Vaya, ya no me habla de usted. Igual quiere mambo está noche - Se dijo Stolker. Definitivamente la mujer era una loba. Tenía todo controlado y no se andaba por las ramas. Había llevado a Maurice a su terreno desde que se conocían y le había enseñado el dedo corazón a la debilidad del sexo femenino. Era ella era el león en aquel lugar y Maurice la presa.
Maurice recordaba haber ido a aquel restaurante en alguna ocasión y le había costado reservar a pesar de ser un tipo con dinero y recursos. Era bastante car. Sin embargo la mujer andaba allí como Pedro por su casa, cosa que sorprendió aun más al hombre. Cuando llegaron a la mesa ella se marchó para el servicio el se sentó y hecho un vistazo al lugar. Levantó la sobaquera y comprobó que se había echado desodorante.
La mujer regresa del baño y toma asiento dónde había dejado apoyada su chaqueta. Hace un gesto para que te acerques un poco y la puedas escuchar con más comodidad. -No te dejes engañar por el lugar. La gente por aquí tiene un aspecto de ricachón creído. No los aguanto... pero el lugar es perfecto para hacer este tipo de reuniones improvisadas.
No sabes porqué pero parece que la mujer te va a caer mejor de lo que tenías previsto en un principio. En cualquier caso, la mujer parece que ya había hecho el pedido, por lo que aunque ella se disculpa no vas a tener el privilegio de pedir a la carta. Por cierto antes de venir aquí ya había hecho el pedido. Ya avisé al camarero de que seríamos uno más cuando fuí al baño. Pedí ensalada, y rissoto especial de la casa para dos. Sin olvidar la pasta al funghi que me encanta y una botella de vino rosado.
Al cabo de unos 25 minutos, entre conversaciones amenas y que tiene que ver principalmente con el trabajo, la comida está servida en la mesa. La mujer realmente tiene una voz de esas con son agradables de escuchar para mantener una conversación. Siempre mira a los ojos al hablar.
Te comentaba que somos la mayor industria química del país. Fabricamos jabón, y principalmente un producto desatascador... Esta semana nuestro carguero de Irlanda con destino a Boston, tuvo problemas para embarcar. Y al parecer no pudo llegar a tiempo para descargar nuestra mercancía, de hecho aún no hemos recibido noticias del transporte. Y estamos perdiendo clientes.
Desconozco los motivos, por eso estoy aquí. Para contratar sus servicios y que viaje a Reykiavik. En su trabajo le acompañará una fotógrafa que le esperará en Islandia. Usted deberá acompañarle, además tengo entendido que es un investigador estupendo así que seguro que tendrán un montón de posibilidades para demostrarlo. A no ser que no esté dispuesto a aceptar el trabajo.-
Hace una pausa para probar la ensalada y, de paso saber cual es tu primera impresión.
Gran interpretación de tu pj. Lo llevas bien. Me parto muchas veces por las cosas que pones, como lo de la sobaquera xD
Edito: He corregido una pequeña errata del país. Puse Irlanda y quise poner Islandia.
Maurice se sentía que los papeles de hombre y mujer estaban cambiados en aquella reunión. Iba a protestar porque ella hubiese pedido la comida, pero ¡qué demonios! le encantaba la pasta al funghi y el rissoto especial de la casa el lo conocía: Rissoto a la frutta di mare. Gambas, pescado, cangrejo, buey de mar...se le hacía la boca agua. Había cambiado su sopa de sobre por aquel manjar así que no se iba a queja ren absoluto de aquella invitación. Además la mujer estaba buena y tenía una conversación estupenda. Las mayoría de las hembras que había conocido Maurice solo sabían hablar de gilipolleces. Estaba condenadamente agusto con ella.
Más tarde, la mujer le comentó por encima el objetivo de la misión para la que querían contrarlo. Aquella mujer quería que fuese hasta Reykiavik a rescatar un barco. - Es decir señorita, quiere que vaya hasta Noruega y averigue dónde está su barco. ¿No cree usted que este tipo de misión debería encargársela a la policía marítima del país? Vamos, si el barco no hubiera salido y hubiese sido robada la mercancía le puedo asegurar que la encontraría...pero si se ha perdido en alta mar no sé cómo demonios puedo yo ayudarle. A no ser que haya ido hacia otro destino...- En este punto Stolker se dio cuenta de que la mujer seguramente pensara que había sido eso.
- Señorita Silverstone...¿cree usted que han podido redirigir el barco hacia otro lugar?
Muy puesto en geografía no está mi hombre jojojo
Me alegro de que te parezca bien mi personaje. Hombre está claro qye ayuda que tu te estes currando esto...la cosa es recíproca. Si tu te pegas tu trabajazo lo menos que puedo hacer es corresponderte con respuestas extensas y curradas.
La mujer sonríe al escuchar la pregunta medio directa de Maurice y comienza a resbucar algo en su carpeta, la cual la apoya sobre la mesa y empieza a remover varios papeles. Primero saca una especie de mapa marítimo, donde se muestra el viaje que realizó el carguero.
-Jajaja. Ríe de buena gana. ¿Noruega?. No te veo muy puesto documentaciones gráficas, ni mucho menos en geografía. Es la capital de Islandia, Maurice. Su trabajo consistirá en investigar el barco. No quiero que se deje ni un detalle sospechoso por descubrir. Hace ligeras pausas para ir picando aquí y allá, sin olivdarse del vino rosado. La mujer explica el detalle del mapa, repasando con un bolígrafo una posible línea que realizó el barco para llegar hasta Boston. Mmm, mire aquí... es posible que sus sospechas tengan razón. El nombre del carguero que quiero que vaya a investigar se conoce como el Oddissey. Al parecer, creemos que se encontraba realizando el trayecto Helsinki-Fort Albani haciendo escala en Reikabik y supuestamente siguió el trayecto que cruzaba las heladas costas de Groenlandia con destino a Boston...
Bien. Guarda el mapa y saca otros papeles que aparentan ser un contrato. Esta vez los papeles no los muestra, pues quiere asegurarse antes que de verdad está dispuesta a acetpar el trabajo una vez escuchadas las condiciones ecónomicas. En lo referente a condiciones económicas, la WCI correría con todos los gastos pagados, alojamiento y manutención. La cifra son 18.000 dólares, de los cuáles 1.000 dólares te serían entregados por anticipado para cubrir cualquier necesidad que sugeriese vuestro viaje. Quiero que viajen mañana mismo.-
Me alegro también de que te lo tomes en serio. Sigue así.
Maurice se quedó con cara de idiota cuando escuchó que Reikabik era la capital de Islandia. De hecho, Stolker había odio hablar de Irlanda, pero no de Islandia. No sabía ni que existía. Desde luego no le confesaría eso a la mujer que aunque había intentado suavizar su incultura le había herido el orgullo en cierto modo. Gracias a Dios, cambió de tema rápidamente y comenzó a hablar del caso.
Cuando sacó el mapa la señorita Silverstone, Maurice estuvo atento a todas la indicaciones. Viendo donde estaba situado se dio cuenta de que no pertenecía al Reino Unido como había pensado con anterioridad...estaba más al norte. Eso era más frío aun. No pudo evitar emitir un gruñido cuando escuchó que la mujer le dijo Groenlandia. Esta coñuda me quiere mandar al Polo Norte a buscar un puto barco. - Pero vamos a ver señorita, ¿quieres usted que le encuentre un barco que está a la deriva entre glaciares? ¿Cómo espera que haga yo eso? No soy marino, soy detective.
Tras decir eso pensó en el dinero que le daba. Era mucho, desde luego y tenía prisa...quería que saliera al día siguiente. Era hora de regatear un poco más. - Mire, si lo que quieres es una investigación seria y lo que me propone hacer lo veo viable, creo que lo mínimo que valen mis servicios son 24000 dólares. Quiere usted que vaya a la otra parte del mundo sin conocerla de nada. Me juego el cuello y lo sabe.
No se esperaba que no aceptes el trabajo al escuchar tal cantidad de dinero. Añade algunos detalles mientras saca un pliegue de hojas que te ofrece y después te tiende un bolígrafo para que empieces a firmar (si quieres) en varios papeles que indican especialmente las claúsulas y demás cosas típicas de los contratos.
-No debe preocuparse. Pero es preferible que tenga todo claro antes de partir. Dice mirando tu espacio, sabiendo que no has tomando cierta responsabilidad por no anotar ningún tipo de dato.
Las jefas, los jefes de las empresas en general, siempre prefieren ese tipo de pequeños detalles que de tipos que tratan de aparentar importantes y que sólo se limitan a jugar con el precio. No parece estar muy contenta con el regateo, asún así sube el contrato. Mi última oferta son 20.000. 10.000 para cada uno. Ella aceptó con 18.000, así que seguramente Bernie, su acompañante, estará más que satisfecha por haber conseguido regatearme...
Guiña el ojo, y sólo con ese coqueteo ya te suben las temperaturas.
Posiblemente pasen una larga temporada allí, no se cuanto tiempo les podrá llevar, quizá dos semanas, un mes... y es recomendable que tenga una buena relación con la fotógrafa, puede hacerle sentir más tranquilo. Claro que eso ya depende de como se vayan resolviendo las situaciones... ríe de buena gana, sin ofender, seguidamente da el motivo de tu posible contratación. Creemos que es el mejor investigador para esta investigación. Cualquier contratiempo no dude en comunicarmelo. Por cierto, casi se me olvida... no se preocupe por no ser un marinero, en cuanto aterrice le esperará un guía y traductor. No debe jugarse el cuello si no lo desea, en cuanto firme el contrato tendrá derecho a cobrar ese dinero si cumple lo que le pedimos. Así que Vd tiene la última palabra.-
En la cabeza de Maurice emepzaron a rebotar ciertas palabras como una pelota con la que juegan los niños. ¿10000 para cada uno? ¿De qué está hablando? ¿Bernie? ¿Se le está subiendo el vino a la cabeza? Las palabras de la mujer estaban dejando a Maurice más tieso que un cartón meado.
Stolker se echó un vaso de agua en el vaso, se lo bebió y comenzó a hablar seriamente. - Señorita Silverstone, no sé por quién me ha tomado. Quizás con un pelagatos le sirva esa estrategia pero yo tengo más tiros pegados que el trabuco de un bandolero. Usted me ha dicho que me daría 18000 dólares, me sube a 20000 y ahora dice que tengo que compartirlos con una tal Bernie. - Dejó caer con violencia el vaso vacío sobre la mesa - ¿De qué me está hablando? ¿Quién es Bernie y por qué habría de ser mi compañera? Yo trabajo solo. La gente lo único que suele hacer es estorbar. Y, desde luego, por 10000 dólares yo no me voy a la otra punta del mundo a buscar un maldito barco. - Se estaba poniendo rojo entre el vino y el cabreo. Estaba empezando a pensar que estaba perdiendo el tiempo. - Mire, voy a ir al servicio y cuando venga espero que emepcemos a hablar seriamente. Tengo muchos asuntos entre manos como para perder el tiempo aquí. - Mintió...no tenía nada que hacer. Se levantó y se fue al servicio...
Volvió a los cinco minutos. - Le toca, señorita Silverstone.
La mujer se encuentra cómoda con Maurice, aunque en ningún momento se esperaba que rechazase esa gran oferta. Con los tiempos que corren, ¿quién tiene el valor de rechazar una oferta de 10.000 dólares por un viaje a Islandia?. Pues esa persona tiene nombre y apellido y está sentado enfrente de ella. Te retiras hacia el baño, y la mujer asiente mientras pincha aquí y allá con el tenedor por los diferentes platos.
No recoge los papeles del contrato que había dejado enfrente de ti. Regresas del aseo y te sientas, y como si se tratara del juego de la " ruleta rusa " le pasas el turno a ella.
-Mira Maurice, seré sincera contigo. Nunca dije que esos 18.000 dólares fueran sólo para Vd. Dije claramente que deberías de compartir este trabajo con una fotográfa, Bernie. Pensé que tal cifra de dinero ya era la suficiente evidente como para imaginar que eran para los dos y, bueno... Hace una corta pausa para beber vino, y rellena tanto su vaso como el tuyo.
Es mi última oferta; 20.000. Hay un montón de investigadores más por la ciudad, aunque pensamos que Vd. es el mejor para llevar a cabo esta investigación. Si no se siente cómodo trabajando con un compañero no es mi problema. Ella sólo se tiene que dedicar a documentar la escena gráficamente. No creo que le moleste el sonido de un cámara a su lado, ni mucho menos que le acompañe una mujer bellísima.
Hace intención de recoger los papeles del contrato, pero de momento se queda en un simple amago. Vd. decide.-
Estaba claro que aquella gente conocía su situación económica. El farol se le había ido al traste. Maurice tenía claro que por la mitad hubiese aceptado...de hecho prefería casi tener la mitad de dinero que llevar una compañera a cuestas, la cual podría arruinar todo. Aun no sabía de que iba aquello que la mujer le había mandado hacer. Era raro a más no poder...muy bien pagado pero bastante extraño. Lo que estaba claro es que no iba a conseguir más dinero por mucho que regateara y tampoco él era un cualquiera como para estar pidiendo limosna... no obstante lo intentaría por última vez.
- Señorita Silverstone, las mujeres bellísimas son las que dan más problemas. - Levanta su copa dando a entender un "como usted" . - Pero en una cosa tiene razón: soy el mejor y por eso ha venido usted a mi. Y lo más curioso es que por lo que yo sé, estoy seguro que en su agencia están al tanto de que estoy en la ruina y aun así usted me va a dar 10000 dólares por el trabajo...y lo que es más sorpresivo: le va a dar a una simple fotógrafa otros 10000 dólares por hacerle...¿qué?...¿un reportaje? Maldita sea, señorita Silverstone, sabe tan bien como yo que llegado el caso me tendré que jugar el cuello por esa mujer si hay follón. Terminemos con esto: 2000 ahora y 10000 después de encontrarles su dichoso barco. De todas formas a ella le ha dicho que le iba a pagar menos. Le aseguro que no se arrepentirá. Si acepta, considerese invitada a cenar. - Levantó su copa de nuevo para brindar con la dama...si ella aceptase, claro.
Silverstone asiente con una amplia sonrisa al comprobar que ya eres su nueva empleado, por el detalle de la copa y que lo has entendido todo perfectamente, tanto lo que tienes que hacer en tu trabajo como lo de que has de compartir esa experiencia nueva con una fotógrafa de la cual no te ha dado demasiados detalles. Rápidamente trata de hacer memoria a tu expediente y recuerda perfectamente que tu economía es bastante baja, y todo lo que pasó con tu mujer y tu familia. Quizá no ha pasado el tiempo suficiente como para superarlo y eso la hace sentirse algo mal. Tampoco trata de hincar el dedo en el tema. Guarda las hojas del contrato y te entrega una copia del mismo.
La cena va progresando con tranquilidad. La comida italiana siempre ha sido extramadamente variada, y aunque tanto Meredith como tú sois unas golosos en ese tipo de comida no podéis con todo lo que os ha preparado el cheff, por lo que es inevitable dejarse algunos restos de cada plato. Tas firmar el contrato son bienvenidas unas margaritas y a partir de ahí todo son conversaciones amenas y divertidas, y si no, Meredith algo subida por el licor se encarga de ello con facilidad. Siempre ha sido una mujer que no suele beber demasiado, pero un día es un día y una margarita, incluso dos, no hacen daño a nadie. Antes de salir, Meredith recalca que te pases mañana por el edificio para recoger el anticipo y los pasajes de la capital Islandesa; Los billetes de avión tienen las 17:37 como hora prevista de salida, para mañana mismo, así te lo cita la Srta. Silverstone entre conversación y conversación.
Como era de esperar has sido invitada a la cena, aunque probablemente la empresa sea la que se encargue de ese pequeño gasto. Con un frío bastante impropio para el mes que corre os dirigís, a la carrera, hacia el coche que queda a pocos metros de la salida del restaurante. La jefa la notas muy contenta, cómo si estuviera especialmente cómoda. Aunque quizá se deba a que no esperaba que aceptaras su oferta. ¿Aunque que persona no lo aceptaría si estuviera en tus mismas condiciones?. Un empleo que permite vivir en unas magníficas condiciones a cualquiera, al menos durante unos meses. Eso no lo rechaza nadie.
Unas carcajadas de buena gana amainan con forme va sacando las llaves del coche.
-Ha... ha sido un placer Maurice, de verdad. Estaré impaciente por verte mañana de nuevo en el edificio. Si quieres... puedo acercarte a casa.-
Definitivamente, le había tocado la lotería. Horas antes se había despertado de una pesadilla grotesca en su viejo sofá. Estaba sucio, cabreado con el mundo y arruinado. Ahora estaba sentado en una mesa con una bella mujer y con un montón de dinero...pero aquello era lo de menos. Lo importante de verdad es que estaba de nuevo en el juego. Volvía a ejercer su profesión, a comenzar de nuevo y encima volvía a lo grande...con una misión para una firma importante. Y aquella mujer cada vez le ponía más. Le daba al bebercio tanto o más que él y aunque los margaritas le pareciesen una bebida de maricones le estaban empezando a gustar. Aprovechaba cada descuido de la señorita Silverstone para fijarse en sus curvas y en sus pezones puntiagudos remarcados por la camisa. Le encantaría mordérselos. ¿Por que no intentarlo? Era su día de suerte.
Cuando terminó la cena llegaron al coche de la mujer. Se metió los papeles en la chaqueta y cuando la mujer se ofreció a llevarlo le dijo: - Estaría encantado señorita Silverstone. Aprovecharía cuando llegaran a su piso y la invitaría a tomar la última. - Mierda, no tengo condones - pensó cuando se subió al coche.- Da igual, esta guarrilla seguro que lo hace a pelo.
Al salir a la calle se acurruca en su abrigo cerrándolo hasta arriba y ocultando la nariz en la acogedora bufanda gris que lleva anudada al cuello. Por suerte las gotas de lluvia todavía no os han alcanzado demasiado, ya que el temporal que se está preparando hace que el agua campe a sus anchas golpeándote por donde menos te esperas.
Meredith da al pequeño botón del cierre eléctrico y los pestillos suben, dejándote libertad para subir a coche.
Un rato de lenta conducción debido a la lluvia, unido a las calles tan solitarias hace que se le pongan los pelos de punta -Bonita ciudad esta, buen tiempo, poca gente y por lo que veo amistosos... me encanta... Parece que no está del todo cómoda con la ciudad, quizás porque aunque no es la ciudad mas peligrosa del país, al menos tiene un puesto en el podio, seguramente esto se lo debe a la gran fama que tuvo a cerca de problemas con la mafia. No seria de extrañar que esa fama fuese del todo real, incluso en estos momentos. Te señala con la cabeza, hacia tu cristal y en seguida puedes percibir una pelea entre hombres de raza negra y raza blanca. Meredith acelera sin dudar una vez el semáforo decide ponerse en verde.
No recuerdo dónde me habías dicho que vivías.- Enciende la radio, dónde cuesta encontrar una emisora debido al tiempo hasta que al final da señales de vida y se detiene en una canción de la época; Roxette.
¿Gente amistosa? Princesa, tendrías que bajar de tu torre de marfil y verías como la gente de aquí son un puñado de cabrones violentos. Maurice había mamado los bajos fondos, había olido la mierda, había visto la humillación y había visto a las ratas corres impunes. No, aquello no era una ciudad segura, aquello era zona de guerra. Pero claro, para una mujer como aquella que no se arrastra por el barro, que no se ensucia, que no se inmiscuye con los trapalas de los barrios fondos, aquella ciudad sería un desecho de virtudes. Aquella mujer lo único que sabía es que necesitaba ensuciarse un poco los pies para "comprar" a uno de ellos y provocarlo con lisonjas. En ese momento le había tocado a Maurice...el era su sabueso ahora...y ella tenía la correa con la que manejarlo.
Algo hizo un click en la cabeza de Stolker, aquel ya no era su sitio...una vez lo fue...una vez estuvo arriba, pero ahora estaba en el barro y aquella zorra no se iba a mezclar con los puercos más allá que para ponerle un caramelo en la boca. No, sus piernas no se abrirían para él. Se acabo el teatro.
- Da igual, haga usted el favor de dejarme aquí mismo...vivo cerca - dijo las palabras cogiendo la manecilla de apertura de la puerta. Estaban a unas cinco manzanas de su apartamento, pero de camino había un club donde por veinte dólares se podría llevar a la cama a una fulana...a una de las de su rango, no como aquella perra con clase.
La mujer no entiende ese cambio tan repentino. A la cabeza le viene bromear algún comentario sobre las margaritas, algo como que "no es lo suficiente hombre para aguantar unas margaritas que una mujer", pero finalmente decide ahorrarse ese tipo de comentarios y detiene el coche.
-Vaya, si... siento si ha podido molestarle algo. Pero... no estoy cómoda con hombres, espero que lo entienda Maurice. Y me hubiera gustado pasar una noche divertida y más larga contigo. Suena especialmente agradable ya que no te trata de usted, pero en cualquier caso seguirás pensando lo mismo. Seguro que ese CLUB de cuatro luces rojas no te da un no por respuesta.
Lo siento. Le estaré esperando mañana en mi oficina para que recoga el dinero y el billete.- Un sonrisa sincera, pero estúpida por que, ¿de verdad le hubiera gustado pasar una noche contigo? Esa sonrisa así lo indica, pero siempre quedará esa duda cuando ves como el coche de Meredith se aleja por la mojada carretera.
Ahoras estás sólo. Por suerte la lluvia ha parado y por lo menos tendrás un camino despajado para ir donde te plazca.
Maurice se dio cuenta enseguida de que había juzgado mal a la mujer. Se la notaba afligida por el comentario tajante que tuvo momentos antes. De todas formas ya daba igual, era demasiado tarde para ella. Era hora de divertirse ya que al día siguiente partiría en el largo viaje. Decidió dirigirse al Geisha, un club se striptease cercano a su casa. Era momento de disfrutar, no de pensar en las ocasiones perdidas. Mientras andaba hacia el lugar no pudo evitar pensar en que había desperdiciado una oportunidad con una gran mujer...con un pez gordo.
Pasaste una noche divertida en aquel CLUB, algún que otro roce con la mujer que bailaba en la barra y lo demás fué bastante más privado. Un par de copas te ayudaron a olvidar aquel mal trago de la Srta. Silverstone.
Así se acercó el momento del viaje, tratando de hacerte la idea de que pronto ibas a abandonar Boston. La noche se despejó y no hubo ningún sonido molesto para que entorpeciera tu sueño, salvo algunas sirenas de policía que patrullarían la ciudad en ese momento para resolver alguna pelea entre bandas. Quizás porque aunque no era la ciudad mas peligrosa del país, al menos tenía un puesto en el podio, seguramente eso se lo debe a la gran fama que tuvo a cerca de problemas con la mafia. No seria de extrañar que esa fama fuese del todo real, incluso en estos momentos.
El reloj marcaban las 09:17 de la mañana cuando despertaste, con la cabeza dándo algunas vueltas más de las aconsejadas. No obstante, hacía un buen día, de esos que incluso te apetecían preparar las maletas.