Uno de los hombres es el Padre del Prostíbulo, el que tenía retenido Manfre "El Pena". El otro no sabes quién es.
Tirada oculta
Motivo: Forense
Tirada: 1d100
Dificultad: 70-
Resultado: 44 (Exito)
¿Puedo saber las causas verdaderas de muerte y tiempo aproximado?
Medicina (70%)
Aquella casa no parecía tener moradores en aquellos instantes, pues no se oía ruido ni ronquido que hiciérame pensar que alguien estuviera allí. Abriles la puerta a los otros dos y tomamos posesión de la casa como si fuéramos reyes conquistadores, pues en aquellos momentos sólo importábame caer en un catre a descansar las venturas del día. Mas parecía que non íbamos a tener tregua alguna pues la casa no estaba tan deshabitada como creía, que un par de muertos habían tomado posesión de ella.
- El Santísimo nos asista.
No es fuera yo mucho de curas, misas y plegarias pero al ver los dos cuerpos allí tirados y reconocer a uno de ellos, diome por pensar que la mano del mismo diablo estaba metida en todo aquello, que de tanta coincidencia y casualidad no podía salir nada bueno. El destino empeñábase una vez más en reírse de nosotros, o a mí por lo menos así pareciome.
- Ahí tenéis vuestro encargo. -Dígele al italiano mientras señalaba a uno de los muertos.- Pues ese de ahí es el Padre del prostíbulo, ese al que teníais que haber dado matarife. El otro... -encogíme de hombros sin importarme un carajo- cualquier desgraciado que se habrá encontrado en mal lugar.
Si bien ya pensaba en echarme en una cama y al menos tener una puerta entre nosotros y los alguaciles que podían perseguirnos, la sorpresa me avivó de nuevo el intelecto, quitándome el sueño de repente, pero no así el cansancio.
— Damn! Gelobt sei Jesus Christus! — grité sorprendido al ver en el suelo a los dos cristianos, agujereados como cochinos.
Me agaché para dar la vuelta a uno y mirar sus heridas, consultando el color de los ojos y la espuma de la boca, la costra de las heridas, sus fluidos corporales y la rigidez de los miembros. Eran procedimientos rápidos, mecánicos e instintivos, que si bien fueron más lentos de lo habitual por mi falta de apéndice izquierdo, salían por sí solos. Me giré hacia Braccio y Tomás:
— El otro desdichado es Mucencio. El dueño de la casa. Opino que ya no habrá de molestarle que ocupemos sus aposentos... — me incorporé, buscando una palangana dónde lavarme las manos — y a mi no me importa dormir con dos muertos. De momento aún es salubre, pero en un día y con el calor peninsular empezarán a emitir fedores. Veamos si hay algo para cenar, pues debemos reponer fuerzas. ¿Qué creen sus mercedes que ha pasado?
Miré el rostro fenecido del judío que casi se había matado esta mañana huyendo por el tejado de mí. Qué cruel era la vida... y qué plácida era la muerte... Aquellos dientes negros que podrían haberme hecho ganar un potosí... aquel hideputa que me había enviado a por bacalao y gracias a eso había acabado tullido y perseguido.
Le pegué una patada con ganas, y luego otra, desplazando el cadáver. ¡Maldita vida aquella, sí!
¿Tendría conocimiento la Señora que el "Padre" hallábase muerto? Quizá aquesto, aunque paresciera otra piedra en nuestro camino, fuera indirectamente algo bueno. La Señora sacará mucho benefico de la muerte de aqueste, et si alguien va a cobrarse venganza al cuartel de la tapadora más nos vale non estar allí cuando suceda tal cosa.
Rasquéme la barba de dos días et asentíle al Alemán; - Témole más a los vivos que a los muertos. - respondíle. - Demasiadas cosas pudieren haber pasado. Muchos intereses cruzados se mueven por aquesta villa. Non habemos de tiempo ni fuerzas de perder intentando descifrar tales menesteres.
Et me pensé si desensillar al animal para que descansara como era debido, más finalmente non lo fize, al menos de momento. Quien sabía si a mitad de la noche habíamos de salir a toda prisa de allí, que visto lo visto...
Dispúseme, tras cerrar la ventana por la que habiamos entrado, a registrar aquella casa pistola en ristre...
Tirada oculta
Motivo: Otear
Tirada: 1d100
Dificultad: 50-
Resultado: 41 (Exito)
Pareciera que uno conocía a uno, y otro conocía al otro; e además que el italiano de cauto porte no conocía a ninguno, mas tenía que dar muerte a uno dellos, ¡Ay, que buena comedia saliese de aqueste asunto! Et que buena para el público, e no para los actores, que miren Vuecencias cómo acabaron. Et la dudas corrían por las vuestras mentes pensando en qué clase de filosa y cuanta brazada (a lo menos), le habrían ensartado a los fulanos... Hans, tras darle una patada al cadáver del judío, pareció examinar los cuerpos...
Braccio, tira por "Buscar", no por "Otear".
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Si no queréis hacer nada más, actualizo.
Definitivamente, compruebas y te cercioras que alguien ha dado muerte a los dos con el mismo arma, pero no ha sido una afarolada o una ropera (o cualesquiera arma de caballero, pisaverde, corchete o matasiete, de las que suele llevar); que las heridas no eran muy profundas, e que además eran poco limpias... Sin duda que más bien parecían de profesional, sí, pero no de alguien que, a través de sus resultados, diese nombre a su mal oficio; que más bien parecían palmadas de acero "a lo seco", por robo rápido, por asalto tal vez, quién sabe.
Tirada oculta
Motivo: Buscar (soy ciego? xD)
Tirada: 1d100
Dificultad: 10-
Resultado: 15 (Fracaso)
Cierto, que aquí eran dos competencias... Ahí va...
Asentí al bravucón italiano. Yo también temía más a los vivos...
Viendo la sonrisa en la cara de Tomás, me di cuenta que yo inconscientemente persistía en lavarme la mano del muñón como si aún quedasen dedos en ella. ¡Scheiße! Primero me avergoncé levemente, pero luego me enfurecí, sintiendo congoja en el pecho. Mucho iba a tardar en asimilar que ya no gozaba de la siniestra para asistirme. Apartando la mirada del de la cicatriz, para no desvelar mi amargura, arranqué un trozo de camisa de uno de los muertos y comencé a cambiar de nuevo la venda.
— Parece que los dos han caído bajo el mismo arma y a la vez... pero miren esas heridas. No parecen de hoja fina y elegante, más bien de ratero, traicionero o malandrín con poca virtud en el Arte. — incluso de animal, podría añadir, pero no quise embotar más las mentes de aquellos mis compañeros.— Si la gente considera al honor como la coartada para justificarlo todo, aquí de eso hubo poco. Pero ¿robar? ¿aquí? ¿cómo estaba la puerta? ¿cerrada a llave o... forzada, Tomás? El Mucencio no era rico. Os lo aseguro. Pero el de las putas... quizá.
Di un vistazo alrededor. Bien poco había que robar en aquella choza, al menos a simple vista.
Tirada oculta
Motivo: Buscar
Tirada: 1d100
Dificultad: 30-
Resultado: 51 (Fracaso)
Buscar a ver si hay algo de valor o alguna pista del asaltante (?)
Cavilé en lo que acababa de decir el alemán, pues si bien el tal Mucencio no debía nadar en la abundancia tampoco se le veía tan pobre como las ratas como al fin y al cabo éralo yo, pero el otro... Ah, ese era otro cantar, pues si El Penas habíase arriesgado tanto para tenerle bien amarrao pensando en conseguir sus buenos dineros por él, eso quería decir que alguno habría dispuesto a entregar altas sumas porque volviera al negocio, aunque también, a la vista de lo fiambre que estaba, también debía haberlos que non querían que viviera.
- Según decíame el mi compadre, el mismo que me metió en este jaleo, por el Padre seguro que El Concejo de la Villa ofrecería buenos dineros por su rescate, pues más de uno y de dos de sus miembros corríanse buenas juergas en el lupanar. Pero quizás este pobre desgraciado supiera más cosas de las que debiera y alguno de tan altos cargos no le interesaba que hablara. A saber...
Después de echar un rápido vistazo en derredor encogióse de hombros demostrando que poco le importaba el porqué de aquellas muertes, sólo esperaba que nos los culparan a ellos por algo que no habían cometido, que bastante tenía ya con lo cometido.
- A estos no los vamos a despertar así que mejor descansemos un poco, y si no hay nada que comer, tendremos que hacerlo con el estómago vacío.
Braccio registró la casa a conciencia: habitaciones, salones de arriba a abajo y zaguan: nada. Allí poco de valor había más que algun mal hacha de cortar la leña, algunos platillo de barros que no valdrían más que lo que vale una lentejuela falaz de solapa, y algunos jergones y camisolas de las de dormir, junto a los camastros. Por su parte nada más allá de lo tangible y visible se le hizo ver al cirujano, et todo ello mientras el Caracortada hacíase dudar acerca de lo de la puerta entornada y echada con llave por dentro. No obstante... ¿acaso no se habían colado los tipos por la ventana? ¿Si alguien dióles muerte honorífica o banal, no pudo acaso también salir por dicha oquedad de la pared?
Demasiadas preguntas tras una intensa lucha, una estancia en la cárcel y una huida desesperada, con traje de carnaval añadido y un "Jesucristo" rescatado del calvario, por no hablar del viejo Lázaro de por medio.
Dejo que hagáis/digáis lo que sea, sino descansaréis y os cambio de escena.
El alemán pide descanso, al igual que Tomás. Que nos lo merecemos ;)
Si, más nos valdrá descansar algo :).
De momento, sería una locura andar con cadáveres por las callejuelas de la Imperial y Coronada, y más con decenas de corchetes patrullando las calles madrileñas. Encontrásteis un poco de pan duro y agua de por la mañana, y con aquestos regalos pasásteis la noche en el suelo y en el jergón maltrecho de ese tal Mucencio, judío de nacimento. Rezábais por que la puerta no fuera echada abajo de por los mangas verdes, señal de que os habrían descubierto.
Escena cerrada.