Partida Rol por web

A Petrer le viene una idea a la cabeza sabe que los anteriores de la manada solo murieron al ser decapitados y sabe que el golpe de Derlan ha sido bueno, asi que haciendo acopio de fuerzas hace una taque sobre la cabeza de la bestia.

-¡Lucha conmigo bestia!-le retó Derlan enfurecido cargando contra el lobo troll mientras este se lanzaba contra su tio.

Parecía que entre los cuatro podíamos acabar con aquel ser, pero eso solo pasaría mientras no pudiese huir de nosotros y a la endiablada velocidad con la que se regenera pronto podría echar a volar, a menos que pudiesemos evitarlo.
 

El espantoso ser en el que Drashin se ha transformado emite tanto calor al exterior que parece que fuera a estallar en llamas en cualquier momento, pero a pesar de esta circunstancia, el antiguo capitán de caballeros, el antiguo cocinero, se debate en una lucha cuerpo a cuerpo con el temible monstruo, en mitad de las nubes de calor que surgen del cuerpo de su enemigo.

Aunque Petrer esté sudando a chorros, aunque apenas pueda respirar, aunque las heridas sufridas parezcan hacer imposible que pueda moverse de la manera que lo hace, su acero se abre paso entre las zarpas asesinas y golpea contundentemente en la sien de la bestia, y aunque el filo no logra penetrar más que unos centímetros en la carne antes de ser frenado por el hueso, se escucha un crujido terrible cuando la testa de Drashin se tuerce de manera imposible hacia un lado…

Y aun así, su enemigo no deja de revolverse, de rugir enfurecido, de tratar de atravesarlos con sus garras. Al teniente Derlan, que entrecierra los ojos para que el vapor no le ciegue, no se le pasa por alto el cambio en la forma de Drashin, que ya no es tan corpulenta como antes, sino que ahora es fibrosa, delgada, estilizada. Es como si para regenerar las heridas sufridas, el monstruo estuviese quemando sus propias energías internas, como si se estuviese canibalizando a sí mismo.

Pero como el mismo Drashin dijo, el momento en que una presa es más peligrosa es cuando ya no tiene nada que perder, así que el joven Stoneheart no pierde la cabeza a pesar de la preocupación que siente por su tío, y espera su momento, hasta que la bestia gira a encarar un nuevo enemigo y le da la espalda, que es el preciso instante en que el caballero se lanza contra su enemigo con un poderoso salto que termina en un cortante tajo de arriba abajo que abre un enorme surco en la espalda de Drashin, de donde se derrama sangre negra hirviendo…

La tremenda herida hace que Drashin aulle, que su cuerpo se arquee en agonía, que sus ojos verdes se transmuten en dos ascuas ardientes de color rojo sangre, y su forma continúa menguando en corpulencia, pero a la vez estilizándose en longitud, convirtiéndose en una suerte de espeluznante espantapájaros negro, que lanza nubes de vapor por todos sus poros mientras su piel negra se agrieta, se abre, mostrando músculos, tendones y huesos.

Pero aun así, con un alarido grotesco, los huesos de sus alas a su espalda se despliegan, crecen en cuestión de segundos, y entre ellos se extiende la piel correosa, dándoles forma. Y Orlant se da cuenta que Drashin está haciendo un último esfuerzo por escapar volando, y sabe que no puede permitirlo, por lo que se lanza hacia él volteando en el aire su espadón mandoble, cuyo filo destroza en sólo un devastador golpe giratorio ambas alas, convirtiéndo los huesos de las mismas en una explosión de astillas…

Drashin cae.

Su cuerpo ardiente se desploma entre convulsiones hacia adelante al perder el equilibrio cuando sus alas son destrozadas por el ataque del sargento. Su forma vuelve a asemejarse a la de un enorme y escuálido lobo, que sigue lanzando zarpazos y dentelladas al aire, en busca de una presa para devorar.

Sertois sostiene el proyectil de acero negro en la mano. La temible bestia está a menos de un par de metros delante, con la guardia baja, pero ¿por cuánto tiempo? El explorador siente su fiel arco al hombro, pero no dispone de tiempo para usarlo, así que reacciona puramente por instinto, como si también él fuera un animal salvaje.

Un grito de furia surge de su garganta cuando se lanza hacia adelante, sujetando el arpón entre ambas manos, directamente hacia las fauces de Drashin, dispuesto a ensartar a su enemigo con él.

La punta de la flecha revienta su ojo derecho, penetra por la cuenca, atraviesa el cerebro y traspasa su deforme cabeza, de lado a lado.

Drashin siente el estallido de dolor, un relámpago blanco que le ciega, cuando el proyectil maldecido por él mismo le atraviesa el cráneo, creando para él un universo de dolor, una ardiente agonía que le llena la mente de fuego.

Nunca había soportado un castigo semejante. Siente el corazón perder el compás, la sangre ahogándole en la garganta, la oscuridad precipitándose sobre él.

¡¡¡NOOOOO!!!

La devastadora herida pone a prueba los límites del milagro curativo que es su cuerpo, sus capacidades de regeneración, pero para ello la caldera que es su cuerpo exige sacrificios imposibles, haciendo que la sangre en sus venas hierva y se evapore, que sus músculos y sus órganos se consuman a sí mismos en una tortura infinita que no es suficiente, que nunca es suficiente.

Drashin está consumido por el hambre, por la necesidad de conseguir la energía necesaria para sanarse, y esto hace que se convierta en un horror de huesos, tendones y piel reseca que de pronto, estalla en llamas.

El desdichado ser, aún envuelto en lenguas de fuego, consigue alzarse de nuevo. Sus zarpas llegan hasta el extremo de la flecha negra ensartada y se cierran sobre ella.

Y dando un brusco tirón, acompañado un desgarrador grito que los caballeros recordarán durante toda su vida, se arranca la flecha de la cara…

… llevándose consigo la mitad de su cabeza…

...

Uno a uno, los caballeros de Stumlad se reúnen alrededor de su enemigo, el cazador que enviaron contra el Prisionero, el monstruo que les ha llevado hasta el límite de sus fuerzas, y en última instancia, el responsable de la matanza de la compañía del capitán Andrais.

Los restos de lo que fue Drashin no son ahora más que una pila de huesos y masa orgánica que, todavía inflamada en llamas, borbotea y suelta un humo negro y maloliente, que apesta a muerte. El fuego se refleja en la mirada de los cuatro hombres, que no apartan la vista de los restos del que fuera el líder de la Manada.

Permanecen allí hasta que no queda nada más de él. Permanecen allí hasta que las llamas se apagan definitivamente…

...

-Esto es por el capitán...-murmuró el joven caballero relajando por un segundo los músculos mientras observaba a la bestia. Aquella criatura por poco los atrapa, les había hecho huir como a ratones y el cansancio acumulado hacía que parecía imposible que pudieran mantenerse en pie pero allí estaban en pie, los caballeros de Stumland.

-¿Estais todos bien?-dijo a sus compañeros sin apartar la mirada del lobo-troll. en aquel momento se da cuenta y se gira hacia Petrer, olvidándose una vez más del dolor que siente él mismo en el hombro- Tio, ¿estás bien?

Petrer, al borde del desfallecimiento fisico se gira y esgrime una amplia sonrisa a su sobrino....se apoya en su espada y comentan con agotamiento y optimismo...hace mucho que no me encontraba asi de bien...si alguna vez alguien dudo de alguno de vosotros tres, esa persona ha sido el mayor ignorante del mundo. Tu Sertois, has demostrado que debajo de tu capa de insubordinación eres uno de los hombres mas fiables con el que otro pueda desear luchar..., en cuanto a ti Sargento, si alguna vez cometiste alguna falta, con esta misión te has limpiado de sobra, tu, Derlan, bueno, de ti querido sobrino solo puedo decir que eres el mejor y mas fiel heredero de tu padre y que has superado a todos los que te precedieron en la familia, tu valor y tu actitud han sido excelentes, en cuanto a lo demás me queda un cierto regusto amargo, hemos salido vivos de esta pero me hubiera gustado haber podido acabar nuestra misión con exito.  Ahora, necesito descansar un poco. Me alegro de haber podido luchar a vuestro lado y por una vez volver a sentirme digno y vivo. Gracias.

Las llamas consumieron el cuerpo de aquella bestia que nunca debía de haber sido creada justo delante de nuestros ojos. La presa había acabado con el cazador, pero sabía que, aunque muerto, el despreciable ser había cumplido con su objetivo y Girshael había sido silenciado para siempre, llevándose consigo la identidad de los espías del Rey Brujo.

Gracias Petrer.- le contesté al cocinero que volvía a hablar como un líder de caballeros, pero no había mucho de lo que sentirse orgulloso en esos momentos.