Partida Rol por web

El Tercer Ocaso

Guillermo De Los Santos

Cargando editor
21/01/2024, 20:23
Guillermo De Los Santos

Y la manada se disgregó tras perder a 3 miembros, dos para siempre y otro como desertor, lo peor era que debían disimular que todo iba bien.

De repente la ciudad se extendía ante él, iluminando la noche, fría y hostil.

Al menos le ponía rostro a lo peor que se podía encontrar, o eso creía. Lo primero era lo primero encontrar un lugar donde descansar, un lugar abandonado a salvo del sol. Por suerte era habil buscando escondrijos lejos de miradas indiscretas, habilidad que su creador le había instado a mejorar tras sus primeros días en aquella condición de no vida, echándole de su refugio y diciéndole que su supervivencia debía depender de el propio Guillermo y no de él. "Demuestra que no me equivoqué contigo"  le dijo ese día mientras Guillermo se sobreponía al pánico de verse de patitas en la calle.

Esta ciudad no sería distinto, tendría lo mismo que había en todas partes, edificios abandonados, bocas de metro, sotanos de casas derruidas, en este caso en el cinturón industrial encontró una nave abandonada*
El resto de la noche la dedicó a conocer los alrededores de su nuevo refugio intentando pasar desapercibido*** y localizar si alguna banda o grupo de personas lo rondaba.**

- Tiradas (2)

Notas de juego

  • Camino Despejado  2: (Al contrario que la mayoría de Vástagos, te gusta viajar. 
    Tienes un sólido conocimiento de rutas seguras y metodologías de viaje, por no mencionar refugios disponibles en un gran número de localizaciones. A no ser que alguien sepa tu ruta específica y te esté buscando, puedes moverte entre ciudades sin el peligro de encuentros con Lupinos, agentes de la autoridad demasiado entusiastas y similares)

*me lo invento por agilizar
** tirada de astucia callejeo, que no sale muy alla, 1 éxito
*** ofuscación 1 para stalkear y la tirada de sigilo para complementar

Cargando editor
30/01/2024, 18:12
El Tercer Ocaso

3:38 a.m. Muelles de Regina Sector El Dorado.

La inmensa ciudad de Regina ofrecía a quien supiera moverse en el bajo y oscuro submundo de esa metrópoli, sustento y protección a un relativo bajo costo, sobre todo en el sector más desprotegido por las autoridades mortales quienes a su vez estaban corrompidas por ambos bandos cainitas.

Para un hueso duro de roer como lo era Guillermo de los Santos el manto urbano le ofrecía un refugio en los mismos muelles una vez que la manada se disolvió temporalmente no tardó mucho en localizar un viejo edificio el cual antiguamente fungía como empacadora de pescado, al menos aquel lugar contaba de privacidad y un bastante amplio espacio lejos de miradas mortales. 

Aquel sector abundaba en vagabundos, prostitutas y algunos criminales de poca monta los cuáles ofrecían alimento casi a diario para cualquier cainita que supiera aprovechar lo alejado que estaba aquella zona. Apenas se instaló Guillermo de los Santos recibió una mensaje de Whatsapp de la abadesa de los Inquebrantables.

Notas de juego

  • No ha pasado demasiado tiempo desde que se separaron como manada a lo mucho una o dos horas.
  • Haz tenido tiempo de alimentarte y de obtener un refugio en los muelles de Regina en el sector de el Dorado.
  • En este momento vuelves a tener la reserva de sangre completa.
  • Permanecer alerta según las indicaciones que recibas por parte de la Abadesa.
Cargando editor
27/03/2024, 22:41
Guillermo De Los Santos
- Tiradas (2)

Notas de juego

8,7,10 y uno de fv

ocultismo para saber algo de auspex 7 y 9

Cargando editor
03/09/2024, 19:57
El Tercer Ocaso

"Estoy esperando en mi fría celda cuando la campana comienza a sonar
Reflexionando sobre mi vida pasada y no tengo mucho tiempo.
Porque a las 5 me llevan al Gallows Pole (Al cadalso de la guillotina)
¡Se está acabando el tiempo, sí!
Cuando el sacerdote viene a leerme los últimos ritos
Después de todo, no tengo miedo de morir.

Sí, santificado sea tu nombre"

Hallowed be thy name, Iron Maiden

 

El Teatro de los Espectros

La noche en Regina tenía un filo cortante, como la cuchilla de un cazador dispuesto a abrirse paso entre las sombras. Guillermo de los Santos se encontraba en el centro de esa oscuridad, un Gangrel curtido en la guerra, un sobreviviente en un mundo donde la muerte acechaba en cada esquina. Había recibido su misión, una tarea solitaria encomendada por la Mano Negra, una prueba que definiría su futuro dentro del Sabbat o sellaría su destino en el olvido.

El Teatro de los Espectros, un viejo edificio abandonado en el corazón de la ciudad, era el objetivo. Una reliquia del pasado, sus muros desgastados escondían más que historias de glorias pasadas. La información era escasa, pero lo que había llegado a oídos de los agentes del Sabbat era suficiente para levantar alarmas. Se rumoreaba que el lugar había sido ocupado por una célula de la Camarilla, vampiros que se reunían en secreto para planear la caída de la ciudad y eliminar cualquier rastro del Sabbat. La misión de Guillermo era simple: infiltrarse, confirmar los rumores, y destruir a todos los enemigos que encontrara. No habría refuerzos, no habría rescate. Era una operación de uno solo, y el éxito o el fracaso recaerían únicamente en sus hombros.

La entrada al teatro era una boca abierta de oscuridad, un umbral que prometía peligros desconocidos. Guillermo avanzó con cautela, cada paso un eco suave contra el polvo acumulado en las baldosas. Sus sentidos estaban alerta, los instintos del Gangrel afilados como garras listas para rasgar. El olor del lugar era añejo, una mezcla de humedad y descomposición, como un cadáver olvidado en el tiempo. Las sombras danzaban con vida propia, y Guillermo podía sentir el peso de miradas invisibles siguiéndolo mientras se adentraba en el vestíbulo.

Las butacas del teatro estaban cubiertas por una fina capa de polvo, y el escenario, antaño glorioso, ahora estaba desnudo y desolado. Mientras Guillermo avanzaba, sus ojos adaptándose a la penumbra, buscaron señales de actividad. Escuchó un susurro, un murmullo distante que parecía venir desde las profundidades del edificio. Siguiendo el sonido, se dirigió hacia el pasillo lateral, descendiendo por una escalera que crujía bajo su peso, un gemido metálico que resonaba en el silencio. Los susurros se hicieron más claros a medida que se acercaba, una conversación en tono bajo, cargada de conspiración.

Llegó a una puerta entreabierta, la luz de una vela parpadeando en el interior. Guillermo se deslizó al interior, su figura oculta por las sombras. Del otro lado de la habitación, un grupo de vampiros se encontraba reunido alrededor de una mesa, estudiando mapas y documentos bajo una tenue luz de alguna vieja lámpara. Sus rostros eran desconocidos, pero el símbolo de la Camarilla (Una Torre) era inconfundible, grabado en un sello de cera sobre la mesa. Había cuatro de ellos, tres hombres y una mujer, todos hablando en tono bajo, sus voces llenas de odio hacia el Sabbat y sus planes de usurpar el control de Regina.