Partida Rol por web

Sigo avanzando sin mayor problema, mantener la cabeza fría es un seguro para que el cuerpo siga freco. Concentración y decisión, la mente es más fuerte, por lo que si uno se convence de que no está cansado, realmente no lo estará. Acelero suavemente para llegar hasta Mindeb y cederle la última antorcha que me queda. Extiendo mi brazo y se la entrego en mano, asegurando que no caerá al suelo provocando un ruido que sin duda atraería a los mal hallados visiantes que pueblan la gruta como si fueran abejas atestando una colmena.

-Aquí tienes Mindeb, usa la mía.

Después de un largo andar y sentir el peso del pequeño sobre mis hombros como se va haciendo más doloroso a cada paso, disminuyo mi ritmo. Mis piernas comienzan a temblar y dormirse y siento como Uriel se va haciendo más y más pesado.

Me detengo durante unos segundos para llenar mis pulmones con este aire húmedo y viciado. Abro la boca bien grande para aspirar. Se regocijan al recibir esa fuente de vida. Sin duda estaban faltos de aire. Repetido esto varias veces hasta recuperar del todo el cansancio, hecho a andar a un paso menor a mis compañeros.

Veo pasar corriendo a Delian. Antes han pasado Mindeb y Antares. Al verlos adelantándose les vocifero para que solo ellos y el resto del grupo me escuchen - Sigan sigan adelante. Busque la salida. No se preocupen por mí. Yo estaré bien. Ante el peligro moriré por una causa noble y justa. Pero moriré luchando. Cargo en mi mochila con suficiente agua y dos raciones de comida para el ladronzuelo y para mi, por si paramos a descansar. Los veré a la salida - 

Espero que podamos continuar con esa charla. Creo que tu y yo, pequeño, somos iguales. Ojala que te recuperes muy pronto. Se que haremos un buen equipo...en esta vida o en la que vendrá. Pienso mirando de reojo para el pequeño que apolla su cabeza sobre mi hombro.

Cuando empezamos a correr veo que Rhanko parece que se resiente de llevar el peso de Uriel. El hombre lleva ya largo rato cargando con él y no pouede avanzara  la misma velocidad que nosotros. Escuchando sus palabras me paro en seco.

- No pienso dejaros solos - le digo muy seria a Rhanko - Es mejor ser tres, tendremos una mayor defensa y mejor podremos cuidar del pequeño Uriel. Yo me quedo a vuestro lado.

No estoy cansada, sé que podría correr hasta la salida, pero no me parece bien dejarles atrás, no lo haré. Si he de pelear, que así sea.

- LLevo Antorchas por si necesitamos, y puedes contar con mis habilidades si hace falta. - le sonrio algo más calmada y empiezo a andar a su paso, con el arco preparado y mirando hacia atrás por si veo algo que no me gusta o presiento alguna cosa. Al mismo tiempo, de vez en cuando miro al suelo para ver si veo las marcas que nos enseñó Mindeb.

Todos habeis mantenido el ritmo que ha marcado Mindeb, todos menos Rhanko que el nerviosismo de no poder y luchar y el tener que cargar con Uriel le ha pasado factura y le obliga a pararse para descansar; se ha parado 10 mtr después del nuevo tunel que se abrio a la derecha, está muy cansado no puede casi respirar y el corazón le late muy deprisa. Todos os habeis dado cuenta de esto, pero Azshara se ha dado cuenta antes que nadie ha retrocedido y ahora está a su lado.

Me doy cuenta que pasa algo y me doy la vuelta, veo a Rhanko sentado en el suelo respirando con fuerza -¿Que te ocurre Rhanko?, no es el momento de descansar ¡tenemos que seguir!.- Le increpo. El gemido de los muertos resuena en las paredes de las cuevas y parece salir de la cueva que acabamos de dejar a la derecha, aunque suena muy muy debil.

Busco las señales en el suelo que nos indican por donde debemos seguir y sigo en esa dirección sin esperar a nadie.

No puedo tener mejor compañía que la de Azshara pero a su vez me preocupo mucho por ella - ES UNA LOCURAA!! - le digo a la elfo en un tono preocupante por la seguridad de sus palabras - Veo que ya habéis tomado la decisión. Cargo con dos antorchas. Pero creo que sería mejor que no encendiéramos antorcha alguna. Eso podría ser la guía para las bestias. Cerraré los ojos. Tu serás mis ojos. Andando. No hay tiempo que perder - 

Siento en las palabras de Mindeb un cierto resentimiento y se dirige hacia mi con sarcasmo. Descanar??? Como se atreve. Estúpido de Mindeb. Que cosas dice. Fuí el único de los hombres que se ha ofrecido para cargar con el pequeño y me increpa de esa manera. No lo permitiré. No va a faltar oportunidad. Cuando prescindamos de él ya sabré que hacer. No tolero sus ademanes y menos sus órdenes. - Cargar con el pequeño no se me ha hecho fácil. Pesa poco mas de la mitad de mi peso. Eso es lo que pasa. No creo que tú lo quieras cargar. Continúa por favor. Busca el camino hacia la salida. Tú y yo ya somos demasiados aquí. Estaremos bien - Aunque haya sido cortes en mis palabras me he sacado un peso de encima pero sé que las cosas no terminarán así. Él y su tonto rey...ppppffffff...jajaja... Juego con mi imaginación al pensar las cosas que pudiera hacerle al reyecito.

Continúo caminando a paso ligero con los ojos cerrados. Siento la poderosa energía que emana del cuerpo de Azshara. Inunda mi cuerpo de tranquilidad. Suficiente luz para iluminar mi camino. Pude observar un gesto de calidez y valentía en ella. Pero tú sabes bien que ahora tendrás que protegerla a ella también. No solo al pequeño. No me preocupa por mi en absoluto. La sed de lucha es lo que le ha dado sentido a mi vida en todos estos años y por supuesto no temo por eso. No temo a la muerte. Pero sí por ellos. Sabes que estás limitado en tus acciones y no puedes ir a la carga contra los infrahumanos aunque te superen en número. Piensa en el ladronzuelo y en la chica.

-Mindeb, Rhanko está agotado. Parece que Azshara se ha quedado con él y creo que voy a hacer lo mismo, después de todo, los muertos vivientes me temen... Bueno... No a mí... Al Gran Ponterwin... Seguid adelante, mientras Rhanko recupera el aliento nos quedaremos Azshara y yo con él, os alcanzaremos enseguida.

Dicho esto me giro y voy caminando hacia Azshara y Rhanko, y observo el frágil cuerpo de Uriel mientras el eco de los gemidos de los muertos vivientes resuena, débil, a través del sistema de cuevas.

-No puedo dejaros solos ¿y si os perdierais? no se si podríais reconocer las señales de la salida y ya queda muy poco, debemos continuar juntos. Además no me arriesgaría yo a quedarme solo en una cueva infestada de muertos vivientes teniendo a un clérigo de tan alto rango.-Le digo a Delian con sinceridad.- Pero alguien deberá ayudar a Molo a cargar con Uriel. Vamos Rhanko lo importante es que sigamos andando, ¡ánimo!.

Por cierto, ¿donde está Antares?.

Te das cuenta de que Antares no está con vosotros. Ibas con él cuando te diste la vuelta y viste como Antares seguía corriendo.

Sigues corriendo dejando a los demás atrás, al cabo de 15 minutos encuentras una nueva bifurcación, una va a la derecha y otra a la izquierda.

Cuando veo la señal espero a mis compañeros para que avancemos más rápido, mientras vigilo y me mantengo alerta con el arco preparado.

Delian ayuda a Molo a coger al pobre Uriel que sigue inconsciente, y empezais a caminar hacia la salida de la cueva. Rhanko está cansado y no para de bufar, pero todos le esperais y vais a su ritmo. Poco a poco vais dejando de oir el ruido de los zombis, hasta que llega un momento que no ois nada, seguis andando entre la oscuridad. Al cabo de 45 minutos andando veis al fondo que el camino se vuelve a bifurcar hacia la derecha y a la izquierda, veis a Antares que está esperandoos con el arco preparado. Estais todos cansados así que os parais y os sentais en una roca para descansar.

-¿Porqué has seguido corriendo, no te diste cuenta que el grupo se había detenido, y si te hubieras perdido, o si hubiesemos necesitado tu ayuda?. Me sorprende que alguien que ame tanto a la naturaleza desprecie tanto a los hombres.-Le digo a Antares mostrando mi enfado.

Mindeb mira las marcas y les indican por donde tienen que seguir, Rhanko se levanta a pesar de estar muy cansado y continua andando. El cansancio y la oscuridad cada vez pesan más en vuestro ánimo, pero un rayo de esperanza surge de repente, se puede ver el tenue brillo de la luz del sol en las paredes de la cueva, vuestros ojos acostumbrados a la oscuridad pueden verlo tan claramente como si fuera fosforito, al doblar un recodo por fín veis la salida del tunel a lo lejos.