Partida Rol por web

Miro con asombro a mis compañeros:- ¿Quién va a ver a Mindeb para preguntarle como proceder?

Podríamos ir los tres, juntos...

Con el ceño fruncido y mirada furiosa le digo a Delian:

- Sería una pérdida excesiva de tiempo, que vaya uno, tu por ejemplo y pregúntale sobre si tiene hombres que puedan acompañarnos y por donde podemos salir del castillo sin llamar la atención.

En medio de la conversación veis como Mindeb sale del palacio con un grupo de soldados, está a unos 6 mtr de vosotros.

Me acerco a ellos saludando a Mindeb:

- Hola Mindeb, ¿podría hablar con vos unos instantes?

Mindeb levanta la mano y detiene al grupo de jinetes.-Por supuesto Antares, no tengo demasiado tiempo pués una misión urgente me reclama pero,¿que deseais, cuando vais a partir?. El tiempo corre en vuestra contra.

-De eso mismo quería hablaros. No sabemos nada de Rhanko y Uriel y no sabemos si nosotros tres sólos seremos capaces de llevar a cabo tal misión, ¿si tiene algunos hombres de confianza que puedan acompañarnos?- Me acerco un poco más a Mindeb para decirle con la voz muy baja- ¿Y si nos dice un camino por el que no llamemos la atención al salir de cualquiera que nos esté siguiendo o esperando...? Mejor que mejor.

-De nuevo Uriel y Rhanko, en cuantos problemas nos han metido este par. Mucho me temo que estén metidos en graves problemas, ¿es que acaso no se enteraron de que os estaban siguiendo?. En cualquier caso ni Uriel ni Rhanko son asunto vuestro, mándaré una patrulla a buscarlos. Vosotros debeis partir ya, si los encuentran ya los enviarán para allá. Perkin y Yasu partirán con vosotros. Ahora tengo que partir mi fiel Molo se encargará de todo-. Dicho esto Mindeb silbó fuerte y Molo apareció en escena, unas cuantas palabras entre él y su hermano bastaron para ponerse de acuerdo.-Suerte, amigos. ¡Vamonos!-. Les dijo a su patrulla con su habitual elegancia y gallardía y la patrulla y él mismo partieron al galope.

Tanto Rhanko como Uriel, se dan cuenta de que su final está cerca, aunque siguen manteniendo su valor, y su enorme gallardía. Se encuentran malheridos y poco o nada pueden hacer para evitar su final, ven como sus enemigos los rodean para efectuar su golpe mortal y esperan en el suelo agarrando sus armas y buscando en su interior el último vestígio de su valentía.

Me muerdo el labio inferior  y miro con  odio a los asesinos.

---Malditos...quien os ha enviado...- digo entre dientes.

El asesino2 se dirije a Uriel sonriendo con una sonrisa plagada de dientes picados - Jajaja, ¿quieres saber quien nos envía?, yo te lo diré, aunque está bastante claro chaval. Servimos al gran Doluvick, el único, el que establecerá el orden en este mundo. Jamás nos atreveríamos a enfrentarnos a él como estais haciendo vosotros. Pronto estareis sometidos por él y entonces...-

-Calla de una vez y termina el trabajo, ya hemos perdido suficiente tiempo con estos dos y nos quedan tres más, ¡vamos termina!- Le dice al asesino2 el asesino5 que había estado apartado hasta el momento. El asesino1 se adelanta y le asesta un espadazo, pero el valiente Uriel logra interponer sus dagas en la trayectoria. Pero el asesino2 aprovecha el momento y le clava la daga que le quedaba en el estómago, y aún después de todo en su último aliento un escupitajo sangriento sale de la boca de Uriel y va a parar a la cara de su asesino. Uriel mantiene la conciencia el tiempo justo para ver como el asesino5 se acerca por detrás sujetándole el cuello y poniendo el filo de la navaja en el mismo. La oscuridad llega con suavidad para Uriel que va metiendose en ella como si de un sueño se tratara. La imagen de sus amigos fué lo último que llegó a su mente mientras su alma maldita dejaba su cuerpo desangrado y muerto.

El asesino4 se acerca a Rhanko sin mediar palabra y lanza su espada contra su pecho. Rhanko no puede evitar el ataque que le abre una herida mortal y pierde la consciencia, la oscuridad se cierne sobre el como un telón que se cierra deprisa, aunque aún puede ver en un último destello el recuerdo de la imagen de Azshara. No puede ver ni sentir, las risas del asesino5 cuando deja el cuerpo de Uriel y se dirije al suyo para rematarle de la misma manera que a Uriel.

Rhanko y Uriel yacen muertos en la plaza de Neylimb y ya no pueden ver ni sentir lo que ocurre alrededor suyo, aunque han muerto tranquilos sabiendo que han defendido con buena fé sus ideas, aunque no hayan sido las más apropiadas.