Aquellos malditos aparatos estaban acabando como los buenos dossiers de toda la vida. Maurcie odiaba los ordenadores pero cuando trabajaba para el buffete se vio obligado a aprender a usarlos. Desde luego, si por el fuera, dejaría quemarse en el infierno al bastardo que ideó ese invento. No obstante, rápidamente comenzó a golpear las teclas de la computadora y a correr entre las páginas del dossier del caso del Oddissey. Todo parecía normal, hubo pocas incidencias salvo por el cadáver que bajaron del barco. De todas formas aquello no era tan raro, había pasado un montón de veces. Alguien moría en un barco y cuando llegaban a puerto lo depositaban allí y el cuerpo era enviado a casa para que lo enterraran. Sería más barato y ecológico tirarlo al mar - pensó Maurice y soltó una sonrisilla por su ocurrencia. Pasó página rápidamente y continuó leyendo.
- Si, va todo bien, guapa. Mire, me gustaría hablar con los encargados del muelle que estuvieron presente cuando el Oddissey repostó aquí. Tengo...tenemos - dijo fijándose en Bernie - que hablar con ellos. A no ser que usted tenga esa información.
Asiento ante las palabras de Maurice, mientras saco de nuevo mi bloc de notas y comienzo a apuntar los datos que hemos ido recopilando por el dossier: horas, permanencia y demás datos que podrían servir para algo.
- En efecto, si pudiera usted indicarnos quiénes eran los que se encargaron del barco y dónde encontrarlos, le estaríamos eternamente agradecidos - le sonrío con amabilidad para intentar eclipsar un poco las palabras de mi compañero, que a mis oídos siempre me parecen algo rudas.
Señalo con mi bolígrafo la pantalla.
- Una cosa más. He leído que la única incidencia fue el desembarco de un cadáver, pero no aparecen más datos. ¿Tiene usted la información sobre quién era y la causa de la muerte? Es bastante habitual que un hombre muera en alta mar, se suelen coger tantas enfermedades... Además, la alimentación es nefasta. Pero de todas formas, tenemos que investigar en lo que podamos - me encojo ligeramente de hombros, como disculpándome.
Es verdad, se me ha ido la pinza en la tirada xDDD He hecho una mezcla extraña de sistemas.
La mujer no parece muy puesta en el tema, aunque evidentemente algo ha de conocer y más un caso tan misterioso como ese, aunque antes de responder digamos que necesita su espacio para hincar el diente a la chocolatina. Sonríe medio por obligación tras escuchar el ligero piropo de Maurice y vuelve a levantarse, acercándose a la pantalla del ordenador por si, ahora sí, puede ayudar en algo a la pareja.
-Siento lo de antes. Pero estaba de trabajo hasta arriba... Creo que sois los de la WCI, ¿no? Pregunta mirando a la actractiva Bernie con una sonrisa. Después vuelve a centrarse en la pantalla, al comprobar que lo que muestra es el cuerpo de un difunto no se sorprende en absoluto, puesto que su encargo es conocer cualquier detalle que pase en el puerto y seguro que se enteró de la noticia del muerto.
No tenemos información de ese cuerpo en los archivos. Pero si puedo indicarles que si se dan prisa puede hablar con el capitán. Las funciones de recoger y encargarse del cuerpo del difunto recaen directamente sobre la jurisprudencia de la Capítania General del Puerto. Siento no serles de más ayuda...-
Por si las dudas la mujer os indica que el capitán se encuentra en un edificio cercano a las mismas oficinas. Nada más salir, a la derecha y a unos veinte metros deberían encontrarse Wilhelm -el capitán-.
No te preocupes xD
Asiento ante la amabilidad de la mujer, anotando mentalmente el nombre del capitán.
- No se preocupe, nos ha sido de mucha ayuda. Mi compañero y yo ya hemos revisado por aquí todo lo necesario. Haré una foto fugaz a la imagen del cadáver, por si acaso, y nos marcharemos a hablar con el capitán. ¡Muchas gracias! - comento bastante rápido y con un tono educado, mientras saco con presteza la cámara del bolso y la enciendo.
Me acerco a la pantalla y amplío ligeramente la imagen para que la cubra entera, apartando suavemente a Maurice por el hombro para que me deje ángulo de visión. Me concentro durante unos segundos en pillar una perspectiva que no refleje la luz sobre el monitor y deje una imagen más o menos nítida, y luego, ¡clic! ¡clic! ¡clic!
Sonrío con satisfacción cuando el trabajo está terminado, lo recojo todo y me vuelvo hacia Maurice.
- Vámonos - digo mientras comienzo a alejarme hacia la puerta.
Os posteo mañana ¿ok? No me da tiempo, he tenido que estudiar un poco y eso y no he podido. Si entro esta noche, os posteo. Prometido =p
De paso doy tiempo por si Maurice quiere añadir algo.
Las indicaciones de las secretarias os conduce hacia un edificio amplio de una sola planta de construcción atingua y paredes pintadas en un depresivo color verde militar situado en la zona sur del puerto, una zona destinada a usos militares en las que hay ancladas algunas fragatas del reducido ejército islandés.
El oficial al mando es el Capitán Wilhelm Lûm, el cual se encuentra saliendo de unas de las fragatas.
El capitán, es un hombre de carácter igual de acerado que lo son sus facciones. El cabello, blanco, corto al estilo clásico militar corona una amplísima frente que contrasta fuertemente con su diminuto y desapercibido mentón gracias a su ancha barba. Una pequeña cicatriz, producto de algún tipo de quemadura producida largo tiempo atrás se puede observar en su mejilla izquierda, cercana a la zona de la nariz.
El Capitán sale de una de las fragatas y amarra el buque en el pantalán. Se da cuenta de vuestra presencia, y sin ni siquiera darse la vuelta, escucháis con un marcado acento.
-Márchense. Es un poco tarde para dar un paseo por el puerto.-
Lo prometido es deuda :p
Maurice enarcó las cejas cuando escuchó las palabras del capitán. Vaya, un lobo de mar de los que ya no quedan. Vuelve a tu película de piratas, imbécil - Pensó mientras estudió un poco el traje militar del hombre. Tras ello comenzó a hablar: - Perdone, es usted el capitán Wilhelm ¿no?. Somos los investigadores del WCI. No sé si ha oido hablar de esa empresa o de nosotros. Estamos investigando la desaparición del Oddissey. - Que aquel tipo no se diera la vuelta le estaba tocando los cojones de mala manera. Aun así prefirió seguir con un tono educado ya que necesitaban información de aquel carcamal. - No han dicho en las oficinas que podríamos hablar con usted sobre lo que pasó el día que atracó aquí el barco. Y si es cierto que trajeron un cadáver con ellos... - Esto lo dejó caer como dándole poca importancia.
El tono cortante del marinero me hace pensar de inmediato en las películas de piratas y marineros que tanto le gustaban a mi padre, y que solía poner por las tardes después de comer. Sus desagradables palabras no me afectan lo más mínimo, estoy acostumbrada a tratar con gente difícil, así que pongo una de mis mejores sonrisas y observo cómo mi compañero nos presenta. Estoy segura de que los modales del capitán le resultan una enorme falta de respeto a su persona, lo que me hace sonreír aún más.
- Así es, mi capitán. Somos de la WCI, mi nombre es Bernie Gardner - lo de corroborar las palabras de Maurice en un intento de mejorarlas parece comenzar a ser costumbre, así que me presento, a la espera de que se gire por fin - Si pudiera dedicarnos unos minutos...
El hombre termina de atracar el buque y da media vuelta para ver a la mujer que se le ha presentado. Ve una muchacha joven y atractiva junto a un hombre de más o menos su propia edad. Su voz al menos no está tan quemada como la de cualquier otro capitán que bebe alcohol barato todas las noches para que se hagan algo más amenas. Su figura es esbelta, muy elegante y airoso. Coloca ambas manos por detrás de la espalda.
-Soy la persona que están buscando. Hoy tengo que pasarme aquí toda la noche, están de suerte. Pero no dispongo de mucho tiempo.
Se muestra con un carácter reminiscente, cómo si no reconociera o recordara si tenía alguna visita a esas horas Separa una de sus manos de la espalda y con la misma señala hacia delante, donde se encuentra el edificio de aspecto militar.
-Por todos los calamares gigantes. Esos de la WCI... ya era hora de que se pusieran en marcha con la investigación. La semana pasada recibimos una llamada desde la central de su empresa. Al parecer se metieron entre medio cuando mis hombres estaban a punto de investigar el navío. Mi tripulación habló con el Capitán del Odissey y éste les dió permiso para hacerlo...
Hace una pausa y abre la puerta que da al interior del edificio. Las lámparas que penden de las paredes iluminan agradablemente el lugar cuando le da al interruptor de la luz. El portal es amplio y está pintado de un agradable tono anaranjado. El suelo es de mármol castaño.
Puesto que su empresa ha sido la que ha interrumpido la investigación, recae bajo su responsabilidad. Nosotros ya hemos olvidado ese barco. Lo siento, no puedo serviros de gran ayuda... ¿Quieren tomar algo caliente?-
Los dos deducís que ese hombre sabe algo más de lo que dice en cuánto hace un gesto de invitación indicando que crucéis el umbral. Quizá el sonido del dinero le haga recordar alguna cosa más.
Tirada: 1d10(+9)
Motivo: Inteligencia enfrentada
Resultado: 7(+9)=16
Podéis superar una tirada de Inteligencia enfrentada Dif. 16 y quizá suelte algo de prenda. O podéis hacer cualquier otra treta que se os ocurra.
Tenéis un +1 en la tirada por haber encontrado lo del cadáver.
Cruzo el umbral del edificio mientras pienso rápidamente en cómo demonios podemos salir de este agujero negro de la desinformación. El capitán es un hombre agradable, no parece ser el típico marinero vulgar y estirado. La secretaria ha dicho que si alguien sabe todo lo que ocurre en el puerto, ese es el capitán. Incluso en el caso de que la tripulación del Oddissey impidiese el paso a los marineros nativos, ese hombre debe tener conocimiento de ciertas cosas. Su experiencia debe servir para algo. Pero claro, encima de que los de la empresa le causaron molestias, ahora mandan a dos investigadores privados... Es lógico pensar que no estén dispuestos a contarnos lo que nos dé la gana.
Durante unos segundos me planteo cuál será el mejor medio de acarrear la situación, y finalmente me decido por lo que mejor se me da: darle conversación y hacerme la simpática hasta que surja algo. Le sonrío de forma agradable y trato de cuidar aún más todos mis gestos.
- Me encantaría tomar algo caliente... Este país es mucho más frío que Boston - comento con una risa ligera, y cambio de nuevo de tema - Sobre lo del barco... Le comprendo perfectamente, capitán. Es terriblemente molesto cuando uno intenta hacer su trabajo y alguien con menos experiencia no deja de estorbar. ¡Seguro que ha inspeccionado usted miles de barcos en este puerto! Un poco de pegamento y sosa industrial no le quitaría el sueño, eso es seguro.
Cuando el marinero entra, me coloco a su lado con total naturalidad y sigo charlando animadamente.
- Es lógico que no se acuerde del Oddissey... Aunque tiene que admitir que un cadáver no se ve todos los días, ¿no? Incluso yo, que he sido reportera de guerra, no termino de acostumbrarme a ello.
Tirada: 1d10(+6)
Motivo: Int. enfrentada
Dificultad: 16+
Resultado: 6(+6)=12 (Fracaso)
Aquel viejo cascarrabias no parecía tonto de ninguna de las maneras. El tipo había actuado como lo haría Maurice en su caso. Si lo habían desplazado de la investigación en favor de otros que se las ventilaran ellos...es ley de vida. Así es como actuaban los hombres con orgullo y no los típicos papanatas que se dejaban pisotear.
Dejó que hablara su compañera y cuando dijo "me encantaría tomar algo caliente" Maurice sonrió para sus adentros y pensó: Yo tengo algo caliente para ti, nena. De conocerla algo más le habría gastado la broma, pero no era el momento ni el lugar adecuado. Después siguiço escuchando la conversación y como ella le doraba la píldora elogiando su trabajo y su cargo. En ese momento Maurice pensó que la estaba cagando, que el capitán era demasiado inteligente como para dejarse embaucar por aquello. - Quizás si le muestras algo de chicha consigas algo. El viejo parece estar muy solo. - Volvió a sonreir pero esta vez la mueca se dibujó en su cara. Deseo que nadie lo viera.
Cuando la fotógrafa comenzó ha hablarle de su trabajo, Stolker habló de manera cortante: - Perdona Bernie, pero no creo que al capitán le interese nuestra vida privada. - Dicho esto se adelantó un par de pasos y continuó hablando: - Él tiene toda la razón en este caso. Sus hombres estaban llevando a cabo una investigación en su puerto y unos capullos forasteros les apartaron del caso. Los dejaron al margen. Se creían los más listos y no consiguieron nada. Y ahora nos mandan a nosotros a rogarle a usted que nos ayude. - Terminado lo cual se dirigió a Bernie: - ¿No te parecería que intentan joderte? Yo estaría indignado. - Una vez más volvió a hablar con el capitán. - Usted hizo un trabajo y ese trabajo no es gratis, capitán Wilhelm. Usted lo sabe y yo lo sé. Usted merece una recompensa por aquello y la agencia para la que trabajo está dispuesta a dársela. Cuando dos caballeros se encuentran eso se llama hacer un negocio. - Sacó un par de billetes de su bolsillo y se los entregó al capitán. - Dígame algo bueno, capitán.
Tirada: 1d10(+8)
Motivo: Enfrentar inteligencia
Dificultad: 16+
Resultado: 8(+8)=16 (Exito)
Los billetes que le pasa Maurice son de cinco dólares. Es poco, pero para eso le he ganado en inteligencia, muhahahahhahahha.
Que se note ese éxito!! xDDDDDDDD
Tras un diminuto hall de entrada, a mano izquierda se encuentra varias estanterías con poderosas figuritas decorativas de la segunda guerra mundial. Al lado hay una especie de vinoteca, pero que en su lugar hay distintos licores de todo tipo, especialmente agua ardiente. Los muebles son de madera verdosa y algo polvorientos por encima. A la derecha se encuentra un gran mueble marrón con una televisión antigua y una mesa baja que sirve para apoyar los pies principalmente. Unas escaleras al fondo conducen hacia el piso superior.
El capitán rellena un par de vasos de un licor de color marrón claro que desprende un olor a almendras, pero no demasiada cantidad y tiende uno a la mujer, esperando que sea de su gusto. A continuación hace un gesto como indicándole a Maurice si le apetece también un trago. Se espera a que la mujer coga la copa que sostiene en su mano antes de sentarse en una mecedora.
Termina de escucharos. -No os preocupéis, uno ya se va haciendo viejo hehehe... Pero me habéis caído bien jóvenes pesqueros... Levanta su propia copa y apura el licor mientras chirria un poco con sus dientes por el alto contenido en alcohol.
Imagino que el cuerpo forense ya habrá comunicado a su familia la tragedia. Niega con la cabeza con un gesto insignificante como si no le importara lo más mínimo entrar en detalles sobre ese asunto. Sobre familiares y sobre tragedias que no vienen al caso. El cuerpo que encontraron en el Oddissey fué atacado por un tiburón, o eso tengo entendido. Esos seres acuáticos suelen acostumbrarse tanto a aguas calientes como frías... Pero no quiero aburrirles con mis historias de viejo capitán de mar. El cadáver del marinero finlandés todavía se encuentra en uno de los morgues de la ciudad a la espera de recibir la orden de ser repatriado a su país. Pueden ir al depósito Frederick Raynal. Ésta es la dirección. Deja de retreparse sobre su mecedora y agarra una pluma del bolsillo de su chaqueta donde apunta una dirección. Tiende el papel a Bernie.
Y Sr. Dice de manera imcompleta al no conocer su nombre mientras desecha los billetes. Guardesé su dinero. La fama se gana o se pierde de manera casi repentina y quién sabe, puede hacerse muy famoso y ganar mucho dinero cuando termine todo esto. Ahora vayansé y tengan cuidado.-
Jaja xD
Maurice sintió cierta indignación cuando el viejo capitán rechazó su dinero. Pero eso solo fue al principio, después entendió que a un hombre como aquel poco le importarían unos miseros dólares. Ganaría mucho más de lo que ellos pudieran darle.
- ¿Tiburones? - Dijo extrañado Stolker como reflexionando. Esa si que era buena. Se preguntó de qué maldita manera podía haber pasado eso. Caerse al mar ya era difícil pero rescatar el cuerpo de una persona del ataque de un tiburón desde un barco como el Oddissey se antojaba imposible. Es sabido que esos animales se vuelven sanguinarios con el olor de la sangre. Maurice no podía creer esa historia. Al menos podría corroborarlo por sí mismo pues el buen capitán les había dado la dirección en la cual estaba el cuerpo. Por un momento pensó que todo aquello era absurdo, pues poco tenían que ver con su investigación principal el saber que le había pasado a aquel hombre. Lo que tenían que hacer es hallar el barco. Pero bueno, no tenían otra cosa a lo que agarrarse y el viejales no parecía saber nada más. Así que se despidió del hombre: - Gracias por la información, capitán Wilhelm. - Extendió su mano para estrechársela y se dirigió a Bernie: - Vamos a ver a nuestro amigo
Me río por lo bajo cuando el capitán rechaza el dinero de Maurice. Eso te pasa por cortarme en seco, amiguito, pienso mientras recompongo rápidamente mi rostro y me pongo algo más seria.
La información que nos da el capitán me parece, cuanto menos, interesante. Estoy deseando salir de allí para intercambiar impresiones con el detective, y sobre todo, para fotografiar el misterioso cadáver; así que me despido amablemente del hombre de mar.
- Le estamos muy agradecidos por su tiempo, capitán. ¡Hasta la vista! - digo mientras le tiendo la mano para estrechársela. Después, le hago un gesto a Maurice y salgo al exterior con aspecto pensativo.
- Vaya vaya... Así que tiburones - le digo a mi compañero una vez que estamos lejos de cualquier oído indiscreto - Tengo bastantes ganas de ver el cadáver. Me resulta demasiado extraña toda esta historia. En primer lugar, el hecho de que los marineros del Oddissey no dejasen subir a los marineros del puerto para hacer una investigación rutinaria. ¿Qué demonios es lo que pasa en ese barco para que haya tanto secretismo? - me acuerdo de algo de repente - ¡Ah, señor Maurice! ¿En su contrato también hay una cláusula que dice que nos quitarán 6000 dólares si curioseamos la mercancía?
Observo la reacción de mi compañero con interés. ¿Sabría lo de la cláusula especial?
- ¿Claúsula? - Maurice la miró extrañado. - Yo no sé nada de ninguna claúsula. - Constestó rotundamente. Maurice trató de recordar la conversación con la señorita Silverstone y no recordaba nada de ninguna claúsula. De todas formas él era un profesional y había sido contratado para encontrar el barco y no para meter las narices en la carga que llevase. Así se lo hizo saber a Bernie: - No me importa lo que lleve el barco o deja de llevar. Solo quiero encontrarlo. Cierto es que es muy raro lo de las trabas a la investigación pero de no ser así nadie habría recurrido a nosotros. - Echó un último vistazo al barco del capitán Wilhelm y continuó: - Será mejor que vayamos a ver ese cadáver y no perdamos más el tiempo aquí. - Se subió al coche, al asiento del conductor y dijo: - No sé quién da los carnets de conducir en este maldito lugar.
Me monto en el coche con él, apresurándome a ponerme el cinturón de seguridad. Una vez probada la forma de conducción de Maurice, tomaré todas las precauciones que hagan falta.
Después suspiro con pesar mientras arranca. Parece ser que soy la única que siente curiosidad por lo que está pasando. No quiere decir que vaya a curiosear la carga, por supuesto que no. Necesito la pasta, y hay mucho dinero en juego. Pero realmente no puedo dejar de preguntarme qué es lo que no querrán que nadie vea o toque del barco, tanto como para impedir una investigación rutinaria del puerto.
- De todas formas, si un hombre se cae al agua y es medio devorado por los tiburones... ¿Cómo recuperaron el cuerpo? ¿Esperaron a que lo hubieran mordisqueado un rato y luego lo recogieron? - frunzo el ceño - No tiene mucho sentido, la verdad.
Maurice se sorprendó al escuchar como Bernie le comentó lo del tiburón. Él había pensado lo mismo...no lograba entender como a aquel hombre le había pasado eso. Entonces comenzó a darle vueltas al coco mientras esquivaba coches y peatones a toda velocidad recordando las indicaciones que el capitán le había dado para llegar al depósito de cadáveres. - Vete tu a saber que le ha pasado a ese hombre. Como dices es muy difícil que un tipo muera de un bocado de un tiburón. Sin duda en la costa ha pasado varias veces pero en un barco no lo he visto nunca. Si te caes en alta mar de un barco como el Oddissey y un tiburón te atrapa no te deja con un mordisco para que te rescaten. O te come él o se te comen sus compañeros. - Tampoco es que fuera un experto en tiburones pero, joder, eso lo sabía todo el mundo. - Lo mejor será que examinemos bien el cuerpo. Quizás ni siquiera le mordiera un tiburón...quizás sea otra cosa, ya veremos. - Dicho esto se le atravesó un ciclista al que Maurice llegó incluso a rozar intentando esquivarlo. El hombre se fue al suelo y él, como respuesta, le pitó un par de veces, le llamó de todo y aceleró largándose de allí. - Malditos ciclistas. Lo único que hacen es estorbar. - Parecía no dirigir a nadie esas palabras.
La tormenta azota vuestros cuerpos haciendo que tiriten violentamente de regreso a la camioneta. La ventisca ha empeorado considerablemente desde que salistéis del hotel. El viento se trata casi de un huracán y hace que sea difícil mantenerse en pie. A la lluvia y a la nieve se le han añadido un grueso granizo que os fustiga desde todas direcciones. Tras meteros en el refugio rojo y metalizado sentís un gran alivio, sobre todo por la maravillosa calefacción. Aunque Bernie no se queda del todo cómoda con Maurice en el volante. Y tras unos pequeños incidentes sin importancia, hasta él mismo decide que utilizar el pedal de freno es una gran idea por las calles mojadas de Reikabik.
A partir de aquí la conducción es algo lenta y molesta y la visibilidad es prácticamente nula, alcanzando tan solo unos cuantos metros aún con las luces largas. Incluso se hace imposible encontrar alguna emisora decente. Lo que tenéis muy claro es que la dirección que os entregó el Capitán coincide con los edificios de alrededor. Y, al menos de que se trate de una información falsa, el depósito de cadáveres guarda el cadáver de aquel marinero.
¿Realmente fué asesinado por los dientes de un tiburón?