Antes de gastar el punto veamos si Sertois saca la tirada. Por otro lado, aunque fallase aun tendriais la opcion de intentar escalar un árbol para situaros...
Rodeado de aquellos silentes centinelas verdes, me permito cerrar los ojos por un momento mientras lleno mis cansados pulmones con el perfume del bosque.
No hay nada como el hogar, y para mi, el salvaje bosque y los que en el moran, son mi familia.
Lejos de las ciudades y las estupidas leyes de los hombres, un individuo – uno verdadero -, puede conectarse profundamente con su verdadero ser “volviendo a las fuentes”.
Y ser libre, plenamente.
Somos animales pensantes, y aunque nos ufanemos por negarlo a diario, muchas son las veces en las que nuestros parientes animales, son mucho mejores que nosotros.
Lo se, lo he visto y sufrido en carne propia.
…
Las palabras “del viejo”, me sacan de mis cavilaciones, ¡Orlant tiene razón!, hay que seguir moviéndonos.
Asiento con la cabeza al soldado mientras camino un poco por el lugar pensando en como, y hacia donde, seguir nuestra huida.
Hay muchas formas de encontrar un camino, le digo sin mirarle mientras busco las “señales”, aprende las formas viejo, si en un futuro no estamos juntos, van a serviros mis palabras.
Por las noches has de guiarte con las estrellas luminosas del cielo, ellas demarcan el camino sin equivocarse nunca, también el sol os dará indicios de hacia donde ir, sabes que este nace por el este y muere por el oeste, La luna puede proporcionarnos también una aproximación de los puntos cardinales. Cuando está en creciente, las puntas señalan siempre hacia el este y cuando está en menguante, hacia el oeste.
Le miro entonces haciendo un breve silencio para que asimile lo dicho, y entonces continúo.
Si tuviéramos tiempo, podríamos clavar un pequeño palo en un terreno llano, un palo que proyecte una sombra de unos 30 ó 40 cm. y en el cual marcaríamos el extremo de la sombra. A continuación, con una tira de cuero, una rama u otro método improvisado, trazaríamos una semicircunferencia usando como radio la longitud de la sombra. Entonces deberíamos esperar el movimiento del sol. La sombra se iría haciendo más pequeña a medida que nos acercáramos al mediodía. Momento en que alcanzaría su menor tamaño para después volver a crecer. En el punto en el que la sombra vuelva a alcanzar la semicircunferencia pondríamos una marca. Al unir las dos marcas trazaríamos una línea oeste (primera marca) - este (segunda marca). En la perpendicular se encontrarían el norte y el sur.
Pero no tenemos ese tiempo…así que solo nos queda guiarnos por lo que el bosque nos dice, mira bien viejo, y recuerda:
Existen indicios en la naturaleza que pueden darnos pistas sobre la dirección que llevamos. No son muy precisos, pero en circunstancias excepcionales – como esta -, pueden impedir que perdamos el tiempo dando vueltas en círculo.
Los musgos crecen en las zonas más sombrías y húmedas de los troncos, que suele corresponder a la cara norte.
También en las montañas reciben menos sol las laderas orientadas al norte, por lo que suelen ser más húmedas, de tonalidades más frías y retienen la nieve por más tiempo.
O con los árboles, le comento palmeando uno con delicadeza.
Los anillos de crecimiento de los árboles suelen estar más desarrollados del lado que reciben más sol.
El camino entonces, es este, indico señalando hacia la espesura mientras sonrío satisfecho.
Es hora de seguir escapando como conejos.
Motivo: Rastrear
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 11(+7)=18 (Exito)
Escuché la explicación de Sertois sobre como orientarse en un bosque. Se le veía disfrutar con aquella clase improvisada, y le dejé hacer, aunque sin dejar de prestar atención a lo que nos rodeaba, pues intuía que más pronto que tarde volveríamos a tener compañía.
Algunos de sus consejos los conocía, pero no bastaba con aprenderlos de memoria, había que saber cómo y cuándo utilizarlos para conseguir que fuesen útiles. Una de las diferencias entre nosotros era que mientras que él parecía liberado entre aquellos árboles yo solo quería salir de allí como fuera y eso me complicaba mucho la aplicación de los conocimientos sobre orientación.
Al final, por mucho que me esfuerzo en comprender sus razonamientos, no consigo entender por qué señala en una dirección y no en cualquier otra. Pero no importa, le tiendo la mano al elfo para ayudarle a levantarse y le digo al explorador.- Te seguimos Sertois.
Sertois abre camino a través del bosque otoñal, avanzando con seguridad. Le siguen Orlant y Girshael que sólo pueden confiar en que el explorador sepa lo que hace. El elfo todavía necesita apoyarse en el sargento para mantener el ritmo.
El terreno se torna entonces más empinado y más despejado de árboles. Y al poco son capaces de ver delante de ellos el promontorio rocoso que estaban buscando. Uno de los puntos más altos de todo el valle, y desde el cuál confían en poder descubrir la localización exacta de su destino.
Sertois se da el lujo de volverse hacia sus compañeros de viaje y mostrarles una sonrisa de oreja a oreja, al lo que Orlant pone los ojos en blanco y le hace gestos que indican que sí, que lo ha hecho muy bien, pero que continúe.
Al cabo de unos minutos están al pie de la formación rocosa. Una especie de dedo de piedra que apunta hacia los cielos. El explorador le echa un vistazo y concluye que no debe de ser difícil de escalarlo. Sin embargo, Girshael, que se derrumba sobre el suelo, niega con la cabeza.
Si quieres subir allí, hazlo. A mí no me quedan fuerzas. Esperaré aquí.
Lo más lógico sería que Sertois subiera a lo alto mientras Orlant y el Prisionero esperan, pero espero a vuestra decisión…
Una brisa fría agita los cabellos de Sertois cuando llega a lo alto del dedo de roca.
El explorador aspira una bocanada de aire puro y mira alrededor. Desde aquí tiene una vista privilegiada. Detrás de él, el valle arbolado se extiende casi hasta donde alcanza la vista. Es de donde vienen.
Se vuelve. Delante, el bosque se extiende durante una gran extensión de terreno, antes de convertirse en una planicie despejada que llega hasta donde comienzan a elevarse formaciones montañosas que dan lugar a la cordillera que tienen ante sí en dirección norte. Una cordillera cuyas puntas se ven nevadas. Por suerte, la claridad del día permite una visión detallada a larga distancia, y Sertois da gracias por ello, ya que si no hubiese sido así, difícilmente hubiese sido capaz de divisar esa pequeña estructura que se encuentra en las lindes de la cordillera montañosa.
Una torre fortificada de la orden de los caballeros de Stumlad.
Su única posibilidad de supervivencia ante el mal que les persigue.
Si apuran la marcha podrían llegar hasta allí en cinco o seis horas. Quizás menos, quizás más. Depende del terreno. Y depende de la suerte. Y de que no encuentren dificultades en su camino. Podrían llegar allí antes de que caiga la noche, lo cual es vital para su supervivencia.
Pero un detalle más capta su atención. Un pequeño montículo de piedras en la zona más alta del promontorio. Apenas unas pocas rocas, pero que han sido puestas unas encima de otras, formando una señal que sólo puede significar una cosa:
El teniente y el cocinero siguen vivos. Y han pasado por aquí antes que ellos.
En tu siguiente post ya puedes hablar con Orlant y Girshael porque el explorador desciende del pico rocoso.
Al pie del “dedo de piedra”, Girshael encuentra un lugar donde sentarse. Orlant, a su lado, no toma asiento, pero se apoya en la pared de roca junto al elfo.
Mientras esperan a que el explorador vuelva, ambos contemplan en silencio el valle desde esta posición privilegiada.
Y es una visión increíblemente hermosa ver todos los matices de colores de las hojas coloreadas por el otoño. Rojos, amarillos, naranjas. Todos estos colores son resaltados al ser iluminados por el sol que continúa luciendo en lo alto de la bóveda celeste, sin ninguna nube que amenace con eclipsarlo.
La exuberancia del paisaje transmite tranquilidad y paz. No da la impresión de reflejar los terrores que ellos saben que se ocultan entre los árboles. Terrores que no han desaparecido, sino que continúan con una implacable cacería en la que ellos no son sino las presas.
Me recuerda a Shalanest. Dice Girshael con voz débil, con su mirada perdida en el mar de colores. Sin decir nada, el sargento lo mira de reojo.
Jamás volveré a verlo… Afirma el elfo, con una rotundidad que sorprende a Orlant. Ni siquiera en mis sueños…
Al caballero no le da tiempo a preguntarle qué es lo que quiere decir con esto, ya que Sertois ya está descendiendo la roca.
En tu próximo post ya podrás hablar con Sertois para preguntarle qué ha descubierto.
A sabiendas de las buenas nuevas, intente discernir hacia donde habían partido los otros dos miembros de la expedición.
Mi plan había funcionado en parte, y claramente ya no era necesario tener dividido al grupo.
Encontrar a los otros dos, nos daría ahora una mejor oportunidad de llegar con bien a la torre, puesto que tanto el capitán como el cocinero, podían dar una buena batalla a nuestros perseguidores.
Las chances de que estos sobrevivieran a un enfrentamiento directo con la manada al completo, eran sin dudas más bien pocas.
Pero aun así, me darían un poco mas de tiempo.
Si llegaba a necesitar dejarles.
Atrás…
Motivo: rastrear
Tirada: 1d20
Resultado: 15(+7)=22
Nota.- sin decirles nada, busco rastros que seguir y luego bajo para indicarles que he visto la torre y hacia donde ir.
Baje más animado del promontorio y con la seguridad de que el viejo estaría más animado por lo que iba decirle.
Aun no estábamos fuera de peligro, pero si todo salía como pensaba, íbamos a estar más cerca de llegar con buenos vientos, a nuestro destino.
Encontré la torre viejo, le dije sin muchas vueltas, esta a no mas de siete horas de aquí, - en realidad era menos pero prefería guardarme ese dato por las dudas -, he visto una buena ruta para seguir pero debo advertirte de algo.
Me acomode un poco el pelo alborotado por el viento antes de seguir.
Al final del camino que hemos de recorrer, existe un trecho amplio de tierra plana, un lugar donde seremos fácilmente encontrados, y en el cual perderemos toda la cobertura o ventaja que hasta el momento hemos tenido.
Mire de soslayo entonces al orejón que cada vez me caía peor.
Entendéis que intento deciros, ¿verdad?.
El bosque que nos rodeaba habría sido digno de contemplar si nuestra situación no fuese la que era, además el elfo estaba cada vez más sombrío. Me alegré de que el explorador regresara, pues estar al lado del elfo oscurecía mi corazón.
Sí.- Le respondí a Sertois.- Que si tú fueses un lobo-troll enorme y peludo ese sería el punto donde esperarías para atraparnos. Lo que de momento nos concede otras siete horas de vida más.- Sonreí.
Sería bueno encontrar algo de comida y bebida con la que reponernos. ¿Crees que será posible? - Le pregunté. Si como ambos suponíamos los enemigos estarían esperándonos en el tramo despejado, tendríamos que tratar de recuperar fuerzas como fuera. No habíamos probado bocado en todo el día y tenía la boca más seca que un pescado saldado. Si continuábamos igual no haría falta más que dos o tres orkos para atraparnos cuando llegáramos al terreno abierto.
Sertois no habló de ninguna marca dejada por Peter, tampoco yo le pregunté. En lugar de eso, intenté pensar que su camino era más largo y que posiblemente aún tardarían horas en llegar hasta este punto.
Hemos de continuar Girshael.- Le dije al elfo tendiéndole otra vez la mano para ayudarle a levantarse.
El elfo acepta la mano del sargento y se incorpora, pero rechaza más ayuda por parte de Orlant para seguir el camino. Insiste en que puede hacerlo sólo.
Urgiéndoles a continuar, Sertois decide encabezar la marcha, diciendo que durante la travesía se ocuparán de encontrar agua y alimento, pero que ahora es fundamental no perder un segundo más de tiempo.
Haciendo caso a la sugerencia del explorador, Orlant comienza a seguirle, tras comprobar que efectivamente el elfo puede valerse con sus propias fuerzas.
Girshael vuelve la mirada un momento atrás, al valle boscoso. Deseando olvidar su realidad y sumergirse en los recuerdos de su hogar, un lugar con un paisaje tan hermoso o más que la vista que ahora contempla… pero desiste de hacerlo. Sabe que en esos recuerdos se esconde, agazapado, un monstruo de ojos verdes.
Casi puede escuchar las palabras de Drashin: Esto sólo puede terminar de una manera, hermano…
Girshael asiente, se gira y sigue al sargento. No podría estar más de acuerdo.
Todo termina siempre. Y siempre de una sola manera.
Esta escena termina aquí y queda cerrada.
Prisionero continúa en la siguiente escena: La Torre.