Partida Rol por web

- Realmente se puede saber tanto registrando una habitación - pensé en voz alta al escuchar las deducciones de Andrenyi.

- Me alegra saber que podemos hablar relajadamente con algunos de los pasajeros. - me senté en la cama y encogí  los hombros - Ya sabes, sin miedo a que te acuchillen... o envenenen. 

No te preocupes por mi. No voy a separarme de tu lado.

Me perdí unos segundos recordando la escena del crimen.

Tenemos que pedirle al detective que analicen esa agua. 

Me levanté de la cama y me senté en el reposabrazos del sillón de mi marido, cubriendo su regazo con mis piernas y la seda de mi vestido para dejar caer los pies al otro lado del sillón.

- Señor conde. Tenemos que ayudar al detective. El no piensa como nosotros. Pero tiene medios. - sonreí al imaginar que Andrenyi estaría pensando en sus medios y aclaré - medios legales.

Al ver el reloj del vagón me arrepentí por un segundo de lo que acababa de decir.

- ¡¿Cómo puede tardar tanto en hacer unas preguntillas?! - me quejé en un arrebató.

Es como esos libros de filosofía clásica... Razonamiento lógico. Contesto a Maggie, llevandome los dedos índice y corazón de la mano derecha a la sien, dando un par de golpecitos. La segui con la mirada hasta que se sentó en la cama. Giré la cabeza en su dirección, con una media sonrisa, observandola detenidamente. 

Ese tipo de visiones, junto su lealtad, y su inteligencia, me recordaba porque me había casado con ella. En realidad que más bien es todo lo contrario... Podemos hablar con todos, excepcto uno. Y como te dije, parece un asesinato premeditado y demasiado... estudiado como para que hablaramos de una persona que deseara atacar a nadie más, aunque una persona acorralada es imprevisible...

Cuando se puso en pie, aproveche para escudriñar nuestra propia habitacion. Con todo aquello, no me había parado a mirar si la habitación era apropiada para nosotros, si estaba a la altura de lo que esperaba de un tren como el Orient Express. Mi mujer, una vez más, me sacó de mis deducciones sentandose en el reposabrazos del sillón donde estaba sentado. Lleve la vista a sus pies, recorriendo su cuerpo con la mirada hasta acabar clavando los ojos en su mirada. Estiré la mano, acariciandole la espalda con la yema de los dedos, acariciando la seda de su vestido.

No pude evitar sonreir cuando añadio su comentario de los medios legales. ¿No más allanamientos de habitaciones? Pregunto, con cierta diversión. Estamos ayudando al detective. Al menos sabemos que los de la habitacion tres parecen inocentes. No pude decir, con cierta gracia. Su ultima pregunta, me deja patidifuso, sorprendido por su explacamación.

Bueno, supongo que no serán solo unas preguntillas... además... miralo así. Con lo que ha tardado con las pruebas, hazte una idea de lo que puede tardar con unas preguntas, mas teniendo en cuenta su capacidades para la diplomacia...

Reí histericamente y me lleve las manos a la boca para hacerme parar. al calmarme me sonroje por esos modales tan poco femeninos.

- ¿Sabes una cosa? - confesé - los nervios me han hecho querer salir rápidamente de ese allanamiento de vagón-habitación-morada pero ha sido muy útil -  le sonrío orgullosa - ha sido muy inteligente. Aunque inmoral omito mentalmente pues aquello estaba siendo un elogio.

- Quizás, deberíamos revisar alguna otra y anotar que vemos. -  la realidad golpeó mis pensamientos - aunque no tendremos credibilidad alguna...

Mi mente seguía funcionando, saltando de una idea a otra, aunque una parte de mi se esforzaba por olvidar lo sucedido y dejarlo en manos del detective, la mayor parte de mi ser no me dejaba.

¿no fue el tipo de la Ford quien empezó a excluir la posibilidad de los registros? 

Me escurrí hasta el regazo de Andrenyi y me abrí sitio bajo su brazo para pasar el mío sugiriéndole que me abrazara. 

Suspiré...

Necesito un nombre, y un motivo, o mi mente no volverá a ser mía.

Esa risa desmesurada de mi esposa me arranco una media sonrisa en la mitad de la gravedad de todo aquello. Estar con ella, a su lado, me transportaba a una isla de tranquilidad, lejos de los problemas inmediatos de mi entorno, como era todo aquel asunto del asesinato de alguien a quien ni siquiera concoia tanto como para tener aprecio.

Util... y temerario, para que engañarnos. No podia verlo como algo inmoral. Simplemente, queria llegar a mi fin a toda costa. Algo parecido a la politica. Por eso habia acabado como embajador, y no cualquie otro patan con pretensiones de grandeza. Gracias... pero no podria haberlo hecho sin ti. Lo sabes.

Podriamos revisar otras habitaciones, pero podriamos levantar sospechas. No me gustaria que me acusaran de algo que no hice. Ademas, no se como iran las interrogatorios, te recuerdo que estabamos aprovechando que no habia apenas nadie en los pasillos y aun asi... parecia que venia alguien.

Sobre la credibilidad. Sobre la credibilidad... La credibilidad la dan las pruebas, los hechos. Y si no conseguimos alguna con el peso suficiente como para que se volviera en nuestra contra, por desgracia, lo mejor sera uscar otras vias de investigacion.

Cuando cita al italiano, frunzo el ceño. Tenia razon, fue el, como tambien excluyo los interrogatorios multiples. Todo es tan extraño... Quizas tienes razon. No, tienes razon, seguro. Es muy extraño. Deberiamos comenzar a investigarle, la verdad que el italiano me hace sospechar...

Cuando se dejo caer sobre mi, ese gesto tan propio que queria decir "abrazame" y "quiero sentirme portegida". Yo no podia negarselo. La estreche entre mis brazos, con cierta fuerza, que sintiera el abrazo, que se sintiera protegida. Todos necesitamos ese nombre y ese motivo, querida. Pero te prometo que lo tendremos.