Partida Rol por web

El Oddissey: Terror en la nieve

Bernadette Gardner: Un trabajo sencillo

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13/04/2011, 19:11
Meredith Silverstone

Meredith se siente como una niña, cómo una quinceañera cuando pierde a su primer principe azul en el instituto. Entre ese incómodo silencio vuelve a sentirse como una estúpida con la mirada hacia el suelo, arrepintiéndose de esos atrevidos movimientos que te han hecho sentirte incómoda. Las lágrimas derriten el rimel de sus ojos, manchando sus simpáticas mejillas que casi siempre se muestran sonrientes. En definitiva, la situación es bastante complicada para las dos. Pero sin duda, la balanza de la culpa se inclina más hacia el lado de la ejecutiva, la cúal no no tarda en reconocerlo mientras sus dedos dejan de juguetear con el cinturón del albornoz por culpa de los nervios.

Saca del bolso un paquete de clinex y se limpia las lágrimas. -Yo... que difícil es ésto. Esboza una sonrisa hacia sí misma, negando con la cabeza. Ha sido culpa mía Bernie, no sé que... No estoy acostumbrada a beber y... la escasa ropa que llevo puesta, el olor a café, las velas. Trata de llevarlo de la mejor manera posible. Dios, lo estoy empeorando todavía más...

Tras saber que las líneas ya vuelven a estar de nuevo operativas decide que lo mejor será tomarse un corto periodo de tiempo a sólas, para las dos. Recoge sus cosas y con tu permiso vuelve hacia el baño para volver a ponerse la ropa, que ya se encuentran algo más seca. 

No pasa más que un par de minutos cuando regresa y se dispone a hacer la llamada. Haré esa llamada y me iré. Tampoco quiero que te sientas mal por lo que ha ocurrido... ok?- Llama al seguro de su coche y Meredith decide esperar en la calle con un pitillo al taxi que irá recogerla. No va a solucionar nada quedarse en la casa más tiempo. Así que, tratando de poner esa sonrisa de siempre se despide, dejándote las mismas buenas sensaciones que cuando la conociste. Una sonrisa que te indica que por su parte no quiere estropear la profesionalidad que hubo en la cena.

Notas de juego

Tranquila, no te preocupes. No pasa nada. El ritmo de la escena es constante, y siempre posteas =)

Vaya momento más incómodo eh? xD Ostia, yo digo, seguro que piensa que estoy salido perdio xDD Pero la historia de Meredith me hizo actuar de esa manera tan a saco. Muy bien llevada a Bernie.

Por cierto, dejo la escena abierta por si quieres postear algo más, cómo que te vas a dormir o lo que creas conveniente y cambiaremos a la segunda escena, ¿vale? Si no, me dices que pasemos a la segunda escena directamente, como tú veas.

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13/04/2011, 23:23
Bernie Gardner

Meredith se levanta apresuradamente para ir al cuarto de baño, y yo asiento en silencio. Comprendo perfectamente que se siente avergonzada, ha sido algo muy incómodo para las dos, y que necesita un poco de tiempo para recomponerse. Con las mejillas ardiendo veo cómo cierra la puerta del baño, y me recuesto en el sofá suspirando. De repente me siento una persona horrible.

- Podrías habérselo dicho de otra forma, has quedado espantosamente mal educada - me reprendo a mí misma, intentando que la desagradable sensación se desvanezca. Me cruzo de brazos pensando en qué cara debo poner cuando mi jefa salga del baño. Todo ha sido tan repentino... Y además, está el hecho de que se le han escapado unas cuantas lágrimas. No soporto que la gente llore, porque en mí siempre ha despertado ternura y ganas de abrazar a la persona en cuestión. Y si las lágrimas las causo yo, peor todavía. Culpabilidad para horas.

Cuando sale intento actuar con normalidad, así que le dedico una sonrisa y acepto sus disculpas. Audrey Hepburn, mi ejemplo a seguir, se convirtió en una leyenda de la elegancia gracias a su estilo, pero también a su impecable compostura. No es que yo me parezca mucho a Audrey, pero al menos lo intento. Ya es algo.

- No te preocupes, de verdad. Simplemente es que me has pillado por sorpresa y no he sabido cómo reaccionar - espero a que haga la llamada al seguro. Después, cojo aire y antes de que diga nada continúo con lo que estaba diciendo - Esta noche ha sido genial, de verdad. Me lo he pasado estupendamente, y de verdad que lamento no sentir lo mismo que tú... Si me gustasen las mujeres, seguramente sería una persona como tú... Oh, dios. Sé que suena fatal, en mi cabeza parecía mejor - con cada palabra voy enrojeciendo más, sintiéndome torpe.

La acompaño a la puerta cuando va a despedirse de mí, e impulsivamente le pongo la mano en el hombro y aprieto suavemente mientras le sonrío con más confianza de la debida.

- Buenas noches, Meredith. Nos veremos mañana para recoger el billete de avión -le digo con tono amable. Después, la veo salir con su aire tranquilo y calmado de antes; cuando la puerta se cierra, suspiro de nuevo con alivio. No es que lo haya pasado mal con ella, todo lo contrario. Su carácter la convierte en una excelente compañera o posible amiga para mí, somos muy compatibles. Todo hubiera sido perfecto de no ser por esa repentina declaración de sentimientos hormonados, que hace que vuelva a sentirme agitada y nerviosa con solo pensarlo.

Me termino la taza de café rápidamente y luego voy a lavarme los dientes. Me meto en la cama sin más demora, ya que es bastante tarde y mañana me esperan muchas cosas por hacer. Preparar la maleta, ir a recoger el billete, llamar a mis padres para avisarles de que estaré ausente un tiempo... En fin... Me acomodo entre las sábanas intentando no pensar en Meredith y en lo mal que debe de sentirse en estos momentos. Pensamientos y más pensamientos, hasta que me quedo dormida.

Notas de juego

Ea, ya podemos empezar con la segunda escena :D Rumbo a Islandia!!!

Y no te preocupes, es normal que en esto del rol surjan este tipo de escenas. Ha estado narrada con muy buen gusto, hay muchos jugadores/pj's que van un poco a lo chabacano en estas cuestiones. Por suerte no es tu caso xDDDD Pobre Meredith, es una mujer poderosa y con encanto... Si yo fuese lesbiana, mi mujer ideal xDDDD

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14/04/2011, 19:08
Director

Sin duda esa sería una noche difícil de olvidar. La reunión tan profesional en el restaurante, las copas de licor, el trabajo, los bonitos dólares que habían de por medio, el icómodo momento con tu nueva jefa. Sin duda eran tantas situaciones juntas que resultaban dificiles de definir aquella noche. Pero lo más importante de todo era que habías firmado un contrato y mañana mismo debías partir hacia la capital Islandesa. Te sentías muy satisfecha por ello.

Así se acercó el momento del viaje, tratando de hacerte la idea de que pronto ibas a abandonar Boston. La noche se despejó y no hubo ningún sonido molesto para que entorpeciera tu sueño, salvo algunas sirenas de policía que patrullarían la ciudad en ese momento para resolver alguna posible pelea entre bandas.

El reloj marcaban las 09:17 de la mañana cuando despertaste, con la cabeza dándo algunas vueltas más de las aconsejadas. No obstante, hacía un buen día, de esos que incluso te apetecían preparar las maletas.

Notas de juego

Fin del capítulo I. La historia continúa en:

Cpaítulo II: La Isla de Hielo y Fuego