Miro preocupado a Rhanko mientras me sostengo en Molo, espero que no se le ocurra ninguna tonteria.....
Miro a Rhanko como toma el control de la situación, espero que no haga ninguna locura de las suya que nos ponga en peligro a todos.
Pnjtizada.
Justo antes de que llegues a la espesura, ves como salen un montón de arqueros que van con el arco en ristre cercando al grupo en un círculo, y tú estás dentro de ese círculo aunque nadie te ve todavía puesto que sigues invisible. Los arqueros van cerrando el círculo cada vez más hasta que rodean al grupo.
Al cabo de unos segundos de tensión veis como una treintena de arqueros salen de la espesura y se dirigen hacia vosotros, arco en ristre. Os rodean completamente en silencio.
Mantengo la calma con el arco aun en tensión en la mano. Soy unos pasos hacia atrás muy, muy lentamente y me acerco a Rhanko para protegerlos si hiciera falta. Miro sin apartar la vista a los que nos rodean...
En ese momento el circulo se abre por un lado y dejando entrar a un hombre alto que empieza a hablar con voz profunda que reconoceis inmediantamente como la voz que os ha estado hablando desde la distancia. -¿Que es eso que tienes que puede demostrarme que venis de parte del rey Zaredir?-. Le increpa a Rhanko de forma rotunda.
Me remuevo inquieto a la espera de que Rhanko muestre la prueba. Al parecer podrian ser aliados, por lo tanto nos podrian ayudar, con esa esperanza en mente espero a ver como se desarollan los acontecimientos.
Veo como unos cuantos arqueros se van dejando ver hasta entrar en el calvero. Si mi mente no me ha jugado malas pasadas he contado aproximadamente 25 de ellos. Se puede observar la tensión de sus arcos sosteniendo los proyectiles. Todos apuntándonos con sus arcos. Todos listos para soltar las flechas ante el más mínimo movimiento brusco. Todas tendrían como destino el corazón, torso y cabeza. Sin duda no nos salvaríamos ninguno de nosotros.
En el ambiente se percibe y respira un aire tenso, pesado y húmedo. El cielo comienza a cerrarse y aparecen nubes. Ya ha desaparecido el clima cálido, soleado y fresco. En solo unos segundos el panorama ha cambiado por completo. Ahora, se escucha el silencio que produce el bosque a lo lejos. Los animalitos, que hasta hace minutos cantaban contentos, han desaparecido. Me siento muy tranquilo y calmo. Este es el ambiente que me gusta respirar y que mejor llena de vida a mis pulmones. Miro a cada uno de los rostros de mis compañeros. Primero Mindeb, parece saber lo que está pasando. Se mantiene calmo pero alerta. Sigue el rostro de Delian. Refleja sin duda el dolor producido por la flecha. Sus ojos se mantienen a medio cerrar producto de encontrarse entre la meditación y la vida real. El pequeño y huesudo rostro de Uriel refleja sorpresa y preocupación y se mantiene expectante. Molo, que pareciera no entender lo que ocurre, se encuentra inmóvil con esa mirada deforme y desbocada que apunta a la nada. Finalmente, lanzo una última mirada a Azshara que se ha colocado cerca mio para defenderme. Su rostro refleja concentración, alerta y preocupación al mismo tiempo.
Es obvio que ella no puede hacer nada ante esta situación. Pero sin dudas su gesto de valentía ha sido total acreedor de mi confianza. Admiro su coraje y grandeza natural. Admiro sus actitudes y sus acciones. Otra vez comienzo a sentir esa energía llena de vitalidad que emana de su cuerpo y que, con el tenso clima que se respira, hacen que me sienta extasiado de alegría. Igualmente me mantengo muy concentrado y alerta a la reacción de los arqueros, parado frente a ellos como un roble de madera inmortal. Duro y pacífico. Tratando de evitar una masacre. Le susurro por lo bajo para agradecerle la total disposición para protegerme y su preocupación hacia mi vida. Ella sabe que lo siento de esta manera.
El círculo se abre. Un hombre alto se deja ver y se acerca hasta pararse frente a mi. Lleno mis pulmones de aire. Frío, serio y rídigo como una estatua me dirijo al aparente líder de los arqueros mirándolos fijamente a cada uno de ellos como intentando leer sus mentes y sus próximos movimientos - EL QUE SEA LÍDER DEL GRUPO QUE LO DIGA. EXIJO SABER SU RANGO Y SU SANGRE. ASÍ ES COMO NOS RECONOCEMOS ENTRE GUERREROS. ASEGURO QUE ÉL SERÁ DIGNO DE MI CONFIANZA. SOY UN GUERRERO NOBLE Y FIEL QUE NO TRATA CON SUBORDINADOS. LOS DEMÁS QUEDAROS TRANQUILOS Y SERENOS. ME QUITARÉ EL MACUTO Y LE DARÉ EL PERGAMINO ESCRITO POR EL REY ZEREDIR - sin esperar respuesta y con mucho cuidado sobre mis movimientos, me inclino lentamente todavía con mis brazos en lo alto. Giro mi espalda para sacarme la bolsa de cuero. Serénamente bajo uno de mis brazos y meto mi mano dentro de la mochila. Mantengo la mirada clavada en los ojos del arquero que está parado justo delante de mí para demostrar la veracidad de mis palabras.
Toco la misiva del rey en el interior del macuto y lentamente la extraigo fuera de él. Alzo el brazo a la par del otro. Me incorporo aún mas lento y cuidadoso siempre manteniendo la mirada fija al frente. Mi mano izquierda ahora sujeta la carta en lo alto.
Me adelanto al insolente guerrero y cojo la misiva que ha puesto delante de mi. La leo con atención, el sello parece ser autentico; al parecer tengo delante de mi la ayuda que tanta falta le hace al reindo de Pasadawnt. Levanto la vista y miro al grupo, todos tienen una mirada arrogante propia de los heroes, excepto uno que está blanco como la nieve, parece como si estuviera enfermo, termino de recorrer el grupo con la mirada y me encuentro con la mirada de uno que está sonriendo y no entiendo el motivo. Enfrento mi mirada con la suya y le hablo -Mi nombre es Sejot, soy sargento del destacamento en la marca este de Pasadawnt, mi deber es proteger el camino real con mi vida si fuese necesario y si no quitas esa estúpida sonrisa de tu boca y me dices quien eres te la borraré de un puñetazo.-
-Mi nombre es Mindeb y soy capitan de la guardia real del rey Zaredir, y es un placer encontraros por fin. No sabeis lo que hemos pasado-. Le digo al sargento alargando mi mano para darle un efusivo saludo; al principio se queda muy sorprendido pero al oir mi nombre y al ver mi collar (un sello real que me dio el propio Zaredir) que saco del pecho para enseñarselo todas sus duda se desvanecen.
-Mi señor, porque no habeis dicho nada antes, no os hubiesemos disparado. Es un honor tenerle de vuelta.- Le digo al capitán Mindeb muy sorprendido, mientras le hago una reverencia y les hago una señal a los soldados para que bajen los arcos.
-No nos habeis dado mucho tiempo para reaccionar. Aunque he de confesarte que yo hubiese hecho lo mismo. No se porque Antares hizo eso después de que nos advirtierais. Por cierto que no se donde se ha metido. ¡Antares ven aqui, el peligro ya ha pasado ya puedes salir de tu escondite!-Digo alzando la voz para que me oiga.-Parece que después de todo, la misiva del rey Zaredir esta vez te ha salvado la vida. Deberías agradecerle a Azshara que la recogiera cuando la tiraste al suelo, de no ser por eso ahora tu cuerpo estaría sembrado de flechas-. Le digo a Rhanko.
Cambio de escena.