Alba emitió una sonrisa sincera. Westra agarró la mano de su marido inválido y también sonrió. Una sensación de alivio se reflejaba en la cara de la madre de Darvin. Se aferraba a una mínima oportunidad pero era mucho más que nada.
Ya estamos acabando la escena. Pronto estaré contigo, aunque pilla el finde por medio.
Salu2
Les dediqué una última sonrisa de despedida, antes de salir de la habitación y ir a buscar a Ander...
Tras abandonar la zona oculta que pertenece a la familia Dracopardo, regresas a los niveles inferiores, Ander te está esperando para partir y las circunstancias desaconsejan demorarse.
- ¿Está todo listo?. Cojo mis cosas y nos vamos, ¿Donde está tu hermana?. - Dije con ansia.
Por mi parte está todo listo - le contesto a Darvin - nos pondremos en marcha en cuanto recojas tus cosas. Mi hermana se encuentra indispuesta - digo encogiéndome de hombros - cosas de mujeres...
Asentí y fui en un momento a mis habitaciones para volver enseguida con mis cosas, para decir:
- Listo, vayámonos.
Ya estaba cerca la última hora de la Solana cuando los dos magos comenzaron a bajar las escaleras cargados con mochilas con su pertenencias. En el último tramo de la escalera, cerca del vestíbulo de entrada de la torre había una figura femenina recostada en la balaustrada. Era Mara. Levantó la cabeza y observó a los dos iniciados con una mirada extraña, fría y a la vez emotiva. Sus ojos eran un crisol de emociones. Cuando llegaron a su altura habló con voz queda.
- Me imagino que no iréis de paseo al campo con esos bártulos encima - comentó - ¿dónde se supone que váis? ¿Sabe el Gran Maestro que os ausentáis de la Torre?
¿Y tu se puede saber dónde te metes? Llevaba buscándote un buen rato para avisarte de nuestra partida - le digo en tono de reproche a mi hermana - No hace falta que preocupes al Gran Maestro, estaremos de vuelta antes de que se percate de nuestra ausencia. Solo te pido que nos cubras las espaldas, por favor. Tenemos un asunto importante entre manos, es de vital importancia ¿no es así Darvin?
- Si, Ander tenía razón, mis padres lo han confirmado: Mi padre ha sido envenenado, y voy a buscar esa cura para mi padre, ¿nos ayudarás?. - Le dije de manera emotiva.
- Siempre estoy dispuesta a ayudar - responde con una sonrisa impertinente y una exagerada y jocosa reverencia - ¿Puedo hacer algo más que cubriros las espaldas, hermano?
Me encojo de hombros ante la pregunta de mi hermana. Te pediría que nos acompañaras pero no quiero ponerte en peligro, eres mi única hermana y me moriría si te pasase algo.
- El peligro es un imán para mi - sonríe Mara con una sonrisa pícara y aduladora - ¿qué mejor que una aventura más allá de estos asfixiantes muros que una vida hastiada por la impasibilidad ante el paso del monótono tiempo?
Lanzo una mirada de desaprobación hacia mi hermana. Realmente no quiero que le pase nada malo pero conociéndola como la conozco, una vez toma una decisión no hay mucho que se pueda hacer. Esta bien, Mara - digo con un resoplido - ven con nosotros si es lo que quieres. Tal vez nos puedas ser útil y todo.
Suspiré, definitivamente esta chica era una contrariedad viviente para mí:
- Está bien, me parece bien que vengas, pero espero que no aproveches la ocasión para sobarme a la primera oportunidad que tengas. - Bromeé, tratando de quitar hierro al asunto.
- Esperad un instante que cojo mis cosas.
Parecía que tus años de estudio estaban dando su fruto. Darvin había caído en el anzuelo tal como habías previsto. Así pues partís hacia La Marca de la Plata, concretamente el Bosque Alto. Tienes un mapa con su posible localización pero tampoco es seguro al 100%. El único punto débil del plan será tu hermana Mara. Ya se te ocurrirá algo por el camino.
Y así los tres iniciados viajan hacia Luruar. La cuestión era encontrar una caravana comercial que partiera hacia Luna Plateada. Ya no era seguro viajar por los caminos como antes de la Plaga de los Conjuros. Seguro que en el barrio Comercial de Agua Profundas podrían comprar un pasaje en una caravana que partiera de Aguas Profundas. Así pues, los tres magos dejan los jardines de la Torre de la Vara Negra.
CAMBIO DE ESCENA