamente de las señoras y echa a correr por la casa en busca de la ventana para perseguir al "simpa", que tres reales es una fortuna si tienes tan poca pasta en el bolsillo. Si puedo echar un vistazo y hay algo que lo valga, con la habilidad de Robar me lo quedo. Si no a correr y saltar voy detrás del tipo, aunque con flema. xD
Para entrar en la casa, tira por Forzar Mecanismos (HAB) para intentar forzar la cerradura, o bien haz un tirada de FUEx3. si la superas, podrás patear la puerta o empujarla con el hombro para derribarla. De todas formas, seguirle por la calle no es difícil... (tu desde el suelo). Lo malo es que salte a la calle trasera. Tu decides.
Pardiez que este a mí no se me escapa...
Tirada oculta
Motivo: Golpear la puerta
Tirada: 1d100
Dificultad: 30-
Resultado: 89 (Fracaso)
Tirada oculta
Motivo: Saltar hacia el tejado
Tirada: 1d100
Dificultad: 38-
Resultado: 49 (Fracaso)
Por adelantar te pongo por orden lo que hace y te paso dos tiradas, de Fuerza x 3 y de Saltar.
Hans empuja la puerta de una patada intentando entrar a todo trapo a la casa y salir por la ventana.
Si no se abre y como es buen saltador (aunque cojo) se apoya en su pierna buena e intenta saltar la tapia/alfeizar o lo que sea que le lleve hasta el tejado (o en el carro ese de la imagen, si lo hay).
Y si no sale bien tampoco pues agitará el puño y lo seguirá desde abajo...
PD: ¿No tienes puente? Debemos ser los únicos umbrianos que no nos vamos...
Cogiste un poco de carrerilla y empujaste la puerta con fuerza. Sin embargo, bien gruesa debía ser cuando, tras lanzarle tu bota contra la madera, ésta ni se inmutó. Acto seguido, intestaste elevarte cogiéndote del alfeizar la ventana, por su plena fachada, pero éste parecía demasiado alto como para llegar, y pese a los intentos del barbero, nada más pudo hacer más que ver cómo Mucencio íbase. El tipo se paró en seco allá los tejados, que iba como pisando brasas, así tan cuidadosamente, por el miedo del correrse las tejas y caer al suelo.
¡Déjame en paz! -gritó al pararse-, ¿porqué me sigues? ¡Le mandé al hijo de Juan el herrero que te llevara mis dineros del pago! ¡Si no te han llegado no es cosa mía!
Mucencio corrió tejado y tu lo seguías por abajo, mirando hacia arriba para no perderle y hacia delnte para no chocarte con ningún elemento en la calle.
Sin perderlo ni un paso de reloj de vista, Hans lo siguió desde abajo, presto a echar a correr en cuanto una de dos: cayese una teja, no fuera abrirle la crisma, o Mucencio tuviese una escapatoria y pusiese pies en polvorosa, que aunque joven y buen mozo el alemán era cojo. Ya que al judío no le importaba el descanso de sus congéneres tampoco al barbero, que gritó a su vez:
- ¿Y por qué huís vos entonces de mi si sus dineros ya ha pagado? ¿No es mejor explicarlo de afuera el tejado?
Esquivando el carro y alguna gallina clueca que despistada amanecía, el alemán le hace gestos con la mano izquierda, indicándole el suelo, mientras la diestra la apoya sobre el espadín disimuladamente.
-Bajad y hablad conmigo, Mucencio, que todo se puede arreglar sin necesidad de andar como un gato y causando peligros, que os lo dice un médico. Also gut! ¿Cuánto hace que le distéis la plata al tal hijo del herrero? Seis días han pasado y a mi los reales no han llegado... así que entended que os reclame a vuecencia. ¿No habría sido mejor haberse pasado por el Malhambre y habérmelos dado a mi directamente? ¿Acaso la falta de tres molares os han nublado el juicio?
¿Sé algo del tal hijo del herrero? ¿Es conocido? ¿Sé dónde vive? Espero un rato a que baje y si sus explicaciones me convencen iré a por el tal hijo de Juan.
Yo mandé al chiquillo -dijo parándose un instante, pues veía que aunque corriero poco y mal por el tejado, te ganaba en carrera por tu cojera-, le di los dineros seis días ha y le dije que fuera a verte a tu barbería. ¡Yo mismo le ví irse con la bolsa! ¡Que no habré nacido en la Villa pero me criaron con el don de la verdad y el... ¡¡¡¡AAAAAHHH!!!
Como si de un pelele de paja y piedras se tratase, Mucencio resbaló en una teja suelta, sentóse con el trasero en las tejas del borde, y éstas se corrieron hacia abajo, provocando que saliesen disparadas hacia abajo, con él encima... había por lo menos cuatro o cinco varas de altura y el tipo se golpeó en el hombro, hasta el puento que oíste el crujido del mismo...
¡¡¡AYYYYYY!!! -gritaba mientras rodaba en el suelo sujetándose con el otro brazo el hombro izquierdo-. ¡¡Qué leñazoo...!!
Tan verdad te pareció su dolor, tan visible y evidente, como lo que te dijo acerca del chico y tu dinero: seis días hacía que mandó pagarte a través del hijo del herrero.
Motivo: Psicologia
Tirada: 1d100
Dificultad: 50-
Resultado: 47 (Exito)
*Si. Los dos vivís por el barrio, y conoces al herrero y a algunos chavalines. Que exista es cierto. Eso si, casualmente (xD) el herrero se ha ido a una feria fuera de la Villa con su familia. Ahora mismo no están en casa.
- ¡Ay, Dios mío! ¡Qué se mata usted, señor Mucencio!
El alemán se apartó a un lado mirando con cara de circunstancias al judío caído del cielo. Parecía sincera su queja y aunque tuviese aspecto de ser hombre que se pusiere enseguida a referir sermones, comedias y cuentos, era difícil seguir haciéndolo con un brazo quebrado. Hans había visto a muchos así en los campos de batalla del Imperio, que juraban por igual a Dios y al diablo con tal que los curasen.
De todos modos, como partida de ajedrez que jugasen, ahora era él el que tenía el rabo cogido por los cuernos, así que con parsimonia teutona rodeo al quejumbroso mientras rebuscaba en su maletín un serrucho, de aquellos de hacer amputaciones, dispuesto a resarcirse por el mal rato pasado en tan temprana mañana:
- Mala pinta la veo a eso. Si ya le dije yo que no era para correr de mi… y si el hombro se bloquea a veces hay que cortar el brazo. Una pena. Se lo digo yo, que a muchos atendí en los Tercios. Lo malo es que yo no tengo las platas en el bolsillo y el mozalbete del herrero a ver dónde andará… me gustaría ayudarle ¿seguro que no sabéis nada del chico? Tengo entendido que está de ferias, Mucencio… y arreglar el brazo sin amputar serán otros tres reales, y amputando… se lo hago gratis. ¿Dónde andará el hijo de Juan?
Esperando la respuesta, Hans se arrodilló ante el hombre, evitando su fétido aliento pero calmándolo sin demasiados remilgos, ahogando una risa divertida mientras le sujeta el brazo izquierdo, dispuesto a colocarlo en su sitio o si está roto entablillarlo. Aunque pensándolo bien, si tiene la faltriquera de los dineros con él, puede que se cobre por adelantado. Esta vez no picará el anzuelo.
Tirada oculta
Motivo: Primeros Auxilios sobre Mucencio
Tirada: 1d100
Dificultad: 75-
Resultado: 15 (Exito)
Tirada oculta
Motivo: Robar o Buscar
Tirada: 1d100
Resultado: 54
xD
Tiro Primeros Auxilios por el pobre judío, que Hans no es tan cabrón… solo quiere amedrentarlo un poco a ver si canta un poco más sobre el paradero del muchacho. Si tiene bolsa con el dinero, va a ver si se la sisa, de paso que lo sujeta. A la cara, quitándole lo que le debe, no robando al "pobre" hombre. (¿Robar o Buscar?)
A veces me lío con la tercera o primera persona de Hans. No se como te gusta más que redacte.
¡¡¡CRAAACK!!
¡¡Aaaahh!! ¡¡"La puta de oros"!! -gritó el judío inmerso en dolor nada más recolocarle el brazo. Luego siguió gimiendo, pero como un gatito, muy levemente-.
Ya le dicho que no se nada..., tres días ha que marcharon*, creo que durará una semana... ¡no sé más! -decía entre lloros y lamentos, intentándose incorporar-, pero por favor... ¡no me ampute! ¡Se lo volveré a pagar, muy a mi pesar! ¡Pero ahora no tengo ni para mí...! Ni para... bueno, es... ¡espere!
Dijo mientras con el otro brazo te lo extendía para que le ayudases a levantarse. Y en así haciéndolo, acallando ya la escandalera y tan temprana, se cogía con su brazo bueno el "recolocado", que ya no le dolía. Y entonces te miró con cierta vergüenza, porque, pese a que parecía que bien te había timado, bien que le tenías a tu merced, que aquel serrucho haría más que cualquier ropera o guardamano bien clavada...
Ahora no tengo reáles... ¿de acuerdo**? -prosiguió-; pero hoy iba a ir a la calle Mayor, a la plaza de San Salvador, a recoger buen bacalao de un amigo mío del norte, bacalao del vasco, no esa mierda llegada del Mediterráneo... Ese pescado se vende caro, sabes... Si vas a recogerlo... es tuyo... -refunfuñó, porque sabía que la venta de varias piezas bien podría valer más que lo que te debía...-. ¿Qué me dices? Te doy mi palabra: si lo aceptas, el pago estaría saldado... ¿sí? -parecía una buena oferta-.
*Esto también entra en la tirada de "Psicología" anterior: continúa diciendo la verdad.
**Efectivamente, no he narrado lo de robar, porque iba en camisón (y no llevaba bolsas ni nada).
Sin soltar del todo a su paciente, no sea que se fuese por Villadiego, el alemán guardó su serrucho en el maletín.
- Ja, ja... Keine problem, Mucencio. Guardaré el "que-todo-lo-cura" pues hoy no toca corte. Aunque aprovecho para decirle que le he visto los molares de tanto que me gritaba, asustando a la corrala - dijo señalando teatralmente las casuchas cercanas- y aún hay un par de ellos que le caerán pronto. Mascad apio y absteneos de los dulces, o de aquí a dos lunas puede que tenga que venir con el serrucho a sacaros la quijada entera.- dijo sonriendo de oreja a oreja mientras ayudaba a recomponerse al sefardí y le acercaba a la puerta.
Justo fue nombrar bacalao y se le vinieron a la mente todas las comidas que debía a su pobre estómago, que se quejó sin remilgo reclamando el ayuno de esta ajetreada mañana, que tal parecía Flandes, aunque con menos sangre. No era de mucho pescado, pero era un bien preciado comer.
- El más ruin puerco come la mejor bellota ¿eh? - murmuró más para sí mismo que para Mucencio - Decidme el nombre del pescadero y cómo me acredito, que iré de buena gana, señor, pues me temo los reales del herrero llegarán demasiado tarde para mis quejumbrosas tripas. Así que trato hecho.
Y poniéndose de nuevo su maletón a la espalda, al notar quejumbroso al paciente, le espetó:
- Y no os quejéis tanto, Mucencio, que esta mañana buena suerte habéis tenido de que Hans el Alemán se pasase por vuestra casa, que cambiar peces del mar por seguir teniendo dos brazos no es mal negocio. Viene ventura a aquel que la procura - dijo irónico, para soltar como quien no quiere la cosa - ¿Para quién era tanto manjar norteño? ¿Tenéis progenie o mujer?
Tras escuchar la respuesta se marcha contento, silbando por la Villa, por la ancha calle Mayor, pues no ha empezado del todo mal la jornada. Si tibi machaera set, et nobis urbina es domi. Si Mucencio sabe mucho, también sabía Hans su salmo.
Mucencio se llevó la mano a la barbilla cuando el Alemán le dio el consejo sobre sacarle la muela. Lo cierto es que creía de veras las sus palabras, et que ya estaba a punto de llorar de nuevo por el nuevo dolor bucal que aún no tenía...
Asier... -acertó a decir mientras el dolor del hombro aún le embozaba un poco el habla-. Asier, el pescadero de la morería, ¡joder, que no lo conoces! -era una especie de afirmación-pregunta, como si se sorprendiera de que no le conocieras, aunque en realidad te sonaba-. Trae bacalao del norte, que lo vende bien entre las bocas de los nobles... Hoy estará vendiendo en la plaza San Salvador...
Cuando le preguntaste para quién era todo el bacalao, se ruborizó un poco.
Mi hermano, Esteban, me lo ha encargado -dijo-. Es el Padre* de la plaza de la Paja. A los "manceberos" bien que a veces les gusta comer entre los senos, et que los que son ricos y de buena sangre quieren bien de comer. Yo iba a recogerlo y a llevárselo... -y te miró de reojo malhumorado, mientras te ibas, sabiendo que perdía su pedido mensual-. ¡Ve y dile que vas de mi parte...
-y al alejarte hacia la Plaza de la Villa (San Salvador), le oíste, en cuchicheo, acabar la frase-...
... desgraciado!
*Ver ambientación, "prostitución"
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Fin del prólogo. Mantente a la espera.