Partida Rol por web

Oona escuchó atentamente a Bitsy. Le daba un poco de lástima su actitud asustadiza, tenía aspecto de haber sufrido mucho y eso disgustaba a Oona. Y aunque le gustaría confiar en la trasgo, el problema era que su adicción podía obligarla a hacer o decir cualquier cosa, por lo que tenía que actuar con cautela.

-Tammeraut... -reflexionó Oona-. Navegaba bajo pabellón pirata, su capitán es Syrgaul, un hechicero que vendió su alma a Orcus-. Bajó la voz y miró a Ember-. Puede que no tenga relación, pero hace unos días, unos marineros intentaron tomar una isla repleta de muertos vivientes...

No sabía qué más preguntarle a Bitsy, de modo que dejó el turno al mediano.

-Come tranquila, ¿vale? Pero, de verdad, me gustaría saber de dónde sacaste ese amuleto. Puede tener relación con lo que queremos saber. Por favor -añadió.

Bitsy tragó saliva.

Le habían metido el dichoso colgante para que lo vendiera. Y ahora, por lo que revelaba la mujer de azul, parecía más peligroso de lo que había supuesto.

Bitsy se tapó la cara con las manos. Sabía que lo de la comida gratis no le iba a salir tan gratis, después de todo.

—No tiene ninguna relación con lo que estáis buscando hasta donde yo sé —dijo, sorbiendo los mocos dramática y entrecortamente—. Pero coged el amuleto.

La actitud de la trasga parecía evidenciar que su vida dependía de conservar aquel amuleto. Si alguien alargaba la mano al amuleto, empero, la trasga retiraría el amuleto mientras seguía sollozando.

—No lo encontré yo —aclaró—. Me lo dieron para que lo vendiera.

Colibrí entrecerró los ojos mientras miraba de arriba abajo a la pequeña Bitsy, sopesando su historia.  no creía que el naufragio del Tammeraut tuviera algo que ver la mujer ahogada me llamó la atención historia de la trasgo.

-  Dices que te lo dieron, ¿quién te lo dio, Bitsy? -

El intentar arrebatarle el amuleto probablemente que le causaría problemas puede que los problemas escalan hasta salpicarles a ellos. Mientras la trasgo respondía, Colibrí se dirigió a Oona.

- Siempre me lío con ese Orcus. No sé un dios,  Príncipe Demonio, o muerto viviente. Pero si es hechicero intentó asaltar una isla llena de muertos vivientes, se merecía su fin.  -

Colibrí hizo un gesto para alejar el mal fario ya que nunca convenía nombrar a las entidades malignas. A lo mejor en el templo de Valkur podían hacer el ritual para hablar con los fallecidos, sí, eso podría ser, pero debiera ser el Capitán de la Guardia el que lo solicitara.

—Un tipo con capa roja, en los muelles —dijo Bitsy—. Me suele dar objetos para que los venda aquí y me da... cosas a cambio.

Se acercó a Colibrí y añadió en tono conspiratorio:

—Si alguna vez te lo encuentres por la noche, en el atracadero, y le entregas una moneda de cobre, te pondrá en contacto con contrabandistas de otro mundo que te venderán cualquier cosa que puedas soñar.

Bitsy parece estar diciendo la verdad.

Oona apuntó el dato en su registro de memoria, pero no añadió nada más. Estaban allí para conseguir información, no para andar fastidiando a una pobre desgraciada como Bitsy. Los de abajo eran los que siempre pagaban los platos rotos, de modo que para Oona, el verdadero culpable era el tipo de la capa roja. A ese era a quién tenían que detener la próxima vez.

-Bien hecho, Bitsy. Gracias por la información. Termina de cenar tranquilamente, nosotros nos íbamos ya, ¿verdad, Ember? Tengo que ir a ver a mi padre.

Ya no tenían más información que sacar de allí y la genasí estaba empezando a preocuparse por Gary. ¿Estaría bien? No quería tener que arrancar una flecha de su cuerpecito solo porque algún guardia medio dormido lo hubiese confundido con un dragón. Empezó a retorcerse en la silla, impaciente por salir de allí.

Colibrí miró con ojo crítico a la trasgo mientras gruñía por lo bajo. A pesar de que parecía decir la verdad, los adictos aprenden a mentir tan rápido como desarrollan su adicción. Sin embargo algo en la pequeña Bitsy hacía que Ember no quisiera presionarla más. Su existencia ya era bastante desgraciada como para complicársela más.

- Ah, déjame que apure la jarra, - con un par de sonoros tragos Colibrí terminó su grog - y estoy listo. - El menudo halfling se volvió hacia Bitsy mientras se levantaba. - Come tu ración y desaparece por un rato. Por otro lado, Compadre te ha olido, y si nos has intentado tomar el pelo con la historia del tipo de la capa roja, te encontrará y tendremos otra charla, esta no tan amistosa. Buenas noches Bitsy. -

Con un par de palmadas amistosas Colibrí urge al mastín a levantarse y seguirles a la calle. Por él se habría tomado otra jarra, pero Oona se ponía pesada cuando se le metía algo en la cabeza, así que optó por salir de allí.

- Y te lo he dicho mil veces, llámame Colibrí, todo el mundo lo hace. Ember me llamaba mi madre. Bien, tu guías, Oona. -

Oona salió por fin de aquel sitio tan asfixiante y dejó escapar una bocanada de aire. Tenía ganas de meterse en el mar y darse un baño de agua salada para quitarse las malas sensaciones. Se frotó los ojos, cansada, y miró al mediano. Antes se aseguró de estar bien lejos de la taberna y de que no hubiese nadie por los alrededores que pudiera escucharles. Además, era casi un secreto lo que estaban investigando, mucha casualidad tenía que ser que alguien los oyese.

-Vale, esto es lo que pasa. Rewan ha venido a poner una velita y me ha contado lo de la mujer. He ido a hablar con Fireborn, quiere presentar el caso mañana por la mañan frente al Consejo y me ha mandado buscarte, ya que a fin de cuentas vosotros encontrastéis el cuerpo. Me ha pedido también que hable con mi padre para que le pida a Valkur un conjuro de hablar con los muertos. De modo que aquí estamos, si has averiguado algo, estupendo. Si no, el hechizo es lo único que va a tener. He enviado a Gary con una nota mientras iba a buscarte, así que mejor que vayamos al templo.

Ember se encogió de hombros. Había cenado y había bebido algo, así que las penas de no acostarse eran menos.

- Te acompaño, Oona. Pero ya te adelanto que lo que he sacado en claro es lo que te he dicho ya. A lo mejor ese conjuro revela algo más por la mañana, quién sabe. En todo caso, ¿qué quería Fireborn para que me mandaras a buscar? Aparte de un relato de primera mano sobre el asunto, que ya te adelanto que no da para mucho. En todo caso, vamos para allá. -

Con poca gana de andar de acá para allá, Colibrí se sube de un salto al lomo de Compadre, y sigue a Oona en su camino.